Overlord

Volumen 9: El Lanzador de Magia de la Destrucción

Capítulo 4: Masacre

Parte 1

 

 

Overlord Volumen 9 Capítulo 4 Parte 1

 

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Los dos ejércitos formaban sus líneas de batalla a lo largo de las suaves laderas de las llanuras carmesí, mirándose el uno al otro.

El imponente ejército del Reino era de 245 000 hombres fuertes, dividido en un flanco izquierdo de 70 000 hombres, un flanco derecho de 70 000 hombres y una columna central de 105 000 hombres, repartidos en formación de batalla a través de la topografía de tres colinas. Sin embargo, no era una formación muy disciplinada sino más bien era brutalidad en forma de números abrumadores.

Las cinco filas de infantería más al frente llevaban picas de dos manos, cada una fácilmente de más de seis metros de largo y se habían posicionado en una formación en línea de lanzas

Su trabajo era servir como una pared de pinchos para el resto del ejército con el objetivo de contrarrestar la caballería que componía el núcleo de la fuerza de batalla del Imperio. No usaban empalizadas anti-caballería por la simple razón que proteger a tanta gente requeriría demasiada madera. En contraste, el despliegue y uso hábil de picas de largo alcance sería más efectivo.

Aunque esta formación era bastante sólida y presentaría muchos problemas para cualquier atacante, también tenía sus debilidades.

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Ya que la formación era densa y las armas que llevaban eran bastante pesadas, lo único que podían hacer era mantener su posición y prevenir el avance del enemigo. Como tal, carecían de la habilidad de reaccionar con rapidez a las maniobras enemigas y si el Imperio usaba arqueros o magia, sufrirían muchas bajas.

Pero por otro lado, no se esperaba mucho más de simples campesinos. Todo lo que se requería de ellos era que desviaran el primer ataque del enemigo.

Al otro lado, el Imperio tenía 60 000 hombres.

Sus números eran muy inferiores a los del Reino.

Sin embargo los caballeros Imperiales estaban relajados, sin siquiera una pizca de miedo. Sentían que era imposible que pudieran perder.

Su confianza nacía del conocimiento de su propia fuerza.

Aun así, era un hecho que había una gran diferencia entre el poder militar de ambos lados. Porque a pesar de que no sería un problema si pudieran luchar por siempre sin fatigarse, esto no era algo posible para los seres humanos. Una vez que se cansaban, incluso la brecha entre las habilidades individuales de dos hombres podía cerrarse fácilmente.

El Reino también tenía otra ventaja y ésta era inmensa

Era el valor de una vida individual.

La mayor parte de las tropas del Reino estaban compuestas de campesinos reclutados. En contraste, el Imperio había desplegado soldados profesionales llamados caballeros. Había una gran diferencia en el tiempo y el dinero usados para entrenar a un campesino, que se consideraba listo para la batalla si era capaz de tomar un arma y de seguir órdenes y lo que se necesitaba para producir un caballero. Cada baja era sentida más profundamente por el Imperio que una baja similar para el Reino. El Imperio simplemente no podía permitirse el lujo de malgastar sus caballeros en ataques o en guerras de desgaste estúpidas.

Con eso en mente, una batalla de desgaste a campo abierto entre el Imperio y el Reino sería una ventaja para el Reino.

Debido a esto, las guerras luchadas entre el Imperio y el Reino habían sido típicamente pequeñas escaramuzas.

El objetivo del Imperio estaría completo simplemente con arrastrar a los vasallos del Reino al campo de batalla. No había necesidad de desperdiciar las vidas de nobles o de soldados calificados y el Reino sabía esto también.

Este espectáculo con guion era lo que se desarrollaba y se conocía como la guerra entre el Imperio y el Reino.

Incluso si ese lanzador de magia llamado Ainz Ooal Gown participaba, de igual modo todo terminaría con una pequeña escaramuza. Eso era lo que la mayoría de nobles del Reino pensaba. Después de todo, los caballeros del Imperio no eran sólo una fuerza militar, sino también una fuerza de policía. Bajas innecesarias amenazarían la estabilidad del Imperio.

Y así, los nobles del Reino esperaban por el siguiente movimiento del Imperio.

Por tradición, las fuerzas Imperiales desfilarían ante las tropas del Reino y luego se retirarían. El Reino entonces haría sonar un grito de victoria.

Así era como había sido siempre.

Sin embargo…

El ejército imperial no se movía.

No había señales de movimiento desde el fuerte que parecía fortaleza, ninguna maniobra de tropas para hacer formaciones frente a las fuerzas del Reino. Era como si esperaran que el Reino hiciera el primer movimiento o por algo más.

“No está pasando nada. ¿Qué sucede?”

Eso era lo que se escuchaba en el campamento principal, donde se encontraba el Rey. El campamento principal estaba ubicado cerca a la parte posterior de la columna central, detrás de un ejército de 105 000 soldados.

El Marqués Raeven estaba de pie al lado de Gazef, hablándole mientras inspeccionaba a los inmóviles caballeros Imperiales desde un punto de observación en la cima de una colina que estaba ligeramente más elevada que las otras.

Si el Imperio no se movía, entonces tampoco lo haría el Reino.

Un ataque de parte del Reino en este momento sería extremadamente estúpido, dado que ya habían hecho su formación en línea de lanzas. Por supuesto, ya en años anteriores lo habían intentado. Un ataque preventivo contra los nobles del Imperio. Sin embargo, los atacantes habían sido masacrados en poco tiempo y el reino había sufrido pérdidas significativas.

Desde entonces, la táctica preferida del Reino contra el Imperio había sido formar una línea de lanzas y prepararse para recibir el primer ataque. Si podían provocarlos para que vinieran, no había necesidad de incursiones arriesgadas.

“De acuerdo entonces. Parece que están esperando por nosotros…”

“Las negociaciones finales ya se han roto, así que pronto deberían iniciar la batalla…Capitán Guerrero, Gazef-dono ¿Tienes idea de lo que el Imperio podría estar esperando?”

Hace treinta minutos, los representantes de ambos ejércitos habían comenzado las negociaciones en el área central entre ellos. Por supuesto era simplemente una declaración de las condiciones ridículas de ambos lados que difícilmente podían considerarse una negociación. Su verdadero propósito era mostrar que cada parte estaba dispuesta a evitar la guerra hasta el último momento.

Por supuesto las negociaciones fracasarían y ésa sería la señal para dar comienzo a la batalla.

En circunstancias normales el Ejército Imperial debía haber comenzado a moverse de inmediato. Sin embargo éste no era el caso y se mantenían en sus posiciones.

“Incluso si me lo pregunta, no tengo respuesta que darle. ¿Sabe algo sobre esto?”

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“Como si lo supiera. No estoy muy familiarizado con los asuntos militares. Usualmente dejo que mis subordinados se encarguen de eso.”

“Encuentro difícil de creer que el culto Marqués Raeven no sepa nada de su enemigo.”

“‘No sepa nada’…Gazef-dono no se anda con rodeos.”

“¿Lo he ofendido? Me disculpo si lo hice.”

“Jajaja, no, nada de eso. Es un tono mucho mejor a comparación de antes.”

Gazef fruncía el ceño al mismo tiempo que la irritación se apoderaba de él.

“Jajaja. Tómalo por como es. Es un hecho que no soy un general y eso no es mentira. Tengo suerte de que mis subordinados son buenos líderes de hombres, así que les dejo los asuntos militares a ellos.”

“¿Podría estar hablando de…uno de los antiguos aventureros que trabajan para usted, que se hizo famoso durante el disturbio demoníaco en la capital?”

“Ah… no. Ellos están por allá.”

Raeven apuntaba hacia un grupo de hombres que se encontraban parados.

Aunque todos eran de edad madura y su fuerza no era la que solía ser, ellos habían sido aventureros de nivel orichalcum en su mejor momento y había algo en la forma en la que se comportaban que hacía que Gazef sintiera que debía tomarlos en serio.

“Ellos serán mis guardaespaldas durante la batalla.”

“Con hombres como esos protegiéndolo, Marqués Raeven, estoy seguro de que no tendrá problemas para regresar a salvo a la capital…Bueno, siempre y cuando no se enfrenten a ese gran lanzador de magia. Bien, entonces ¿Qué hay sobre ese estratega?”

“No creo que Gazef-dono lo conozca, ya que es un plebeyo de mis dominios. Escuché sobre él cuando usó una milicia de pueblo para derrotar el ataque de una fuerza de goblins que era del doble de su tamaño. Desde entonces, le he confiado el mando de mis tropas y otras varias tareas. La mayor sorpresa es que nunca ha perdido una batalla. También es mi asistente.”

“…Me gustaría conocer al comandante al que el Marqués Raeven alaba tanto. Si realmente es todo lo que dice que es, podríamos entregarle el mando de las fuerzas armadas del Reino.”

“Si se lo entregaran…si le dieran el mando completo del ejército Real y éste se moviera bajo sus órdenes, podríamos ser capaces de hacer que nuestros enemigos se pongan en guardia y digan ‘El ejército del Reino de Re-Estize no debe subestimarse’…”

Gazef intercambiaba una mirada con Raeven, suspiraba y sonreía.

“Los nobles nunca permitirían que un plebeyo se eleve a tal posición. No es más que una fantasía por el momento.”

“Ciertamente no mientras los nobles estén divididos en facciones.”

El Imperio organizaba sus legiones mediante el nombramiento de un general sobre cada una, bajo el cual servían los comandantes de división, comandantes de brigada y otros oficiales, todo en estricta regimentación.

En contraste, los ejércitos del Reino estaban compuestos de las tropas de casa y conscriptos que cada noble podía reunir de sus dominios. El Rey era el comandante general, pero cada ejército actuaría según le parecía.

En otras palabras, era un grupo variopinto y difícilmente podían trabajar juntos.

Aunque Gazef tenía el título de Capitán Guerrero, al final sólo era el comandante de las tropas personales del Rey y no tenía la autoridad para darles ordenes a los nobles. Si bien era posible que el Rey les diera órdenes en lugar de Gazef, muchos nobles se ofenderían por haber recibido órdenes de un plebeyo y esto sembraría las semillas de futuros rencores. El Rey estaba al tanto de eso y no daría ninguna orden en ese sentido.

Ambos hombres consideraban sus roles dentro del Reino y suspiraban pesadamente. Luego intercambiaban miradas y se reían.

Ésta era una conversación para otro lugar y no en vísperas del choque de espadas y el derramamiento de sangre.

“Incluso si regresamos con vida, hay otro campo de batalla aguardándonos allá…”

“He oído que eso es lo que significa ser un noble.”

“Luego de que esto acabe, le pediré al Rey que te convierta en noble. Me enfurece que el campeón del Rey no pueda enfrentarse a los nobles tan activamente como debiera.”

Aunque parecía que Raeven bromeaba, Gazef podía decir por la luz en sus ojos, que hablaba en serio.

Revelar las emociones de uno era motivo de celebración si venían de alguien que escondía muy bien sus sentimientos, pero era otra la historia si no eran emociones positivas. Gazef cambiaba rápidamente de tema.

“…Dejemos eso a un lado por ahora. ¿Por qué no trae a ese estratega suyo y oímos su opinión?…ah, llamarlo sería difícil.”

“Así es, después de todo, tiene encargado mi campamento base. No me atrevo a moverlo innecesariamente mientras no sepamos lo que trama el Imperio.”

Aunque los nobles se habían comprometido a trabajar juntos por el Reino, al final las tierras de Raeven eran su mayor prioridad. Era natural que se negara.

“Aaa…aunque lo hemos hecho tantas veces que se ha convertido en rutina, tal vez éste no es el camino correcto para esta situación particular. Aunque nadie quiere que el Imperio luche de verdad, si realmente van a atacar, lo mejor para nosotros y nuestra moral sería si acabamos de una vez con esto.”





Gazef podía sentir el malestar en el ejército del Reino. Mientras intentaba entender el motivo fruncía las cejas.

“…Ya veo. Cuando lo piensas, ésta podría ser una estratagema del Imperio, hacer que nos preocupemos lo suficiente para que realicen su movimiento. Es difícil coordinar y controlar a tantos soldados, así que incluso el más leve temor en cualquier unidad, dado el tiempo suficiente, podía resultar magnificado y terminar en una derrota. Las tropas agrupadas son difíciles de atacar, pero una vez que se dispersan y huyen podrían ser fácilmente cazados y asesinados. Es el mismo principio usado para cazar animales.”

Un Raeven sorprendido seguía la mirada de Gazef hacia las tropas de apariencia preocupada en el flanco izquierdo y luego su rostro mostraba que estaba de acuerdo.

“Eso…parece que están rotando las tropas del interior a las líneas del frente.”

“Ojalá sólo se tratase de una reorganización de las formaciones…”

“Ésa es la bandera del Marqués Bowlrob. Parece que el comandante de la banda izquierda se está moviendo al frente.”

El Reino había colocado a los nobles de la facción de Nobles a ambos extremos, mientras que los de la facción Real estaban concentrados al medio.

El Rey Ranpossa III era el comandante general de la columna central, mientras que el Marqués Bowlrob comandaba la banda izquierda.

“Es extraño, moverse a comandar a la cabeza de la formación. ¿Lo ves, Gazef-dono? El Marqués está usando sus tropas de élite que le son directamente leales a él mismo. Su plan es distinguirse en el combate contra los caballeros Imperiales. Bajo los ojos de todos los nobles reunidos. De esa manera se va a hacer una reputación para sí mismo como el señor de la unidad más fuerte en el Reino.”

Raeven lanzaba una mirada desafiante a Gazef. ¿Dejarás que alguien más obtenga una gloria mayor que tu amada banda de guerreros? Parecía decir.

Gazef no mordía el anzuelo.

“El deber de la banda de guerreros es proteger al Rey. No nos moveremos sin antes recibir órdenes directas del Rey, incluso si el Imperio da inicio al ataque. No hay mayor deber para nosotros que asegurar que el Rey regrese a salvo a la capital.”

Gazef tocaba la espada en su cintura.

“O tal vez, debería rechazar los ataques del enemigo yo solo.”

“Ésa es… una de las cuatro reliquias del Reino, Filo de Navaja (Razor Edge)… ah, ya veo.”

El Marqués Raeven daba un paso atrás y estudiaba a Gazef de arriba abajo.

Los Guanteletes de Vitalidad (Gauntlets of Vitality), que negaban la fatiga. El Amuleto de Inmortal (Amulet of Immortal), que le permitía regenerar sus heridas. Una armadura hecha de adamantita, el metal más fuerte conocido por el hombre y encantada con magia que desviaría los golpes mortales, Guardián (Guardian). Y finalmente, Filo de Navaja (Razor Edge), una espada mágica hecha con el filo absoluto en mente, que podía cortar metal encantado como si fuese mantequilla.

“Tal vez el mayor tesoro del Reino eres tú mismo, completamente equipado con los otros tesoros. Oí una vez que el Reino en realidad poseía cinco tesoros, pero parece que todos han sido reunidos desde el comienzo.”

Gazef se sonrojaba mientras era elogiado como un tesoro, incluso aunque sabía que era sólo un cumplido.

“Ah, deme un respiro, Marqués. El Rey es mucho mejor que yo. Su Majestad me ha confiado, a un plebeyo, estos ítems, a pesar de que sabía lo que significaba.”

“Ésa es una opinión razonable. Hablando francamente, yo pensé que era una imprudencia haberte entregado los tesoros a ti, un plebeyo. Lo único que lograría es hacer que más personas abandonaran la facción Real. Sin embargo, ahora que estamos luchando juntos, no puedo dejar de pensar que en realidad podría ser un golpe maestro por parte del Rey, pero esa es sólo una fantasía mía.”

“Si sólo pudiera estar a la altura de sus expectativas…”

Gazef miraba hacia las apretadas filas de los caballeros imperiales.

No había nadie en el Imperio a quien reconociera como a un oponente fuerte, además del Lanzador Triple de Magia, Fluder Paradyne. Completamente equipado como estaba tal vez incluso podía ser capaz de derrotar a Fluder, pensaba sombríamente.

Por otro lado, sentía que no tenía posibilidad alguna de derrotar a Ainz Ooal Gown.

Ni siquiera podía imaginar la posibilidad.

Sin importan que tanto trataba de ser optimista, de pensar en cómo podría triunfar, lo único que le venía a la mente era él mismo siendo aniquilado instantáneamente por el misterioso lanzador de magia.

“¿Sucede algo?”

“No nada…”

Sabía que era el guerrero más grande del Reino. Permitirse parecer débil sólo bajaría la moral del ejército.

“Ah, no…sólo pensaba en el pobre Príncipe Barbro…”

“Pobre Príncipe…podría ser que…ya veo. ¿Es así? Gazef-dono también siente que…ya veo.”

“¿Qué está tratando de decir?”

“Quiero decir ¿No me digas que Gazef-dono siente que el Rey envió al Príncipe al Pueblo de Carne para que no pudiera distinguirse en batalla…?”

“¿No es ése el caso?”

Raeven sonreía levemente.

“Mhm, bueno, no estoy de acuerdo. Siento que Su Majestad ha puesto verdaderamente su confianza en Gazef-dono.”

El Marqués Raeven decidía explicarlo cuando veía el rostro completamente despistado de Gazef.

“El Rey ha reconocido el poder de Ainz Ooal Gown, el oponente del que no se fía su más confiable vasallo, el Capitán Guerrero. En lugar de poner en peligro a su amado hijo en una batalla con una incógnita como ésa, el Rey decidió enviarlo a un lugar seguro donde podría lograr algo con relativa seguridad…Aunque, para ser honestos, mi antiguo yo hubiese estado molesto por la forma en que un hombre pone en resguardo a su hijo, mientras todos los demás están enviando a los suyos al campo de batalla.”

Raeven sonreía de una manera paternal.

“Por supuesto, ahora entiendo por qué el Rey haría algo así. Yo hubiera hecho lo mismo para asegurar el bienestar de mi hijo.”

“Ah, Marqués. Eso que dijo es algo muy paternal.”

Raeven sonreía. Era una sonrisa en partes iguales amable, feliz y orgullosa, una sonrisa que Gazef sentía era bastante poco característica de ese hombre.

“Bueno, soy padre, después de todo. Le prometí a mi hijo que, luego de esta batalla, jugaría con él tanto como él quisiera, como un padre normal. ¡Ah!…nos desviamos del tema. Dejémoslo en eso. Aunque…parece que el Príncipe Barbro no entiende muy bien el punto de vista del Rey. Es un poco triste ver que un padre no pueda transmitir sus sentimientos a su hijo.”

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A Gazef le costaba mucho pensar en cómo responderle. Para el era difícil pensar de ese modo pues no tenía hijos propios.

“Bien bien. Por cierto, ¿Es posible que puedan lanzar un ataque a E-Rantel con una fuerza separada? Aunque sería mal visto, no podemos descartar esa posibilidad.”

Gazef sentía que el cambio de tema había sido increíblemente forzado desde el momento en que comenzaba a hablar, pero para su sorpresa, Raeven le seguía la corriente.

“Atacar E-Rantel no es un asunto sencillo, defendida como está por sus tres capas de paredes exteriores. Incluso si las dos legiones que le quedan al Imperio se movilizaran en su totalidad, sería una tarea difícil para ellos. Mi estratega dice que no es posible.”

“¿Lo es? ¿Y si tuvieran bestias voladoras o un ejército secreto de algún tipo?’

“Aún así es improbable. Es muy difícil tomar control de una ciudad con un pequeño número de hombres…Hablando de ello Gazef-dono. ¿Sabes cuál es la condición necesaria para conquistar E-Rantel?”

Gazef negaba con la cabeza.

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“Uno necesitaría enfrentar al Reino en una batalla abierta y obtener una victoria aplastante. Si los agresores apenas lograran triunfar gobernar al pueblo conquistado sería difícil, por decir lo menos. Los ciudadanos no responderían bien a los invasores y se levantarían en armas en cualquier oportunidad. Así que incluso si el Imperio usa otra fuerza para atacar E-Rantel, mientras que nuestros soldados conserven sus fuerzas, lucharían inmediatamente con uñas y dientes para tomar de vuelta la ciudad. Por tanto, el Imperio necesita una victoria total. Con eso los ciudadanos sentirían tanto miedo que se someterían abatidos.”

En otras palabras, el Imperio tenía que ganar en este lugar. Y adicionalmente, tenían que lograr una victoria tan aplastante y absoluta que el Reino no se arriesgaría a tratar de recuperar E-Rantel.

De repente, Gazef tenía el presentimiento de que tenía todas las piezas del rompecabezas. Sin embargo, ponerlas en orden era algo de lo que no era capaz.

Una ligera molestia atormentaba a Gazef.

“¿Qué sucede, Gazef-dono?”

“No…”

Gazef quería decirle a Raeven sobre las piezas dispersas del rompecabezas que había logrado reunir en su cabeza. Creía que Raeven, con su intelecto superior, podía extraer ideas de donde él no podía. Sin embargo, en ese momento, los ojos del Marqués se volvían hacia la formación Imperial.

“Gazef-dono. Parece que están comenzando a moverse.”

El ejército Imperial se dividía en dos. Mientras Gazef se preguntaba si estaban planeando atacar por el extremo izquierdo y derecho del ejército del Reino, veía una bandera desconocida elevándose en el aire.

Era una bandera que Gazef no había visto antes, adornada con un emblema que no le pertenecía ni al Reino ni al Imperio. El batallón izando la bandera avanzaba.

Todas las miradas estaban sobre ese batallón.

Y entonces…el corazón de Gazef se congelaba de terror. Raeven, que estaba de pie a su lado y había visto lo mismo, tragaba saliva con fuerza. Sabiendo que no era el único con esos sentimientos, sentía una amargura en aumento en la parte posterior de su boca y su corazón latía furiosamente.

Era un regimiento monstruoso.

Lo que había aparecido era un grupo de aproximadamente quinientos jinetes. Parecía insignificante en comparación con los dos ejércitos enfrentados.

Pero esos caballeros…eran muy inusuales. Parecían despedir un aura opresiva que podía sentirse incluso desde tan lejos.

La visión despertaba los recuerdos de Gazef sobre la última vez que estaba en el Pueblo de Carne. Ainz dijo que era un caballero que había creado, pero en realidad era un monstruo. Había aproximadamente doscientos de ellos, llevando escudos gigantes y vistiendo armaduras con pinchos como recordaba de aquel entonces.

El resto eran soldados igualmente inhumanos pero llevaban armadura de cuero y estaban armados con hachas, picas, ballestas y armas similares.

Si los primeros eran caballeros, entonces los otros podían ser llamados guerreros.

Pero cualquier cosa que fueran, no eran humanos. Eran monstruos, hasta la médula de los huesos.

Y luego estaban las criaturas que montaban. Eran bestias hechas de hueso, con zarcillos de niebla en lugar de carne y sangre. La niebla brillaba por todos partes con colores pus amarillo y verde esmeralda.

Todo su cuerpo se ponía de piel de gallina.

Esto era malo.

Era muy malo.

Gazef simplemente no tenía las palabras para describir la situación con mayor claridad que estas.

“…Parece que el Imperio ha alistado monstruos en sus filas. Esto es bastante sorprendente. Me ha puesto la piel de gallina.”

“…No. No, Marqués Raeven. Ése no es el caso. Lo que el Marqués está sintiendo ahora…lo que produce en su cuerpo dicha piel de gallina…definitivamente no es sorpresa.”

“¿Entonces qué podría ser?”

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Gazef respondía secamente al Marqués, que parecía haberse quedado sin palabras.

“La muerte. El miedo a la muerte, que arde en el alma de todo lo vivo.”

Apartando la vista del visiblemente afectado Raeven, Gazef miraba al Ejército Imperial.

“Los caballos están temerosos. Incluso estos caballos de guerra entrenados y endurecidos no pueden decidirse a avanzar contra ese miedo.”

“…¿Qué son? ¿Una división secreta del Imperio?”

“…Imposible. Esos monstruos no son cosas que los humanos puedan controlar ¡Y mucho menos usar!”

Gazef no conocía la verdadera identidad de estos monstruos, pero su instinto de guerrero le suministraba la información suficiente para hablar de manera concluyente.

“¡Esos…esos deben ser los caballeros de Ainz Ooal Gown!”

“¿Es ése…el ejército del lanzador de magia al que temías?”

“¡Marqués Raeven! ¡Por favor reúna inmediatamente a los antiguos aventureros! ¡Con el fin de planificar nuestro próximo movimiento, necesitamos la experiencia de aquellos que han enfrentado a muchos monstruos y sobrevivido!”

“En…”

Quería responder que lo entendía, pero antes de eso sus guardaespaldas ya habían entrado en acción. Sin embargo, eso era de esperarse. Ellos conocían la amenaza que enfrentaban mejor que lo hacía Gazef.

“¡Marqués!”

Los antiguos aventureros se acercaban montando a caballo.

“¿Vieron eso? ¿Lo sintieron?”

A la cabeza de los aventureros estaba su líder, un paladín del Dios de Fuego, Boris Axelson.

En su voz podía distinguirse un escalofrío de miedo que no podía ocultar.

Raeven no podía hablar. Gazef entendía por qué.

Murmullos de inquietud estaban surgiendo de los aventureros y los ejércitos reunidos en el lugar.

Ya no era momento de seguir la etiqueta. Gazef le hablaba.

“…¡Dime! ¿Qué es eso? ¡No hay necesidad de saludarme! ¡Por favor, dime todo lo que sepas, ahora!”

Boris sostenía el símbolo divino que colgaba de su cuello. Era un gesto de protección.

“…No podemos estar seguros, pero creemos que esas criaturas que montan son monstruos legendarios conocidos como Devoradores de Almas (Soul Eater). Son criaturas no-muertas con hambre por las almas de los vivos. De acuerdo a las historias, alguna vez devastaron una ciudad en los Reinos de los Hombres Bestia.”

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“Entonces… ¿Cuántas víctimas hubo allí?”

En el silencio que seguía las palabras en voz baja de Boris siguieron sintiéndose, por un largo tiempo.

“…Cien mil.”

El aliento de Gazef quedaba atrapado en su garganta.

“…Tan sólo tres Devoradores de Almas devastaron por completo la ciudad en la que aparecieron. Noventa y cinco por ciento de la gente que vivía allí, más de cien mil personas, fueron asesinadas. La ciudad fue abandonada y pasó a las leyendas como la Ciudad Silenciosa.”

Un pesado silencio caía sobre el grupo.

“…¿Y ahora hay quinientos de ellos por allá?”

Nadie podía reunir la fuerza necesaria para responderle a Raeven.

Gazef se obligaba a romper el silencio.

“Como dije, me resulta difícil de creer que el Imperio pudiera someter a monstruos de ese nivel con su propio poder. Incluso ese poderoso lanzador de magia, Fluder Paradyne, no debería ser capaz de hacerlo. Eso significa…”

No le hacía falta terminar la frase. El Marqués Raeven lo entendía.

“¿Ése…es el poder de Ainz Ooal Gown? Entonces, entonces…¿Qué clase de criaturas son las que montan en la espalda de esos monstruos?”

“Eso…”

Los aventureros se miraban nerviosamente el uno al otro.

“Eso, no lo sabemos. Sólo sabemos que deben ser muy peligrosos. No, me disculpo. No debería estar usando términos tan vagos como ‘peligrosos’. Sin embargo, no puedo pensar en otras palabras que puedan describir a lo que nos estamos enfrentando ahora.”

“Entonces ¿Entonces qué deberíamos hacer? ¿Gazef-dono?”

Gazef respondía sin desperdiciar palabras.

“Retirarnos.”

Ellos entendían que el enemigo había preparado una fuerza impresionante. Con eso en mente ¿Qué otra cosa podían hacer más que correr?

“Aconséjele al Rey que ordene la retira…”

Gazef no podía terminar la frase.

Eso era porque un lanzador de magia enmascarado estaba a la cabeza del enemigo. A su derecha estaba una persona de estatura baja en capa y túnica. A su izquierda estaba uno de los Cuatro Caballeros del Imperio.

Incluso a esa distancia, Gazef no podía confundir a ese hombre con ningún otro…

“… Gown-dono.”

“¿Es ése el lanzador de magia, Ainz Ooal Gown?”

“¿Es ése el que invocó a los Devoradores de Almas? ¿Él? Marqués Raeven, en qué…”

El intrépido guerrero de incontables campos de batalla tragaba saliva con dificultad y continuaba en voz baja.

“…¿En qué demonios nos hemos metido?”

Ainz agitaba los brazos. En respuesta, un círculo mágico de forma similar a un domo de alrededor diez metros de radio cobraba existencia. Con él al centro. Las personas a su izquierda y derecha también estaban dentro del círculo pero parecían estar bien. Era probable que no le hacía daño a sus propios aliados.

Este espectáculo surrealista llamaba la atención de todo el mundo, incluso aunque sabían que era una emergencia.

El círculo mágico brillaba con una luz blanca pálida y unos símbolos translúcidos aparecían en toda su longitud y anchura. Los sellos mágicos cambiaban con velocidad caleidoscópica, cambiando entre runas y letras que nadie había visto antes.

Las tropas del Reino jadeaban por la sorpresa. Era como ver un espectáculo de luces y no había miedo o tensión en sus voces. Sin embargo, los hombres más perspicaces entre ellos comenzaban a observar sus alrededores con evidente incomodidad.

“Voy a regresar a mi unidad. No hay tiempo que perder. El poder de Ainz Ooal Gown es inconmensurable. Luchar contra él fue un error desde el principio. Todo lo que podernos hacer ahora es minimizar el número de víctimas y al mismo tiempo necesitamos regresar a E-Rantel tan rápido como podamos. Gazef-dono, por favor protege a Su Majestad. ¡Después de eso, retírate sin demora!”

La desesperación que había nublado el rostro de Raeven había desaparecido.

“¡Sí! Aunque no confío mucho en mis habilidades, pero definitivamente protegeré la persona de Su Majestad. Entonces, por favor retírese con la debida pri…”

“Lo haré. Correremos… No, huiremos como conejos.”

“¡Entonces, le deseo lo mejor, Marqués Raeven!”

“¡Lo mismo digo, Gazef-dono!”

Los hombres que estaban en la cima del poder militar y del pensamiento estratégico del Reino pasaban a la acción apresuradamente. Sin embargo…

…Ya era muy tarde.

♦ ♦ ♦

 

 

No había nadie.

Luego de desplegar su círculo mágico eso era lo que había pensado.

No había jugadores en el Reino.

La magia de súper-nivel de Yggdrasil era increíblemente poderosa.

Debido a ello durante una batalla a gran escala, era la prioridad absoluta, derribar a la persona que estaba lanzando un hechizo de súper-nivel.

Había muchas formas de interrumpir el lanzamiento. Emboscadas de teletransportación. Bombardeos mágicos de saturación. Tiros de francotirador desde distancias extremadamente alejadas.

Sin embargo ningún ataque como estos había venido hacia Ainz. A su vez, eso demostraba que no habían jugadores de Yggdrasil presentes.

Bajo su máscara, Ainz sonreía, un hecho que pasaba desapercibido para todos. Por supuesto, el esquelético Ainz no podía sonreír.

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La amarga sonrisa, con leves rastros de felicidad, ponía de manifiesto la lucha en el corazón de Ainz.

“¿Así que ya no es necesario servir de carnada?”

Su alegría venía del hecho de que no había encontrado a ningún jugador de Yggdrasil.

Ainz no se encontraba entre los más poderosos entre los jugadores de Yggdrasil. Había otros que eran mejores que él y las probabilidades de sobrevivir contra jugadores más fuertes que él, no eran buenas. Cuando jugaba, la fuerza de Ainz provenía de su conocimiento. Aunque ganaba batallas PVP con sorprendente regularidad, eso sólo era luego de perder la primera ronda de todos los encuentros.

Ya que era muy hábil usando la información que había reunido, las habilidades técnicas de Ainz eran inesperadamente altas. Por el contrario, si luchaba contra un oponente al que nunca había visto antes, sus posibilidades de perder serían también muy altas.

Ainz estaba plenamente consciente de sus habilidades y estaba profundamente agradecido de no haber encontrado a un enemigo poderoso del que no sabía nada.

Pero al mismo tiempo, también sentía algo de pesar.

Pesar por el hecho de no poder encontrar entre sus enemigos al que le había lavado el cerebro a Shalltear, al que poseía un ítem de Clase Mundial.

Un odio espeso y empalagoso se reunía en el fondo del corazón de Ainz. Aunque las emociones fuertes eran suprimidas por su habilidad pasiva, las más débiles aún persistían dentro de él.

Ainz abría la mano y dentro se encontraba un reloj de arena en miniatura.

Si usaba el ítem de pago podía lanzar inmediatamente el hechizo de súper-nivel. La razón por la que no lo había hecho era para atraer a cualquier posible jugador de Yggdrasil. Sin embargo, incluso si no había ninguno, no era necesario seguir esperando el largo tiempo de lanzamiento del hechizo. Se sentía bastante tonto por tener que quedarse quieto dentro del círculo mágico sin poder moverse.

Durante la batalla con Shalltear, él no había tenido ese lujo.

Contra los hombres lagarto, no había usado un hechizo de ataque.

Entonces…

“Ahora, ¿Cuál será el resultado? Casi no puedo esperar.”

…¿Qué sería exactamente lo que haría un hechizo de súper-nivel contra los ejércitos del Reino?

Aunque no era un hechizo particularmente fuerte en Yggdrasil ¿Qué efectos tendría en este mundo?

De pronto Ainz fruncía sus cejas inexistentes.

Estaba ligeramente asustado de sí mismo. Sabía que mucha gente estaba a punto de morir, pero todo lo que quedaba en él era una vaga sensación de lástima. No había ni siquiera la sensación de crueldad que sentiría si aplastara hormigas bajo los pies. No había nada parecido a eso.

Todo lo que sentía era el deseo de ver lo que provocarían sus acciones. Y por supuesto, los beneficios que obtendría para sí mismo…para la Gran Tumba de Nazarick.

Ainz apretaba sus manos.

Las partículas del reloj de arena roto fluían contra el viento y dentro del círculo mágico que rodeaba a Ainz.

Con eso…el hechizo de súper-nivel se activaba.

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“「¡la Shub-Niggurath!」”

Un viento negro volaba hacia el ejército del Reino que acababa de cambiar su formación.

O más bien, no había viento. Nada se movía, desde las malas hierbas que crecían en las planicies a los cabellos en las cabezas de los soldados del Reino.

Había 70000 hombres en el ala izquierda del ejército del Reino.

Todos y cada uno de ellos morían en el acto.

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[spoiler title="Titulo de tu spoiler"]Aqui va tu spoiler[/spoiler]

Nota: Todo el texto que coloques antes o despues del codigo del spoiler sera visible para todos.

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