Overlord

Volumen 8: Los Dos Líderes

Historia 1 (2/2): Los Turbulentos y Agitados Días de Enri

Parte 4

El Troll miraba brevemente a una casa de madera hecha por los hombres y hacía su movimiento.

Esto era porque pensaba que todas las casas tenían el olor a humanos deliciosos y suaves, pero ese olor solamente era residual. Después de confirmar que no había otros olores en la zona empezaba a caminar hacia la dirección de donde venía el sonido de la batalla. El sonido de los seres humanos que luchaban contra sus hermanos lo hacía babear sin parar y en su mente pensaba en los seres humanos que estarían ahí.

Una hermosa fiesta de carne humana.

Como un Troll conocedor, amaba las extremidades suaves y no los trozos amargos. Por eso, era muy raro que pudiera comer su relleno, pero ahora parecía que tendría la oportunidad de hacer precisamente eso.

Sus pasos se ampliaban y comenzaba a babear con anticipación.

Sin embargo, el troll se detenía y miraba cuidadosamente a su alrededor. O más bien, veía las sombras en una casa cercana.

Había otros.

El olor de ogros flotaba en el aire.

Fruncía el ceño y aunque los Ogros eran sus aliados, había una ligera diferencia en el olor que estaba recibiendo. Era uno del que no tenía memoria y ahora estaba a su alrededor.

Por supuesto no llegaba a esta conclusión porque su nariz era tan sensible como la de un sabueso si no porque él recordaba el olor único de sus aliados ogros. Por eso no sabía cuánto ogros había.

También tenía una duda. Había un olor extraño, como el olor de hierbas aplastadas, pero mucho más fuerte.

¿Un ogro había machacado hierbas y se había puesto su extracto?

Reflexionaba sobre esta pregunta y se confundía. El fuerte olor de hierbas le picaba la nariz y sus lágrimas estaban a punto de salir. Si los ogros podían soportar este olor, debía haber sido porque tenían un mal sentido del olfato.

Podía encargarse cara cara de ellos. Como un troll, era mucho más fuerte que cualquier ogro. Sin embargo, eso significaba que no iba salir ileso y necesitaría mucho tiempo para tratar con ellos.

Debido a que los Trolls tenían la capacidad natural de regenerarse, sus heridas se recuperarían con el tiempo. Sin embargo, la recuperación de sus lesiones todavía tardaría un tiempo y esto era muy molesto ¿ quién sabe si cuando él llegara, todos sus compañeros ogros ya hubieran acabado del comerse a todos los humanos?.

Entonces, ya que los opositores se habían separado, siempre y cuando él fuera hacia el frente, ellos lo atacarían.

Se sentía muy orgulloso de ver a través de las intenciones de sus oponentes y lentamente se empezaba a mover nuevamente.

Todo serían destruidos en poco tiempo. Por lo tanto, el hecho de que sus oponentes se hubieran separado era una oportunidad de oro. Todo lo que tenía que hacer era matar a los ogros de uno en uno.

Se movía lentamente, con cuidado de no hacer ruido, pero de repente, una pequeña sombra salía corriendo de una casa cercana.

No era un goblin, pero era una de sus presas favoritas, seres humanos.

En contraste con el troll que había sido sorprendido, el humano salpicaba algo en el…

“¡Uguoooooahhhhj!”

El troll gritaba por el hedor insoportable. Sólo oler esa materia verde con un olor tan potente hacía que se enterrara en su nariz y sus fosas nasales. Este olor era varias veces más fuerte que el de las hierbas machacadas.

A pesar de que podía regenerarse, esta no era una herida que pudiera sanar. Simplemente no podía soportar el olor. Sus ojos se humedecían y daba un paso hacia el humano, pero ya había entrado en la casa.

La razón por la que el ser humano había logrado acercarse a él tanto a pesar de ser un troll con un agudo sentido del olfato era porque el olor de los humanos había sido cubierto por el olor de las hierbas aplastadas.

Enfurecido por la pérdida de su objetivo, el troll volvía a su objetivo de antes, los ogros. En primer lugar, tendría que matar a los ogros y luego encontrar al cebo tentador, pensaba el troll.

El troll, golpeaba el exterior de la casa con furia, no encontraba ninguna señal de los ogros. Era como si se hubieran desvanecido en el aire.

” Guuuuu, ¿Donde?”

Mirando alrededor, todavía no podía encontrar a los ogros, eran muy grandes a pesar de que eran más pequeños que él. No importaba como se movieran los ogros, debería de haberlos visto a tiempo. ¿Podrían estos Ogros insignificantes usar invisibilidad al igual que su amo?. El troll había encontrado otra situación que no podía entender y resoplaba.

Sin embargo, el fuerte olor a hierbas que venía de su propio cuerpo interfería con su sentido del olfato y no podía rastrear el olor de los ogros.

“Guuuuuuu….”

El troll gimiendo intentaba quitarse el líquido de su cuerpo. Esta vez sus dedos apestaban. Y seguía mirando a su alrededor, el troll se encontraba un pedazo de tela tirado en el suelo.

El troll consideraba que podía ser bueno usar la tela para limpiarse y lo recogía con una extraña expresión en su cara. Atraía la tela a su nariz y la olfateaba, pero debido a que su nariz aún no estaba totalmente recuperada, sólo podía obtener un poco del olor.

El troll olía a Ogro en la tela y de repente, entendía.

Había confundido el olor de esta tela que apestaba, con el olor de un ogro en sí.

Esto no era una coincidencia.

“Los seres humanos.“

Rugía de enojo y destruía todo a su alrededor. No había seres humanos. Entonces todavía debían de estar en sus casas.

El puño del troll golpeaba con enojo la casa cercana y después de golpearla varias veces rompía el techo, con la intención de destruir su interior.

Un ser humano salía corriendo en pánico ya que estaban demoliendo la casa. Deseoso de desgarrar al humano, se lanzaba en su persecución.

♦ ♦ ♦

El objetivo la estaba persiguiendo. Eso significaba que el plan estaba funcionando. Aunque estaba agradecida por ello, su corazón seguía latiendo y quería llorar. Un gigantesco monstro devorador de hombres estaba persiguiéndola desde atrás y esto era una gran apuesta y si perdía, ella desaparecería en la garganta de ese monstruo. Era algo que haría llorar a cualquier chica de pueblo ordinario.

El hecho de que no sabía cuánto tiempo tendría que jugar a esto, le daba más ganas de llorar.

Si ella supiera cuánto sería, ella podría ser capaz de mantener esto hasta el último momento. Sin embargo, sin saber cuánto tiempo la batalla en la puerta demoraría en terminar, sin saber cuándo los otros vendrían a ayudarla, ella tenía mucha inquietud y disminuía su fuerza y resistencia.

Enri lamentaba no enviar a nadie a la puerta principal para informar de la situación, pero los preparativos requerían demasiado tiempo.

Corría con todas sus fuerzas, corría hasta la casa donde Nfirea estaba esperándola. A su vez, Nfirea salía corriendo por la puerta trasera, usando la misma túnica que llevaba.

Enri contenía la respiración, tragaba saliva y tenía la esperanza de que su enemigo no se hubiera dado cuenta de su plan. El troll continuaba persiguiendo a Nfirea, sin haber notado el cambio.

Ella tranquilizaba su respiración entrecortada y juntaba las manos observando.

Los trolls eran muy superiores a los seres humanos en fuerza, resistencia y capacidad física, por lo tanto, una sola persona huyendo definitivamente sería capturada. Con el fin de recuperar energía durante los largos tiempos que se estuviera moviendo, decidieron cambiar entre sí, sin dejar que el enemigo lo notara. Esto había sido pensado para mantener la persecución y también para evitar que se dirigiera al punto de encuentro, donde estaba la gente.

La pregunta entonces era como engañarlo.

¿Cómo pueden los trolls diferenciar a las personas? Tal vez si vivieran juntos el tiempo suficiente tendrían algunas maneras, pero no tenían mucho tiempo. Prácticamente hablando, sería por su apariencia, especialmente la ropa. Por eso, Enri y Nfirea llevaban las mismas capas de tela y ponchos. Después, tenían que evitar que el Troll los diferenciara a través de su sentido del olfato y el jugo de las hierbas estaba destinado a hacerse cargo de su sentido del olfato.

Enri había preparado dos trampas basadas en olor. Una era utilizar el olor de los Ogros y detener su paso y la otra estaba pensada en el olor de las hierbas para confundirlo.

Tan pronto lograba controlar su respiración Enri comenzaba sigilosamente a trasladarse a la siguiente casa.

Ella entraba en el interior oscuro de la casa, asomándose a ver la situación afuera. Con un sonido “Dong” Nfirea corría dentro. A continuación Enri salía corriendo de nuevo por la parte trasera por la que había entrado.

Pero entonces Enri se daba cuenta de que el troll no la seguía, a pesar de que se había quedado fuera de la casa.

El troll resoplaba y miraba a Enri y a la casa. Su rostro se contraía aún más. Supuso que la mirada en su cara podía ser de sorpresa.

Un sudor frío se moldeaba en la garganta de Enri. Se tocaba inconscientemente y separaba su mano, pegajosa y húmeda.

“¿… Su nariz se está acostumbrando a su olor?”

Debido al olor a miedo en su sudor, El troll parecía haberse dado cuenta de que había dos seres humanos.

El troll levantaba su mano y golpeaba profundamente la casa. Nfirea salía corriendo de nuevo. Sin embargo, sus pasos se detenían y él no parecía que fuera a huir.

“Enri ¡corre! Te voy a conseguir algo de tiempo.“

“…¡Idiota! ¡Corre conmigo!“

“¡Definitivamente nos va atrapar! incluso si usamos las casas como escudos.”

Los ojos abiertos de Enri veían a Nfirea sonreír.

“Soy más fuerte, así que hay una mayor probabilidad de que sobreviva si me dejas atrás.“

Nfirea lanzaba un hechizo y su cuerpo era envuelto en una burbuja de luz verde y suave.

Seguía sonriendo a Enri, que había perdido la capacidad de hablar.

“Y además quiero proteger a la mujer que amo.“

Nfirea se volteaba hacia el feroz monstruo, levantando el puño y señalando con el pulgar hacia si mismo.

“Vamos, gigantón, voy a jugar contigo. Vamos a tener que ver si eres lo suficientemente duro.“

[Flecha Acida]

Nfirea estaba burlándose del troll, mientras disparaba una flecha verde de ácido sobre él. Cuando lo golpeaba, el vapor se levantaba con el sonido de un siseo y burbujeo, por lo que el troll gritaba en agonía.

El troll observaba con ojos llenos de rabia enloquecida a Nfirea. No le prestaba atención a Enri.

“¡Vete! Ve a pedir ayuda.“

Sería una tontería perder tiempo aquí.

“Será mejor que estés bien cuando retorne.“

Dicho esto, Enri corría.

El troll no parecía que la quisiera seguir.

Hablando con franqueza, sus posibilidades de sobrevivir eran cero. Había una diferencia abrumadora en sus respectivas capacidades físicas. Y no había manera de que pudiera triunfar sobre un enemigo que los aventureros rango oro solo podían superar.

Era una batalla sin esperanza y ser capaz de aguantar un solo minuto era digno de alabanza.

“Voy a morir.“

Nfirea sonreía amargamente mientras observaba al troll, que se estaba acercando con cautela.

No podía regenerar el daño causado por el ácido y el fuego. Debido a esto, el troll era especialmente cuidadoso en torno a Nfirea, al que podría derrotar con su máxima capacidad. Era ridículo que tuviera que actuar con cautela en torno a un enemigo que podía acabar con un solo golpe.

“Bueno, esto funciona para mí.“

“Hipnotismo.“

La hostilidad del troll seguía sin cambios. Parecía haber resistido el hechizo.

Al darse cuenta de que había sido blanco de un hechizo, el troll atacaba.

El gigantesco cuerpo acercándose a él era como una escena de pesadilla.

“Si hubiera funcionado, podría haber tenido un poco más de tiempo… No hubo suerte. Ah, qué pena.“

Nfirea parecía haberse dado por vencido. Esto era debido a que era una batalla completamente imposible de ganar, había cruzado la línea de la valentía y la imprudencia.

Pero aun así…

…Él tenía que ganar tiempo para Enri.

Con ese pensamiento en mente, Nfirea entraba en acción.

Notando el brazo izquierdo en alto del troll, corría hacia delante y hacia la izquierda. Buscando vida en la muerte se lanzaba de cabeza al peligro para llegar a la seguridad más allá de él. El puño del troll lo seguía y el viento pasaba por su cabeza. Y frente a Nfirea un pie daba una poderosa patada como chocar contra una pared en movimiento.

La visión de Nfirea giraba violentamente mientras volaba por el aire, su cuerpo crujía como las ramas de árboles destrozados.

El golpeaba el duro suelo y rodaba varias veces, como un pedazo de basura desechada.

El dolor recorría el cuerpo de Nfirea, que seguía rodando por el suelo. Sentía más dolor de lo que nunca había sentido en su vida.

“No, me las arreglaré para sobrevivir.”

Esto era debido a los efectos de su hechizo defensivo y el hecho de que el troll había sido incapaz de patearlo con toda su fuerza. Ignorando el dolor que tenía cada vez que respiraba, Nfirea se levantaba y lanzaba otro hechizo.

“[Flecha Ácida]”

El Troll que lo perseguía detuvo sus pasos, teniendo cuidado de la piscina de ácido abrazador en sus pies.

Mmm, tal como esperaba.

El objetivo de Nfirea era ganar tiempo. Si el enemigo dejaba de atacar y se ponía en guardia, esperaba que siguiera haciéndolo así.

“… Maldita sea, esto duele. Yo no quiero morir…”

Nfirea se decía con desesperación.

Al final, esto era lo que había logrado en su vida.

No quería hacer frente a este hecho, pero las circunstancias lo obligaban a reconocerlo.

El moriría ahí. No había duda de que su existencia se acabaría.

Quería correr. Tal vez si el corría con todas sus fuerzas podía ser capaz de escapar. Pero si eso ocurría, ¿Qué clase de tragedias ocurrirían?

Nfirea pensaba en Enri.

Él era capaz de pelear porque tenía a Enri.

“Así que se lo dije, después de todo… Maldición. Yo no quiero morir antes de escuchar su respuesta.”

El troll mientras se acercaba, no podía entender lo que el joven estaba sintiendo.

Y no podía demorar más tiempo.

No sabía cómo, pero Nfirea lograba leer los pensamientos de su oponente a través de su rostro. Tenía la intención de matarlo, aunque se lesionara.

Si ese era el caso…

“[Flecha Acida]”

Todo lo que Nfirea podía hacer era lesionar al Troll, con el fin de facilitarles las cosas a sus aliados que se enfrentarán al troll después de él.

El troll levantaba su puño, su rostro se contraía por el dolor de ser quemado por el ácido. Nfirea que solamente sentía dolor, no podía realizar ningún tipo de defensa.

♦ ♦ ♦

“¡Deprisa!”

En respuesta a la orden de Enri, los tres goblins corrían para salvar a Nfirea. La razón por la que se encontraban ahí no era porque Enri hubiera llegado a la puerta principal, sino más bien, porque Enri no había regresado y los gritos procedentes de la parte trasera habían preocupado a Jugem lo suficiente para enviar a tres goblins a investigar.

Si pudiera aguantar, los goblins lo salvarían. Esto era lo que pensaba Enri, cuando su corazón estaba casi destrozado por el sentimiento de culpa.

Esto es realmente un golpe de mala suerte.

Si no hubiera sido por esto:

“¡Ahí!”

Enri estaba señalando a Nfirea, frente a ellos. Y frente a él, el troll estaba levantando su puño.

Ellos no podían alcanzarlo. La distancia era demasiado grande.

La mano del troll caía como un rayo. Podía destruir una casa de un solo golpe. Nfirea estaba muerto más allá de toda duda razonable.

Al cerrar los ojos, escuchaba a los goblins que tragaban saliva por la sorpresa.

Su respuesta estaba fuera de lugar y Enri abría los ojos nerviosamente.

“Ahhhh, tú HP está en rojo… ¿Estás bien?”

…Ella veía a una hermosa mujer sosteniendo un arma gigantesca.

Lupusregina portaba un arma que parecía una especie de símbolo religioso de gran tamaño utilizándolo como un escudo para bloquear el puño del troll. Las dimensiones del arma y el tamaño de la doncella parecían completamente desiguales hasta el punto de que parecía irreal, pero esto no era una ilusión.

“Entonces, yo me encargo de este tipo… Oh, espera, el dolor de Nfirea-Chan.”

“Curación.”

El troll retrocedía, incapaz de entender la escena delante de él. El golpe en el que había puesto toda su fuerza había sido bloqueado por un ser humano, por lo que su reacción era de esperarse. Tal vez pensaba que había algún tipo de magia de por medio.

Con una expresión de asombro, Nfirea cojeaba lejos del troll, dándole la espalda a éste. Era una postura completamente desprotegida, pero el troll había detenido el ataque. No, lo cierto era que no podía simplemente ignorar al recién llegado.

“Nfirea.”

Enri abrazaba con fuerza a Nfirea.

“Ah, es Enri.”

Su respuesta de ensueño le decía a Enri que él estaba en su límite. A pesar de que estaba fuera de peligro, él todavía estaba en estado de shock.

“Me alegro que estés bien.“

“…Y tú también.“

Enri sentía algo cálido dentro de su corazón. Era un calor que sustituía el frío que corría a través de ella cuando pensaba que Nfirea había muerto.

“De verdad, estoy muy feliz de que estés bien.“

Enri abrazaba a Nfirea con fuerza, con todas sus fuerzas.

“Yo también.“

Nfirea extendía sus brazos para abrazar a Enri a cambio. Aunque el abrazo era muy estrecho, ambos se sentían seguros en el abrazo del otro.

Enri se llenaba de lágrimas que caían por su rostro.

“¿Algo anda mal?“

“… Idiota.“

“Ahhh…siento interrumpirlos a los dos, mientras que ustedes están haciendo esto ahora.”

“Lupusregina-San.“

Enri aflojaba la fuerza de su abrazo y al mismo tiempo Nfirea la soltaba. Sintiéndose un poco decepcionados, ambos volteaban hacia Lupusregina.

“El troll…“

Cambiando su línea de visión, Enri veía algo que era difícil de describir.

“¿Ahh, esto? Se parece un poco a una hamburguesa, ¿no? Todo lo que necesita es una buena asada al carbón.“

La masa salpicada de sangre se movía y se retorcía debajo de la cabeza ensangrentada del báculo de Lupusregina. No había nada en el montón de carne destrozada que sugiriera que había sido alguna vez un troll. Sin embargo, lo que todavía lo hacía desagradable era el hecho de que todavía se estaba regenerando y todavía respiraba.

“Ahh bien…es bueno de que ustedes dos estén bien. Entonces supongo que debo de limpiar las cosas aquí también.“

Enri escuchaba las voces de los goblins que se acercaban. Parecía que la batalla en la puerta principal había sido ganada.

“Hay que ir…“

El fuego caía desde el cielo y un pilar de luz roja envolvía al troll, produciéndose el hedor de carne cocida.

“Ahora bien, el asunto de los trolls, está resuelto, Por lo tanto me voy, Ahh, Nfirea-Chan, Ainz-Sama quiere premiarte por elaborar la poción púrpura, así que te invitó a su casa. Espero que estés preparado…o debería decir, ¿Unas últimas palabras?“

Después de decir eso, Lupusregina decidía irse.

“Muchas gracias.“

Lupusregina no se detenía en responder a los gritos de agradecimiento de Enri, sólo agitaba la mano.

“… Onee-san, Nfirea-san vamos a ir a guiar a los demás. Ustedes dos deberían descansar un poco por allá.“

Sin esperar su respuesta, los goblins comenzaban a moverse. ¿No debería quedarse alguien con nosotros?, pensaba Enri, pero estaba más preocupada por Nfirea que eso y le ponía una mano en su hombro.

Después de dejar el cadáver del troll atrás, los dos se sentaban.

“Haaaa.”

Sus suspiros de alivio se escuchaban iguales entre sí. Entonces, los dos levantaban sus ojos para mirar el cielo nocturno.

“Ella te salvó.“

“Mmm.”

“Fue buena suerte.”

“Mmm.”

“No hagas eso de nuevo.”

“Mmm.”

El silencio fluía entre los dos. Enri hablaba de repente de las cosas en su corazón.

“No sé si es o no es amor, pero yo no quiero que Nfirea se vaya a ninguna parte.”

“… Mmm. Mmm …”

“¿Es esto amor?”

“…No lo sé. Pero si lo es, yo estaría muy feliz.”

Enri y Nfirea se sentaban en silencio, apoyándose hombro con hombro y mirando las estrellas hasta que los goblins llegaban…