Overlord

Volumen 8: Los Dos Líderes

Historia 1 (2/2): Los Turbulentos y Agitados Días de Enri

Parte 3

 

 

“Ah, estoy tan cansada.”

Enri arrojaba la pequeña pizarra que sostenía en la mesa y la dejaba caer, agotada. Se daba vuelta para mirar la fuente de la risa tranquila que se escuchaba y veía a Nfirea allí con una sonrisa que decía ‘tal y como pensé’ en su cara.

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“Has trabajado duro, Enri.”

“Es taaaan duroooo ~ No soy buena usando mi cabeza…”

“Hay que aprender a leer y escribir, ya sabes.”

La respuesta de Enri era un gemido lastimero.

Como el jefe de la aldea necesitaba un nivel básico de educación, era la razón por la cual personalmente Nfirea estaba enseñándole, pero Enri sentía que su cabeza se estaba rompiendo en pedazos.


“Estas estúpidas palabras, fueron hechas para darme problemas…”

“No digas eso. Ya has aprendido a escribir tu propio nombre, ¿no es cierto? Y Nemu-chan también.”

“Mm… bueno, eso es interesante… ¿pero qué puedo hacer con eso?”

“¡Ay! Estos son sólo los conceptos básicos. Míralo de esta manera, sólo haz comenzado tu aprendizaje durante cinco días, ni siquiera hemos llegado a las partes importantes.”

Una expresión de “¿estás bromeándome?” aparecía en el rostro de Enri.

“Ahhh, no hagas una cara como esa. Una vez que aprendas lo básico, te servirá también. Por eso son tan importantes.”

“Hmph.”

“Te ves muy cansada. Vamos, nos detendremos aquí por hoy.”

Como si hubiera estado esperando esas palabras, Enri se levantaba de su asiento.

“¡Eso es maravilloso! ¡Vamos a terminar temprano mañana también! ¡Gracias, Nfirea!”

Nfirea sonreía levemente antes de limpiar las letras que parecían arañazos de pollo frente a la pizarra.

“Entonces será mejor que te tomes un buen descanso. Mañana vamos a empezar de nuevo, a la misma hora.”

“Estoy muy feliz de que estés tomando tiempo de tus experimentos para enseñarme todo esto. Pero no sé cómo agradecerte…”

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“Mm. Bueno, así es como es. Dicen que es mejor para un maestro ser odiado por sus estudiantes que ser adulado por ellos.”

“¡Eso es una mentira! ¡Es una total mentira!”

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“Jajajaja. Ah, estoy retrasado. Buenas noches, Enri.”

“Mm. Buenas noches. No trabajes demasiado duro cuando vuelvas y duerme temprano.”

Nfirea sonreía para mostrar que entendía y se retiraba por la puerta principal. Después de ver su luz mágica flotando sobre la paja desaparecer en la distancia, Enri regresaba a su casa. En la oscuridad, se sentía especialmente solitaria.

“Ah…Estoy tan cansada…”

Enri perezosamente se quitaba la ropa y se acurrucaba bajo las sábanas. Había estado tan ruidoso cuando estudiaba hace un momento, pero ahora lo único que podía escuchar eran los sonidos lindos de su pequeña hermana durmiendo. Enri se calmaba y cerraba los ojos.

Después de que su cerebro trabajara tan duro antes, Enri estaba segura de que iba a quedarse dormida de inmediato. Tal y como ella esperaba, se dormía en cuestión de segundos después de cerrar los ojos.

No sabía cuánto tiempo había dormido, pero un sonido lejano la despertaba de su sueño.

Tres golpes. Una pausa y luego tres golpes más.

Al darse cuenta de lo que significaba esa señal, Enri se esforzaba en abrir los ojos en la oscuridad. Habiendo despertado con una velocidad anormal y darse cuenta de que todavía estaba en su casa, ella prácticamente saltaba de la cama. En el mismo momento en que su hermana adormilada despertaba también.

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“¿Estás bien?”

“Mmm.”

Su voz tenía hilos de miedo en ella, pero sonaba que ella todavía podía moverse.

“¡Prepárate ahora!”

“¡Mmm!”

Encender una lámpara sería perder demasiado tiempo, por lo que Enri se preparaba para huir en la oscuridad.

A medida que el sonido de las campanas era realzada por el viento, Enri y Nemu se preparaban rápidamente. La suya era una velocidad nacida no sólo de simulacros de evacuaciones repetidas, sino que era producto del viejo terror que se mantenía desde que su pueblo había sido atacado en el pasado. Y después de escuchar las palabras de Agu, tenía una idea de lo que estaba por venir.

“¡Nemu! ¡Vete al punto de encuentro! ¡Iré a cuidar de los demás!”

Sin esperar la respuesta de su hermana, Enri agarraba la mano de Nemu y salía corriendo por la puerta.

La campana seguía sonando con fuerza, lo que significaba que había una situación de emergencia. Esto era sin duda una señal de que un ataque estaba viniendo.

La secuencia de entrenamiento para la evacuación se repetía innumerables veces en su corazón y no podía abandonar por completo su deseo de huir de la realidad y de esto, pero el frío en el aire se lo negaba. Era el mismo frío que estaba allí cuando los soldados atacaban la aldea.

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Cuando se acercaban al punto de encuentro, Enri empujaba a Nemu adelante.

“¡Muy bien, vamos!”

Nemu asentía muy ligeramente en respuesta y luego corría hacia el lugar de reunión.

Sin embargo, como jefe de la aldea, Enri tenía que considerar lo que le pasaría a todo el pueblo.

Los malos sentimientos que tenía antes de asumir el cargo ahora fluían sin control en su corazón.

“Es como si los dioses quisieran verme sufrir.”

Sin pensarlo, Enri dejaba que las palabras se deslizaran fuera de su boca. Este era el peor de los casos.

Un goblin corría hacia Enri.

“¿Qué pasó? ¿Qué está pasando?”

“Encontramos monstruos en el bosque. Hay altas probabilidades de que nos ataquen.”

“¡Entendido, ahora vamos!”

Con el goblin a la cabeza, Enri pronto llegaba a la puerta principal. Veía que las barricadas nocturnas creadas y los goblins se estaban concentrando aquí. Haciendo uso de las armas y armaduras que Enri había comprado para ellos, parecían veteranos experimentados.

A medida que se acercaba, podía oler el hedor en el aire, lo que le daba un indicio a Enri de que había ogros presentes. Los ogros se aferraban a sus nuevos equipos, que parecían puntiagudos y amenazantes.

Junto con Enri, estaba Nfirea jadeando y los miembros de la fuerza de autodefensa dirigido por Brita se reunían en la puerta principal. Agu y algunos de sus compañeros goblins, los que se habían recuperado lo suficiente de su terrible experiencia, estaban de pie con ellos también.

“¿Esta todo el mundo? ¿La Señora Lizzie? ¿Pasa algo con ella?”

La abuela de Nfirea, Lizzie era una hechicera notable en su propio derecho. No habría estado de más que ella formara parte de la defensa del pueblo.

“No, Obaa-chan no va a venir aquí. Ella está en el punto de encuentro. Ese lugar es importante también.”

Los aldeanos asentían al oír las palabras de Nfirea. Como los miembros de sus familias habían huido al punto de encuentro, tenían que mantenerlo seguro también.

“Todos aquellos que no pueden usar arcos ya están allí. Como ustedes son fuertes, ¿sería correcto que uno de ustedes fuera allá?”

“No podemos hacer eso.”

Jugem negaba rotundamente la petición de Brita.

Él no había hecho esto por malicia hacia los habitantes del pueblo con los que él había vivido y trabajado. La tensión en aumento hacía que Enri tragara saliva por la garganta, mientras Jugem explicaba la situación.

“Hay un montón de monstruos. Y hay otros, además de ogros. Dividirnos sería muy peligroso.”

“¿Tienes una idea clara de sus números?”

“Brita-san, el enemigo estaba al acecho en el bosque. No hay manera de juzgar con exactitud su número. Sin embargo, nos las arreglamos para conseguir una estimación… siete ogros, varias serpientes gigantes, varios huargos, varias cosas que pensamos que podrían ser barghests y después algo grande detrás de ellos.”

“¿Huargos, serpientes y ogros gigantes? ¿Hay un druida detrás de ellos?”

Huargos eran monstruos que parecían lobos, pero más grandes. Ellos eran más inteligentes que los lobos y una mala noticia si los encontrabas en el bosque.


“Es muy probable. Las cosas van a ser muy malas si tienen a un hechicero de su lado. Probablemente podamos asumir que también tienen atacantes a distancia. Así que sería mejor reunir todo nuestro poder de combate aquí, ¿verdad? ¿Debo llamar a Obaa-chan de nuevo?”

“Eso… es difícil de decir, Onee-san. El punto de encuentro es uno de los edificios más fuertes de la aldea. Si algo le pasa, va a ser la línea defensiva final o en otras palabras, la fortaleza de la aldea. No podemos dejar sin protección ese lugar.”

“…¿Así que vamos a estar yendo hacia atrás mientras luchamos, entonces? ¿A dónde debo ir?”

“Brita-san va a dirigir la fuerza de defensa. Espero que puedas transmitir mis órdenes a ellos para que puedan entender. A continuación, actuaremos como la situación lo requiera.”

“¿Así que vamos a utilizar la segunda estrategia contra los invasores? Después de atacar con flechas, usaremos barricadas para mantenerlos a raya mientras apuñalamos con las lanzas. No importa que tan inexperta sea nuestra gente, una vez que estén tan cerca.”

“Ah, entonces te lo encargo. Sin embargo, los huargos y barghests son muy ágiles y si los dejan solos, van a causar mucho daño. Además, cuando su druida aparezca, ¿Te importaría tener a la fuerza de defensa en la línea trasera?”

“No me opongo a eso, pero ¿vas a tener suficiente gente en el frente sin nosotros?”

“… Si tenemos suerte, vamos a ser suficientes.”

“Si es así… como yo pensaba, será mejor decirle a todos aquí que estén listos para morir. Por lo menos, si estamos en la parte de atrás no vamos a ser atacados, así nos podemos concentrar en atacar al druida. Usted sabe, yo he sido una aventurera, pero esta es la primera vez que he visto a estos aldeanos valientes… al menos, pensé mucho cuando los vi entrenar con los arcos.”

“En el pasado, la aldea fue atacada… y odiaba lo inútiles que éramos.”

Enri, que había guardado silencio hasta ahora, la interrumpió con los sentimientos de todos los miembros de las fuerzas de defensa.

Sorprendentemente, no había nadie aquí que quisiera huir. No había manera de alejarse de esta lucha, no hay manera de no proteger a su pueblo y a sus seres queridos que se esconden detrás de ellos.

“Hablando de eso, una fuerza tan grande debe haber tenido algo de tiempo para avanzar. ¿Significa esto que han sido enviados por el gigante del Este o la Serpiente de Occidente?”

“Eso no es imposible.”

Jugem suavemente confirmó las sospechas de Brita.

Si ese era el caso, significaría que Agu había atraído a los monstruos aquí. Por eso Jugem había bajado la voz, por lo que la fuerza de defensa no podía escucharlo a él y dirigir su agresión a Agu.

La existencia de monstruos como el Gigante de Oriente, la Serpiente de Occidente y su enemigo mutuo, la Bestia del Sur, ya se había dado a conocer entre los aldeanos.

Aunque la Bestia había sido domada por el Héroe Oscuro, su poderosa forma y presencia habían sido grabadas de forma indeleble en los corazones de los aldeanos. El miedo era la respuesta adecuada a la idea de la luchar contra algo en el mismo nivel que él.

“Entonces, ¿Qué tipo de magia utiliza la Serpiente de Occidente? Maldita sea, es una molestia.”

Jugem asentía al murmullo de Brita.

“Por lo general, monstruos con hechizos innatos. No tendrán más de diez de ellos, pero si pueden practicar y aprender la magia van a tener acceso a muchos más, lo que las hace problemáticas. Si ellos saben que la magia es un obstáculo para ellos…”

“Está bien si es Nfirea o los goblins, pero los usuarios de magia son unos bastardos mentirosos.”

Enri lo decía con tristeza, dibujando sonrisas tristes en los aldeanos.

“… Pero no le digas a Gown-sama que dije eso, ¿de acuerdo?”

Ese sentimiento convirtió esas sonrisas en risas.

Eso debía romper la tensión, pensaba Enri. Aunque sería malo si estaban demasiado relajados, estar demasiado tensos también evita que la lucha sea eficiente. Ahora, el estado de ánimo parecía el correcto.

Jugem miraba sonriente y satisfecho a Enri. Parecía que él entendía por qué ella había dicho lo que ella había dicho.

“¡No te preocupes. Sólo quédate atrás y dispara. Nos encargaremos de la parte frontal”

Los goblins habían entrenado a la fuerza de defensa precisamente para este papel.

Un pequeño pueblo estaría en apuros si quería reunir armas y armaduras y simplemente no eran suficientes para armar a las fuerzas de defensa. Y al final, todavía eran aldeanos. Puede ser que tengan brazos fuertes para trabajar los campos, pero eso no se traducía en habilidades con la espada. Cualquiera que podía entrenarse en su tiempo libre entre sus tareas como un guerrero para derrotar a los monstruos sería nada menos que un genio.

Con esos puntos en mente, los goblins se daban cuenta que no podían convertir la fuerza de defensa en fuerza de avanzada. En su lugar, decidían enseñarles tiro con arco para convertirlos en la retaguardia.

Aunque su técnica había mejorado y podían alcanzar sus objetivos, sus arcos no tenían mucho poder de penetración, por lo que era difícil dar un golpe directo sobre los monstruos de piel gruesa. Sin embargo, si tenían suerte y disparaban al unísono, había una posibilidad de que pudieran golpear un punto vulnerable.

“¡Muy bien, al igual que entrenamos, el objetivo está al otro lado de la puerta, disparen en línea! Agu, tu tarea es mantener la puerta principal. Se dividirán y atacarán con lanzas. Obedece las ordenes de Brita-san como si fueran de Onee-san y escúchala.”

“Ohhh! ¡Déjamelo a mí!”

“Ese es el espíritu. Ahora, escuchen. Te prohíbo correr. Lucha hasta la muerte.”

“¡Claro! ¡Definitivamente, voy a devolver la amabilidad que mostró por salvarme! ¡De hecho ¿por qué no me pones en la primera línea con los ogros?”

“¡Estúpido niño! Si te dejo hacer eso, acabaras matándote. ¡Puedes decir eso una vez que te hagas más fuerte!”

Después de haber sido regañado por Jugem, el rostro de Agu se llenaba de pesar y algunos de los miembros de las fuerzas de defensa iban a consolarlo.

Enri suspiraba de alivio al ver esto. Por un lado, los aldeanos no lo veían como el que había traído a los monstruos. Por otro, era una prueba de que Agu era aceptado por los habitantes del pueblo.

Ellos eran los últimos en ser forasteros en el pueblo. Aunque no eran rechazados o maltratados, todavía había una distancia entre ellos. Sin embargo, como se veían las cosas, esa brecha se desvanecería si ganaban hoy. Era irónico que el campo de batalla era el mejor lugar para construir lazos de camaradería.

Y era porque sentía esta brecha que Agu luchaba con tanta fuerza. Su objetivo era contribuir a la aldea y elevar el prestigio de sí mismo y de su pueblo. En la sociedad humana, el respeto se gana derramando sangre por ellos. Agu y su gente querían el bienestar de su pueblo en su mente, por lo que su pasión era natural.

“Nfirea, tengo algo que pedirte.”

Enri estaba junto a Nfirea y le susurraba al oído.

“Oh, no, avanzar un poco…ah. Mm. Lo tengo. Entonces…Agu, tengo algo que confiarte a ti. Toma estos elementos alquímicos y úsalos bien.”

Nfirea abría su mochila. Dentro había muchas botellas y papeles.

“Usa estos y lánzalos contra el enemigo. Te perderás si estás demasiado lejos, así que trata de utilizarlos en un rango medio. ¿Estás listo?”

“¡Déjamelo a mí! ¡Mírame cumplir mi misión perfectamente!”

Agu aceptaba la mochila y ya que estaban esperando, uno de los goblins les gritaba.

“¡Están en movimiento! ¡Se dirigen hacia aquí!”

Si uno se ponía a escuchar, podía oír los sonidos de los monstruos rasgar la noche.

“¡Fuerza de Defensa a sus posiciones! Onee-san, ¡cuidado! ¡Nfirea -san también!”

“¡Sí, sí, lo tengo! ¡No muera ninguno de ustedes, por favor!”

“¡Claro!”

“Ahora bien, Enri, ¿de acuerdo?”

Nfirea corría hacia Enri como su escolta. Su trabajo consistía en patrullar las casas para ver si alguien no se había dado cuenta de la emergencia.

Mientras observaban a Enri irse, los goblins de pie tomaban posiciones de batalla.

“La fuerza de defensa, a sus lugares…háganlo. El enemigo está entrando en la zona objetivo.”

No había línea directa de fuego a los monstruos en el otro lado de la pared. Disparar a un blanco invisible requeriría cierta experiencia, pero eso no era algo que cualquier aficionado pudiera hacer, el entrenamiento para ser capaz de hacer eso sería demasiado largo. Como resultado, los goblins habían decidido intentar algo más.

Ellos entrenaban a la fuerza de defensa con flechas especiales. Eso significaba aprender cuánta fuerza usar y practicar el ángulo necesario para disparar a fin de golpear con precisión un área específica. Estar entrenando eso era completamente inútil fuera de circunstancias muy específicas. Sin embargo, como el objetivo del enemigo era romper la puerta y reunirse enfrente de ella, solo con el propósito de atacar la puerta, el entrenamiento era muy eficaz.


La puerta principal temblaba bajo los gritos aterradores de los monstruos y las paredes cercanas se estremecían también.

“¡Muy bien! ¡Los enemigos están en el área de objetivo! ¡Que el Fuego de supresión…comience!”

“¡Comiencen!”

En respuesta al grito de Jugem, los arqueros goblin en las atalayas Shuringan y Gurindai comenzaban a disparar. Siempre y cuando su objetivo estuviera dentro de su línea de fuego, los tiros de los goblins no se desperdiciaban. Gritos de agonía se oían desde el otro lado de la puerta.

La fuerza de defensa se estremecía de miedo y tensión, cuando eran tragados por el aire que estaba lleno del terrible estruendo del campo de batalla. En medio de todo esto, Jugem gritaba una vez más.

“Fuerza de Defensa…¡esperen! ¡No levanten los arcos hasta que lo ordene!”

Se les dijo que no dispararan hasta que el enemigo llegara al lugar objetivo. Sin embargo, en el instante siguiente, cada uno de los que miraban las torres entendía por qué.

Los monstruos habían comenzado a lanzar piedras desde el otro lado de la pared. Cada una de ellas era del tamaño de una cabeza humana.

Aunque muchas se iban por mal camino, incluso un golpe de suerte en las torres de vigilancia los hacía estremecer.

“¡Lanzadores de piedras confirmados! Los lanzadores de piedras enemigos tienen múltiples rondas por lanzar!”

“Cada uno tiene alrededor de 3 piedras y aproximadamente 21 rocas en total. ¡Wuauu!”

Otra piedra lanzada golpeaba una torre de vigilancia y la madera era astillada.

Si ellos comenzaban a disparar, la fuerza de defensa se convertiría en objetivo también.

Era cierto que la fuerza de defensa estaba fuera de la vista del enemigo y su exactitud sería baja. Sin embargo, si tuvieran mala suerte, un solo golpe podría matar a la gente. Incluso una roca débilmente arrojada podría lesionar gravemente a alguien.

La orden de las fuerzas de defensa de no atacar podría decirse que era una estrategia segura, porque demostraba que Jugem no quería que nadie muera antes de que la batalla prolongada pudiera comenzar.

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“¡No crean que no podemos golpearlos sólo porque nos están tirando piedras!”

Gurindai gritaba con enojo y comenzaba a disparar de nuevo. Lo hacía a través de la lluvia de rocas distantes. La fuerza de defensa guardaba su imagen valiente en sus ojos, viendo la forma en que devolvía el fuego sin temor, sabiendo que iba a ser gravemente herido si fuera golpeado. Sin embargo, Jugem no estaba observándolo. Rápidamente observaba su entorno y encontraba nuevos enemigos en un instante.

“¡Kiumei! ¡Serpientes escalando en el flanco izquierdo! ¿Vas a estar bien tu solo?”

“¡No hay problemas, líder! ¡Déjamelo a mí!”

Kiumei, que había estado de pie junto a la parte trasera, espoleaba a su lobo y avanzaba. Delante de él estaban las serpientes gigantes que subían la pared.

“¡Quince, dieciséis! ¡Ustedes dos manténganlo un poco más!”

No había necesidad de palabras de Jugem. Ni una pizca de miedo se podía ver en las posiciones de tiro de los dos arqueros encima de la torre de vigilancia. Sin importarle si la torre se derrumbaba bajo ellos, seguían atacando a los monstruos y esquivando los ataques de piedras. En el flanco izquierdo, Kiumei parecía estar haciéndolo bien contra las serpientes.

Por último, la torre de vigilancia se inclinaba y se rompía bajo la lluvia de las piedras lanzadas. Shuringan y Gurindai saltaron al suelo, rodando varias veces para dispersar el impacto de su caída.

“¡Fuerza de Defensa, Arqueros listos!”

En respuesta a la llamada, los arqueros preparaban sus arcos.

“¡Respiren profundo! ¡Dentro y fuera!…¡Preparen!”

Esta voz era como su formación y por un momento, los arqueros de la fuerza de defensa se olvidaban de que estaban en el campo de batalla. Ignorando el sonido del crujir de las maderas, realizaban los mismos movimientos como lo hacían durante la práctica.

“¡Disparen!”

Catorce flechas realizaban hermosos arcos a través del cielo y desaparecían detrás de la pared, se escuchaban más gritos de dolor de los monstruos.

“¡Increíble”

Agu murmuraba para sí mismo, pero Jugem no tenía intención de dar a nadie el tiempo para ver más.

“Segunda ola lista!…No se asusten…¡Respiren profundo! ¡Dentro y fuera!…¡Preparen!”

En ese tiempo, Shuringan y Gurindai tomaban un respiro y se unían a la ofensiva con la fuerza de defensa.

“¡Disparen!”

Una vez más, catorce flechas volaban adelante, seguidas poco después por dos más. La puerta crujía más fuerte que los gritos del enemigo que se intensificabanó. Las flechas habían conseguido que enloquecieran…por lo que los golpes a la puerta se hacían más intensos.

“¡Apoyo! ¡Cambien las armas!”

La fuerza de defensa se movía como un grupo detrás de las barricadas colocadas detrás de la puerta principal. Cualquier persona que atacara se quedaba atascada en las barras sólidas y picos de obstáculo. La disposición era en forma de L, lo que llevaba a los atacantes a donde Jugem y los ogros les esperaban. Para los intrusos, atacar la puerta sería como saltar dentro de un sartén ardiendo.

“¡Si hay hechiceros, salgan de su línea de fuego!”

“¡Líder!”

“¿Qué te pasa, Agu?”

“Nfirea -san me dio algunos elementos alquímicos y hay pegamento dentro de ellos, ¿Dónde los lanzo?”

“¿Va a ser absorbido por el barro?”

“Sí, pero él dijo que sólo acorta su duración efectiva.”

“Si es así, entonces espera una buena oportunidad y atasca la entrada.”

Después de mostrar que entendían, Agu y su tribu se alejaban como uno. Kiumei regresaba después de derrotar a las serpientes y de inmediato se dirigía al clérigo goblin para recibir curación.

Se oía el ruido de astillas de madera y un lado de la puerta principal caía. Los Ogros enemigos entraban por la brecha.

“Kuku, un montón de idiotas sin cerebro.”

Jugem se burlaba de los enemigos que entraban. Habían cometido un error fatal.

Los monstruos sólo habían entrado por un lado de las puertas. Una vez que ese lado caía, ignoraban el otro lado y se abrían paso, sobre todo porque tenían miedo de ser golpeado por las flechas si permanecían afuera. Sin embargo, con sólo un lado de la puerta abajo, sólo podían venir de uno a la vez, lo que significaba que un montón de enemigos estaban aglomerados y atascados en la entrada. Además, estaban atrapados en el ángulo de una emboscada en forma de L, en el que todos los defensores podían centrar sus ataques en un pequeño número de atacantes a la vez.

“Bienvenidos a la zona de muerte. Hora de morir.”

Los ogros armados en el lado del pueblo tenían una ventaja en un enfrentamiento en contra de sus contrapartes salvajes y las fuerzas de defensa tenían sus lanzas para ayudar. Cualquier ogro que tratara de romper las empalizadas sería tomado por la flecha de fuego, magia y objetos alquímicos de Agu. Los goblins manejaban a las bestias mágicas que atacaban en medio del caos.

La situación táctica era abrumadoramente favorable para ellos y todavía estaban los jinetes de lobos esperando en la parte trasera. Si el enemigo no tenía ningún hechicero, su victoria estaría asegurada. Sin embargo…

“…¡¿Qué es eso ?!”

El pánico se escuchaba en la voz de Jugem.

“¿Eso de ahí es un troll?”

Se veía diferente de un ogro, pero era casi del mismo tamaño. Se tambaleaba rígidamente hacia los defensores, emitiendo una presencia opresiva cuando llegaba. En su equipo, llevaba una gran espada con un aire poco natural.

Una sustancia pegajosa fluía en medio de la hoja. Eso debía de ser alguna forma de magia.

“¿El jefe entró a la batalla? … ¿Podría ser… el gigante de Oriente?”

Sin duda parecía de esa manera. Su fuerte cuerpo parecía que había sido entrenado hasta que era tan duro como el acero y era completamente diferente a cualquiera de los trolls que Jugem conocía. A primera vista, podía ver cómo estaba a la par con la Bestia del Sur.

Sólo un troll requeriría a todos los goblins para manejarlo. Era un enemigo de un nivel que jamás habían enfrentado antes.

“Si ese es el caso…”

Jugem pensaba qué hacer.

Parecía desesperado. La mejor manera sería cubrir la huida de Enri. Si ella no quería, entonces incluso si tuvieran que forzarla…

“… No, esa no es la mejor manera. Esa es la peor manera y nuestro último recurso.”

Habiendo renunciado a ese curso de acción, Jugem hablaba a sus tropas goblin.

“… Muchachos, ahora cada uno de nosotros va a morir. Ni siquiera piensen en cosas infantiles como sobrevivir. ¡Asegúrese de que la marca de sus muertes heroicas quede en los ojos de todo el mundo!”

Los goblins respondían con un rugido lleno de espíritu de lucha. En un instante, los enemigos y aliados por igual parecían congelarse.

“¡Aquí vamos, muchachos! ¡Vamos a mostrarles el poder de los chicos de Onee-san!”

♦ ♦ ♦

 

 

Después de dar una vuelta a la aldea, Enri confirmaba que nadie se quedaba atrás y dejaba escapar un suspiro de alivio. Justo en ese momento, el sonido de algo de última hora llegaba desde el frente. Era seguido por gritos de batalla de ambos lados y el sonido grave y profundo la hizo estremecer.

Ese era probablemente el sonido de la puerta rompiéndose y los goblins que se unían a la batalla. Casi vomitaba por el estrés, pero Enri se obligaba a calmarse. El sabor amargo se mantenía en su boca, pero lo ignoraba al mirar a Nfirea.

“Nfirea. Debemos dirigirnos a la puerta.”

“Entendido. Pero hay que ir al punto de encuentro y calmar a todo el mundo, ¿de acuerdo?”

Las palabras de Nfirea tenían la intención de no interrumpir en el camino de los demás.

Aunque Enri había entrenado en el uso de un arco, ahora que la puerta había sido destruida, la batalla había cambiado a lugares cerrados. Para ser honesto, incluso si Enri fuera ahí ahora, no había mucho que podía hacer.

“No puedo hacer eso. Elegí guiar a los goblins y a los habitantes del pueblo y siempre y cuando sea capaz, tengo que hacerlo. Aunque retroceder sea correcto, no es lo que voy a hacer.”

Ella tenía que estar en la primera línea y ver cómo se libraba la batalla. Después de ver la convicción en los ojos de Enri, Nfirea endurecía sus facciones y asentía.

“Es verdad. Entiendo. Yo te protegeré.”

La expresión seria en el rostro normalmente tranquilo de su amigo de la infancia hacía que latiera el corazón de Enri de manera extraña y maravillosa.

“¿Mm? ¿Qué pasa, Enri? Lo sé, no soy tan bueno como Gown-san, pero no voy a dejar que mueras.”

“… No digas morir.”

“Ah, lo siento. Eso eso…”

Cuando veía a su amigo de infancia luchar con las palabras que utilizaba, como siempre lo hacía, Enri sonreía.

“¡Vamos, Nfirea!”

“¡Ah, sí! ¡Cierto, no tenemos tiempo para perder hablando!”

Los dos corrían a la puerta principal. Debido a que habían comenzado a correr desde la puerta trasera, que estaba más alejada, aunque corrieran a toda velocidad, les tomaría un tiempo llegar allí. Y sin aliento, no había manera de que podían empezar a luchar de inmediato. Con el fin de no dejar que la prisa los cansara, iban a una velocidad moderada.

Sin embargo, solo habían pasado unos segundos cuando…

Los dos escuchaban un sonido que revolvía sus estómagos y detenían sus pasos.

Mirando hacia atrás, observaban a alguien que miraba desde arriba.

Era anormalmente enorme, mucho más grande que un ser humano. No podían comprenderlo en el momento que lo veían, pero esa era su verdadera forma. Tenía una mano en la puerta trasera, que estaba a cuatro metros de altura.

“…Eso, ¿Qué es eso? ¿Un gigante?”

“¡No lo sé! Ah…”

Las palabras de Nfirea se cortaban a media frase y su boca se quedaba abierta. Enri frenéticamente volteaba para mirar lo que le había sorprendido y terminaba haciendo la misma expresión.

Algo estaba subiendo lentamente la pared.

Algo que era demasiado grande como para ser un ser humano.

“¿Podría ser un troll?”

Cuando Nfirea oía esas palabras, Enri se quedaba mirando al monstruo que emergía.

“¿Qué es eso?”

“A pesar de que es la primera vez que he visto a uno, es exactamente cómo he oído que se ven. Si eso es realmente un troll estamos en problemas… Los trolls son oponentes que incluso los aventureros rango oro tendrían problemas. Honestamente hablando, Jugem y los otros probablemente tendrán un momento difícil.”

Enri sentía que su sangre se desvanecía cuando se enteraba de algo que era más fuerte que el ser más poderoso en el pueblo.

El troll estaba revelando su silueta masiva y resoplaba. Luego comenzaba a buscar alrededor de su entorno.

Overlord Volumen 8 Capítulo 2 Parte 3

 

Ante esto, Nfirea agarraba a Enri de la mano y la arrastraba hacia las sombras de una casa cercana. Ahí, él cerraba la boca y susurraba directamente a su oído en un volumen casi inaudible.

“Enri, los trolls tienen narices muy sensibles. Está bien por ahora ya que estamos a favor del viento, pero es demasiado pronto para estar tranquilos. Tienes que salir de aquí… y luego reunirte con los goblins.”

Enri se acercaba a Nfirea y le susurraba al oído.

“No puedo, Nfirea. Si dejamos que eso vaya a la puerta principal, todo el mundo va a morir en un ataque de pinza.”

“Ese podría ser el caso, pero en este momento, que puedo…”

“…Somos los únicos aquí. Eso significa que depende de nosotros detenerlo.”


Entre la brecha de su pelo, los ojos de Nfirea miraban a Enri como si hubiera visto a un loco. También entendía que Enri se había dado cuenta de que acababa de pedir algo imposible para él y ella, pero para ser honesto, no había otra manera.

“No necesitamos ganar o derrotarlo. Sólo tenemos que retrasarlo. Nfirea, por favor préstame tu fuerza.”

“…¿Cómo Vamos a retrasarlo? ¿Atraemos a ese tipo lejos de aquí? Supongo que podría luchar directamente… pero dudo que pueda darle un solo golpe efectivo a él.”

Las tranquilas palabras de Nfirea revelaban una determinación y calma interior. En respuesta, Enri exponía su plan.

“Tengo un plan. Para empezar, vamos a crear a algunos ogros.”

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