Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 4

Capítulo 1: El Comienzo De La Fuga

Parte 2

 

 

«Técnicamente, soy una élite que ascendió a una de las posiciones más altas del clero; ¡¿por qué tengo que sufrir tanto en nombre de los fondos?!».

Y, por si fuera poco, su dinero no fue lo único que perdió.





Le habían arrebatado algo más.

Akari Tokitou, con quien estuvo viajando todo este tiempo, también había desaparecido.

Mientras Menou se veía obligada a enfrentarse de nuevo a su grave situación, murmuró para sí misma en tono sombrío: —Siento que me viene un dolor de cabeza…

Ese era un problema aún mayor que el del monedero vacío. De hecho, la desaparición de esa chica era algo tan grave que la falta de fondos resultaba trivial en comparación.

Después de todo, el papel de Menou era viajar con Akari.

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Akari Tokitou era un Cordero Perdido, invocada desde un país lejano llamado Japón el cual se encontraba en otro mundo, lo que a su vez la convertía en la poseedora de una Pureza Conceptual. El trabajo de Menou como Verdugo era supervisarla para eventualmente encontrar una manera de ejecutarla

Pero ahora su objetivo había desaparecido.


Se cruzó de brazos, preguntándose qué hacer— cuando de repente una voz se burló detrás suyo.

—«Vaya, qué patético».

Se dio la vuelta, pero no había nadie; sólo un par de Escrituras tiradas sobre una mesa. Una de ellas pertenecía a Momo, pero las otras eran la fuente de esta rareza.

De las Escrituras personales de Menou continúo hablando una voz.

—«¿Qué se siente el ser burlada por tu propia asistente?»

—No seas ridícula, Sahara.

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En cuanto Menou pronunció con frialdad el nombre de este fenómeno, las Escrituras emitieron Luz Guía que formó una imagen holográfica.

Una chica con hábito de monja apareció flotando en el aire.

Su cabello plateado y ondulado le llegaba justo por encima de  los hombros, mientras   que sus  ojos entrecerrados le daban un aire somnoliento. No cabía duda de que su rasgo más llamativo era el tamaño.

Era tanpequeña quecabíaen la palma deuna mano.

Aunque   originalmente  trabajaba  como otra miembro del clero, la chica albergaba fuertes sentimientos de celo y envidia hacia Menou que la orillaron a cometer actos considerados tabú. Su plan fracaso, pero de alguna manera su espíritu termino atrapado dentro de las Escrituras de la Verdugo.





Deprimida  por tan  lamentable giro de los acontecimientos, Sahara se pasó un tiempo acurrucada en posición fetal mientras murmuraba “mátame ya” una y otra vez, pero se animó de golpe al ver lo que Momo le había hecho a Menou.

—«Así que Momo secuestro a la pobre Akari. Tu ‘confiable’ ayudante te ha traicionado, Menou~».

—…todavía no se sabe con seguridad si Momo es la responsable.

—«Sí, cierto. Pero es la posibilidad más probable, y estoy segura de que eres plenamente consciente de ello».

—……

Cabizbaja, Menou guardo silencio.

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Y es que Sahara tenía razón. Por mucho que le doliera, todo apuntaba a que Momo se había fugado con Akari, yencima por voluntad propia. La cinta para elcabello de Akari y las Escrituras de Momo lo demostraban. Si añadimos la nota, no cabía duda de que las dos chicas acordaron marcharse.


—«¿Qué harás?Esta decisión no tieneningúnsentido para una ayudante del Verdugo. ¿No va siendo hora de que reportes a ese violento engendro como una traidora a la causa?».

—No voy a hacer eso. Estoy segura de que debe tener sus buenas razones para hacer lo que hizo. Además, es mi asistente. Tengo que asumir la responsabilidad.


—«…ugh. Es tan típico de ti ser blanda con ese monstruo. Me da escalofríos».

Menou ignoró fríamente la insistencia. —Qué pena. Este hecho significa que tendré que lidiar contigo más tarde.

Las acciones de Momo no podían ser ignoradas. Por lo tanto, la ejecución de Sahara, quién había cometido grandes tabúes, tendría que esperar.

Menou golpeó ligeramente las Escrituras con su nudillo.

—Sahara, ahora mismo eres una entidad tabú. Lo siento, pero ya no tengo forma de salvarte. A lo mejor deberías  estar  agradecida con Momo,  porque ese “monstruo”, como tú la llamas, alargo tu vida.

Esta vez, fue Sahara quien se calló tras un comentario sarcástico.

Incluso si la Sociedad Mecánica tuvo que ver, sus acciones eran imperdonables. Además de intentar matar a Menou, se fundió con unas Escrituras al adoptar las características de la Sociedad Mecánica. Básicamente había pasado de ser humana a transformarse en una forma de vida basada en la Fuerza Guía.

Ahora su propia existencia era un tabú.

Perder el cuerpo todavía conservando el alma y el espíritu era un fenómeno raro. Una vez que Menou alcanzara a Momo y la contuviera, tendría que ocuparse también de esta situación. Tenía planeado ofrecer las Escriturasquecontenían a Sáhara como una pruebacuando informara a sus superiores sobre el incidente.

—Pensaba entregarte a la iglesia de la siguiente ciudad, pero ahora no tengo tiempo para eso. Cuando recupere a Momo, tendré que llevarte conmigo hasta la Tierra Santa.

Para llegar a su destino y a la Espada de la Sal, Menou tendría que pasarpor la Tierra Santa:la basecentral de Las Fausto. Hacer esa parada se había convertido en una necesidad desde el momento en que había decidido utilizar la Espada de la Sal para matar a Akari, lo cual resultaría imposible a través métodos convencionales.

—Lo que hagan contigo después no es de mi incumbencia… si yo fuera tú, iría poniendo en orden mis pensamientos.

Menou sólo se abstuvo de quemar sus Escritura para deshacerse de Sahara porque no entendía realmente enlo quese había convertido la antiguamonja. Lo único que sabía es que la presencia de este bug en sus Escrituras parecía entorpecer sus encantamientos. Por ahora, tendría que tomar prestadas las que Momo había dejado atrás.

—Necesitaré que te mantengas fuera de la vista de todos. Obviamente, nada de adoptar una forma visible con la Luz Guía hasta entonces, e intenta mantener la boca cerrada.

—«¿…y si me rehusó?»

—Tendré que considerar el adelantar la ejecución.

Era raro que un humano se transformará en una forma de vida basada enlaFuerza Guía, pero no era del todo insólito. Aun así, no dejaba de ser desconcertante para Menou que Sáhara siguiera existiendo de alguna manera dentro de sus Escrituras. Una de las principales razones por las que no quemó el libro en el acto fue que no se sabía si eso empeoraría la situación. Hasta se le paso por la cabeza que la marioneta de los deseos podría materializarse de nueva cuenta.

No obstante, lo cierto es que una pequeña cantidad de simpatía por Sáhara y la reticencia a matarla por segunda vez también ayudaron a mantener bajo control la mano de Menou.

—«…ya veo».

Sáhara, sin embargo, respondió imperturbable:

—«Haz lo que quieras. No tengo intención de ayudarte, y desde luego que tampoco deseo que me ayudes. Soy una monja traidora que cometió un tabú; tú eres una sacerdotisa Verdugo que se deshace de las personas que cometen tabúes. ¿Me perdí de algo?».

—…bastante cierto.

Si eso era lo que sentía Sahara, no había nada más que Menou pudiera hacer. Como mucho, podía ofrecerle alguien con quien hablar, o al menos por el poco tiempo que le quedaba antes de marcharse para siempre.

—De cualquier manera, todavía tengo que ir tras Momo primero. Hace falta una buena explicación de su parte.

—«¿Cómo? No veo que estés en condiciones para lanzarte a una persecución internacional».

Sahara miró el bolso vacío de Menou y sonrió.

—«Por no decir que estás quebrada, ¿o me equivoco?».

—No, supongo que no…

Tenía toda la razón. Había que resolver este problema fundamental antes de que Menou pudiera tomar cualquier otra medida.

Por supuesto, planes para solucionarlo no le faltaban. Menou se arrodilló y deslizó una de sus manos dentro de su bota hasta la pantorrilla. El crujido del papel moneda rozó las yemas de sus dedos. Lo agarró y sacó un billete de diez mil.

—«…corrección; supongo que no estas totalmente quebrada».

—Como es natural. Ya te imaginaras que no es mi primer viaje.

Sahara sonaba decepcionada, peroMenou la ignoró.

La sacerdotisa no era tan tonta como para poner todos sus fondos en un pequeño bolso. Siempre llevaba consigo una pequeña cantidad. No era mucho, pero debía ser suficiente para comprar comida y agua para atravesar el desierto.

—«Sin embargo, todavía no es suficiente».

De nuevo, no se equivocaba.

Si Menou cruzaba el desierto con tan poco, se le acabaría todo para cuando llegara a la frontera. Si Momo esperaba escapar de la persecución, probablemente viajaría en tren, y si Menou aceptaba un trabajo para conseguir más fondos para el viaje, perdería la oportunidad de alcanzarlas.

Por lo general, cuando las Verdugos como Menou necesitaban pedir dinero para sus misiones, se les encargaba resolver alguna dificultad local. Como eran forasteras en la parroquia, se aceptaba que tuvieran que trabajar para ganarse el presupuesto.

Incluso si Menou llegaba a la siguiente ciudad, no había garantía de que la iglesia de allí le entregara sin más el capital que necesitaba. Definitivamente, perdería el rastro de Momo y Akari si perdía más tiempo negociando.

Menou se puso a pensar con el billete en la barbilla.

«¿Cuáles serían los motivos de Momo para llevarse a Akari?»

Debieron partir mientras Menou luchaba contra Cadena de Hierro, e incluso lo pensaron lo suficiente como para cortarle los fondos. El giro de tuerca cayó como un rayo para la joven Verdugo.

Menou yMomo eran muy unidas. Se conocían desde su infancia en el monasterio. Seguramente el parentesco que habían construido a lo largo de los años no estaba solo en la mente de Menou.

Entonces, ¿por qué Momo iría en contra de las órdenes de Menou y se llevaría a Akari?

Buscó en su memoria algún momento que pudiera explicar este suceso—y lo encontró.

—Ya que esta misión implica estar con el objetivo durante un largo periodo de tiempo, por favor, permite que yo me encargue de ella… no creo que esta misión… te convenga, senpai.

Eso lo dijo cuándo partieron del Reino de Grisarika. En aquel momento, Momo dudaba de que Menou fuera apta para el trabajo.

Habían pasado dos meses desde entonces.

—…así es como Momo veía las cosas—, susurró Menou para símisma, en voztanbaja quenisiquiera Sahara pudo oírla.

Comprendió débilmente por qué Momo había hecho un juicio no autorizado, pero eso sólo hizo que su ceño se frunciera más.

Momo era excepcionalmente hábil. A pesar de ello, su proceso de pensamiento podía ser un poco egocéntrico, seguramente porque podía resolver la mayoría de los problemassimplemente confiando en su fuerza ycapacidad. Su enfoque fundamental consistía en rectificar los problemas de la forma que ella considerara más adecuada. La chica rara vez consideraba métodos que no fueran naturales para ella.

Por lo tanto, era fácil predecirla.

Su trabajo en el campo era increíble, pero era demasiado exigente a la hora de elaborar sus planes. Aunque Momo seguía obedientemente las órdenes de Menou cuando estaba bajo su supervisión directa, el hecho de que le costara atenerse a las órdenes en cualquier otra circunstancia era la razón por la que seguía siendo una asistente.

Cuando se viajaba con alguien tan inexperto como Akari, naturalmente se tardaba mucho más en ir de un sitio a otro. Momo tenía que ganar tiempo para evitar que Menou la alcanzara.

Sin embargo, había una forma fácil de evitarlo.

—Supongo que a Momo jamás se le paso por la cabeza que yo podría pedirle ayuda a esa persona.

—«¿Cual persona?»

Sahara no sabía a quién se refería Menou.

—Resulta que conozco a alguien con mucho dinero.

***

 

 

—¿Dinero? ¡Cómo no!

La persona a la que Menou pedía fondos para el viaje aceptó de buena fe antes de que se mencionara siquiera una cifra.

Esta generosa figura resultaba ser también muy hermosa. Era bastante alta para ser una mujer, dotada de armoniosas curvas y con un vestido notablemente escaso que las acentuaba todas. Incluso sin ningún tipo de adorno, ya era sorprendentemente bella. Pocas personas podrían presumir de una educación noble, rasgos naturales y una personalidad que encajaran tan bien.

Se llamaba Ashuna Grisarika, la joven y poderosa Princesa Caballero del Reino Grisarika.

Había luchado junto a Menou durante la redada que conllevo la caída de Cadena de Hierro. Ashuna tampoco salió ilesa de aquel combate, pero no tenía cicatrices visibles. Lo más probable es que haya utilizado el Incremento Guía para acelerar su curación, al igual que Menou.

—¿Estás segura? Todavía no he dicho cuánto necesito.

—No importa.

Ashuna cruzó las piernas y sonrió con elegancia, con sus ojos azules brillando.

—Si prestarte dinero te pone en deuda conmigo, no podría pedir nada más. Vamos, dame un número. Cuantos más dígitos mejor. Lo ideal sería una cantidad que no pudieras devolver nunca.

—…muchas gracias, pero prefiero pedir prestado el mínimo necesario. Te reembolsaré lo antes posible.

—¿De verdad? Pues es una pena—. Ashuna se mostró genuinamente decepcionada.

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No prestaba porque le importara poco su fortuna, sino porque sabía que Menou era una inversión que garantizaba un buen rendimiento. La deuda la saldaría la propia Ashuna cobrando a Menou, y este afán claramente incomodó a la sacerdotisa. No parecía particularmente molesta por esto. De forma suelta se limitó a lanzarle su bolso a Menou.

—Toma, coge todo lo que quieras.

—…gracias.

Menou era consciente de la personalidad galante de la princesa y de que era mejor no protestar. Así, se limitó a coger unos cuantos billetes de diez mil del monedero y se lo devolvió.

—Sitodolo que necesitases una cantidadtantrivial como para ser almacenada en un monedero, el simple hecho de que te preste dinero y me lo devuelvas no sería divertido. Esta es una oportunidad rara. ¿Quizás debería poner algunas condiciones?

—No estoy pidiendo dinero prestado para tu entretenimiento, pero… de acuerdo. ¿El reembolso viene con intereses o algo así?

—¿Intereses? ¿Dónde está la diversión en eso?

Cobrar intereses era una táctica habitual para prestar dinero. Entretanto siempre parsimonioso Menou se preocupaba por si sería demasiado excesivo, una sonrisa malvada se extendió por el rostro de Ashuna mientras aceptaba la cartera de vuelta.

—Hrm, ¿así que sólo has pedido prestados cincuenta mil? Entonces no hace falta que me reembolses. En su lugar, haré que hagas algo divertido para mí.

A pesar de que le dijeron que no tenía que devolver el dinero, los temores de Menou sólo se duplicaron.

Observó y escuchó con creciente temor como Ashuna se puso de pie.

—Como ya abras de imaginar, tengo una afición por la ropa.

—Sí, bueno, supongo que eso tiene sentido.

El vestido que Ashuna solía llevar tenía un diseño único e innovador. Era fácil suponer que la mujer era exigente con la moda.

¿Pero qué tenía eso que ver con sus condiciones para prestar dinero? Mientras Menou se esforzaba por ver la conexión, Ashuna se dirigió a un armario en una esquina de la habitación.

El armario estaba lleno de todo tipo de prendas.

El vestido de Ashuna era realmente notable, pero los otros conjuntos de su armario también hablaban de su afición por las galas. Ashuna tomo uno con una sonrisa lobuna.

—Aquí tienes, Menou. Te pediré que lleves esto durante un tiempo. Ah, y no te preocupes. Haré que mi sastre lo ajuste a tu talla.

—¿…perdón? ¿Quieres que me ponga esto?

Mirando el traje que le habían entregado, Menou no pudo evitar que una rara expresión de estupefacción cruzara su rostro.

***

 

 

Pocos territorios de este continente contaban con una población y una superficie lo suficientemente grandes como para considerarse naciones.

El entornodificultaba la supervivenciaconstantede la humanidad debido a los peligrosos monstruos, los poderosos soldados sortílegos y, sobre todo, las secuelas de los Errores Humanos. Como todas las naciones estaban rodeadas por alguna Frontera Salvaje, la mayoría de los habitantes de este mundo ni siquiera se planteaban viajar de un país a otro.

Si alguna vez hubo una razón para que los ciudadanos ordinarios consideraran aventurarse a través de estas peligrosas regiones, seguro fue para ir de peregrinación a la Tierra Santa en el oeste del continente. Dado que atravesar la Frontera Salvaje suponía un gran riesgo, la mayoría de las personas sólo intentaban el viaje una vez en su vida, si es que lo intentaban. Por eso, la mayoría de los humanos de este mundo sólo se referían a moverse dentro de su tierra natal cuando hablaban de viajar.

Los Trenes Guía eran indispensables para el transporte por cualquier zona que fuera al menos relativamente segura. En todos los países se trazaban vías, lo que los convertía en la forma más popular de viajar de la humanidad. La locomotora que atravesaba las llanuras, pasando por el desierto del centro del continente, y se dirigía a la región montañosa también se utilizaba para los viajes internos.

Su diseño interior era minimalista. Había un pasillo en el centro de cada vagón, con asientos a cada lado. Las sillas cubiertas de tela roja se veía cómodas, pero en realidad hacían muy poco para proteger a los pasajeros de la sensación de movimiento del armazón del tren. Dado que se diseñaron pensando sólo en la apariencia y sin ningún tipo de amortiguación, sentarse en ellos durante mucho tiempo significaba sentir las sacudidas del tren lo suficiente como para dejar el trasero de cualquiera adolorido. No por nada eran famosos por su incomodidad.

Momo y Akari estaban en dos de estos asientos, platicando sobre Menou para pasar el rato.

—Sé que Menou siempre lleva su túnica de sacerdotisa, ¿pero no piensas que todo lo queda bien? Es increíble cómo puede ser tan genial y a la vez llevar ropa bonita. Todavía recuerdo el traje de sirvienta que llevaba cuando nos conocimos. Era tan elegante y a la vez tan sencillo y adorable… ¿alguna vez has visto a Menou con un atuendo así, Momo?

—¿Te refieres a lo que uso durante el Reino Grisarika? Por supueeeesto que sí. ¡Como imaginaraaaas, fui yo que confeccionó ese atuendo! ¡Muchas gracias por el cumplido, idioooota!

—¡¿Qué?! ¿Puedes hacer cosas así? Maldita sea, yo no tengo esas habilidades…

—Oooobvio. He estado registrando el crecimiento y la moda de mi senpai desde que éramos pequeñas, y no escatimo esfuerzos por su bien. A diferencia de cierta persona que probablemente ni siquiera sabe cocinar, o coser, o infiltrarse y registrar un lugar, o alejar a los civiles de una batalla, ¿hmmm?

—¡Grrr…!

Se trataba de una sacerdotisa asistente criada en un monasterio de la Tierra Santa; la otra era una pérdida de otro mundo. Con dos personalidades y experiencias muy diferentes, la pareja no tenía nada más sobre lo que discutir—nada más, a excepción de Menou, claro está. Y resulta que Menou era el tema que más les interesaba a ambas.

Aunque se resistían a reconocerlo, la pareja tenía mucho sobre lo que conversar cuando se trataba de Menou.

—Ya que estamos con el tema de su vestimenta, antes de que subiéramos al tren mencionaste que borro tus álbumes… ¿pero estás segura de que las borro todas? Las Escrituras pueden grabar fotos y cosas, ¿no? En el fondo Menou es demasiado buena gente, así que dudo que haya borrado todo. ¡¿Me equivoco?! ¡Esto significa que todavía tengo la oportunidad de ver a la joven Menou!

—En realidad, podría ser… pero dejé mis Escrituras con mi senpai. Así que, de cualquier manera, no tengo nada que mostrarte.

—¡¡OH, VAMOS–espera, ¿por qué dejaste tus Escrituras con ella? ¿Esa cosa no sirve como un arma?

—Rara vez uso mis Escrituras en batalla. Además, las Escrituras que están enlazadas para comunicarse también pueden localizarse unas a otras si están lo suficientemente cerca.                                    Menou podría  usarla  para encontrarnos, así que tuve que dejarlas.

—Hmph. ¡Gracias por nada, Momo!

—Cierra la boca, inútil—. Con cara de satisfacción por la tonta ventaja de ser la única que había conocido a Menou de pequeña, Momo se cruzó de brazos con suficiencia ycambió de tema. —Ahora bien, ya que tenemos tiempo libre, hablemos de otra cosa.

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—¿Qué puede ser más importante que las fotos de Menou?

—Déjalo. Aunque tuviera mis Escrituras, nunca te las enseñaría. Vamos a cambiar de tema, ¿vale? Tengo preguntas sobre tus recuerdos.

Unos cuantos pasajeros más viajaban en el mismo coche que las dos jóvenes. Momo miró a su alrededor para confirmar si había oyentes no deseados, y luego mantuvo la voz lo suficientemente baja como para perderse entre los sonidos del tren en marcha mientras sacaba a relucir el tema del que hablaban casi con la misma frecuencia que se insultaban.

—Utilizaste un encantamiento potenciado por tu Pureza Conceptual para retroceder el tiempo de todos en el mundo, con la muerte de mi senpai como catalizador. Eso es correcto, ¿sí?

—Mm-hmm.

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