Shokei Shoujo no Virgin Road (LN)

Volumen 4

Capítulo 1: El Comienzo De La Fuga

Parte 1

 

 

Cuando se bajó del tren al andén, lo primero que pensó fue hay demasiado humo, pero se equivocó.

Esta joven de cabello negro agarraba un pasaje de tren en la mano mientras miraba la estación de varias vías, ladeando la cabeza confundida ante las curiosas vistas.


Se trataba de una chica encantadora y de rasgos juveniles, con una mirada más tierna que lo que llamaríamos ‘sexi’. Y si bien su busto atraía las miradas hacia su blusa, su atuendo en general era elegante y refinado, y lo llevaba con total naturalidad.

Akari Tokitou: una perdida invocada desde otro mundo, con un espantoso poder conocido como Pureza Conceptual acoplado a su alma.

Sus ojos, usualmente rebosantes de energía, se mostraban ahora bastante sombríos. La cinta para el cabello que solía mantener su melena despeinada en su sitio no aparecía por ninguna parte, ya que la había dejado al cuidado de la amiga en la que más confiaba en este mundo. Akari insistió en dejársela para que Menou supiera que había partido por voluntad propia.

Con la cabeza un poco más ligera que antes, miró a su alrededor a través de la extraña niebla.

El suelo pavimentado con adoquines producía un sonido satisfactorio tras el peso de sus pisadas. Pequeña, pero cuidadosamente elaborada, la plataforma parecía estar cubierta de algún tipo de calina. «Pero si fueran solo estelas de humo, habría olor». Y si fuera niebla, Akari debería haber sentido la humedad en su piel. Mientras miraba a su alrededor buscando una explicación, pronto se dio cuenta de lo que se trataba.

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No era alguna clase de vapor, sino motas pequeñas y luminosas.

Luz Guía.

La manifestación del ‘poder’ utilizada para conjurar encantamientos en este mundo.

Buscó la fuente y la encontró rápidamente. Los Trenes Guía parados en la estación producían Luz Guía mientras sonaban sus silbatos de vapor. Este brillo fosforescente procedía de los motores. El tren emitía suficiente luz como para que el andén se viera borroso.

Akari sonrió un poco ante esta visión. No se parecía a nada de lo que hubiera visto alguna vez en Japón.

Recordó un momento de dos meses antes en el que su compañera de viaje produjo burbujas luminosas utilizando una moneda de cinco céntimos para alegrar a una niña.

—Me pregunto qué estará haciendo Menou en estos momentos…

Para Akari, la relación que alguna vez compartió con Menou era algo sumamente preciado; algo que había nacido en este mundo. Esa chica era más importante para ella que cualquier otra cosa sobre la tierra. Siempre la había

visto como una protectora—sin embargo, ahora se encontraban separadas.

Suspiró.

Sin que se diera cuenta, la nostalgia se transformó en tristeza. Levanto la mano y agarró el aire para ver si podía capturar la luz en un intento de sacudirse el desaliento.

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No sintió ninguna sensación en su palma. Las partículas brillantes desplazadas por el movimiento de la mano se dispersaron, desvaneciéndose como el paso del tiempo. Mientras observaba la Luz Guía danzando ante sus ojos, una pregunta surgió en el fondo de su mente.

«De todos modos, ¿qué es exactamente la Fuerza Guía?»

Mientras que la base de la civilización en el antiguo mundo de Akari era la ciencia, la raíz tras la mayoría de los desarrollos culturales en este sitio se dieron gracias a la conjuración.

La Fuerza Guía—una energía que no existía en la Tierra—era un aspecto tan fundamental que formaba parte de la definición de la vida misma. Era la diferencia más significativa entre este mundo y el de Akari, y ahora mismo, estaba flotando justo delante de sus ojos.

«Una fuerza que lo guía todo… ¿cómo un poder así de enigmático se convirtió en el fundamento para conjurar encantamientos mágicos?»

Akari se perdió en la curiosidad intelectual por un momento—entonces algo la golpeó ligeramente en la espalda.

—¡¿Bwah?!

—¿Qué eres, una niña?

Una chica pequeña, dos o tres años menor, la había embestido bruscamente por el hombro. Llevaba una túnica de sacerdotisa blanca y resopló cuando Akari gritó de sorpresa.

Adorable sería, sinlugar a dudas, la primera palabra que le vendría a la mente acualquiera que viera a esta chica. Había acortado considerablemente la falda de su túnica, que por lo general le llegaba hasta los tobillos, y le añadió un montón de volantes. Sus elegantes piernas estaban protegidas de la intemperie por unas mallas negras.

—A menos que en secreto tengas diez años, por favor, no juegues con la Luz Guía. Si no se usa para producir algún tipo de encantamiento, no tiene mucha presencia física—. El tono de la niña era cortante al reprender a Akari por su comportamiento curioso.

A pesar de sus ojos inocentes y su baja estatura, su actitud era tan abiertamente grosera que la hacía parecer más molesta que entrañable. Y es que su naturaleza era mucho más agresiva de lo que sugería cualquier impresión inicial.

—Momo…

Akari sólo dijo el nombre de su compañera, pero fue suficiente para que los ojos de Momo se entrecerraran con fastidio.

Aunque conocía bien la verdadera personalidad de Momo, seguía siendo frustrante enfrentarse a una provocación tan flagrante. Los labios de Akari se torcieron en un puchero.





Al notar el enfado de la otra chica, Momo la miró fijamente desde media cabeza por debajo de su línea de visión.

—¿Vas a llorar? Si tienes alguna queja, estaré encantada de escucharte.

—¿Ah, sí?

Obviamente, Momo estaba tratando de presionarla, pero Akari tampoco tenía intención de ocultar su hostilidad. Se sentó en un banco, se cruzó de brazos y acrecentó el timbre al final de sus oraciones.

—¿Cuál es el problemaaaa? Todavía tenemos muchotiempo antes de que llegueel próximo tren. Soy libre de curiosear si así lo deseo. Además, es bastante molesto que critiques cada pequeña cosa que hago, Momo. ¿Cuál es problema? ¿Eres una cuñada amargada? ¿Te pone celosa que sea la favorita de Menou?

—¿Te importaría guardarte tus fantasías para ti? Luego de todo el trabajo que me ha costado planificar este viaje y hacer los preparativos, lo último que quiero oír son las quejas de una inútil. Si no puedes responsabilizarte de tus propias acciones, es obvio que no puedes hacer lo que quieras. Maldita ridícula. Además, ¿entiendes que ni siquiera quiero hablar contigo?

—¿Oh, de verdaaaaaad?

El intercambio se acentuó, marcando el inicio de una guerra verbal sin cuartel. Ni siquiera se molestaron en disimular los ceños fruncidos, y el aire prácticamente crepitaba de tensión donde sus miradas se encontraban.

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El lado brillante y amistoso que Akari mostraba con Menou no se vio por ningún lado cuando se llevó la manga de su blusa blanca y ondulada a la boca y soltó una risita forzada.

—¡Aj-ja-ja! Oh, querida Momo, eres tan divertida. Reitero; si no quieres hablar conmigo, ¿por qué respondes a cada pequeñísima cosa que hago? Olvidar lo que dices sugiere que tal vez tu cerebro es tan pequeño como tu cuerpo–oh, lo siento. ¿Te acompleja ser una enana, no?

—Serás…

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El gesto poco característico de Akari logro que su insulto fuera todavía más mordaz. Había tocado un nervio. Los labios de Momo se afinaron, aunque no abandonó su adorable sonrisa.

Tomó asiento en el banco lo más lejos posible de Akari, cruzando las piernas recubiertas con las medias negras. Al encontrarse con los ojos de Akari con una mirada de reojo, Momo le dio un golpecito sonriente en un lado de la cabeza con un dedo enguantado de blanco.

—Me sorprende que un Error Humano que pierde sus recuerdos cada vez que usa su poder se preocupe por mi mente. Si yo fuera tú, andaría más pendiente de mi propiocerebro…aunque, supongo quenunca tuviste mucho con qué trabajar. Tal vez tu personalidad sea un poco más soportable cuando se quede en blanco. Entonces no tendré que preocuparme tanto por la seguridad de mi senpai.

—¡Ja! Te compadezco, mi querida Momo. Veo que tu personalidad de mierda no tiene arreglo. No quiero ni imaginar lo horrible que sería tener que pasar toda mi vida junto a una mente tan retorcida. Es una tontería que te preocupes por Menou cuanto tu presencia casi nunca influye en algo.

—Hablas demasiado, siendo que lo único que tienes a tu favor es un poder regalado y un par de bultos de grasa, inútil.

—¡Que cínico viniendo de una zorra astuta! Si sabes que Menou realmente no cree que seas buena, ¿verdad? ¿Por eso siempre te haces la inocente cuando hablas con ella?

—¿Perdón? No quiero oír eso de una ramera dos caras; tan desesperada como para invertir sus propios recuerdos y seguir actuando como una damisela en apuros. ¡No eres más que una cobarde patética!

Un ambiente tormentoso se reunió alrededor de la pareja, oscureciendo la plataforma, que de otro modo sería pacífica. Los pobres transeúntes las evitaron como a un par de leprosas. La lengua de Momo era todavía más afilada que de costumbre, afinada por el odio que se estuvo guardando desde que comenzó este viaje; sin embargo, Akari también tenía una o dos cosas que desde hacía tiempo quería dejar claras.

—¿Sabes algo, Momo? Ya que lo mencionas, tú eres la verdadera cobarde. Conoces a Menou desde hacía taaaanto,                       pero  ni           siquiera                       puedes        mantener  una conversación normal con ella sin montar tu teatrillo de la kouhai adorable… ¿tan poca confianza tienes en ti misma?

—Aj, ja, ja, ja, ¡JA! Mejor eso a ser una cabeza hueca que ni repitiendo los mismos eventos una y otra vez ha logrado ganarse el corazón de mi senpai…

Un objetivo común había unido a Momo y Akari, pero no eran camaradas, ni mucho menos amigas. El llamarlas ‘enemigas naturales’ incluso valdría solo como un vano eufemismo. Un dúo incompatible en el sentido más genuino de la palabra.

—…whew. Me sorprende que una criatura tan pequeña pueda almacenar tantos insultos, Momo.

—Y de ti no sorprende viendo esa panza, supongo.

Con eso, se dio un alto al fuego para que ambas partes pudieran recuperar el aliento.

¿Quizás la pareja se había dado cuenta de la infructuosidad de su lucha? La multitud cercana que esperaba el mismo tren sintió una sensación colectiva de esperanza, pero resultó ser efímera. Al cabo de un rato, las chicas volvieron a mirarsea los ojos, soltando chispas como un jersey de lana frotándose contra una cobija luego de un tempestuoso día de invierno.

Akari fue la primera en hacer otro disparo.

Abrió con un golpe, lanzando un fuerte y deliberado suspiro.

—Oh, vaya. Parece que el no llevarse bien con tu compañera de viaje estropea toda posibilidad de diversión. ¿No estás de acuerdo, querida Momo?

—Qué casualidad. Estaba pensando que los viajes son mucho más agotadores al lado de una persona absolutamente desagradable.

—¡Sí, te comprendo a la perfección! ¡Por fin estamos de acuerdo en algo!

Aunque el tono de Akari era ligero, había suficiente calor detrás de cada una de sus palabras como para chamuscar las cejas de losoyentes. Siguió con la alegre pero desconcertante conversación, y de repente bajó la voz—

—No es de extrañar que Menou siempre se asegure de viajar separada de ti, Momo.

…y en ese momento, a Momo le saltó una vena en la frente.

La calumnia la había golpeado justo donde le dolía. Por un momento, el nivel de rabia que no podía ocultar del todo alcanzó un grado francamente asesino. No obstante, incluso     cuando     Momo  dejó  escapar un  resoplido

abrumador como diciendo voy a arrancarte la cabeza, mantuvo una sonrisa superficial.

La expresión de calma de Akari, a su vez, también se mantuvo firme, a pesar de estar percibiendo las malas vibras de una chica que bien podría abollarle el cráneo de un puñetazo. Debió haber una regla tácita sobre que la primera en dejar de sonreír sería la perdedora. Digno de una batalla de orgullos absurda y sin sentido.

Shokei Shoujo no Virgin Volumen 4 Capitulo 1 Parte 1 Novela Ligera

 

 

—La única razón por la que estoy viajando separada de mi senpai es porque un pequeño y desagradable     parasito     se     interpuso     entre     nosotras, ¿entiendeeeees? Estoy segura de que cada segundo que pasa lejos de ti debe caerle como un soplido de aire fresco.

—¿Eso piensaaaaas? ¿No se te ha pasado por la cabeza que a lo mejor Menou solo trataba de escapar de la molesta acosadora que utiliza su posición para tomarle fotografías sin su consentimiento? ¿O acaso no eres consciente de que tienes una personalidad horrible, Momo? Un tantito de consciencia no te haría mal.


—Yo diría que eres tú quien tiene que darse cuenta de lo horrible que eres. Estoy segura de que debió haber sido duro para mi pobrecita senpai el viajar con una mujer tan desagradable y podrida.

A diferencia del grandioso intercambio de insultos de la primera ronda, ahora la pareja estaba utilizando a alguienque no estaba presente para apuñalarse las piernas. Si la persona en cuestión pudiera escuchar esta discusión, sin duda le daría un dolor de cabeza instantáneo por lo absurdo de la misma.

Pero, lamentablemente, no había nadie aquí para mediar entre los dos.

—Por cierto, con respecto a esas supuestas fotos furtivas, tengo un álbum entero de cuando mi senpai era niña. ¿Te gustaría verlas?

—¡¿…?!

La repentina bola curva dejó a Akari en silencio por primera vez desde que comenzó la guerra.

Las Escrituras de una sacerdotisa poseían la capacidad de grabar imágenes en la forma de un encantamiento. Momo había hecho un uso exhaustivo de este, ya que era uno de los pocos encantamientos en los que destacaba, para crear un extenso (y muy poco ético) álbum de su amada senpai.

Akari era bien consciente de esto. Sus ojos se movieron de un lado a otro, revelando un conflicto interno sobre el hecho de morder el anzuelo.

Deseaba desesperadamente verlo, pero lo último que quería hacer era pedirle a Momo que se lo enseñara. Akari también tenía su orgullo—y no obstante… sus sentimientos chocaron, y gimió por la angustia.

Momo se deleitó, y por supuesto que no se molestó en ocultarlo.

—¡Aj-ja-ja-ja, eres taaaan estúpida! Como si fuera a enseñártelo aunque me lo pidieras. ¡idioooota!

—¡¿QUEEE–?! T-Tú pequeña…!

Mientras Momo se reía en lo que de cierto modo fue un alarde propio de su edad, Akari la miró vengativamente. Sintiendo claramente que tenía ventaja, sacudió la cabeza y adoptó un tono complaciente.

—Mi ‘Colección Senpai’ es mi más radiante tesoro; el resultado de muchos años de trabajo arduo, ¿sabes? Y aunque quisiera… mi senpai lo borró hace tiempo, así que ya no está—. Recordar esto hirió a Momo.

Se desplomó bruscamente, cubriéndose la cara con las manos. Menou la había tentado con el premio de una foto en traje de baño, y luego había borrado sin piedad toda la colección con sus propias manos.

—¡E-Espera, ¿cómo que ya no están?!— Akari parecía igualmente sorprendida por haber perdido la oportunidad de ver las fotos de Menou.

Por cierto, Momo aún no se había dado cuenta debido a su angustia en ese momento, pero Menou sólo borro realmente las fotos que le tomaron sin su consentimiento. La bondad de su corazón era tal que se aseguró de no borrar las que fueran tomadas en circunstancias normales.

—Está bien, pero…

Mientras la pareja intentaba recuperarse de su mutua conmoción para volver a los insultos, sonó una campana que indicaba la llegada de un tren.

Era el que debían tomar a continuación.

El bullicioso sonido de su llegada obligó a Momo y Akari a acallar su discusión. Ambas lamentaron los insultos que no alcanzaron a ser dichos. Aunque cada una llevaba una expresión que decía que sólo estaba empezando, no eran tan tontas como para arriesgarse a perder el tren por ello.

—…oye, Momo. Lo que dijiste antesde salir del oasis era cierto, ¿no?— preguntó Akari.

—Por supuesto. No tengo ninguna razón para mentir sobre eso. Si no, ¿por qué me iba a molestar en traerte conmigo?

Las dos chicas se levantaron para subir al tren. En lugar de pelear, hablaron de cuál sería su próximo movimiento.

Akari se había separado de Menou, su amiga más preciada en el mundo. Y Momo se llevó a la Errante a sabiendas de que también la molestaría.

Dejaron atrás a Menou con un único fin—


—Mi senpai estará tan ocupada persiguiéndonos que no tendrá tiempo para traicionar a Las Fausto.

…y ese fin era salvarla de su destino.

—¿Estássegura de queMenou nonosva a alcanzar?

—Debemos llevarle al menos tres días de ventaja. Por supuesto que lo estoy.

—¿Tres días?

—¿Piensasquesimplemente huiría de misenpai sin tomar alguna precaución?— Está claro que a Momo no le importaba tranquilizar a Akari, pero se explicó de todos modos. —Antes de partir del oasis, tome todo el dinero.

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Estará demasiado ocupada recaudando fondos como para venir a perseguirnos.

—…vaya—. Akari parecía sorprendida por su método despiadado. —Realmente eres una persona desagradable, Momo.

—Obvio—, respondió con frialdad. —No existe Verdugo que sea agradable… salvo, claro, por mi senpai.

Típicamente, Akari no la corrigió.

***

 

 

En medio del desierto de arena más puro del continente, entre danzantes ventoleras doradas y bajo un sol ardiente que picaba sobre la piel desnuda, la situación no podría ser más crítica.

El oasis era un área de descanso indispensable que proporcionaba agua y un respiro del intenso entorno. Además de saciar la sed, la abundante fuente de agua fomentaba una exuberante vegetación que de otro modo escasearía en el desierto. En su momento los aventureros que             la                    descubrieron      decidieron            asentarse                     allí                    y construyeron edificios. No paso mucho para que se convirtiera en un valioso punto de parada para cualquiera que se viera en la necesidad de atravesar el Desierto de Balar.

En la actualidad, una chica solitaria se encontraba en un motel.

A pesar de ser una adolescente, poseía una belleza madura y estaba vestida con la túnica añil que la destacaba como sacerdotisa oficial. Tenía una generosa abertura en el lado derecho de la falda, pero no estaba allí para mostrar sus largas y esbeltas piernas, sino para poder acceder fácilmente a la daga que llevaba en un cinturón atado al muslo.

Se llamaba Menou,tambiénconocida como Flarette, y era una Verdugo de Las Fausto—una cazadora de tabúes.

Todo el cuerpo de la chica brillaba recubierto por la fosforescencia de la Luz Guía. Su espíritu nunca vaciló, ni siquiera en el lapso de un solo aliento.

Extrajo el ‘poder’ de su alma, lo controló con su espíritu y lo hizo circular por todo su cuerpo. Mientras la Fuerza Guía fluía en su carne, se estancaba y se detenía de forma poco natural en algunas zonas, se centró en devolver a la normalidad estas áreas problemáticas, manteniendo lentamente la distribución.

Menou recibió un daño considerable en sus últimos combates.

Primero, había luchado contra el grupo criminal armado conocido como Cadena de Hierro. Luego contra Sahara, una monja con un brazo artificial. Y, por último, combatió a una marioneta de los deseos que cobro vida al nutrirse de los sueños y concepciones de la susodicha monja; un soldado sortílego de la Tríada Primaria.

Consiguió salir victoriosa de aquellas temibles batallas, más no indemne.

Las heridas de este último conflicto fueron especialmente intensas. Menou se había recuperado en el último momento de una derrota muy cercana. Ahora la sacerdotisa se concentraba en curar sus heridas.

La Incremento Guía reforzaba las capacidades físicas del usuario. Lo estaba utilizando para concentrarse en mejorar la capacidad de curación de su cuerpo, acelerando el proceso de cierre de sus heridas. Este método podía restaurar las heridas con rapidez, aunque tenía sus límites.

Al cabo de un rato, los ojos de Menou se abrieron de golpe.

La Luz Guía que rodeaba su cuerpo se disipó. Con un breve suspiro, se levantó y sacudió sus extremidades. Mientras se estiraba, su cola de caballo de color marrón rojizo se balanceaba junto con la cinta del pañuelo negro que la sujetaba.

Después de una serie de movimientos para comprobar si le quedaba algún dolor, determinó que no había problemas significativos.

—Sí, con eso debería bastar.

Menou no había recobrado todas sus fuerzas, pero sí se había recuperado hasta el punto de sentirse preparada para la lucha. La mayor parte del daño que había sufrido fue superficial, lo que era más fácil de reparar. De haberse tratado de fracturasóseas,cortes que llegaran a losórganos internos u otras lesiones más graves, la historia sería diferente.

—Ahora, eso cubre el problema con mi cuerpo…—, se interrumpió Menou, y luego bajó el tono. —Pero tengo que hacer algo con el dinero…

La angustia amenazaba condesbordarse de sus ojos mientras miraba la cama, donde yacían todas sus pertenencias. La robusta bolsa de cuero que normalmente colgaba de su cinturón estaba vacía, sin su contenido habitual. Había extendido todo lo que llevaba consigo sobre la cama para poder evaluar la situación con una mirada objetiva; no obstante, con eso su expresión se agrio todavía más.

Se hizo evidente lo que faltaba, pues a falta de ello no podría continuar su viaje.

A saber—le robaron su dinero.


—¿…cómo demonios sucedió esto?

Menou sostenía el monedero vacío entre sus dedos. La naturaleza de su tristeza era extrañamente específica: la de alguien que conocía demasiado bien el terror de vivir sin fondos.

Había ahorrado para pagar los gastos del viaje— por no decir que acepto trabajos que le valieron adversidades escandalosas—, pero ahora nada de eso importaba. No lo había malgastado todo en alguna compra extravagante; eso ténganlo por seguro. De hecho, Menou estaba acostumbrada a un estilo de vida frugal y diligente.

Hace no menos de un día, como parte de sus labores como una miembro de Las Fausto, colaboro en una redada a una base del desierto con el fin de desmantelar una banda criminal llamada Cadena de Hierro. Sin embargo, mientras estaba lidiando con esta clase de problemas, alguien había entrado en su habitación de la posada y le robo todo el dinero.

Como sacerdotisa, Menou estaba familiarizada con la pobreza honorable, pero ciertamente no la disfrutaba.

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