Isekai Mahou wa Okureteru (NL)

Volumen 5

Capitulo 2: Relación De Los Convocados

Parte 3

Mientras tanto, el maestro del gremio de la rama Miazen del Pabellón Crepuscular, Rumeya, también estaba en el palacio. Al escuchar que Suimei estaba planeando infiltrarse para hacer contacto con el héroe de la Alianza, pensó que aprovecharía la oportunidad para husmear un poco ella misma.

Por supuesto, su razón para hacerlo podría resumirse simplemente con “sonó divertido”. Tenía que considerar su posición, pero al ser un teriantropo, era una especie de buscador de placer por naturaleza. Ella simplemente no pudo resistir la idea de la aventura cuando llamó a la puerta.

Normalmente, debido a sus orejas de zorro y sus siete colas, se destacaba bastante. Pero en este momento, se estaba haciendo pasar por una guardia de palacio con las técnicas de transformación transmitidas por el clan del zorro dorado.

Había perdido de vista a Suimei en un pasillo poco después de entrar al palacio, pero acababa de escuchar una voz en el viento que proclamaba la presencia de un intruso.

Cuando el mensaje resonó en los terrenos del palacio, los guardias que llevaban lámparas comenzaron a correr hacia el patio con una ráfaga de gritos enojados.

“… Dios mío, ¿ese chico lo arruinó?”

Rumeya hizo una mueca. Suimei usó magia de otro mundo y parecía poseer una cantidad considerable de poder, por lo que pensó que no tenía nada de qué preocuparse. Aparentemente, fue un descuido suponer.

Esto se pondrá feo si no voy a salvarlo…

Lefille le había contado a Rumeya todo sobre la verdadera fuerza de Suimei. Fue impresionante, pero también lo fueron los guardias del palacio.

También estaban los compañeros del héroe. Incluso siendo un mago de otro mundo, Suimei probablemente terminaría atrapado.

Pero como era el benefactor de Lefille, Rumeya no podía simplemente abandonarlo. Dejó escapar un suspiro como si considerara que todo esto era bastante problemático y comenzó a dirigirse hacia el patio cuando de repente notó algo extraño.

“…?”

De repente se había vuelto más oscuro. Reflexivamente miró hacia arriba cuando unas pocas nubes comenzaron a flotar frente a la luna. Quizás ellos fueron la causa… O al menos parte de ella. La luna todavía no estaba completamente cubierta, por lo que Rumeya no pensó que ese fuera el único factor en juego.

Pero Rumeya sabía que no tenía tiempo para quedarse contemplando la extraña oscuridad, así que se sacudió esos pensamientos y continuó hacia el patio.

Suimei estaba allí, rodeado por Gaius Forvan, Weitzer Ryerzen y una multitud de guardias del palacio. Todos los actores estaban en su lugar. Suimei tenía la espalda contra la pared y parecía que la obra estaba a punto de llegar a su clímax.

“Dios mío… ¿No es este el peor de los casos?”

Después de meterse en la turba y mezclarse con los guardias, hizo una mueca ante la escena que se desarrollaba frente a ella.

Las cosas habrían ido mejor si Suimei estuviera huyendo, pero acorralado así, no pensó que él se alejaría ileso de esto. Más guardias aún se estaban reuniendo constantemente, y ahora habían formado un semicírculo impenetrable alrededor de Suimei.

Escapar ya no sería un asunto sencillo. Ese misterioso mago del estado autónomo, al que llamaban Tormenta de nieve, probablemente también estaba por aquí en alguna parte.

¿Irrumpiría en la escena mientras los guardias intentaban capturar a Suimei? No. Contrariamente a todas las expectativas de Rumeya, este no fue el final de la obra, sino el comienzo del segundo acto.

Los guardias del palacio cargaron para detener a Suimei, pero él solo se encogió de hombros cuando se acercaron. En ese momento, algo hizo que las lámparas de maná instaladas en el patio, así como las lámparas que sostenían los guardias, comenzaran a parpadear.

Estaban entrando y saliendo a intervalos aleatorios y, finalmente, como si todos hubieran abandonado el fantasma, la luz desapareció del patio por completo.

En el breve instante en el que los guardias estaban desconcertados por este inesperado giro de los acontecimientos, el mismo aire alrededor de Suimei pareció vacilar. Era como si estuviera cubierto por una bruma de calor. El mismo Suimei no se movía.

Su flequillo oscureció su rostro y Rumeya no pudo ver nada de su expresión. Pero a pesar de la situación en la que se encontraba, se mantuvo inmóvil y no hizo nada.

Sin embargo, en el momento en que finalmente logró ver bien a Suimei a través de esa neblina transparente, un escalofrío recorrió su cuerpo.

No se sentía como la malicia que venía de los demonios, pero en este momento, Suimei estaba emitiendo un sentimiento extrañamente inquietante. Se sentía como si estuviera mirando con pavor directamente a los ojos. Como si la oscuridad a su alrededor fuera lo suficientemente espesa como para ser tangible.

Y luego, sin previo aviso, todos los guardias que se acercaban a Suimei cayeron al suelo con un sonido metálico.

“¿Qué…?”

Al verlos colapsar sin una explicación lógica, no pudo evitar jadear. Los otros guardias y los compañeros del héroe hicieron lo mismo. Alarmados, todos empezaron a moverse en la oscuridad. Durante esta confusión, incluso los guardias del palacio más atrás comenzaron a caer al perder el conocimiento.

Los únicos que quedaron en pie fueron Gaius, Weitzer y un puñado selecto de la guardia del palacio. Los compañeros del héroe parecían imperturbables, pero incluso los guardias más resistentes se asustaron. Rumeya pensó que podía verlos sudando profusamente. Gaius, después de mirar cuidadosamente a los hombres caídos, se volvió hacia Suimei.

“… ¿Qué demonios acabas de hacer?”

“Como pueden ver, los noqueé”.

“¿Tú… los noqueaste?”

Gaius parecía completamente desconcertado por la breve respuesta de Suimei. Weitzer, por otro lado, tenía mucho más que decir.

“¿Sin magia? ¿Sin siquiera tocarlos? ¡Qué sospechoso, en verdad! ¡¿Qué diablos hiciste, bastardo?! ”

“Me estaría repitiendo en este punto”.

“¿Pretendes engañarme con esas palabras? ¡Imposible! ¿Estás sugiriendo que los eliminaste con solo pensarlo? Bien, ¿bastardo?”

“Correcto. La misma ‘imposibilidad’ de la que hablas”.

Mientras su declaración flotaba en el aire sin ninguna pretensión, Weitzer respondió en un tono algo disgustado.

“Basta de tonterías. No se puede noquear a la gente con solo pensarlo. Qué absurdo. Además, los soldados aquí son la élite de la Alianza, te lo haré saber. Son fuertes física y mentalmente. Nunca caerían de solo—”

Los ojos rojos de Suimei señalaron a Weitzer con una mirada extremadamente aburrida y fría y lo interrumpieron.

“¿Qué estás diciendo? Estos son solo hombres normales que saben una o dos cosas sobre el uso de espadas, ¿verdad? ¿Qué te hace pensar que tipos así tenían una oportunidad contra mi voluntad?”

Inmediatamente después de que él disparó esas palabras, Rumeya sintió que el aire en el área se enfrió considerablemente. ¿Había hecho algo? ¿O simplemente lo estaba imaginando después de escuchar sus escalofriantes palabras? No, algo más que la fría brisa nocturna estaba soplando. Se sentía como si se le pegara y le picara la piel.

Intimidados por el auspicioso discurso y el aura espeluznante de Suimei, la mayoría de los guardias restantes huyeron. Pero ya era demasiado tarde.

Todos se derrumbaron al suelo mientras intentaban huir. Por lo que podía ver Rumeya, no parecía que sus espíritus se hubieran agotado ni nada.

Ciertamente había una atmósfera extraña que ocultaba el área, pero tampoco parecía ser lo que estaba noqueando a los robustos guardias del palacio. ¿Fue realmente como dijo? ¿Que estaban cayendo simplemente porque él lo quería?

“Bastardo…” Weitzer prácticamente siseó.

“El resto de los que quedan, salgan del camino. Un simple humano no tiene forma de ganarle a un mago, ¿sabes?”

Cuando Suimei hizo su declaración exasperada, Weitzer pareció darse cuenta de algo. Una sonrisa de confianza cruzó sus labios.

“Pero parece que tus poderes no tienen ningún efecto sobre nosotros”.

“Bastante seguro. Todavía estamos de pie, ¿no es así?”

Incluso Gaius lucía una sonrisa intrépida mientras respaldaba a su compañero. Era cierto que eran la piedra angular de su bando en esta batalla donde sus subordinados caían como moscas.

Entonces, ¿por qué fueron incapaces de sentir el peligro frente a ellos? Rumeya no pudo entenderlo.

Si ella estuviera en su posición, entre los siniestros sucesos en su entorno y el aura misteriosa de Suimei, se doblaría la cola y huiría de inmediato. Las mareas ya estaban a favor de Suimei, y no parecía que nada de lo que pudieran hacer pudiera cambiar eso ahora.

Porque a la tenue luz de la luna, la figura de Suimei cayó en la oscuridad. Era como si fuera un habitante natural de la sombra. La noche misma se aferró a él, cubriendo su figura.

“¡Weitzer! ¡Gaius!”

De repente, la voz de una mujer sonó detrás de Rumeya. Era suave y traía consigo una gran preocupación por sus amigos. Era una voz hermosa y dulce, y una mujer con una apariencia igualmente hermosa llegó en poco tiempo. Tenía el pelo largo y suelto y ojos verdes decididos. Y, sobre todo, empuñaba una espada aterradora. Este fue el héroe de la Alianza.

“¡¿Hatsumi?!” exclamó Gaius.

“¡Héroe-dono!” gritó Weitzer. “Esto es… ¿Eh?”

Mientras Hatsumi corría hacia sus compañeros, vio el terrible espectáculo que se abría ante ella. Después de observar los cuerpos en el suelo con total desconcierto, miró con severidad a Suimei.

“¿Tú hiciste esto?”

“Sí, pero no hay necesidad de preocuparse. Solo están inconscientes. No hay nada malo con ellos aparte de eso”.

Una peligrosa tensión parecía estar creciendo entre ellos dos. Basado en la historia de Suimei, se suponía que eran amigos de la infancia, pero a juzgar por la actitud de Hatsumi, ese no parecía ser el caso en absoluto.

¿Ha pasado algo?

Poco después de Hatsumi, la maga del estado autónomo, Selphy Fittney, también llegó a la escena.

“¡Con esto, los cuatro nos hemos reunido!” ella llamó.

De hecho, todos los compañeros del héroe ahora se unieron a su lado. Mientras tanto, Suimei todavía estaba tratando silenciosamente de comunicarse con Hatsumi.

“Hatsumi, quiero que me escuches.”

“Si te entregas obedientemente, consideraré escucharte

“. “No me gustan ese tipo de cosas…”

Sabía que no podía cumplir con lo que estaba pidiendo Hatsumi. Probablemente no funcionaría bien para él. Después de todo, no había forma de que la familia real de Miazen lo tratara con cortesía después de toda esta conmoción. Un poco perplejo sobre cómo manejar esta situación cada vez más complicada, Suimei miró suplicante a Hatsumi. Al ver esto, Gaius también se volvió hacia ella.

“Lo ha estado diciendo por un tiempo, pero ¿es realmente un conocido tuyo?”

“No lo conozco, pero dice ser mi amigo de la infancia”.

“¿Wuh?”

Gaius levantó una voz interrogante de una manera casi cómica. Luego volvió su mirada de asombro hacia Suimei.

“Oye, muchacho. Si vas a mentir, al menos esfuérzate un poco más,

¿verdad? No importa cuánto quieras conocer al héroe, ni siquiera un pequeño mocoso usaría esa especie de excusa, ¿sabes?”

“Claro, pero su total desestimación de lo que estoy tratando de decirle es el verdadero problema aquí. Hatsumi tiene amnesia, ¿verdad? Así que ninguno de ustedes puede estar seguro de que lo que estoy diciendo es mentira. ¿Entienden?”

“Oh vamos. Afirmar ser el amigo de la infancia de un héroe convocado es un poco descabellado, ¿no crees?”

Gaius no dudó en dejar clara su posición sobre el asunto, pero Suimei no insistió más. En lugar de objetar, simplemente dejó escapar un profundo suspiro. Se sentía como si estuviera hablando con estatuas inamovibles. Fue Selphy quien lo interrogó a continuación.

“¿Y qué vas a hacer ahora? ¿Te entregarás obedientemente?”

“Ya me negué a eso, ¿no?”

“¿Debo interpretar eso como una intención de resistir?”

“…”

Al no recibir respuesta, Selphy intentó un enfoque diferente. Algo un poco más amenazador.

“Entonces déjame preguntarte esto: ¿de verdad crees que puedes ganar contra nosotros? Sabes que los cuatro rompimos el ejército de demonios y derrotamos a un general demonio, ¿no es así?”

“¿Por eso crees que eres fuerte? Eso es un poco vanidoso, ¿no?”

“¿Te importaría ponernos a prueba, muchacho?” dijo Gaius, saltando.

A pesar de su tono de broma, esto no era un asunto de broma. Si Suimei se resistía, esto se convertiría en una pelea seria. Pero, contrariamente a todas las expectativas, Suimei simplemente se dio la vuelta.

“Uh…”

“No, gracias. No me interesa. Me voy a ir por ahora”.

“¡¿Eh?! Espera, ¿te vas a escapar después de toda esa charla?”

“No estoy interesado en causar un desastre innecesariamente. Vendré de nuevo, así que discúlpeme por esta noche”.

Suimei miró hacia atrás por encima del hombro y habló cortésmente. No podía hacer lo que le pedían, pero esta sería su propia forma de retroceder silenciosamente. Quizás porque su amigo de la infancia estaba presente, no quería recurrir a la violencia. Pero Gaius rápidamente se puso en acción.

“¿Crees que voy a decir ‘sí, está bien’ ahora?”

Dando rienda suelta a su espíritu de lucha, Gaius saltó hacia adelante con un magnífico puñetazo. Sus pies rasgaron la tierra debajo mientras pateaba el suelo, y su puño voló frente a él con una tremenda cantidad de poder que sacudió el aire a su alrededor. Si un golpe como ese atrapaba a Suimei, su delicado cuerpo estaría en un mundo de dolor. Pero el ataque de Gaius fue imprudente.

“Hmph. Comparado con mi padre, tus puños son demasiado lentos”.

Con un bufido y un comentario exasperado, Suimei dio un paso hacia Gaius con un movimiento rápido y fluido.

Su pie derecho, con el que había dado un paso adelante, se hundió en el suelo con más fuerza que cuando Gaius se lanzó. El suelo prácticamente se hizo añicos debajo de él. Luego bajó la cintura y lanzó su puño hacia arriba. Un fuerte ruido resonó en el abdomen de Gaius.

El impacto reverberó a través de él hasta la tierra de abajo, levantando tierra. Rumeya sintió que podía ver un círculo mágico verde enrollado alrededor del brazo y la mano derechos extendidos de Suimei. Pero aún más aturdido que ella… estaba el propio Gaius.

“Que…”

Ni siquiera podía empezar a creer que un mago pudiera vencerlo en su propio juego. Rugiendo por su sorprendido jadeo, Suimei dejó escapar un grito que llenó el patio.

“¡HAH!”

Poniendo al instructor de artes marciales en vergüenza, Suimei hundió su puño más en los músculos abdominales de Gaius. Incluso el aire tembló con una onda de choque por el golpe, y el cuerpo de Gaius salió disparado a través del patio, estrellándose contra la pared del lado opuesto. Se escuchó el inconfundible sonido de la colisión, seguido por el sonido de algo pesado golpeando el suelo.

“Ridículo…”

“¡Estás bromeando! ¡Gaius!”

Los gritos de incredulidad de Selphy y Hatsumi resonaron en el patio. Aunque no levantó la voz, el príncipe Weitzer también lo miraba conmocionado.

Aparte de eso, todo estaba en silencio. Los únicos signos que quedaron del encuentro fueron la tierra fracturada que lo hacía parecer como si hubiera habido una explosión, los restos del maná de Suimei permanecían en el aire y la silueta de su puño se extendía hacia afuera.

Rumeya pudo escucharlo exhalar profundamente, pero como antes, su rostro estaba demasiado oculto por su flequillo para que ella pudiera ver claramente su expresión. Solo podía adivinar que estaba tranquilo. En poco tiempo, se puso de pie y se dirigió a su oponente.

“Oye, vejete. ¿Estás vivo allí?”

“Tú… no eres realmente… un mago… ¿verdad?”

“Soy un mago. Fue solo un error pensar que no podía participar en un combate cuerpo a cuerpo”.

Suimei se mantuvo firme sin miedo, pero quedó claro que no tenía intención de ir más allá de lo necesario. Después de su breve intercambio con Gaius, todos los demás parecieron recuperar la compostura. El mago del estado autónomo, Selphy, comenzó a moverse.

“¡Selphy!” Hatsumi la llamó.

“Hatsumi, por favor da un paso atrás. Acorralaré a este hombre con magia ofensiva”.

“¿Qué? Pero…”

“Héroe-dono, por aquí”, ofreció Weitzer.

Parecía que Selphy estaba preocupada de que Hatsumi quedara atrapada en el fuego cruzado. Pero se quedó estupefacta cuando escuchó a Selphy decir que tenía la intención de usar magia ofensiva. Ahí fue donde Weitzer intervino y la escoltó hasta la retaguardia. El mago conocido como Tormenta de nieve, Selphy Fittney, dio un paso adelante rebosante de maná.

“Como he estado diciendo…”

“Y después de todo esto, ¿de verdad crees que te saldrás tan fácilmente?”

“Hahh… Pero ustedes comenzaron, ¿no es así?”

Suimei no pudo evitar suspirar. Pero no se movió. A pesar de que Selphy se acercaba constantemente, él se volvió lentamente para mirarla. No estaba reuniendo su maná, cantando un hechizo, huyendo o incluso preparando sus defensas. Por otro lado, Selphy le apuntó directamente con su gran bastón.

“¡Oh viento! Tú eres el poder de la eternidad. Conviértete en un círculo…”

Cuando comenzó a cantar, la joya instalada en la punta de su bastón de madera oscura comenzó a brillar.

“El tirano turbulento, ¿verdad?” remarcó Suimei. “¿Hmm? Parece que la escala también es bastante grande”.

Desde el comienzo del canto, parecía que había captado no solo el hechizo, sino también su magnitud. Suspiró un poco, un poco impresionado, pero seguía sin moverse. ¿Fue lento? O… ¿quizás simplemente sintió que no tenía motivos para apresurarse?

“El círculo de la tiranía. La incontable destrucción nacida del aire, corre hacia mi enemigo con tu justicia. ¡Fuerte Tirano!”

Una vez que Selphy pronunció las palabras clave, vórtices de viento se elevaron en espiral desde la nada con ella en el centro.

Se enfurecieron y se arremolinaron en su lugar, inmóviles aparte de su giro. Había diez… no, veinte de ellos. Su número continuó creciendo, y luego, de una vez, corrieron hacia Suimei con un rugido.

Pero en ese momento, comenzó a murmurar algo y levantó la mano. Varias luces rojas se dispararon frente a él como cuerdas.

Doblando en ángulos rectos, las luces giraban aquí y allá, atravesando los torbellinos a una velocidad aterradora. Cuando se acercaron a Selphy, los torbellinos se habían calmado de manera tan dramática que apenas había una brisa en el aire.

“Qué… ¡Ugh!”

La sorpresa de Selphy fue interrumpida por un grito de angustia. Parecía que el dolor que sentía de repente superó con creces el asombro de ver su hechizo negado. Al ver esto, Suimei habló.

“Deberías tener un poco más de cuidado de que cambien tus hechizos. Si no tiene las contramedidas adecuadas, esto es lo que sucede”.

“¡¿Q-Qué… hiciste?!”

“Simplemente deshice el hechizo. Lo he visto antes, tengo que decirlo. Entonces, la razón por la que sientes dolor en este momento es porque, antes de que pudieras manifestar completamente el hechizo, lo cancelé a la fuerza”.

Mientras hablaba, Suimei levantó su brazo derecho sobre su cabeza.

Con eso, los pedazos sueltos de tierra que había roto al derrotar a Gaius de repente se dispararon hacia el cielo. Y no se detuvo allí; cualquier cosa que estuviera tirada en el suelo también fue succionada hacia arriba.

Una gran cantidad de escombros se acumuló en el aire que ahora se estaba enrollando en un torbellino. Una vez que estuvo completamente formado, arrojó las probabilidades y los extremos que había reunido en Selphy con una venganza.

“Urgh… Oh viento. Te convertirás en un escudo firme para protegerme. Repele todo con tus vientos furiosos. Bloqueo de Vórtice”.

Selphy cantó tranquilamente un hechizo defensivo. El viento de todas direcciones formó un vórtice ante ella, que repelió y dispersó los escombros entrantes.

“¿Lanzas magia sin cantar?” ella jadeó.

“¿Eso justo ahora? Apenas se puede llamar a eso magia… Quiero decir, todo lo que hice fue levantar un poco de tierra. Podrías hacer lo mismo con una excavadora o una pala mecánica”.

Rumeya no pudo entender las últimas palabras que usó, pero pudo decir por su tono que estaba insinuando que lo que había hecho no era nada especial.