Honzuki no Gekokujō (NL)

Volumen 3: La Hija De Un Soldado III

Capítulo 23: Reunión de Estrategia y el Templo

Regresé a casa para encontrar a mi familia enteramente impaciente esperándome, con la preocupación clara en sus rostros. En el momento en que abrí la puerta, Tuuli y mamá suspiraron de alivio, al igual que papá momentos antes de gritarme con ira.

«¡Llegas tarde! ¿Cuánto tendrás que hacernos preocupar antes de que estés satisfecha?»

«Perdón por preocuparte, papá».

Benno me había contado lo suficiente sobre el templo que sabía que papá estaría extremadamente preocupada por mí. Me disculpé en el acto, luego me dirigí a poner mis cosas en mi habitación, mirando la cena ya preparada en la mesa. Mi estómago vacío comenzó a darse a conocer en el momento en que llegué a casa.

“Fui a la tienda de Benno y al Gremio de comerciantes después de ir al templo, me llevó mucho tiempo. Estoy cansada y súper hambrienta».

Me lavé las manos y me senté a la mesa para comer. Papá me entrecerró los ojos y frunció el ceño.

«¿Qué pasó en el mundo?», Dijo papá, hablando por todos los presentes. Mamá y Tuuli me miraban con clara preocupación en los ojos.

«Te contaré todo lo que pasó, pero ¿puedo comer primero? Tengo hambre y hay mucho que decir».

«… Bien.»

Las expresiones de todos se oscurecieron al darse cuenta de que probablemente no tenía muchas cosas positivas que decir. Me di cuenta de que todos estaban cayendo profundamente en sus pensamientos. Intenté buscar en mi memoria algo positivo que decir y recordé algo con un sobresalto. Definitivamente podría aligerar un poco el ambiente al mencionar lo que dijo Corinna.

“Um, mamá. Benno me dijo esto cuando fui a su tienda, pero Corinna quiere ver mi vestido de bautizo y mi horquilla. ¿Puedo mostrárselos?”

Mamá dejó caer la cuchara en la sopa. Abrió mucho los ojos y miró a su alrededor en pánico, sacudiendo la cabeza con las mejillas sonrojadas.

«¡¿Q-Qué?! ¡Dios mío, ese atuendo no vale la pena mostrarle a Corinna!»

«…Bueno. Entonces la rechazaré». Pensé que mamá podría dudar, pero no esperaba que rechazara la oferta con tanta firmeza. Probablemente sería mejor rechazar a Corinna si mamá estaba tan molesta por eso.

Pero a pesar de mis amables intenciones, mamá entró en pánico aún más fuerte ante esa sugerencia y agitó las manos con los ojos muy abiertos.

«¡¿Q-Qué estás diciendo, Myne?! No podemos rechazarla. Eso sería grosero con ella. Espera un momento Aaah, Dios mío, no puedo responderle de inmediato».

Mamá había caído en un completo pánico. Estaba feliz de ser reconocida por Corinna, pero no sabía cómo tratar con alguien que era prácticamente es un héroe para ella. Sonreí ante eso, encontrándolo divertido. Por lo general, mamá nunca actuó así, y fue muy lindo.

Observé a mamá murmurando para sí misma y apenas comiendo, divertida, cuando de repente Tuuli me empujó a un lado.

«Hey, Myne. ¿Eso significa que los llevaremos a la casa de Corinna?»

«¿Probablemente?», Nuestra propia mamá dijo que no podíamos rechazarla, por lo que básicamente estaba garantizado que le traeríamos el atuendo y otras cosas. No estaba segura de sí mamá iría o si estaría sola, pero de cualquier manera, alguien estaba trayendo la ropa. Básicamente no había posibilidad de que la invitáramos a nuestro hogar, por razones obvias.

Tuuli me miró con ojos brillantes de anticipación y juntó las manos frente a su pecho. Fue la pose más linda que hizo al pedir algo.

«¿Puedo ir contigo esta vez, Myne?»

La última vez, cuando le traje el rinsham, Corinna me había enviado una carta de invitación exclusivamente, lo que significaba que Tuuli tenía que mantener la esperanza a pesar de querer ir. Esta vez no había una carta de invitación, así que podría mencionar que Tuuli vino conmigo cuando le di nuestra respuesta a Benno.

«Corinna es una buena dama, así que no creo que te rechace. Pero por si acaso, mencionaré que hiciste las flores grandes en mi horquilla y preguntaré si puedes venir también».

«¡Yaaay! Te amo Myne ¡Gracias!” La cara de Tuuli se iluminó y saltó con inocente alegría.

Tuuli… eres tan linda. Justo lo que esperaría de mi ángel. Tuuli era una costurera aprendiz, por lo que Corinna con toda su fama y carisma era probablemente un ídolo para ella. Le sonreí a Tuuli y mamá extendió las manos, sacudiendo la cabeza.

“Esperen ustedes dos. Solo esperen. Todavía no he decidido si iremos o no».

«¿Huh? Pero no puedes rechazarla».

«Eso es cierto, pero…»

«Creo que Corinna querrá hablar con la persona que realmente cosió el atuendo, pero… Si no quieres ir, no tienes que hacerlo».

Las palabras que salieron de la boca de mi mamá no tenían ningún significado en particular. Empecé a decir que Tuuli y yo podíamos ir nosotros mismas, pero mamá sacudió la cabeza con fuerza.

«Nunca dije que no quería ir».

«Bueno. Todos podemos ir juntos, entonces,” dije con una sonrisa, dejando a mamá sin palabras. Tuuli la miró y se rió. Yo también me reí, y mamá finalmente me dio una sonrisa derrotada y también se rió. Papá nos vio reír con una sonrisa complicada en su rostro.

«Está bien, hablemos de lo que pasó hoy», dijo mamá mientras preparaba el té después de la cena. Inmediatamente, un peso cayó sobre nosotros. Todos me miraron, instándome a hablar.

«Ummm, está bien. Comenzaré con el templo. Les dije que ya no quería ser aprendiz de doncella del santuario, pero una vez que supieron que tenía el Devorador, me dijeron que querían hablar con mis padres y me dieron esta carta de invitación. Es para pasado mañana a la tercera campana».

Saqué el tablero de mi bolso y al segundo que papá lo vio, su expresión se torció. Como guardia, sabía cómo funcionaban las cartas de invitación y había visto muchas de ellas a lo largo de su vida. Sabía exactamente qué significaba una carta de invitación de un noble como el Sumo Obispo. Su boca se dobló en un duro hallazgo mientras miraba lo que finalmente era una carta de convocatoria contundente.

«Myne, ¿qué hiciste?»

«No hice nada. Acabamos de hablar y me leyeron la Biblia».

«¿Tuviste un noble leyendo un libro para ti…?»

«… Quiero decir, en aquel entonces no me daba cuenta de que el Sumo Sacerdote era un noble. No fue mi culpa”. Fruncí los labios y continué, diciéndoles que el cáliz en el templo brillaba cuando lo tocaba.

Ambos me miraron con expresiones de asombro y prácticamente se desplomaron contra sus sillas como si sus almas hubieran abandonado sus cuerpos. Aparentemente, eso fue demasiado para procesar. Agité mis manos frente a sus ojos e incliné mi cabeza mientras miraban al techo aturdidos.

«¿Puedo continuar?»

Papá volvió a sus sentidos con un grito ahogado y sacudió la cabeza, luego se rascó la barbilla.

«Sí, sigue adelante».

«Fui a la tienda de Benno después de salir del templo. Él sabe mucho más sobre los Devoradores, los nobles y el templo que yo, así que me enseñó mucho”. Todos me miraban con curiosidad, así que miré a mí alrededor y asentí antes de respirar profundamente.

“Bueno, la cosa es que el calor devorador dentro de mí es en realidad maná. Benno dijo que probablemente no hay posibilidad de que escape del templo y los nobles».

«De ninguna manera…» Mamá y Tuuli se pusieron una mano en la boca y temblaron de miedo. No estaba seguro de si eso era porque me temían por tener maná, o temían cuánto control tenía el templo sobre nosotros, los plebeyos. Bajé los ojos y continué.

«Pero el templo tiene herramientas mágicas, así que si voy allí, no moriré».

Papá, mamá y Tuuli me miraron con una mezcla de esperanza e inquietud. El hecho de que estuvieran preocupados por mí y no temían mi maná fue un alivio tan grande que sentí que la tensión se desvanecía de mi cuerpo.

“Espera, Myne. Si vas al templo, ¿eso significa que no podremos verte, incluso si sigues con vida? »

«A este ritmo, probablemente…» dije, haciendo que Tuuli llorara y sacudiera la cabeza.

«… ¿Cómo es eso diferente de un noble esclavizándote? No te voy a dar al templo», dijo papá con voz tensa. Era cierto que, normalmente, mi único futuro era entrar al templo como una doncella gris del santuario, que me chuparan el maná, me robaran mi dinero en forma de donaciones y luego pasara el resto de mi vida esclavizada al servicio de los sacerdotes azules.

«Bueno, papá. ¿Conoces la soberanía? ¿Has oído hablar de un cambio político que ha tenido un gran impacto en la nobleza?»

“Hubo un comerciante hablando de algo así hace unos días. Sé mucho desde que trabajo como guardia en la puerta, pero eso no tiene nada que ver con nosotros».

Era posible que Benno hubiera escuchado sobre esto a través de Otto. Mantuve esa posibilidad en mente y sacudí la cabeza.

«Es por ese cambio que me convocan al templo. Benno dijo que en este momento hay muchos menos nobles y el templo necesita más maná. Sin embargo, no estoy segura de sí tenía razón. ¿Qué piensas?»

Papá jadeó un poco, probablemente debido a haber escuchado lo mismo. Se acarició la barbilla y cerró los ojos como si tratara de recordar los detalles.

«Definitivamente hay menos nobles ahora. Muchos nobles se van, pero últimamente no llegaron muchos nobles”.

“¿Entonces Benno tenía razón? En ese caso, podría tener una oportunidad”.

“¿Qué quieres decir?” Todos se inclinaron hacia adelante, ansiosos por escuchar los detalles.

“Benno dijo que tuve suerte. El templo está teniendo problemas debido a la falta de nobles, así que si negocio con ellos adecuadamente, podría hacer que me traten como un noble o cercano a él».

«Detalles». Papá me miró con los ojos agudos y feroces que llevaba cuando hacía su trabajo.

Le conté lo que Benno me había contado, lo más cerca que pude recordar. Mencioné el contrato de magia y taller mientras estaba en eso.

«… Entonces, no estoy segura de cómo funcionará hasta que lo intente, pero si exagero lo débil que soy y todo eso, es posible que pueda negociar por mejores circunstancias. Dada su difícil situación, deberían estar abiertos al menos a una pequeña negociación. Benno dijo que debería agitarlos tan duro como pueda para sobrevivir», dije, lo que hizo que los ojos de papá brillaran.

“Agítarlos para sobrevivir, ¿eh? Si lo piensas bien, tu situación no es tan mala».

«Uh, huh«. Concéntrate en mi maná y mi debilidad para que me traten como un noble. Exagero mi magnanimidad y debilidad para que sea más probable que acepten mis términos. Use el dinero como una espada para que acepten la operación continua de mi taller.

 “Hay otras cosas que quiero, como el acceso a la sala de libros y a mis propios sirvientes para que trabajen para mí, pero si me tratan como un noble y no cierran mi taller, será una victoria para mí.»

«Bien. Vamos a intentarlo. Me convertí en un soldado para proteger a mi familia y nuestra ciudad. ¿De qué sirve si ni siquiera puedo proteger a mi familia? Me aseguraré de que ganes y tengas la mejor vida que puedas». Papá sonrió con expresión confiada, la expresión de un hombre listo para la batalla.

Al día siguiente, mis padres fueron a trabajar y tuvieron el día libre. Ayer había caminado tanto que apenas podía moverme y necesitaba decir en la cama.

Antes de darme cuenta, el día había pasado y era hora de ir al templo. Mis padres vestían sus mejores ropas y yo vestía el traje de aprendiz de la Compañía Gilberta que tenía. Una vez que estuvimos vestidos, nos dirigimos al templo.

«Papá, asegúrate de protegerme». Apreté el puño y doblo las rodillas un poco en una postura de ataque, como había visto a soldados haciendo en la puerta. Era una pose que significaba que los soldados rezaban por el éxito del otro en la batalla.

Papá abrió mucho los ojos y luego se echó a reír. Apretó el puño y dobló las rodillas de la misma manera antes de golpear ligeramente mi puño con el suyo.

«Puedes contar conmigo.»

El templo estaba listo para nosotros y tan pronto como llegamos a la puerta, un sacerdote gris nos guió directamente a la habitación del Sumo Obispo. Pasamos por la capilla y por las salas de espera para que los plebeyos atraviesen la zona en busca de nobles.

A medida que el salón se volvía más lujosamente decorado a nuestro alrededor, pude ver a papá apretando su puño más fuerte en determinación con el ceño fruncido. Mamá palideció mientras nerviosamente vigilaba a papá. Apreté su mano y sentí cómo temblaba.

«El Sumo Obispo, Myne y sus padres han llegado», dijo el sacerdote gris cuando abrió la puerta de la habitación del Sumo Obispo. Dentro podía ver al Sumo Obispo y Sumo Sacerdote sentados a la mesa, esperándonos. Detrás de ellos había cuatro sacerdotes grises.

No sabía que los sacerdotes grises eran huérfanos antes, pero ahora que los miré de nuevo, tuve la sensación de que estaban más limpios y se veían mejor de lo que esperaría de los huérfanos. Tal vez no fueron tratados tan mal. O tal vez era solo que aquellos que servían a los nobles tenían que mantenerse limpios sin importar nada.

«Buenos días, sumo obispo».

«Sí, hola Myne». El Sumo Obispo me saludó con la expresión de un viejo y amable abuelo, tal como estaba acostumbrado. Pero una vez que vio a mis padres, abrió mucho los ojos. Parpadeó con incredulidad y pude ver sus manos temblar un poco.

«… ¿Y estos son tus padres?»

«Sí lo son.»

«¿Cuáles son sus profesiones en el mundo?»

«Mi papá es soldado y mi mamá trabaja en un taller de tintes», le respondí.

Miró a mis padres con los ojos entrecerrados y luego resopló con condescendencia. No tuvo que decir nada para que yo entendiera que los estaba menospreciando por ser pobre.

Yo mismo parpadeé sorprendida por su rápido cambio de comportamiento. Estaba mirando a mis padres con ojos condescendientes y no había rastro de su amigable expresión del abuelo de hace un segundo. Fue en ese momento que me di cuenta de que solo me habían tratado tan bien debido al poder del dinero, y que en realidad estábamos viviendo en una sociedad basada en el estatus.

“Entonces comencemos”. No hubo saludos y no se nos permitió sentarnos a la mesa. Tuvimos que pararnos cuando el Sumo Obispo comenzó a hablar. Probablemente fue un comportamiento normal, pero estaba tan acostumbrado a que él fuera amigable que no pude evitar fruncir el ceño.

El Sumo Sacerdote solo nos miraba con una expresión tranquila e inmóvil. No tenía desprecio en sus ojos como lo hizo el Sumo Obispo. Pero aparentemente tampoco tenía intención de llamar al Sumo Obispo. Estaba tranquilo e inmóvil.

El sumo Obispo tosió, luego comenzó a hablar con una expresión increíblemente arrogante en su rostro.

«Parece que ustedes dos han rechazado el deseo de Myne de convertirse en una aprendiz de doncella del santuario».

«Sí, así es. No quiero que mi preciosa hija sea tratada como una huérfana». Papá miró al sumo Obispo con chispas volando, pero el Sumo Obispo simplemente se acarició la barba sin mostrar interés alguno en el tono hostil de mi padre.

«Hm. Puede que sea así, pero Myne tiene el Devorador. Ella no sobrevivirá sin herramientas mágicas. Hay herramientas mágicas aquí en el templo. Expresaremos nuestra benevolencia y la llevaremos con nosotros”.

Esa fue una orden que no dejó lugar para la negociación. El presumido y comportamiento del Sumo Obispo nos estaba presionando mucho. No estaba acostumbrado a lidiar con este tipo de discriminación basada en el estado y no pude evitar frustrarme. Aparentemente no estaba solo allí y podía sentir a papá a punto de estallar de ira.

«Me niego. Myne no podrá sobrevivir aquí como sirvienta».

«Está bien. Incluso sin el Devorador, Myne es muy débil y enfermiza. Es el tipo de niña que se derrumba dos veces durante una ceremonia de bautismo y termina en cama por días con fiebre. No duraría en el templo”. Mamá me apretó la mano protectora.

Al rechazar al Sumo Obispo a pesar de su estatus superior, literalmente estaban arriesgando sus vidas. Naturalmente, el Sumo Obispo no había esperado por un momento que se negarían, y cuando ambos lo hicieron, explotó enojado, sus mejillas y algo calvo, rojo brillante con furia.

“¡Qué padres tan rudos son ustedes dos! ¡Cállense y entreguen a su hija!” Estaba siendo tan emotivo y patético por un miembro de la iglesia que en realidad me estremecí al verlo. ¿Cómo era él un noble? ¿Por qué tuvimos que inclinarnos ante él solo porque éramos plebeyos? Simplemente no podía entenderlo.

Papá mismo temblaba de ira, como era razonable, pero repitió su rechazo con una voz fría que no dio pistas sobre sus sentimientos.

«Me niego. Hay muchos huérfanos en este templo. En su lugar, puede trabajarlos hasta el hueso como sus juguetes personales. Bajo ninguna circunstancia arrojaré a mi preciosa hija a un orfanato”, dijo.

Mamá asintió mientras me apretaba la mano con tanta fuerza que me dolía. Estaban siendo tan valientes que no pude evitar sonreír con orgullo, pero eso solo vertió aceite en el fuego del Sumo Obispo.

«¡No sean ridículo! ¡Sacerdotes! ¡Captura a estos insolentes padres y encierra a Myne!”

El sumo Obispo se levantó tan rápido que su silla se volcó y se volvió para gritar a los sacerdotes grises que estaban detrás de él. Se dirigió directamente al uso de la fuerza para salirse con la suya, ya sea por tener un fusible corto o por no tener intención de discutir nada con los plebeyos.

«Regresen». Papá dio un paso adelante para proteger a mamá y a mí justo cuando los sacerdotes grises avanzaban. No todos pudieron venir a la vez debido a la mesa en el camino. Había un intervalo de tiempo entre cada uno.

El sumo obispo sonrió con aire satisfecho cuando mi padre asumió una postura de lucha.

«Si pones una mano sobre un sacerdote, haré que te ejecuten en nombre de los dioses».

«He estado listo para eso desde que juré proteger a Myne».

Papá condujo por primera vez al estómago del primer sacerdote que lo alcanzó y lo golpeó con una rodilla en la mandíbula. Un sacerdote se le acercó por detrás, a lo que respondió con un puñetazo y pateándolo.

Papá no dudó en absoluto al incapacitar a los sacerdotes al golpear sus puntos vitales. En primer lugar, los huérfanos criados para ser sirvientes de la nobleza no tenían ninguna posibilidad de vencer a un soldado entrenado como mi padre. Los dos sacerdotes restantes, probablemente no acostumbrados a mucha violencia en su vida diaria, miraron a papá con temor y retrocedieron.

«Hmph. Puedes manejar algunos a la vez, pero ¿qué tal muchos a la vez?” El Sumo Obispo abrió la puerta como para burlarse de la resolución de papá. No sabía cómo habían sido convocados, pero había diez sacerdotes afuera y todos entraron de inmediato.

Sentí algo romperse dentro de mí cuando vi al Sumo Obispo sonreír como si acabara de golpearnos. ¡Ya es suficiente de esto! Mi cuerpo se calentó como si toda la sangre en mi cuerpo estuviera hirviendo, pero a pesar de eso, mi cabeza se sintió extrañamente tranquila con un escalofrío agudo. Podía sentir que todo mi cuerpo estaba pintado de furia.

«Tú eres el que está siendo ridículo. No te atrevas a tocar a mi mamá y a mi papá».

Di un paso adelante y, por alguna razón, todos me miraron con expresiones atónitas y horrorizadas. El sumo obispo que una vez se rió con aire de suficiencia, el sumo sacerdote que estaba sentado tranquilamente, e incluso los sacerdotes que llegaron inundados me miraban en estado de shock.