Danmachi: Sword Oratoria (NL)

Volumen 4

Capítulo 1: Y El Chico…….

Parte 10

 

 

Su cola de caballo de color rubio soleada se derramó detrás de ella mientras se escabullía.

En lo profundo de la superficie, cerrado desde el cielo, su voz canto, reverberando en las paredes del calabozo. Una y otra vez la espada voló hacia ella, pero su voz nunca dudó.

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Apretando el bastón en sus manos, Lefiya armó sus hechizos, con sus labios constantemente en movimiento.

Pisando, evadiendo y esquivando los ataques implacables de la espadachín de cabello y ojos dorados, ella aprovechó cada apertura que encontró, tomando solo golpes mininamente necesarios para evitar que los cortes influyan en sus conjuros.

Al igual que el primer día de su entrenamiento, ella se negó a retroceder o cerrar los ojos con miedo.

Ella se enfocó en cada ataque, con su amplia visión, imaginando su próximo movimiento en su mente para asegurar que las palabras de su conjuro permanecieran ininterrumpidas.

Muy en lo profundo de ella podía oír las palabras de sus muchos maestros.

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El alma de un árbol inquebrantable y las técnicas de encantamiento que había aprendido de Riveria.

El hechizo simultaneo que Filvis había ayudado a aprender.

Ella echo todo delante de ella en un solo ataque hacia la espadachín que tanto veneraba.

—Suelta tus flechas. Arqueras hadas. Perfora, flecha de precisión…

En un baile, armó su conjuro entre los pasos su oponente.

Mientras el círculo mágico se formaba bajo sus pies, Lefiya completó su conjuro, desencadenando el hechizo.

— –¡Arcs Ray!

Una brillante flecha de luz salió del círculo.

Aiz se apartó hábilmente del camino mientras este chillaba para estallar contra la pared del Calabozo.

Trozos y trozos de la pared fueron volando cuando el humo se levantó de la grieta resultante. El daño fue grande, mayor que antes — Evidenciando su aumento de fuerza mágica de su entrenamiento con Filvis días antes.

—Wow…; Aiz dejó salir un murmullo de asombro cuando las dos se quedaron mirando a la pared.

El usuario mágico elfico acaba de sonreír débilmente ante la mejora de su hechizo simultáneo, su aliento estaba desigual.

—Impresionante, Lefiya. Realmente estas mejorando con esto.

Lefiya se rió tímidamente. —Solo es… gracias a la ayuda de todos, de verdad. El crédito no es solo mio…

Ella no habría sido capaz de dominar la habilidad si incluso uno de sus maestros no estuviera.

Todo fue resultado de sus duelos de práctica con Aiz y Filvis, así como la tutela de Riveria. Eran las mujeres que la habían guiado mientras había luchado tan desesperadamente para mantenerse al tanto.

—Por supuesto que lo es; Aiz respondió con una sonrisa en respuesta a la modesta cara roja de Lefiya.

Sin embargo, la sincera alabanza de Aiz hizo que Lefiya sólo se avergonzara más.

—Señorita Aiz… He estado trabajando muy duro para poder apoyarte a ti y a los otros en la expedición; Ella explicó, abrazando a su bastón en su pecho mientras miraba a los ojos de su tutor directamente.

Ella no quería desperdiciar lo que Aiz y todos habían hecho por ella o ralentizarlos. Ella quería ser útil y hacer la diferencia.

—Lo sé; Aiz asintió ante la cabeza de la elfo.

Lefiya podía ver su propia convicción reflejada en esos ojos color oro.

Entonces finalmente, sus labios se separaron. —Puedo preguntar… ¿Qué ha sido de ese humano?

El área alrededor de los ojos de Aiz se ablandó. —Él también ha entrenado muy duro.

Era el día antes de la expedición, así que este sería el último día de entrenamiento de Lefiya y del chico.

La cara de Aiz parecía refrescada, casi vigorosa después de terminar su sesión de entrenamiento temprano en la mañana con ese chico. Sus rasgos generalmente crudos, sin emociones se tiñeron de alegría.

—Ya veo…; Lefiya respondió discretamente a la respuesta de Aiz, tanto verbal como visual. Bajando la mirada, ella se centró en la palidez azulada de la piedra mágica pegada a su bastón.

Ella nunca podria borrar a ese chico de su mente.

Incluso ahora, al final de su entrenamiento, ella no podía evitar pensar en él.

—Con la expedición de mañana, ¿Por qué no volvemos temprano?


Fue la sugerencia de Aiz de que desalojaran su sala de entrenamiento en el calabozo, sin embargo, la cabeza de Lefiya se levantó, y ella intervino con otra sugerencia.

—En realidad, me… me gustaría afinar un poco más por mi cuenta.

—Seguro…Esta bien. No te esfuerces demasiado, ¿De acuerdo?; Aiz respondió, sin presionarla más.

Ella se despidió de la habitación, casi como si percibiera algo en el comportamiento del elfo, y dejó a Lefiya sola entre las paredes fosforescentes y el techo del calabozo.

Ella cerró los ojos, respirando hondo.

Finalmente, ella comenzó una vez más, se aferró a su bastón entre sus manos y las canciones de su gente en sus labios.

Periódicamente revisando sus movimientos, periódicamente liberando un haz de luz sobre un monstruo que se avecinaba, ella entrenaba.

Tan largo como el tiempo se lo permitió, ella revisó y practicó repetidas veces una y otra vez.

—…Debería volver; Lefiya murmuró algunas horas más tarde cuando ella sacó un reloj de bolsillo de su ropa y comprobó la hora.

Su reloj de bolsillo de plata, hecho a mano por los elfos para asemejarse a un árbol y a las hojas, indico que eran ya las horas de la tarde.

Cerrando la tapa con un broche de presión, Lefiya se fue a la salida, deteniéndose justo enfrente de la puerta para una última mirada a la habitación donde había pasado tantas horas de entrenamiento durante los últimos días.

He aprendido mucho aquí, pensó con una sonrisa débil. Esta sería la última vez que se iría.

—Tal vez me quede demasiado tiempo…

Lefiya reflexionó antes de dejar esa habitación occidental en el quinto piso del Calabozo y corriendo hacia la superficie.

Pensando en lo entusiasta que había tomado las palabras de Aiz, ella regresó a la ruta principal del piso, actualmente inundada con otras personas. Ella avanzó a los niveles superiores, derribando dos o tres monstruos y pasando a un buen número de sus compañeros aventureros a lo largo del camino.

Maniobrando a través de la carretera de inicio, cuando el gran pasadizo en el primer piso fue llamado, ella procedió por la escalera en espiral al gran agujero que conducía a la superficie y emergió en el primer piso de la torre de Babel.

Ella estaba a punto de hacer su camino a través de la puerta y en el extenso parque central fue cuando se encontró con una cara familiar.

¡Ah!

¡Ah!

Sus breves gritos de sorpresa se sobrepusieron a medida que sus miradas se reunían. Ella vio esos inolvidables ojos ruby y pelo tan blanco como la nieve pura.

Él levantó una mochila gigante sobre sus hombros y se paró junto a una joven mujer lobo con el pelo corto de color marrón grisáceo. ¿Uno de sus compañeros aventureros?

Estaba en su camino de regreso al Calabozo, sin duda, él parecía completamente desgastado, pero después de cruzar caminos con Lefiya, los dos se detuvieron en seco.

La chica lobo miró a los dos curiosamente mientras otros aventureros se apresuraron a su alrededor.

Lefiya fue la primera en moverse.

Con las cejas levantadas, ella levantó su delgado dedo y señalo al chico con un chasquido casi audible al chico perplejo.

— ¡No voy a perder!

El chico simplemente se quedó allí, desconcertado, con los ojos tan abiertos como platos. Lefiya corrió.

A través de la puerta, en el parque con los ojos de la chica hombre lobo desconcertada y sus compañeros aventureros se clavaron en su espalda.

La convicción que guardaba para la expedición de mañana y la resolución que le había hecho a ese chico.

Sosteniendo esos dos sentimientos cerca, ella corrió a través de la plaza que estaba inundada de luz roja. Entrando y saliendo, entrando y saliendo, ella corrió a través de la multitud.

Ella corrió hacia el ardiente carmesí del sol poniente y no miraba hacia atrás.

***

 

 

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¡Se lo pido, por favor, Lokiiiiiiii!

¡Maldición, llorando en voz alta otra vez! ¿¡Cuantos de ustedes están ahí afuera!?

La noche había caído.

Un rugido poderoso vino de Twilight Manor, hogar de la familia Loki.

El grito se originó en el dormitorio de Loki encima de la aguja central en el afloramiento de las torres. Una línea de los preciados seguidores de la diosa se había formado fuera de su puerta en el pico de su escalera sinuosa.

¡Esto es ridículo! ¿¡Cómo pueden tantos necesitar su estado comprobado!? ¡Y justo la noche anterior a la expedición para colmo! — ¡Son un dolor!’’

Era cierto – cada uno de ellos estaba esperando su turno para actualizar su estado. Hombres y mujeres por igual habían acudido a la torre de Loki con la esperanza de aplicar su divinidad antes de la expedición de mañana.

Loki les había advertido específicamente en no esperar hasta el último momento para actualizar sus estados para evitar esto, pero su consejo había caído en oídos sordos. Consumidos por la necesidad de entrenarse, se habían golpeado, pulido sus habilidades, y recogían hasta el último pedacito de excelia hasta el último segundo posible. Aunque el sentimiento era comprensible, también lo fue el lamento de Loki.

—Maldita manía de entrenamiento, maldita Aizuu…

Loki maldijo a la cabeza de aire de cabello dorado bajo la respiración mientras ella diligentemente fue a trabajar actualizando los estados de los hermanos de esa niña. Ella no estaba a punto de alejarlos, dado que incluso el más pequeño impulso podría significar la diferencia entre la vida y la muerte en la rigurosa expedición por delante.

¡Maldita sea Dioses! ¡Ni siquiera tengo el tiempo suficiente para saber cómo se sienten!

¡Muchas graciaaaaaaaaas!

Loki prácticamente podía sentir lágrimas de sangre corriendo por su rostro mientras ella con remordimiento veía a una mujer-bestia salir de la habitación con su túnica agitándose suavemente, tomando esa curva suave de su espalda y los hermosos pechos de ella.

Era un verdadero frenesí, y apenas tenía espacio para respirar. No importa cuántos estados de sus seguidores ella actualizara, la línea fuera de su puerta se negó a acortarse. Ese era el problema de tener una gran familia — también era mucho trabajo.

La manecilla corta del reloj hizo su primer un circulo, luego dos mientras se acercaba la medianoche.

—He… ¡He terminado!

Cuando el último caballero salió con una palabra de agradecimiento, Loki mirò hacia fuera en la falta completa de gente delante de su puerta.

Empujando la puerta para cerrar, ella lanzó un suspiro que era igual a partes de deleite y alivio.

No más de un segundo después, la puerta se abrió de nuevo, casi como si hubiera sido planeado.

—¡Yo, Loki! Actualiza mi estado, ¿Quieres?

—Guh…Beeeeeeeeete…; Loki se derrumbó sobre su cama con la entrada del joven hombre lobo. — ¿No ves que estoy muriendo?

—¿Cómo diablos se suponía que iba a saber, huh?; Bete respondió, indiferente a las lágrimas silenciosas de Loki quien gritó en sus sábanas. Sacó una silla junto a ella y se sentó.

—Si hubiera podido terminar con alguien como Aiz… al menos podría haber tenido un poco de emoción como recompensa. Pero no… tenía que ser Bete…; Loki se quejó sola.

—Jódete; Bete se sacó su chaqueta de combate. —¡Esto te toma, o sea, un segundo, así que sólo hazlo ya!

—Sí, Sí

Bete volteò su espalda desnuda hacia Loki, rindiéndose al tacto de la diosa.

Desbloqueando y rápidamente elevando los jeroglíficos carmesí en la espalda de Bete, Loki procedió a actualizar su estado.

—Viniendo aquí después de que todos los demás ya se han ido… No estaras pasando por un entrenamiento secreto hecho por ti mismo, ¿verdad?

— ¿Cómo diablos lo supiste?

Loki se rió burlonamente. —Es mi pequeño secreto.

Con la diosa fuera de su vista, Bete ni siquiera trató de mantener la exasperación de su rostro. Ella se sonrió antes de correr el dedo, mojado con ichor, sobre su espalda.

—Apuesto a que algunos de esos chicos que te tienen miedo ahora vendrían directamente a ti si supieran de tus sesiones de entrenamiento secretas. Eso está fuera de tu carácter, ¿Sabes? Algunas personas van a hacer eso. Eso es un pensamiento reconfortante, ¿no?

Bete dejo salir una risa fuerte. — ¿Qué me importa hacerme amigo con esos debiluchos?; El hombre lobo tan temido por todos en la elite de la familia simplemente se burlaría, brevemente murmurando, ‘’Estúpido’’, cuando el dedo de Loki continúo fluyendo a través de su parte posterior sin pausa.

Sus ojos color ámbar se centraron en la pared lejana molestos.

—Es el deber de la gente fuerte mirar con lastima a las pequeñas escorias. Es nuestro derecho.

—…

—Si no nos reímos y escupimos sobre ellos, ¿Quién lo hará? Acabaremos como un puñado de idiotas que no conocen su lugar; Continuó Bete, su voz goteaba irritación. —Ellos nos deben estar mirando tanto que romperían su cuello. Esos bebes-renacuajos… son tan débiles, es repugnante.

Aunque no lo dijo explícitamente, estaba claro que sus palabras estaban dirigidas a la multitud de miembros de la familia luchando desesperadamente para ponerse a la par después de que Aiz subiera de nivel.

Loki se quedó en silencio mientras escuchaba, mirando fijamente la espalda finamente cincelada de Bete y las débiles cicatrices que cubrían su piel. Ella cerró los ojos antes de dejar escapar una bocanada de risa abrupta.

Terminando su actualización de estado, Ella tradujo los resultados en Koine.

—Tus habilidades realmente se han disparado,

—¿Cuánto?

—Subieron 3 niveles.

—¡Se dispararon, mi culo!; Bete arrebató los resultado de la actualización traducida en sus manos con un aullido.

—¡Nah, Vamos! ¡Para que un nivel cinco pueda obtener estos resultados entrenando un poco por su cuenta, es realmente algo de qué hablar!; Loki le aseguró con una sonrisa.

El hombro lobo solo resoplo y soplo, sus ojos quemaban agujeros en la forma. —Esto no es una mierda…

Mirando alrededor de las botellas de vino y otras chucherías que adornaban la habitación de Loki, èl encendió la vela en su escritorio antes de quemar el formulario de actualización.

—… Sí, sí, lo conseguimos. Eres un tipo duro.

Cuando Bete se puso su chaqueta sobre sus hombros y se dirigió a la puerta, Loki gritó desde su lugar en la cama.

—Lo suficientemente fuerte como para proteger a todos allí abajo. Vas a hacer que me preocupe.

¿Quién sabia cuántos peligros les aguardaban en su próxima expedición? Cuando las palabras de la diosa llegaron a sus oídos, el hombre lobo se detuvo en la puerta y miro hacia atrás sobre su hombro.

—…Ha. No elegiste un montón de traseros, vieja bruja.


Ahora era el turno de Loki para mirar sorprendida, raramente como sucedió. Bete sólo sonrió.

—Pueden ser tontos, pero no son cobardes. Ellos pueden cuidarse por su cuenta.

Loki miró al largo y duro niño siempre desobediente.

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Entonces ella sonrió.

***

 

 

Ella se despertó por su cuenta.

Ya era de mañana. El día de la expedición.

Aiz lentamente abrió los ojos sobre la filtración de sol en la grieta entre las cortinas.

Empujando hacia arriba desde su cama en su habitación en la mansión, ella echó una mirada primero a Desperate apoyada contra la pared, luego por la ventana, estrechando sus ojos.

No había nada más que el cielo azul claro hasta donde el ojo podía ver.

—¡Haaaaaaaaaaaagamoslo!

—¿Tienes que ser tan ruidosa? Sólo cállate y prepárate…

Tiona y Tione surgieron a carcajadas de sus camas en su habitación para dos personas.

Era hora de preparar sus cosas. La expedición que había estado esperando finalmente llegó. Mientras que la más mayor de las dos envolvió su ropa de batalla alrededor de su amplio pecho y piernas delgadas, su hermana más joven—ya cambiada—abrió los estantes de su caja y comenzó a tirar los artículos de izquierda a derecha, rellenando con cualquier cosa que podría necesitar en su mochila.

Mientras Tione se quejaba una y otra vez, el suelo rápidamente se enterró con las posesiones de Tiona.

Su cabello se mecía de adelante hacia atrás, Tiona finalmente se volteó para recoger su espada pesada de doble filo de su lugar contra la plataforma.

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—¡Esta expedición es nuestra oportunidad de emparejarnos con Aiz!

Ella agarró el arma de gran tamaño por el mango, sus hojas brillaron fuertemente.

—¡Lefiya, estoy saliendo!

—¡Ah! ¡Muy bien! ¡Voy a estar allí en breve!

Lefiya a toda prisa regresó a sus preparativos cuando su compañero de cuarto salió por la puerta.

Volteándose hacia el espejo, ella se puso a trabajar en su cabello largo y dorado, sosteniendo el accesorio con forma de broche de plata entre sus dientes para liberar sus manos hasta que ella pudiera atarlo de nuevo en su habitual cola de caballo.

Una vez que todo estaba asegurado, ella tomó una última mirada en el espejo y asintió con la cabeza con un poco de ‘’ ¡Listo!’’

—…

Ella se levantó de su silla con su bastón, Forest Teardrop, ya a su lado y miró hacia abajo en las palmas de sus manos.

Como si comprobara la fuerza mágica que sus hermanos – no, sus amigos – le habían otorgado, ella estrujo las manos en pequeños puños apretados.

Entonces, su cabeza salto hacia arriba, ella colgó la mochila cilíndrica del apoyo sobre su hombro y abrió la puerta.

— ¡Ah! ¡Bete!

Estaban en el jardín de la mansión, acarreando parte de la carga a gran escala y otros materiales.

Los miembros de menor rango de la familia estaban haciendo el trabajo de reunir todo, desde tiendas de campaña hasta armaduras de repuesto para las treinta y más armas (Incluidas las espadas mágicas) que iban a llevar a la expedición, inspeccionando y organizando todo en consecuencia.

Todo el mundo, dispuesto o no, estaba nervioso y entusiasmado por el gran día, y en medio de toda la charla, Raúl, estaba a cargo de instruir a sus compañeros miembros de la familia, hasta que Bete emergió de la entrada de la torre.

Sus guanteletes y botas de metal plateado brillaban intensamente en el sol.

— ¡B-Buenos días!; Raúl tomo la iniciativa y saludó al hombre lobo, fácilmente el más inquieto de todos los otros de primer nivel.

—Bueno, ¡¿No están todos tomándose su dulce tiempo!?; Bete escupió su respuesta tanto a Raúl como a sus colegas a los alrededores.

Ellos se redujeron visiblemente, ya que el propio Bete ya era muy temido entre los miembros de menor rango, y Raúl podía sentir el sudor formándose en su frente mientras se obligaba a reír.

—Ah-ha-ha-ha-ha…

A pesar de todo, el hecho de que Bete no fuera diferente de lo normal incluso antes de la gran expedición era casi extrañamente tranquilizador.

—¿Aiz y los demás no están aquí todavía?

—¡N-no lo están, señor! He recibido la noticia de que Tiona-san y su hermana están actualmente comiendo el desayuno en el comedor, pero parece que Aiz-san todavía está en su habitación; Continúo Raúl, presionando a pesar de la atrofia

Bete lo detuvo. — ¿Enserio? ¿No va a comer nada? Esa maldita mujer…; Él murmuró, maldiciendo bajo su aliento cuando se dio la vuelta y se dirigió hacia atrás dirigiéndose por donde había llegado.

Raúl no sabía si el hombre estaba de camino a comer o se dirigía a la habitación de Aiz, pero de cualquier manera, mientras miraba a Bete de pie, él se encontró pensando sobre un pensamiento más extraño.

Es un buen chico….

—…

Finn estaba sobre una rodilla, con su mano en el pecho en su habitación, ubicada en la torre más septentrional de la mansión.

Estaba en silencio, con los ojos cerrados, un gran tapiz que cubría la pared delante de él y una estatua de una diosa que ocupaba un lugar sobre la estantería cercana.


Tanto la tapicería, tejida en oro y plata, como la estatua de yeso, con una lanza en su mano, retrataba a la misma mujer — la ficticia aunque muy venerada diosa de los hobbits, Phiana.

— ¿Estas despierto, Finn?… Opps, lo siento. No quería entrometerme.

—No. Está bien. Estaba acabando.

Gareth y Riveria dieron la vuelta para irse tan pronto como vieron a FInn arrodillado frente a Phiana, pero Finn los detuvo antes de que pudieran retirarse, abriendo los ojos y empujando a si mismo a sus pies.

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Concluyendo su oración, él se alejó de su amada diosa para enfrentarse a sus dos amigos más cercanos.

—El trabajo de preparaciones está terminado. Todo está lleno y listo para salir.

—Entendido. Gracias, Gareth.

—Esperábamos tener una reunión final antes de salir. Tenemos que organizar a todos en las dos partes que vamos a mantener hasta el 18 piso; Dijo Riveria.

Finn se acercó, y formaron un círculo. Las tres cabezas de la familia Loki se ocuparon rápidamente haciendo su chequeo final antes de la expedición.

— ¿Cómo está todo el mundo, Riveria?; Finn preguntó, empezando su reunión.

—Me preocupo por su físico, teniendo en cuenta lo mucho que han estado entrenando últimamente… pero no veo que se convierta en un problema. Están todos en la mejor condición.

—Bueno, tenemos un montón de jóvenes con espíritu alto, esa es la razón. La moral es alta.

Cuando las voces comenzaron a oírse en la dirección al jardín, Gareth cruzó sus brazos delante de su pecho, estrechando sus ojos.

—Aiz y el resto de los jóvenes han crecido por fin… Sólo nosotros tres fósiles todavía estamos alrededor para recordar lo que era en ese entonces; él reflexiono pensando en cuando su familia se había formado por primera vez.

—Todavía no nos estamos jubilando, Gareth; Riveria respondió, cerrando los ojos con una sonrisa.

Cuando Finn miró a los dos sintió que su expresión cambiaba lentamente.

Había una chispa de firmeza en los ojos verdes del Hobbit, la fuerte ambición de restablecer el renombre de su raza en el fondo de su mente.

— ¿Todavía no has tenido suficiente? No hay Hobbit alrededor que no sepa tu nombre, Finn; Rivera comentó.

Finn, sin embargo, solo cerró los ojos y negó con la cabeza.

—En cuanto a Hobbits famosos en Orario, solo conozco a bringar de la familia Freya… Pero en cuanto a mis hermanos que viven fuera de la ciudad, tengo muy poco renombre.

El número de hobbits con cualquier clase de reputación no solo en Orario sino el mundo entero eran bastante pocos como para ser contados con una sola mano. Cuando Finn transmitió eso, sus ojos cayeron sobre su puño.

—Los hobbits necesitan una oportunidad para brillar, una oportunidad para ondear su estandarte de coraje.

Tenían que tener la clase de esperanza personificada en Phiana, que los había apoyado desde los tiempos antiguos.

Y no escatimaremos en nada, no importa el sacrificio, siempre y cuando sea por el bien de esa esperanza – agregó su corazón.

—Esto no termina aquí. No importa lo que me espera, seguiré adelante. Finn levantó la cabeza, resolviéndose a través de su pequeña figura.

Gareth miró al pequeño aventurero y se acarició la barba con una carcajada.

—Que gracia… Realmente no has cambiado nada, Finn. Hay más ambición en esos diminutos huesos tuyos que el de algunos hombres en todo su cuerpo. ¡Y nunca te importa lo que piensen los demás, tampoco!

—Y aquí he estado tratando de lograrlo; respondió Finn encorvando los hombros.

— ¿Tú, Finn? ¡No me hagas reír!; Los labios de Gareth se voltearon hacia arriba junto con su barba

Mientras Riveria miraba a los dos, una mirada nostálgica aprecio en su rostro.—… Pensar que nosotros tres que solíamos hacer nada más que pelear entre nosotros, encabezaríamos una expedición al calabozo juntos. Es un mundo divertido a veces.

La orgullosa y versátil elfo; el enano burdo y despectivo que la odiaba; y el hobbit entre ellos, unas corrientes interminables de suspiros pasaron por sus labios.

Cuando los tres pensaron en los días que los llevaron a estos momentos, compartieron una sonrisa repentina.

—Hagamos esto, ¿Si? Será un soplo de aire fresco. Dijo Gareth, extendiendo su brazo.

Finn y Riveria, a pesar de sus sonrisas irónicas, imitaron al enano y colocaron sus manos encima de la suya en el centro de su círculo como si lo hubieran planeado.

El mismo ritual que habían realizado hace tantas lunas el día de su juramento.

Fue Loki quien había animado a la fuerza a los tres para poner sus peleas en espera el tiempo suficiente para unir sus manos de esta manera y compartir sus aspiraciones.

—A las batallas acaloradas.

—A un mundo desconocido.

—Al renacimiento de mi raza.

El enano, el elfo, y el hobbit hablaron a su vez antes de chocar sus puños juntos.

Con sus intenciones habladas, era hora de terminar su caminata por el carril de la memoria y convertirse en los líderes de la familia que eran.

—Aiz y los demás estarán esperando. ¿Vamos?

Riveria y Gareth asintieron con la cabeza, y los tres salieron de la habitación.

—Hablando de eso… Finn, ¿Cómo va, uh, el otro de tus objetivos?

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—Sí, tu sucesor… Una novia que pueda producir un heredero.

—Desafortunadamente, no soy exactamente bendecido cuando se trata de romance. Si ustedes dos pasan a encontrar a alguien agradable, ¿Me la presentarían?

— Tione me mataría. Tengo que rechazar cortésmente; respondió Riveria.

—Digo lo mismo, amigo; Agrego Gareth.

Los tres semi-humanos charlaron ociosamente con la lanza, el hacha, y el bastón en sus manos mientras se dirigían a donde sus camaradas esperaban.

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