Regressor Instruction Manual (NW)

Capítulo 103: Viejas Fuerzas (Parte 4)

Sentí que no era suficiente decir que Lee Ji-Hye y yo trabajábamos bien juntos. Si exageraba un poco, parecía que me estaba leyendo la mente.

¿Tiene una habilidad única?

Miré en silencio su ventana de estado, pero no parecía ser el caso. Nuestra forma de pensar era similar. Si la gente como ella fuera un aliado, entonces sería realmente útil, pero si fuera un enemigo, entonces las cosas podrían complicarse. Naturalmente, pensé en lo ventajoso que sería traerla poco a poco a mi grupo. Cambié un poco mi expresión a una más complacida, y ella reaccionó inmediatamente.

“¿Por qué me miras así?” me preguntó.

“Es porque estoy agradecido. Sinceramente, no esperaba tanto. Lo has hecho mejor de lo que pensaba” admití.

“Esta es la primera tarea que me das, así que por supuesto, necesito hacerlo lo mejor posible. He ganado algunas cosas gracias a ti, después de todo. Es natural. Deja de mirarme tan raro, ¿bien?. Creo que sé lo que estás pensando” dijo. “Si de verdad quieres pagarme, ¿por qué no te quedas para comer algo?”

“Lo siento, pero tengo cosas que hacer, pero avísame si necesitas ayuda con algo más” le respondí, rechazando su oferta.

“Por el momento no tengo nada urgente, no te preocupes. Solo asegúrate de terminar ese trabajo”.

“Por supuesto”.

“Recuerdas lo que dije la última vez, ¿verdad, Ki-Young?” preguntó.

“Sí, lo recuerdo muy bien” mantuvimos nuestras miradas por unos segundos. Esa declaración aún rondaba por mi mente.

“Será mejor que vuelvas ahora. Seguro que tu Ha-Yan está preocupada” sugirió.

“Vale, y de nuevo, gracias”.

Cuando abrí la puerta, vi a Jung Ha-Yan esperándome como la última vez. Junto a ella estaba la mujer que nos recibió al gremio; por alguna razón, se veían ansiosas. Supuse que Jung Ha-Yan aún se sentía nerviosa a pesar de estar separados por solo unos minutos. Quería felicitarla por no haber tirado la puerta abajo. Noté que su autocontrol había aumentado un poco. Como si estuviera viendo crecer a una niña, le acaricié el pelo con orgullo. Ella me sonrió alegremente.

“Oh, señorita Ha-Yan” la saludó Ji-Hye.

“Ah… Hola, señorita Ji-Hye”.

“Te has puesto más guapa desde la última vez que te vi. Me alegro de que hayas vuelto sana y salva de la mazmorra”.

“Oh, gracias…”

“Ki-Young debe estar muy feliz de tenerte como novia”.

“Oh… gra-gracias, señorita Ji-Hye”.

Lee Ji-Hye me acarició el hombro. Me sentí raro por lo despreocupada que estaba actuando, como si me estuviera quitando el polvo de la ropa. Parecía como si estuviera intentando presumir de mi relación con ella, pero el hecho de que no estuviera sobrepasando sus límites era aún más sorprendente.

“Deberían quedarse a cenar. Nuestro maestro del gremio quiere conocerlos” Ji-Hye repitió su oferta.

“Ahora no, pero haremos tiempo más tarde” le aseguré.

“Sabía que ibas a decir eso. Lo prometiste, ¿bien? Tú y la señorita Ha-Yan” dijo.

La forma en que Ji-Hye nos hablaba con naturalidad tanto a mí como a Ha-Yan me hizo darme cuenta una vez más de que no era una mujer corriente. Realmente pensaba que no había ninguna mujer viva, ni siquiera Ha-Yan, que pudiera enfrentarse a ella.

“Visitaré tu gremio la próxima vez, Ki-Young. Deberíamos comer los tres juntos” sugirió.

“Es-estaríamos encantados” respondió Ha-Yan en voz baja.

“Sí, hagamos tiempo para eso. Hasta luego, Ji-Hye” me despedí.

Ha-Yan había mejorado, definitivamente. Pero aún no podía evitar sentirse celosa.

Salimos de la habitación, y la guía nos condujo todo el camino de regreso a la entrada del gremio. En todo el recorrido, los empleados estuvieron bastante atentos a nuestras acciones. De verdad nos querían como parte del Cisne Negro

Es comprensible.

Como dijo Lee Ji-Hye, no sería extraño que nos cambiáramos. Si Kim Hyun-Sung no estuviera pensando en construir su propio gremio, me habría transferido a este. Los Caria no me ofrecían recompensas a corto plazo, pero a mí me gustaba mirar a futuro.

Cuando salimos del gremio Cariano, el sol todavía estaba en lo alto, y ahora ya se estaba ocultando. Las calles cambiaron por completo, bañadas por el hermoso atardecer que se apreciaba por la puerta oeste. Se sentía como una cita. Ha-Yan, que me llevaba de la mano, debió de sentir lo mismo, pues su cara se puso roja. Lindel tenía un aspecto muy bonito mientras se ponía el sol, así que estaba seguro de que a ella le parecía un ambiente perfecto. Yo también sentía lo mismo. Aunque Jung Ha-Yan tenía bastantes defectos, pude olvidarlos por unos minutos, y ver lo hermosa que estaba.

Da ternura que se ponga roja por tomarnos las manos, cuando ya nos hemos besado.

Mientras caminábamos teniendo varias conversaciones…

Buuuzzz-

“¿Qué dem…?”

Juliena empezó a zumbar de la nada. Me sorprendió, y antes de buscar la causa en las calles, me di cuenta de que Ha-Yan me miraba en silencio. Vi como sus labios se movían, murmurando palabras que no alcanzaba a escuchar. Me di cuenta de lo que estaba haciendo cuando la magia se hizo visible a su alrededor.

¿Un hechizo?

No había razón para recitar un hechizo en medio de la ciudad. Como la vez que fue influenciada por la maldición de Juliena, pensé que tal vez estaba teniendo pensamientos extremos.

Fue entonces cuando oí un estruendo.

¡Boom!

“¡Viento de protección!” Ha-Yan gritó al mismo tiempo. El hechizo de Ha-Yan desvió un proyectil, que explotó a unos diez metros de nosotros.

“¡Mierda!” si no fuera porque nos sostuvimos el uno al otro, ahora mismo estaríamos en el suelo.

“¡Ki-Young! ¡Por aquí! ¡Paso ligero!” Ha-Yan recitó otro hechizo.

Corrimos a través del humo de la explosión lo más rápido que pudimos. Inmediatamente escuché gritos por todas partes. No éramos los únicos afectados por la explosión.

“¡Ahhhhhh!”

“¡Ack!”

“¡Salven… sálvenme!”

Algunas personas quedaron atrapadas en la explosión, pero no pudimos ayudarlas. La desesperación en la cara de Ha-Yan mientras corría agarrada a mi brazo me demostró lo peligrosa que era la situación. Sería extraño que aún no me hubiera dado cuenta de lo que estaba pasando. Alguien nos tenía en el punto de mira.

¿Por qué?

Este repentino acto de terrorismo ocurrió por mi culpa y de ella. Era caótico, pero no dejé de pensar. Al final, un par de nombres vinieron a mi mente. Ya conocía a los culpables que serían capaces de algo así.

¿Dentro de la ciudad? Están locos.

Solo había un grupo de personas en Lindel que me tendría como objetivo.

Lee Seol-Ho y sus lacayos.

Mierda, me descuidé.

Nunca imaginé que haría una locura como esta dentro de la ciudad. Pensé que el viejo era al menos razonable, pero pensar de esa manera había sido un error. Supongo que realmente no tenía la capacidad de pensar en las consecuencias.

¿Está loco?

Una persona con sentido común no sería capaz de hacer algo así.

La gente que nos estaba atacando eran probablemente seguidores de Lee Seol-Ho o miembros de Yamato. Ha-Yan corría por delante de mí, guiándome a través del caos.

“Ha-Yan, por aquí es…”

“Había alguien más allí. No estaba segura de quién era” se apresuró a decir.

Hay muchos más.

Nuestro oponente se movía sistemáticamente. No oí ninguna explosión después de la primera, pero sentí que la magia se dirigía hacia nosotros.

“¡Viento de Protección!” Ha-Yan gritó.

La flecha que volaba hacia nosotros fue bloqueada por su escudo. Ha-Yan volvió a girarse tras correr en línea recta, pues se dio cuenta de que había gente apuntándonos. Parecía como si nos estuvieran llevando a un lugar concreto, así que no pude evitar morderme los labios por la ansiedad.

Puta madre.

Jung Ha-Yan bloqueó los ataques a distancia que venían hacia nosotros, pero su protección tenía un límite. No importaba lo rápido que lanzara sus hechizos, no podía bloquear todos. Yo también podía recitar algunos, pero la cruda realidad era que solo podía conocía hechizos de protección ordinarios. Además, no sabía dónde estaban los enemigos.

“¡Solo tenemos que aguantar!” le grité en medio del caos.

“¿¡Qué!?”

“¡Ya sea los Carianos o Lee Ji-Hye, estoy seguro de que vendrán a por nosotros! Está ocurriendo dentro de la ciudad y ellos también deben haber oído la explosión, así que seguro que vendrán” le expliqué.

“¡Entendido!” se limitó a decir.

Aunque no estoy seguro de si seremos capaces de aguantar.

“¡Juliena!”

La espada que colgaba de mi cintura salió disparada de la funda por sí sola. Unos momentos después, escuché un grito.

“¡Ahhhh!”

Las flechas se detuvieron, y supe que Juliena había matado al arquero; mientras, Ha-Yan volvió a bloquear la magia que se dirigía hacia nosotros. Oí el choque de espadas y una explosión. No estaba seguro de contra cuánta gente estaba luchando Juliena, pero estábamos en una mala situación. No sabía cuántos eran, de dónde venían los ataques ni dónde se encontraban los enemigos. Pero sabía con certeza que la gente que se estaba acercando a este lugar eran asesinos entrenados y no unos luchadores corrientes.

Mierda.

¡Boom!

Mientras corría frenéticamente, una larga lanza atravesó el humo de las explosiones.

“¡Juliena!”

¡Suussshhh!

La espada flotante la interceptó a unos metros de mí. No tuve tiempo de mirar.

Moriremos si nos detenemos.

“¡Esos putos viejos!” gruñí.

“¡Te protegeré, Ki-Young!” dijo Ha-Yan.

“¡No te descuides a ti, Ha-Yan!”

Perder mi vida o la de ella en una situación tan ridícula como esta no tenía sentido. Incluso si salía herido, salvarla a ella era lo correcto. Lo peor de todo era que me estaba quedando sin aliento. Esta fue la primera vez que resentí el hecho de tener poca resistencia.

“¡Ki-Young!” Ha-Yan gritó mientras se giraba.

La imité, y vi como un hombre con espada en mano corría en nuestra dirección.

“Juliena…”

Pero la hoja plateada se encontraba lejos, protegiéndonos de otros peligros. De repente sentí que el tiempo pasaba más despacio mientras veía su espada bajar sobre mí. Ha-Yan se interpuso y me abrazó con todas sus fuerzas, recibiendo de lleno el tajo del arma en su espalda. Un reguero de sangre salió despedida. Ambos caímos, incapaces de resistir el golpe.

“¡Mierda, mierda, mierda! ¡Juliena! ¡Juliena!” grité.

“Mi nombre…”

“¡Juliena! ¡Puta madre! ¡Juliena!”

“Por favor di mi nombre, Ki-Young…”

“Ha-Yan. Ha-Yan. ¡Jung Ha-Yan!”

“Quédate así…” dijo.

Intenté moverme, pero ella se aferraba a mí. El hombre, encapuchado y con la espada llena de sangre, volvió a atacar. Esta vez, apuñaló el costado derecho de Ha-Yan, por debajo del hígado. La hoja no atravesó su cuerpo; no obstante, no sabía decir si era bueno o malo.

“¡Protección! ¡Protección!” grité desesperado.

La magia de protección que estaba incrustada en el anillo se activó, pero se rompió. Durante todo esto, Ha-Yan siguió recitando un hechizo mientras su cuerpo se estremecía.

“¡Mierda… Mierda! ¡Apártate!”

“No…” murmuró. Su voz estaba perdiendo fuerza.

“¡Muévete! ¡Idiota!” le grité.

“Tú… me odias” tartamudeó.

Morir.

Mi mente se quedó en blanco al pensar que Jung Ha-Yan iba a morir. Intenté apartarla, pero insistía en aferrarse, lo que me puso aún más ansioso. Mi corazón retumbaba en mis oídos.

“Viento de protección…” Ha-Yan dijo.

“¡Olvídate de la protección y muévete! ¡Mierda!”

Morir.

Realmente vas a morir.

“¡Muévete!” grité de nuevo.

Morir.

Jung Ha-Yan se estaba muriendo. Seguí empujándola mientras me mordía los labios y las lágrimas empezaban a derramarse, pero no era suficiente. Podía sentir su sangre, cálida y roja, goteando sobre mi cuerpo.

“¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Muévete, idiota!”

Y entonces, otro gran estruendo resonó por las calles de Lindel.

¡¡¡Boooooom!!!

“Qué ridículo” era una voz familiar. “Es realmente absurdo. Veo que hay muchos pendejos que no me toman en cuenta. Grave error”.

Luego, un ruido sordo -el de un golpe-, y el de una espada chocando contra el suelo.

“¿¡Te atreves a apuntar tu espada a la Reina Mercenaria!?”

Era una mujer de cabello tan radiante como el fuego.

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Bejemon: Este capítulo me gustó mucho, la verdad. Se presta muy bien para seguir desarrollando la relación entre Ha-Yan y Ki-Young. ¿Será que por fin nuestro protagonista la deja de ver como un objeto valioso? Déjenme saber en los comentarios qué esperan de los próximos capítulos, también en cuanto al asunto de Seol-Ho. Yo solo diré que es muy satisfactorio lo que se viene…

¡Saludos!