Senka Maihime (NL)

Volumen 3

Prologo: Batallas de Practica

“¡Alnoa! ¡Ataque enemigo entrante!”

Al oír el grito de Brusch, Al comenzó a dar órdenes a sus tropas. “¡Cecilia, despliega un escudo mágico! ¡Feena, apunta a la caballería una vez que el ataque enemigo haya sido desviado! ¡Sharon, rompe cualquier abertura que encuentres!” Su voz se transmitió a través del campo de batalla con la ayuda de un hechizo de viento.

“¡Entendido!” gritaron al unísono.

Habiendo tratado con ese asunto, Al comenzó a evaluar silenciosamente su situación. Ser un rey no era un trabajo fácil para Al, especialmente en los últimos tiempos. Había pasado más noches en vela de las que le hubiera gustado admitir. Como mínimo, no quería que sus soldados sintieran el peso de su posición. Considerando que muchos de ellos acababan de ser liberados, no quería ponerles más presión de la que habían soportado como esclavos. Por lo tanto, su batallón actual consistía en un par de docenas de soldados y las Divas.

“Me alegró de la falta de abominaciones, pero ver que han enviado sus tropas veteranas, sin mencionar esa monstruosa máquina de asedio … ¿¡Qué diablos está planeando el Imperio !?”

Althos pudo haber sido un país débil en una ubicación estratégicamente pobre hace poco tiempo, pero ahora albergaba a cuatro Divas. Cada una era capaz de manejar más de mil soldados por su cuenta, por lo que los ataques del Imperio aturdieron a Al. Incluso si enviaban cinco mil soldados y una catapulta, dejar una sola brecha en las defensas de Althos sería difícil.

¿Intentan usar estas batallas como práctica para luchar contra Althos y las Divas?

“Me alegro de que nos hayamos hecho más fuertes, aunque…” Al murmuró para sí mismo, tan silenciosamente que sus palabras no llegaron a su guardaespaldas, Kanon. Pero sus tranquilos pensamientos fueron interrumpidos por los feroces sonidos de la batalla.

¡Wham! ¡Boom! ¡Clang!

“¿¡Crees que estos guijarros pueden hacerme daño!?”

Sharon desvió una piedra tras otra mientras la catapulta del enemigo las arrojaba hacia ella. Aunque era una hazaña fácil para una diva, su precisión al devolver sus toscos regalos hablaba mucho de su fuerza. La caballería y la infantería miraban sin asomarse.

“¡Wrahhhh!” Sharon aprovechó esa oportunidad para atravesar la caballería.

“¡Sharon, detente! ¡Te estás pasando de la raya!”

A pesar de saber la inutilidad de sus acciones, Al se preparó para ir tras Sharon, pero ──

“¡Ah! ¡Cuidado!”

Alguien pasó volando a su lado, moviéndose más rápido que el viento. Fue Kanon. Una piedra de la catapulta se precipitaba hacia él y no tuvo tiempo de reaccionar. Kanon miró directamente a la roca entrante y saltó hacia ella con tremenda fuerza.

“¡Hyahhh!”

Para cuando su grito de batalla terminó, ya había envainado su espada. Había pulverizado la roca en un abrir y cerrar de ojos. Desafortunadamente, no había considerado que los escombros que había creado seguirían su curso.

“¡Ah!”

Una roca del tamaño de un puño golpeó a Al en la cabeza con un golpe sordo.

“¡Al!”

Al apenas escuchó su grito antes de que su conciencia se desvaneciera.