Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 1

Capítulo 5: El Conde Y El Caballero

Parte 7

El mismo día que recibí la nobleza de par, recorrí el palacio para todas las formalidades y trámites que ello conllevaba.

Para la ocasión, el Conde Müller tuvo la amabilidad de acompañarme todo el tiempo y ayudarme. Gracias a él, terminamos todas las tareas necesarias sin especial dificultad. Si hubiera estado sola, me habría llevado todo el día.

En los pasillos de palacio, recibí comentarios críticos de nobles en numerosas ocasiones. Si el Conde Müller no hubiera estado conmigo, las cosas se habrían puesto peligrosas. Desprendía una verdadera aura de protección. De haber sido una jovencita, creo que me habría enamorado perdidamente.

Para cuando terminaron la mayoría de los trámites y las explicaciones, el sol ya se había puesto. Habíamos tardado casi todo el día en pasar por las formalidades y sermones sobre cómo debía comportarme como noble y cosas por el estilo.

Según una historia que había oído durante el proceso, el propio Pii-chan había ostentado el rango de conde antes de su reencarnación. A diferencia del Conde Müller, que acababa de ser ascendido, él había tenido un alto rango, muy cercano al de marqués, de hecho.

También debería haber sido marqués, según su admirador número uno, el Conde Müller. Todo lo que fuera marqués o superior se consideraba una posición tremenda en el reino de Herz y, al parecer, el ascenso de Pii-chan se había visto frenado por una facción de nobles que se oponían.

Teniendo en cuenta el retrato que colgaba en el pasillo de la sala de audiencias, era evidente que la familia real tenía una buena opinión del Señor de las Estrellas. Si su ascenso se había retrasado a pesar de ello, los nobles debían de tener bastante influencia sobre la realeza.

En ese sentido, mi propio rango de caballero— obtenido apenas el día anterior—podría contribuir a mi vida en este mundo, dependiendo de cómo lo utilizara. Pii- chan puso mala cara ante la perspectiva, pero yo decidí ser optimista. Este era exactamente el momento de dividir la carga y trabajar juntos para tener éxito.

En cualquier caso, esa noche nos quedamos en la habitación de invitados. Volveríamos a la ciudad de Baytrium al día siguiente.

Sin embargo, al Conde Müller le quedaban algunas cosas por hacer en la capital. Pronto llegaría del frente la noticia de la aniquilación de las fuerzas del Imperio de Ohgen por la magia del Sabio de las Estrellas, y el conde quería ocuparse de las cosas de palacio con antelación.

Insistió en que pasaría por alto el papel de Pii-chan en el asunto, y le aseguramos que estaba bien hacerlo pasar por su propio logro. Eso nos facilitaría las cosas mucho más que tener el nombre del Sabio de las Estrellas en boca de todos.

Por todo eso, Pii-chan y yo seríamos los únicos en volver.

Tras un poco de magia de teletransporte, volvimos a nuestra ciudad natal. En otras palabras, la ciudad de Baytrium, gobernada por el Conde Müller, antes Vizconde Müller.

Por cierto, ahora que se había convertido en conde, parecía que tenía un nuevo trabajo en palacio. Aunque, según él, el ascenso era una recompensa, así que probablemente sólo recibiría el título y el sueldo. Dicho esto, se trataba de un rango que pasaba a la siguiente generación, lo que lo hacía bastante significativo.

—Sólo estuvimos fuera un rato, pero parece que ha pasado mucho tiempo.

—Pasaron muchas cosas, después de todo.

Nos dirigimos a nuestro alojamiento en la posada de clase alta a nuestro regreso, como siempre hacíamos. No era tan bonito como la habitación de invitados del palacio, pero estaba muy por encima de mi viejo apartamento. Ya había pagado mi alojamiento para los próximos seis meses, así que utilizaba el lugar como si fuera una casa alquilada.

Por el momento, me estaba relajando en el sofá de nuestra sala de estar alquilada.

—Vamos a tomar todo con calma hasta que el Conde Müller regrese.

—Eso estaría bien. Yo también estoy un poco cansado.

—¿Por tu pelea con esa mujer demonio?

—En su mayor parte.

Probablemente ahora mismo estaban celebrando una fiesta en la capital de Allestos para celebrar el ascenso del Conde Müller. También nos habían invitado el día anterior, pero declinamos cortésmente. Teniendo en cuenta mi posición, sabía que los otros nobles intentarían algo y me lo pondrían difícil. Volver corriendo a casa era, en parte, una forma de eludir todo eso.

Me parecía perfecto refugiarme en Baytrium durante un tiempo, al menos hasta que se calmara el entusiasmo. Incluso si acababa yendo a la capital de nuevo, sólo sería una vez que la guerra hubiera terminado. De todos modos, probablemente se montaría una escena en palacio cuando se supiera que los soldados del Imperio habían perdido de forma estrepitosa.

Era aterrador sólo imaginarlo. Pii-chan también me había aconsejado que me mantuviera lejos, muy lejos de ella.

—Esa señora púrpura no vendrá a tratar de atacarte de nuevo, ¿verdad?

—Creo que la he disuadido. No es tonta, así que probablemente estaremos bien.

—¿Estás seguro?

—Si estás conmigo, no tendré tantos problemas como esta vez.

—Oh.

Recordé que me había contado cómo lanzaba hechizos usando mi cuerpo como conducto. Parecía importante para él estar sobre mi hombro. Sólo así podía conjurar formas más avanzadas de magia, como la de ir entre mundos.

—Entonces tendré que aprender cuanto antes el hechizo para volar.

—Después de lo que paso, es necesario.

—Tal vez sea repentino, pero ¿podemos empezar a practicarlo mañana?

—Creo que sería una buena idea.

Sea como fuese, todo apuntaba a que la guerra con el Imperio Ohgen estaba llegando a su fin.

***

Al día siguiente volví a mi rutina habitual.

Me desperté un poco tarde, almorcé en el comedor de la posada y salí de la ciudad para practicar mi magia. Cuando el sol empezó a ponerse, volvimos al pueblo y disfrutamos de una cena en casa del señor French. Por la noche, me iba a beber a una taberna cercana o simplemente volvía a la ostentosa posada y jugaba con los Pii-chan en el salón.

En un lugar de Baytrium vendían los juegos de mesa que yo recordaba del palacio. Cuando desafié a Pii-chan, me dio una paliza. Era realmente frustrante. No importaba cuántas veces jugáramos, nunca podía ganar. ¿No podía ser un poco más suave conmigo?

También visité varias veces la empresa comercial, pero como el subgerente siempre estaba ausente, nunca llegué a verle. Seguramente estaba muy ocupado con las noticias que le había traído sobre la guerra, la supervivencia del príncipe Adonis y todos los demás detalles de la disputa con el Imperio. En lugar de eso, me limité a decirle a un empleado que transmitiera el mensaje de que había entregado su carta al director de la capital.

Tras unos días con este horario, mis esfuerzos dieron fruto y pude aprender el hechizo volador. Como Pii- chan me había advertido de antemano, estuve a punto de estrellarme y morir varias veces durante las prácticas. A pesar de ello, seguí estudiando y practicando, y finalmente pude volar con cierta destreza.

La magia voladora era un hechizo para principiantes, y su uso, al menos, era sencillo. Por otro lado, se necesitaba tiempo para coger velocidad o fijar bien el rumbo. Por lo tanto, la práctica no terminaba inmediatamente después de aprenderlo. Surcar los cielos a nivel práctico me llevó mucho tiempo.

Tampoco era un hechizo que consumiera mucho combustible. La mayoría de los magos, con su relativa falta de maná, tenían dificultades para mantenerse en el aire durante demasiado tiempo. Los colegas me dijeron que incluso los mejores sólo podían hacerlo durante unos minutos o media hora. Esto también significaba que normalmente necesitaban mucho más tiempo de práctica.

Sin el poder mágico de Pii-chan, probablemente me habría quedado sin combustible en pleno vuelo.

En mi caso, no me sentí cansado ni una sola vez durante mi entrenamiento de vuelo. Pude volar durante algo menos de una hora sin ningún inconveniente. Según mi maestro, probablemente podría hacerlo durante toda una noche.

Por otra parte, ahora que había dedicado varios días por completo a este hechizo, mi progreso en otras áreas se estaba retrasando. Por supuesto, seguía sin mostrar ningún signo de progreso con el hechizo de teletransporte. Parecía que cualquier cosa de un nivel avanzado o superior requeriría mucho más esfuerzo que cualquiera de las cosas que ya había aprendido.

Si era posible, quería tener más opciones de ataque utilizando al menos hechizos intermedios, además de la magia del rayo. Aunque eso habría que dejarlo para la próxima vez. Aun así, conocer el hechizo volador era un gran paso adelante—me permitía huir con mucha más eficacia.

Combinando el hechizo volador que acababa de aprender con el hechizo barrera intermedio de antes, probablemente podría incluso escapar del poder de ese psíquico huracanado sin sufrir daño alguno. O si las cosas se ponían realmente feas, probablemente podría agarrar a la señorita Hoshizaki y escapar.

—De acuerdo. ¿Deberíamos regresar?

—Sí.

—Pasará un mes cuando volvamos aquí la próxima vez, ¿eh?

—Con tanto tiempo, este incidente con el Imperio Ohgen debería haberse calmado en su mayor parte.

—Eso espero.

A petición mía, Pii-chan nos devolvió a nuestro apartamento por primera vez en bastante tiempo.