Sasaki To Pii-chan (LN)

Volumen 1

Capítulo 2: Encuentro Con Los Psíquicos

Parte 2

 

 

Con la jaula de Pii-chan en mis brazos, sentí el balanceo del coche mientras nos llevaba. Nuestro destino resultó ser un gran edificio en el centro de la ciudad. Desde allí, entramos en una oficina que abarcaba toda una planta.

Fue en lo que parecía una sala de recepción de la misma planta donde por fin obtuve una explicación de la mujer del traje. Estábamos los dos solos en la sala, excepto Pii-chan, encaramado en su jaula mientras seguía fingiendo ser un gorrión de Java común y corriente.

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—…ya veo. Así que eso es lo que llaman un psíquicos.

Lo primero que hizo fue explicar la palabra clave en cuestión: PSÍQUICO.

Eran como magos, pero sus poderes se producían espontáneamente. Sus habilidades variaban enormemente de una persona a otra—desde los que podían reducir a cenizas una ciudad entera de la noche a la mañana hasta otros cuyas habilidades eran tan insignificantes que apenas y valdrían como trucos de fiesta. Además, una vez que una de estas habilidades se manifestaba, quedaba grabada en piedra y nunca cambiaba. Desarrollar un segundo poder era inaudito. Sin embargo, mediante el uso repetido, lo que se había manifestado podía crecer en fuerza y alcance.

El poder de mi anfitriona, por cierto, era la hidrokinesis. Explicó que tanto disparar carámbanos como misiles como la capacidad de derretir el hielo al instante eran facetas diferentes de su misma habilidad para controlar líquidos.

—Naturalmente, muchos poderes son peligrosos, así que tenemos que controlarlos.

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—¿Es ese su trabajo, señorita?

—Sí, lo es. Y está a punto de ser el tuyo trabajo también.

—¿Qué?

—Le daré algunos detalles más. Primero– Siguió dando explicaciones.

Según ella, todos los países controlaban en secreto a los psíquicos. Como ciertos poderes podían causar un caos generalizado en la sociedad, eran muy estrictos en su tratamiento.

Así, por regla general, una vez que alguien manifestaba una habilidad, era reclutado inmediatamente por la organización de gestión de psíquicos del país. Si se negaban… bueno, se me hizo saber que no sería prudente. Me dijeron que en el pasado se había producido un grave incidente con psíquicos.

En ese momento, sentí curiosidad por saber cuántos existían. Resultó que aproximadamente una de cada cien mil personas manifestaba poderes psíquicos. En otras palabras, probablemente había más de mil de ellos en Japón. Teniendo en cuenta el bajo número, las autoridades probablemente tenían los ojos puestos sobre cada uno de ellos.

—¿Tienes alguna pregunta?

—No, por favor continúe.

—De acuerdo.

El resto de su explicación detalló la organización en sí. Era tratada como una agencia gubernamental, por lo que todos los psíquicos que trabajaban allí eran funcionarios e incluso recibían un sueldo. Dependiendo de su capacidad y su grado de éxito, podían ganar mucho más de lo que obtendrían de un trabajo de oficina.

Probablemente, los altos cargos habían decidido que era mejor colmarlos de dinero que ser tacaños y provocar antipatía. Sin embargo, parecía que también venían grandes expectativas con los cheques, ya que muchos problemas se habían resuelto gracias a las acciones de los psíquicos en el pasado.

Pero, por supuesto, siempre habría quien se revelará.

Lo que me había encontrado antes era un enfrentamiento entre la organización y una persona así. El hombre rubio que había atacado a mi anfitriona era miembro de un grupo que se oponía a este sistema. Al parecer, existían varios grupos de este tipo en todo el mundo, y suprimirlos era una de las tareas asignadas a los psíquicos de la organización.

Me sorprendió el nivel de peligro. Los psíquicos recibían una paga por riesgo en las misiones, pero, aun así, realmente quería evitar todo eso. Aquel delincuente había dominado a esta mujer a pesar de que tenía un arma. No creía que fuera útil contra gente así.

—Y eso sería todo, creo.

—Gracias.

—Ahora bien, sé que es repentino, pero necesito que me confirmes algo.

—……

En este punto, la cuestión era cómo describir mi habilidad. Esta cosa era completamente diferente de la magia que Pii-chan me había estado enseñando. No quería hacer nada demasiado peligroso, lo que significaba que tenía que poner las expectativas bajas; algo que implicará un bajo rango de versatilidad y que no significará un aporte significativo en una pelea—

En otras palabras, lo que ya había visto tenía que ser todo lo que pudiera hacer.

—¿Cuál es exactamente tu poder?

—Cómo has visto antes, puedo disparar carámbanos de hielo. Eso es todo.

Sólo ser capaz de disparar un carámbano no debía ser una habilidad muy poderosa. No había necesidad recurrir a un molesto y difícil de manejar trozo de hielo cuando llevas un arma sancionada por el gobierno. Por otro lado, siento atracción por el título de funcionario, así que sin duda tomaría la iniciativa y cambiaría de trabajo si pudiera hacer labores administrativas en la retaguardia. No podría ganar menos de lo que ya gano.

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—¿Le importaría enseñármelo?

—Supongo…

A instancias suyas, produje un pequeño carámbano sin quejarme. Medía unos treinta centímetros. Lo hice flotar en el aire por encima de la mesa frente al sofá.

—Tal y como pensaba, eres capaz de crearlo de la nada.

—……

La mujer esbozó una sonrisa. Tenía un mal presentimiento.

—¿Y eso que significa?

—Tu poder es muy compatible con el mío.

—¿Qué…?

—Puedo controlar ciertos líquidos, pero no puedo crearlos desde cero. Eso significa que tengo que llevar mi propia agua cuando estoy en el trabajo o bien conseguirla al momento. Si estuvieras conmigo, podría usar mi poder sin límites.

—……

«Ah. Entonces, su capacidad para controlar el agua no implicaba crearla».

Lo peor es que lo dijo con el mismo tono que mi jefe cada que necesitaba un voluntario para ayudarlo en horas extras; está mujer ya me estaba encajando en sus planes a futuro. Y tengo la sensación de que era de las que se ofrecían de voluntarias para las misiones más peligrosas.

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—Por casualidad, ¿no serás… de esas personas que viven para trabajar, o sí?

—Te lo dije, ¿no? Dependiendo de lo duro que trabajes, no hay límite para las recompensas de un psíquico.

—Sí, pero–

—Y si no lo diera todo, los de arriba no me darían encargos tan lucrativos.

—……

Parecía que una persona muy peligrosa había puesto sus ojos en mí.

***

 

 

Ese mismo día, me hicieron un examen físico y una prueba de aptitud. Ningún reto real. Tampoco nadie me había dicho nada de Pii-chan. A sus ojos parecía ser una mascota normal. Dadas todas las cosas que ocultaba, eso merecía un suspiro de alivio.

Después de los exámenes y la sesión de preguntas y respuestas, nos enviaron a un hotel que la mujer nos había preparado. Un hotel de lujo en plena ciudad, con una habitación igual de lujosa. Probablemente era una inversión en nuestra futura relación.

—Ahora, entonces…

Los acontecimientos del día me habían agotado, y nada me apetecía más que irme a la cama de inmediato. Además, era casi medianoche.

Sin embargo, había algunas cosas que tenía que hacer esta noche, algunas tareas muy importantes que aún tenía que tachar de mi lista: aprovisionarme en este mundo, visitar el otro, vender la mercancía al subdirector de la Compañía Comercial Hermann, visitar al señor French y pagarle.

Pero eso no sería fácil.

La señora del traje me había preparado esta habitación. Si, por casualidad, se les hubiera ocurrido poner aquí una cámara de vigilancia, toda la operación se iría al diablo. Lo único que quería evitar por todos los medios era que se supiera el secreto de Pii-chan. Parece que había personas en este mundo que podían aceptar cosas tan extrañas y misteriosas como un gorrión de Java parlante, y ahora por fin me estaba dando cuenta de lo aterrador que era eso. Quizá tuviera que dejar de hablarle incluso en el supermercado.

—Pii-chan, sólo un poco más, ¿de acuerdo?

—¡Pii! Pii!

Cuando le hablaba como a una mascota, él respondía con adorables cantos.

«También puedes actuar como un pájaro, ¿eh, Pii- chan? Creo que acabo de descubrir otra cosa encantadora de ti».

Por lo que pude deducir de su enérgica respuesta, definitivamente entendió mi intención. Muchas, muchas gracias por captar claramente un mensaje unilateral como ése. Definitivamente debió ser un genio sin igual en su vida pasada.

—¿Quieres ir a dar un pequeño paseo, Pii-chan?

—¡Pii! Pii!

Puse a Pii-chan en la bandolera y salí de la habitación. No recordaba que hubieran tocado mi ropa o mis cosas, así que probablemente no nos habían puesto ningún micrófono ni nada por el estilo. Si conseguíamos llegar a algún sitio donde nadie nos viera, probablemente podríamos pasar una hora o así en el otro mundo gracias a la diferencia horaria.

Lo había analizado desde varios ángulos, pero tendría que renunciar a comprar nada aquí. Por hoy, explicaría la situación a todos los interesados y volvería enseguida.

—Nos están siguiendo, ¿eh…?

Mientras salía del hotel y empezaba a caminar por las calles nocturnas del distrito de oficinas, Pii-chan me murmuró. Su voz era lo suficientemente baja como para que sólo yo pudiera oírla. Y lo que dijo fue, una vez más, inquietante.

—¿…no podemos hacer sobre nada eso?

—La diferencia horaria cubrirá nuestro viaje si lo hacemos rápido.


—Sí, tienes razón.

Me colé en una tienda del barrio y me dirigí al baño. Si lo cerraba desde dentro, nadie intentaría entrar. Teniendo en cuenta para qué era el lugar, tampoco tendrían cámaras de vigilancia.

Una hora en este mundo era más o menos un día en aquel. Eso significaba que podía pasar algo menos de una hora allí, y aquí sólo pasarían unos minutos. Sólo diría que estaba tan agitado por la inesperada serie de acontecimientos que me había dado dolor de estómago y tenía que ir al baño. La excusa perfecta.

—Pii-chan, por favor.

—Mmm…

Pii-chan se movió de la bolsa a mi hombro. Al asentir, surgió un círculo mágico en el suelo del baño.

***

 

 

Tras cruzar al otro mundo, nos dirigimos directamente a la Compañía Comercial Hermann. Afortunadamente, el subgerente estaba allí y pudimos reunirnos con él de inmediato. Nos condujeron a la misma sala de recepción que habíamos visitado varias veces en los últimos días. Su opulencia era una muestra de lo ricos que eran, y yo aún no me había acostumbrado.

—¿Algún problema? —La expresión del subgerente se ensombreció al oír nuestra explicación.

—Le pido disculpas, pero puede que necesite un poco de tiempo antes de nuestro próximo trato. He venido hoy aquí para informarle de la situación. Siento mucho haberle decepcionado.

Sentada en el sofá, incliné la cabeza, haciendo que Pii-chan se torciera. Era muy mono mientras se agarraba a mi hombro y se aferraba para salvar la vida.

—Si podemos ayudarle en algo, señor Sasaki, estaremos encantados de atenderle.

—Lo siento, pero es un problema que tendré que resolver yo solo.

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—…ya veo.

El subgerente puso una expresión de soledad, como si estuviera preocupado por mí. Era muy buena persona, y por el bien de nuestras futuras relaciones comerciales, quería suavizar las cosas en la medida de lo posible ahora mismo. No podía permitirme arruinar la impresión que tenía de mí.

—De nuevo, le pido disculpas por estos asuntos personales, pero si las cosas van bien, es posible que pueda aumentar mis acciones en el futuro. Siento no compartir los detalles, pero espero que vea la situación a largo plazo.

—Ajá, bueno, en ese caso…

Su expresión se suavizó—sólo un poco—al oír mi respuesta. Debo de haberle incitado a considerar los aspectos positivos.

—Siento mucho este inconveniente.

—No, sé que tiene que lidiar con sus propias circunstancias, señor Sasaki.

—Le agradezco que me diga eso.

Dado este intercambio, probablemente podría aguantar dos o tres meses. Si cambiaba de empleo y me pagaban más, podría prever almacenar más productos. Si podía aumentar mis ofertas para nuestro próximo negocio, sería más que suficiente para cubrir mi ausencia. Este incidente no era puramente desventajoso.

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—Gracias, y espero volver a trabajar con usted.

—Lo mismo digo. Rezaré por su buena suerte.

Finalmente, me despidió amistosamente de la empresa.

Justo antes de marcharme, le dejé la paga del señor French, así como algo de dinero adicional por si los gastos de funcionamiento del restaurante entraban en números rojos. Tenía que contar con él porque, sencillamente, no había tiempo. Aceptó encantado, por lo que le estuve increíblemente agradecido.

Tras dejar atrás la empresa, me apresuré a regresar a Japón. Mi vida de relajó duró sólo un momento, sin tiempo siquiera para sentarme a comer.

***

 

 

Volvimos del otro mundo, regresamos tranquilamente al hotel e inmediatamente nos quedamos dormidos.

Quería hablar un poco más con Pii-chan, pero el tiempo no me daba para más. Si hubiéramos estado demasiado tiempo en ese mundo, quienquiera que nos siguiera pensaría que pasaba algo y me preguntaría cuánto tiempo había pasado encerrada en el baño.

Llegados a este punto, todas las cosas de las que tenía que hablar tendrían que esperar hasta el día siguiente. Lo mismo ocurría con nuestro plan original de practicar magia intermedia. Tenía muchas ganas de hacerlo antes de empezar mi nuevo trabajo como funcionario, así que me llevé verdadera decepción.

En cualquier caso, el nuevo día amaneció y trajo consigo un visitante muy madrugador.

—…un trabajo, ¿verdad?

—Sí, un trabajo.

Mientras estaba tumbado en la cama nada más despertarme, llamaron a la puerta. Suponiendo que era el ama de llaves, asomé la cabeza. Pero en su lugar, la señora del traje estaba en el pasillo. Era la que me había enseñado todo sobre los psíquicos el día anterior.

—Perdone que te moleste tan temprano, pero ¿podrías acompañarme?

—……

Quise negarme si podía, pero su sonrisa no me lo permitió. Y llevaba un maquillaje espeso, como de costumbre.

—No conozco a nadie más en esta organización aparte de ti. Me encantaría aceptar tu invitación, pero

¿podría hablar primero con quien esté al mando? Quiero asegurarme de que este es el procedimiento estándar para todos, si eso está bien.

—¿No te gusta la idea de trabajar conmigo?

—¿No es natural, si vamos a trabajar juntos, querer confirmar objetivamente qué tipo de posición ocupamos tú y yo dentro de la empresa? Pareces una oficial de campo, y estoy un poco indeciso de dirigirme directamente a la escena sin informar primero al superior inmediato.

—…uff, la gente mayor siempre pone las cosas difíciles.

—Si quieres que otra persona se abra, tienes que empezar por ser sincero.

—……

A pesar de que a primera vista parecía una asistente de oficina fría y tranquila, por dentro parecía más bien un tiburón de promoción enloquecido por la batalla. La pasión por el trabajo está muy bien, pero me habría gustado que me tuviera un poco más de consideración. ¿Eran así todos los psíquicos?

—Ah, ¿Hoshizaki? Hoshizaki, ¿tienes un momento?

—¡¿–?!

Antes de que pudiéramos continuar nuestra conversación, oí la voz de otra persona desde el pasillo. No la reconocí, pero la enérgica mujer de negocios frunció el ceño.

—…Jefe de Sección.

—Como saliste de la oficina a primera hora de la mañana, me picó la curiosidad y te seguí. Así que se trataba de esto. No me importa que seas entusiasta con el trabajo, pero quizá sea mejor no involucrar al nuevo.

—……

Detrás de mi posible compañera apareció un hombre trajeado. Tenía un llamativo cabello medio largo con flequillo alborotado, y sus rasgos eran tan atractivos como los de tu actor favorito. Probablemente rondaría la treintena. También era alto, como de unos 180 centímetros; el traje que llevaba iba muy bien con su estatura. Y a juzgar por la forma en que le llamó “jefe de sección”, debía de tratarse de su superior.

—Mi nombre es Akutsu. Tú eres Sasaki, ¿verdad?

—¿Eh? Oh sí, ese soy yo…

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—He oído hablar de ti por Hoshizaki. Si no me reuní antes contigo es porque soy un hombre bastante ocupado. Lo siento, pero espero que puedas entenderlo. Sin embargo, por los momentos seré yo tu superior inmediato.

—Seguro será un placer trabajar con usted.

Había venido hasta aquí para verme, parecía. Y aunque era un poco tarde, por fin tenía un nombre para mi nueva conocida obsesionada con su trabajo.

Si este hombre era nuestro jefe, eso le convertía también en empleado del gobierno. Aún no conocía el nombre de la división, ya que no me lo habían comunicado. No obstante, si este lugar estaba al nivel de otros ministerios del gobierno central, el hecho de que fuera jefe de sección a su edad significaba que había ascendido increíblemente rápido. Incluso una estimación liberal de la edad del hombre lo situaba a mediados de la treintena.

«¿Llevaba maquillaje o algo así? Normalmente, un jefe de sección era un puesto para alguien de más de cuarenta años. O tal vez había poderes que podían cambiar tu aspecto para parecer más joven». En cualquier caso, sentía curiosidad por conocer los antecedentes de este hombre.

—Hoshizaki, vuelve a la oficina y escribe el informe de ayer.

—Ugh…

—Sasaki recibirá algo de entrenamiento.

«Oh, menos mal». Tenía muchas preguntas sobre la historia de este tipo, pero por dentro parecía más sereno de lo que esperaba. En secreto, me preocupaba un poco qué haría si resultaba ser tan fanático como la señorita Hoshizaki. Aún no tenía ni idea de las normas y reglamentos de la empresa, cosas importantes del trabajo, como el uso de la tarjeta de control horario o cómo hacer horas extra.

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—Toma, coge esto —me dio un teléfono. Parecía ser de modelo civil.

—¿Y esto que es, señor?

—Para que te pongas en contacto contigo. El encargado de tu entrenamiento te llamará con instrucciones; por favor, síguelas.

—Entendido.

Al parecer, quienquiera que estuviera a cargo de mi entrenamiento estaba en otra parte. Por ahora, me alegraba que no fuera la señorita Hoshizaki. Lució bastante deprimida después de que le dijeran que volviera a la oficina. Con una reacción tan poco sutil, empecé a preguntarme a cuánto ascendía exactamente la paga que había mencionado.

—Acostúmbrate a llevarlo siempre que puedas.

—¿Incluso fuera del horario de trabajo, señor?

—Puede que le llamen en caso de una emergencia.

—…ya veo.

Las llamadas de emergencia apestan. Cuando una empresa tienes un sistema así, no puedes relajarte del todo ni en los días libres. Eso también significaba que debería dejarlo cuando viaje al otro mundo.

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—Pido disculpas por aparecer sin avisar, pero por favor considere esto mi presentación formal.

—Sí, señor.

—Tengo otro trabajo que hacer. Si algo le confunde o se presenta cualquier problema que no se pueda resolver en la escena, llámeme o envíeme un mensaje de texto. Mis datos están en la agenda.

—Gracias por dedicarme su tiempo, señor.

Después de hacer una leve reverencia, se marchó rápidamente.

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