Lord of Mysteries (NW)

Volumen 2

Capítulo 284: Temor Instintivo

Tres de la tarde, Unión del Muelle de Balam del Este.

Klein vestía un suéter grueso, una chaqueta color canela y una gorra sencilla que lo acercaba en estilo a los reporteros habituales en lugar de a los que asistían a banquetes y entrevistaban a personas de estatus de vez en cuando. El disfraz le había costado 1 libra y 10 soli.

En ese momento, llevaba gafas con montura dorada y su cabello estaba cuidadosamente peinado hacia atrás, brillando con el brillo del gel para el cabello. Su rostro ya no tenía una barba desordenada, por lo que solo podía cubrirse los labios con una barba incipiente de color negro intenso. Su altura era al menos cinco centímetros mayor que antes. Estaba haciendo todo lo posible para verse diferente del trabajador de la noche anterior, haciendo imposible que cualquiera que no estuviera particularmente familiarizado con él hiciera alguna asociación.

En los bolsillos de su ropa y pantalones, no había ni amuletos ni aceites esenciales, tampoco llevaba el silbado de Azik ni el Ojo Negro. Sólo llevaba una baraja del tarot, un fajo de billetes, una pluma estilográfica, su billetera, algo de cambio, un manojo de llaves y documentos de identidad de reportero falsos.

No conocía la condición de Lanevus, ni sabía el origen del poderoso Beyonder que permanecía a su alrededor. Por lo tanto, por precaución, no cargó ningún objeto sospechoso.

Mirando el edificio de dos pisos frente a él, Klein cruzó la calle, percibiendo con su intuición cómo Payaso que varios ojos lo observaban.

Abrió la puerta y vio que el diseño de La Unión del Muelle era bastante simple. No había recepcionista ni vestíbulos. Las escaleras al segundo piso estaban en el medio, flanqueadas por pasillos de oficinas, y los pisos no estaban revestidos con tablas de madera, y mucho menos tapizados. Mostraban el concreto a la vista.

Klein giró la cabeza para mirar al hombre que vigilaba la puerta mientras se acercaba y decía: “Soy un reportero del Diario de la Jornada de Backlund. Me gustaría entrevistar a los trabajadores de su asociación y conocer sobre sus necesidades y deseos.”

El hombre llevaba una chaqueta muy remendada que incluso tenía un forro de algodón sucio expuesto y una camisa de lino debajo.

Después de escuchar la palabra “reportero”, de repente se puso alerta y respondió en voz alta: “¡No! no hemos tenido ninguna huelga últimamente, ¡no!”

“Creo que me ha entendido mal. Soy alguien que simpatiza con ustedes. Estoy pensando en hacer un informe especial sobre lo que hace el sindicato para ayudar a los trabajadores y las dificultades reales que encuentran. Confíe en mí.” Con la ayuda de sus poderes de Payaso Beyonder, Klein hizo que sus ojos y expresión parecieran anormalmente sinceros.

El hombre dudó unos segundos antes de responder. “¿Es así? entonces, vaya con el Sr. Rand, nuestro miembro del comité a cargo de la publicidad. Gire a la derecha y será la segunda oficina”.

“Gracias.” Klein se inclinó con fingido alivio y sintió que la mirada que lo observaba desde un rincón oscuro de la habitación se desvanecía.

Giró hacia la derecha y  llamó a la puerta del despacho.

La puerta se abrió con un chirrido. Un hombre de mediana edad con cabello ralo lo miró y le preguntó: “¿Puedo saber quién es usted?”.

“¿Señor Rand? Soy el reportero Statham, del Diario de la Jornada. Estos son mis documentos de identificación como reportero. Me gustaría hacer un informe con los sindicatos como tema para ayudarles a conseguir más atención”. Klein se creyó a sí mismo que era periodista.

“Ese soy yo.” El hombre de mediana edad miró los documentos de identificación del periodista y dijo vacilante, claramente de mala gana: “Me cuesta creer que ustedes, los periodistas, estén aquí para ayudarnos”.

“Nací en el Distrito Este y sé lo miserables que son las vidas de los trabajadores. Si no me cree, puedes seguirme todo el tiempo y monitorear cada una de mis preguntas”. Klein sonrió y añadió: “Un informe con datos reales de la entrevista sería mejor que nada, mucho mejor que las noticias escritas basándose únicamente en la imaginación. Al menos puede dar su opinión y, con suerte, guiar las cosas en la dirección que desea”.

Rand se tocó el cuero cabelludo y respondió vacilante: “Muy bien, entonces…le seguiré todo el tiempo”.

“¡Gracias!” Klein respondió con entusiasmo.

Después, bajo la dirección de Rand, entró en una oficina tras otra, entrevistando a los miembros de la asociación de trabajadores según las preguntas que había preparado.

Pasillo derecho, nada. Pasillo izquierdo, nada…  Klein subió tranquilamente las escaleras de madera hasta el segundo piso.

Esta vez, Rand lo llevó a la oficina justo enfrente de la escalera y presentó a la gente que estaba dentro: “Este es un reportero de El Diario de la Jornada, el Sr. Statham. Quiere entrevistarlos a todos, pero debo recordarles que hay algunas preguntas que tienen derecho a negarse a responder”.

Klein sonrió, dio dos pasos hacia adelante e hizo un gesto para estrechar la mano de todos y cada uno de los miembros del personal en la sala.

En ese momento, vio una figura familiar.

Aunque la piel del hombre estaba bronceada, su cara redonda ordinaria se había vuelto angulosa y sus gafas habían cambiado de una montura redonda a unas con montura dorada, Klein todavía encontraba un rastro de familiaridad en las sutilezas de su espiritualidad, gracias a las habilidades que obtuvo como Vidente.

Inmediatamente después, su cuerpo tembló ligeramente y la sonrisa en su rostro se ensanchó, casi saliéndose de control.

“Lo-lo siento. De repente me duele el estómago. ¿Puedo preguntar dónde está el baño? Preguntó Klein con una sonrisa incómoda, sujetándose el estómago con la mano que no sostenía lápiz ni papel.

Ni Rand ni el personal sospecharon algo. Todos señalaron la puerta y dijeron: “Salga, gire a la izquierda. Cuando llegue al final, verá el cartel”.

Klein sonrió disculpándose y salió de la habitación, dirigiéndose rápidamente al baño.

Una vez dentro, seleccionó el cubículo más cercano a la ventana, se sentó en el inodoro y cerró la puerta de madera detrás de él.

Se inclinó y las comisuras de su boca se curvaron en una risa marcada. Comenzó a reír. Se rió tan fuerte que casi no pudo mantener el cuerpo erguido. Lagrimas salieron de sus ojos debido a la risa incontrolable.

¡Klein había confirmado que era Lanevus!

Esto no se debió a esa pequeña sensación de familiaridad, sino a que sintió el aura de otro ser en el cuerpo de la otra parte, ¡una que dejó una impresión profunda en él!

Esta también era la razón principal por la que casi perdió el control en el acto.

¡El temblor de su cuerpo se originó por su miedo instintivo!

¡El colapso de sus emociones provino del horror y la tristeza en lo profundo de sus recuerdos!

Ese sentimiento, esa es… ¡Es el aura del Verdadero Creador!

…

Klein se lavó la cara y continuó con la entrevista como si nada hubiera pasado. Incluso frente a Lanevus, que de alguna manera había cambiado tanto, continuó haciendo preguntas y registrando las respuestas con normalidad.

Después de terminar todo esto, se despidió de la asociación de trabajadores y salió del edificio poco iluminado.

Afuera, el cielo estaba nublado y brumoso, como si la noche hubiera llegado temprano.

El aura del Verdadero Creador sólo puede provenir de “Su” cuerpo o engendro, así como de cosas que se extienden desde ambos. Por ejemplo, objetos otorgados por “Él” o “Su” divinidad… Esto corrobora lo que Hood Eugen mencionó que le dijo Lanevus. Además, existe ese matiz de familiaridad. Ni siquiera necesité ir por encima de la niebla gris para confirmar que es él… Si no fuera porque ya he interactuado con el Verdadero Creador unas cuantas veces y me he acercado a su corrupción mental, no hay manera de que pudiera reconocer que esa aura era “suya”,debido a “su” naturaleza oculta…  Klein tuco emociones encontradas, pero parecía muy relajado en el exterior.

Se paró en la calle y organizó deliberadamente las notas de la entrevista.

En el proceso, vislumbró una figura ligeramente familiar entre los vagabundos que se encontraban frente a él.

¿La Señorita Xio? Klein instantáneamente adivinó.

No se detuvo y guardó las notas antes de caminar hacia la estación de carruajes públicos.

En ese momento, un carruaje privado se detuvo repentinamente frente a él.

“Nos encontramos de nuevo.” Sentado en el carruaje había un caballero delgado, elegante, de mediana edad, con cabello blanco en las sienes. Era el gran detective que ayudaba en la investigación policial, Isengard Stanton.

En cuanto a Klein, era reconocible a través de su disfraz. Era solo un poco más alto y se había puesto un nuevo conjunto de ropa.

“Qué coincidencia, estaba pensando en la última vez que le entrevisté”, respondió Klein deliberadamente.

Isengard comprendió y cambió de tema con una sonrisa.

“Estoy aquí para investigar un caso. La muerte de Siber ha sido confirmada como una imitación y estoy a cargo del caso. Su muerte fue cerca del muelle de Balam del Este”.

“¿Entonces es realmente un delito cometido por un imitador?” Klein fingió ignorancia.

Después de intercambiar algunas bromas, se despidió y se subió a un carruaje público. En lugar de ir directamente a casa, se dirigió al Club Quelaag en Hillston.

En el salón del Club, rápidamente fue por encima de la niebla gris para confirmar que nadie lo seguía.

Sólo en ese punto Klein se relajó un poco, dejando salir su miedo persistente.

El aura del Verdadero Creador permanecia en su mente como una pesadilla, su camisa estaba completamente humeda debido al sudor frío, Klein aprovechó para respirar profundo y calmar sus sentimientos alterados

Sin dudarlo, Klein conjuró un pergamino de piel de cabra de color marrón amarillento y una pluma estilográfica antes de escribir una declaración de adivinación en la que ya había pensado durante un tiempo:

“La fuente de la inexplicable familiaridad anterior”.

Dejando su pluma estilográfica y recostándose en su silla, comenzó a murmurar mientras entraba en el sueño.

En el mundo gris e ilusorio de los sueños, vio una figura.

Esta figura tenía rasgos faciales normales. Llevaba gafas redondas y tenía una sonrisa condescendiente y burlona de principio a fin. ¡Él no era otro que Lanevus!

¡Finalmente te encontré! Klein ya no usó su habilidad de Payaso para controlar sus expresiones faciales mientras murmuraba para sí mismo con los dientes apretados.

Luego, se recuperó y se preparó para responder a la oración de la señorita Justicia.

Klein controló sus emociones y dijo con voz profunda pero fría: “No hay necesidad de confirmación. Ese hombre es Lanevus. Pueden informar a la Iglesia de la Diosa y decirles que Lanevus lleva con él parte de la divinidad del Creador Caído”.

***

Audrey, que estaba viendo a su padre entrenar a los perros de caza con Susie, se quedó paralizada cuando escuchó la respuesta del Sr. Loco.

Creador Caído… ¿No es ese el Verdadero Creador? ¿Ese estafador realmente tiene parte de la divinidad del Verdadero Creador con él? ¿¡E-esta, una misión tan simple en realidad involucra la divinidad del Verdadero Creador!? Como era de esperar, sabía que el Sr. Loco tenía motivos más profundos… Estaba apuntando al Verdadero Creador. ¡Como se esperaba del Sr. Loco! Muchos pensamientos pasaron por la mente de Audrey.