Regressor Instruction Manual

Capítulo 71: La Prensa (Parte 4)

Basándome en el estado de ánimo, tenía una idea de lo que estaba pasando.

Inteligente.

Yo no era el único que se estaba aprovechando de la situación. El gremio del Cisne Negro también necesitaba a alguien que fuera capaz de seguir el ritmo de la situación, alguien que volviera las tornas. Me sorprendió que eligieran a Lee Ji-Hye, pero pude entender el por qué. Era muy versada en política y, de todas las personas que había conocido hasta ahora, era la que más rápido se daba cuenta de las cosas. Lee Ji-Hye era cien veces mejor que Jung Yoo-Ra, quien no conocía su lugar.

Era muy probable que el hecho de que me saludara así fuera parte de sus cálculos.

Así que quieres presumir, ¿eh?

Quería demostrar a los demás que éramos cercanos. No importaba si fingía no conocerla, pero si le seguía el juego, sin duda obtendríamos algo a cambio. Lee Ji-Hye era una mujer que sabía exactamente lo que significaba hacer un trato.

“¿De verdad eres tú, Ji-Hye?” le pregunté.

“¡Sí! No pensé que te encontraría aquí, jeje”.

“Ha pasado un tiempo. ¿Te ha ido bien?”

“Sí, por supuesto. Pensé que nos costaría volver a vernos, así que me alegro de que nos hayamos encontrado así” me respondió con una sonrisa jovial.

“Yo también me alegro de volver a verte. De verdad” le devolví la sonrisa.

Ella asintió, como dándome las gracias -al parecer, mi suposición era correcta. La representante de mediana edad del Cisne Negro se veía feliz, al igual que los viejos de nuestro gremio.

“Jajaja. Qué pequeño es el mundo”.

“Sí, tienes razón”.

¿Por qué te ríes? Viejo estúpido.

No me gustó el hecho de que los abuelos estuvieran sentados aquí desde el principio. Me puse nervioso y me quedé sin palabras, pues parecían sumisos e incluso trataban de leer la habitación. Aunque el Cisne Negro era un gran gremio que representaba a Lindel, no había razón para que los Caria se doblegaran en esta situación. Teníamos una estrecha relación con Los Rojos, y la situación en sí nos daba una ventaja.

Arruinar a Jung Yoo-Ra no era lo único que podíamos ganar. En el proceso de resolver este complicado caso diplomático, los Carianos tenían más que ganar como gremio que yo, pero no debían haberse dado cuenta. Era obvio que eran cercanos con solo mirarlos.

“Siento mucho no haberlos visitado antes. También teníamos algunos asuntos que debíamos solucionar nosotros mismos” dijo la mujer.

“No pasa nada. Con que vengas tú misma es más que suficiente” respondió el anciano.

¿Más que suficiente? Mentira.

El espectáculo que estaban montando era digno de verse. Aquellos dos se disculpaban entre sí mientras las personas que estaban directamente implicadas en el caso permanecían calladas. La mujer trató de saludarme cuando me vio de pie en silencio, pero no había nada en esta situación que me gustara. Sinceramente, llegó un punto en que me parecía que estaban siendo groseros.

“Oh, olvidé presentarme” la mujer se apresuró a decir al ver que no respondía. “Mi nombre es Choi Eun-Hee”.

“Encantado de conocerte. Soy Lee Ki-Young”.

Parecía que los viejos decrépitos no planeaban ayudarme.

“¿Le apetece un té, señorita Choi Eun-Hee?” preguntó uno de los viejos. Claramente, no querían que hablara más de lo necesario.

“Me parece bien, señor Seol-Ho”.

El anciano me fulminó con la mirada y luego continuó su conversación con Choi Eun-Hee. Me puse furioso al verlo intentando arruinar mi plan.

¿Debería responder igual y romper su plan?

Eran incluso más molestos que nuestros adversarios. Sabía que iban a hacer algo molesto algún día, pero nunca imaginé que arruinarían mi plan de esta manera.

Sucedió cuando estaba pensando si sería buena idea decir algo.

“Ustedes pueden disfrutar del té sin molestarse” empezó Lee Ji-Hye. “Nosotros nos encargaremos de los asuntos por atender” me señaló con la palma de su mano.

“Oh” .

Lee Seol-Ho se veía un poco nervioso, y la mirada de Choi Eun-Hee era la misma que me lanzaba el viejo. Sin embargo, cuando vi a Choi Eun-Hee asentir con una expresión amarga, me di cuenta de que Lee Ji-Hye tenía mucha autoridad en esta situación.

Así que es así.

No estaba seguro de lo que les había dicho a los oficiales superiores del Cisne Negro, pero parecía que tenían mucha fe en ella, lo cual no me parecía mal.

“Entonces, ¿te parece bien, señor Seol-Ho?” preguntó Choi Eun-Hee tras tomar un sorbo de su té.

“¿Perdón?”

“Hay algo que tenemos que discutir también. Creo que será mejor dejar que los chicos se ocupen de la situación actual. Quiero enseñarte el regalo que te he traído” le explicó Eun-Hee.

“Jajaja, muchas gracias, señorita Choi Eun-Hee. Estaré encantado”.

Maldito lamebotas.

Choi Eun-Hee me agradaba más que Seol-Ho. Ella al menos usaba la razón.

“Te lo dejo a ti, niña” le dijo a Ji-Hye mientras se levantaba.

“Gracias, Eun-Hee”.

Los demás siguieron a la representante del Cisne y salieron de la habitación. Después de que la puerta se cerrara, las únicas personas que quedamos en la sala éramos yo, Lee Ji-Hye y Jung Yoo-Ra. Ji-Hye lucía una sonrisa radiante, contraria a Jung Yoo-Ra, quien no tenía tan buen aspecto. Debía haber pasado por mucho estrés teniendo en cuenta su aspecto.

Yoo-Ra era la principal culpable de todo esto; probablemente nunca pensó que llegaría a tanto. Muchos aventureros estaban boicoteando al gremio del Cisne Negro y, para empeorar las cosas, se le hacía difícil unirse a un grupo normal. Ella era básicamente la persona más odiada en Lindel en este momento, y era natural que perdiera su posición también. Ahora mismo, el simple hecho de seguir siendo un miembro del gremio era razón para que estuviera agradecida.

No entiendo por qué actuó tan altiva y poderosa.

Sonreí al ver que mis planes habían hecho mella en Yoo-Ra.

“¿No es molesto?” dijo Lee Ji-Hye mientras se reclinaba en el sofá.

“¿Qué cosa?”

“Ese vejestorio” continuó. “Obviamente es un inútil… si yo fuera tú, le habría arrancado la cabeza” se pasó el pulgar por la garganta.

“Bueno, no te equivocas pero… nosotros también tenemos nuestras razones. Además, nunca imaginé que estarías aquí”.

“Tuve bastante suerte” admitió. “Acepté una oferta del Cisne Negro al principio. Sinceramente, me veía trabajando por años para subir tan siquiera un poco en los escalones. Pero tú creaste esta oportunidad, y yo la aproveché. Los líderes del gremio pensaron que sería la persona perfecta para encargarme de la situación. Y ahora, heme aquí”.

“Tenía un presentimiento” dije.

“Todo gracias a ti, Ki-Young. Como dije antes, una mujer necesita conocer a un hombre competente”.

“Te agradezco el cumplido”.

“No son palabras vacías” me miró de hito en hito con sus ojos negros. “Sabía que tú lo habías planeado. Y me trataron bien solo por el hecho de que somos cercanos”.

“Bueno, no estoy seguro de lo que quieres decir” respondí con tono de complicidad, mientras la comisura de mis labios se levantaban.

A mi lado, Jung Yoo-Ra se veía algo molesta, debido a que la estábamos ignorando.

Yo tampoco pude evitar sorprenderme un poco de esta situación: Ji-Hye estaba ignorando a la persona que hace unos días recibía todo el apoyo de su gremio. En realidad, Jung Yoo-Ra parecía estar caminando sobre hielo delgado alrededor de Lee Ji-Hye.

Guau.

No pude evitar reconocer el hecho de que Lee Ji-Hye era una mujer capaz… no, era más que eso. Incluso si le dijo al gremio que tenía una conexión conmigo, la forma en que se aprovechó de la situación era muy ingeniosa.

“Ya les dije cómo ibas a actuar. Lo importante ahora es la manera con la que arreglaremos el asunto. Mmm… antes de empezar a hablar de ello… ¿quieres jugar un poco?” dijo con un tono sugerente, posando su dedo en sus labios.

“No me interesa” respondí de inmediato.

“Vaya, qué frío. Pensé que sería bueno rememorar el pasado por un momento…” murmuró.

“Deja de decir tonterías y haz una oferta, señora. Los dos sabemos lo que pensamos, así que no cambiemos de tema” sugerí.

“No me digas señora” me advirtió. “Jaa… Mira, no tienes que preocuparte por aquella mujer a tu lado”.

“No es por ella” negué con la cabeza.

“Creo que sé la razón… Bueno, antes de que empecemos a hablar de ello, creo que una disculpa sería lo correcto. Es tu turno, señorita Yoo-Ra” dijo, volviéndose hacia ella.

Admito que me arrepentí solo un poco del hecho de no haber traído a Lee Ji-Hye conmigo. Ella era mucho más capaz de lo que pensaba.

Jung Yoo-Ra empezó a mirarme. Obviamente, no quería disculparse conmigo: pensaba que no había hecho nada malo. Además, la actitud de Lee Ji-Hye y la mía debieron convencerla aún más para no disculparse. Le costaba siquiera formular una palabra. No pude evitar reírme después de verla actuar como la típica perdedora. Puede que esta no era la dirección que quería tomar, pero no estaba tan mal.

“… lo siento” se forzó a decir.

“Vamos, señorita Yoo-Ra. Deberías disculparte más genuinamente. Vas a decepcionar a mi amigo” le dijo Lee Ji-Hye.

“Yo… yo… lo siento” tartamudeó.

Otra vez no parecía sincera. Entonces, sin previo aviso, Lee Ji-Hye se levantó y aferró el cabello de Yoo-Ra.

¡Slap!

Una bofetada se estrelló contra la mejilla de Yoo-Ra, girando su cabeza como resultado. No estaba muy seguro de lo que estaba pasando.

“Señorita Yoo-Ra, ¿cree que estaba bromeando?” preguntó Lee Ji-Hye con severidad.

Lee Ji-Hye le propinó un revés al ver que no respondía, girando de nuevo su cabeza.

“Por favor, discúlpate adecuadamente”.

Sinceramente, era una situación divertida. Solo con ver la actitud de Lee Ji-Hye, era obvio lo mal que había caído Jung Yoo-Ra. Estaba seguro de que había muchos cálculos involucrados para que ella pudiera actuar de esta manera. Era una especie de confirmación de su autoridad sobre Yoo-Ra, y me di cuenta de que Ji-Hye intentaba engatusarme. Para alguien sin capacidad de combate, era increíble que fuera capaz de actuar así.

Jung Yoo-Ra podría matar fácilmente a Lee Ji-Hye, y ésta última no se veía preocupada en lo absoluto. Como tal, no sería una exageración decir que la posición de Lee Ji-Hye dentro del Cisne Negro era mucho mayor que mi posición dentro del gremio Cariano.

“Por favor, discúlpate correctamente y ponte de rodillas” repitió Lee Ji-Hye.

Y una vez más, el sonido de una bofetada resonó en la habitación. Por supuesto, no sentí pena por ella en absoluto. De hecho, era un poco satisfactorio. No era un pervertido, pero ver sufrir a la persona que me molestaba me hacía sentir bien.

Las lágrimas rodaban por los ojos de Jung Yoo-Ra, incapaz de contenerlas.

Qué bien… Mi Ji-Hye lo está haciendo tan bien…

La forma en que agarraba el pelo de Jung Yoo-Ra y la obligaba a levantarse era un espectáculo digno de ver. Incluso quería aplaudir.

“Te dije que te disculparas adecuadamente, señorita Yoo-Ra”.

No importaba lo que Jung Yoo-Ra eligiera, iba a ser humillada de cualquier manera. Al final, por fin se puso de rodillas.

“Así es. Que buena chica eres” Ji-Hye empezó a tratarla como a un animal.

“Yo…” un sollozo cortó sus palabras. Se encontraba postrada ante mí, con la frente en el suelo. “Lo siento. Lo-lo siento mucho. Lo siento… por… ha-haberme pasado de la raya”.

Empecé a sentirme embriagado. Esta mujer podía matarme de un golpe, pero verla tendida lastimosamente en el suelo era extrañamente placentero.

“Ahora que lo pienso, siento que hay algo que necesitas…” Lee Ji-Hye pensó en voz alta mientras me miraba. “Tus zapatos se ven un poco sucios…”

Una sonrisa burlona empezó a formarse en la cara de Lee Ji-Hye.

Qué desafortunada.

Pena. Eso era lo único que sentía con respecto a Yoo-Ra.