SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 41: Su Tiempo (Parte 2)

Yo no fui la única persona rodeada de luz.

[Buscando la existencia del Rey Demonio en el piso 12… incapaz de encontrarlo]
[Confirmando la retirada del Rey Demonio]
[La historia ha cambiado]

La luz blanca se extendió por todas partes. Con su suave relucir, parecía niebla. La luz cubrió el campo en un instante e incluso recubrió la capital del Imperio Aegim.

Gotas de lluvia.

Solo podía ser descrito así. Chispas luminosas empezaron a danzar en el aire como semillas de diente de león.

“¿Esto es…?”, preguntó la Bruja mientras miraba a su alrededor sin saber qué hacer. “Kim Gong-Ja, ¿qué está pasando?”.

“Eh, no, también es la primera vez para mí, así que…”.

Yo tampoco sabía qué hacer. Viendo el mundo completamente cubierto de luz, pregunté internamente: ‘Emperador de la Espada, ¿sabes lo que está pasando?’.

-No, es la primera vez que veo esto también. ¿Qué se supone que es? Da miedo.

‘…’.

Excepto en los momentos en los que me estaba enseñando acerca del arte de la espada, era completamente inútil. No podía entender cómo ese gorila ignorante se las había apañado para llegar hasta el piso 99.

-¿Mmm? Oye, Kim Zombie, acabas de insultarme mentalmente, ¿verdad?

‘Nah, nunca haría algo así. Solo pensaba en lo increíble que eres y en que una persona inferior como yo jamás sería capaz de entenderte’.

-Eso es bastante raro. Parecía que estabas maldiciéndome en secreto…

Bae Hu-Ryeong frunció el ceño mientras se quejaba.

Incluso mientras hablábamos la lluvia de luz siguió girando alrededor.

“¿Eh?”.

Y, entonces, noté un cambio. Apunté con el dedo a las gigantescas murallas de la ciudad imperial.

“Maestra de Dragón Negro, mira allí”.

“¿Hm?”.

“Los muros de la ciudad. Parece que todas las banderas se están desvaneciendo.

Las banderas en la muralla, rojas y doradas, estaban desapareciendo rápidamente. Los cientos de enseñas se convirtieron en pocas decenas en un instante, y seguían desvaneciéndose.

“… Sí. Tienes razón”, arrugó el ceño la Bruja. “Sujétate a mí por un momento. Deberíamos ir a comprobarlo”.

“Claro, estoy de acuerdo”.

“¡Teletransporte!”.

La Bruja me cogió de la mano y usó su habilidad. En el instante siguiente, ya no estábamos en mitad del campo sino en la más alta fortaleza del imperio. Una estampa asombrosa llenó nuestra visión.

“Diosa…”, murmuró suavemente la Bruja. “Todo está cambiando”.

Era cierto.

El mundo estaba cambiando.

Los precarios asentamientos y guetos estaban siendo envueltos en luz blanca y… desaparecieron. Como si nunca hubieran existido.

“…”.

Las ropas de los ciudadanos que estaban en las calles también cambiaron. Sus sucios harapos se transformaron en prendas normales. Incluso la fruta del mercado cambió. Las manzanas podridas recuperaron su brillo y volvieron a parecer apetitosas.

“La historia cambia”, murmuré inconscientemente.

“¿Qué?”.

“La historia ha cambiado”.

La cantidad de guardias alrededor de las murallas también había disminuido notablemente. No solo su número, sino también sus expresiones. Los rostros llenos de miedo y desesperación en presencia del Rey Demonio ahora parecían simplemente aburridos por su trabajo.

“De forma natural, el Imperio Aegim debería haber sido atacado por el Rey Demonio. Ganaran la guerra o fueran derrotados y destruidos, se supone que tendrían que luchar contra él, pero…”, me detuve y tragué saliva. “En este mundo, el propio ataque del Rey Demonio se ha convertido en algo que [Nunca existió]”.

Algo que nadie sabía. En ese tiempo del que nadie supo, el ataque del Rey Demonio desapareció de la historia.

Sí.

Yo lo hice desaparecer.

“… La historia cambió”.

Y ese resultado estaba extendiéndose justo frente a mis ojos.

[El piso 11 está siendo revisado]
[El piso 12 está siendo revisado]

Luz blanca cubrió la ciudad. El resplandor tocó la cara de un niño que mendigaba.

La lluvia luminosa cayó sobre las ropas de un hombre que se preguntaba si tendría qué comer al día siguiente.

*Flash*

La luz bailó alrededor como semillas de diente de león. En los mercados, en las esquinas, en los faroles de la calle y en la gente que volvía a casa.

Cayó suavemente sobre el mundo.

[Revisión completa]

Y, poco después, se desvaneció.

“…”. Cerré la boca. La Bruja hizo lo mismo.

En aquel mundo pasado, no podíamos escuchar nada, así que, ya que ambos estábamos callados, pareció que el mundo contenía el aliento.

Pero, entonces…

-¡Lo vendo barato!

…no mucho después, el silencio se rompió.

-¡Manzanas recién llegadas de Ailbrant! ¡Manzanas frescas! Señor, ¡incluso los elfos buscan estas manzanas de temporada! ¡Vengan a ver estas manzanas frescas!

Sonido.

-El agua de la sauna está horrible estos días. Se puede ver lo sucia que está. Caray, ¿qué se supone que vamos a hacer si la gente que debería preocuparse de que eso esté bien no…?

Pude escuchar sonidos.

Tras aceptar la misión, el tiempo detenido empezó a fluir de nuevo.

“¡Jo! ¡Los príncipes de la corona son tan traviesos! Todas las noches escucho al Emperador gritarles por encima de las murallas del palacio. Solo son rumores, pero creo que…”.

“¿Qué te parece si esta noche vamos a tomar algo? Los dos solos”.

“¡Una donación! ¡Solo una limosna! La Diosa ama a todo el mundo”.

El mundo empezó a respirar de nuevo.

“¡Vosotros, los de ahí!”.

Entre ellos, había un sonido que nos llamaba.

“¿De dónde habéis salido?”.

La Bruja y yo giramos la cabeza siguiendo la dirección de la voz. Un general blandía su espada en los muros de la ciudad. Su expresión era amenazante.

“¡Qué grosería! ¿Quién osa pisar la fortaleza del imperio? ¡Bajen de inmediato!”.

Era una cara que, de alguna manera, me era familiar.

“Sarbast Aegim…”, murmuré.

Los ojos del general se agrandaron. Parecía que era la primera vez que me veía.

“¿Uh? ¿Por qué un tipo como tú conoce mi nombre?”.

Cerré la boca. ‘Ya veo’.

Era un general que debería haber estado en el piso 11. Un ciudadano del imperio que dio una amable bienvenida a los cazadores. El NPC con la habilidad que copié después de morir.

“¡Vosotros, rufianes! ¿No me habéis oído? ¡Os he dicho que bajéis!”. Gritaba como si le estuviera hablando a un extraño.

La historia del piso 11 también había cambiado.

*Pum*

‘Ah’. Mi corazón vibró repentinamente.

Emociones desconocidas asaltaron mi corazón, mi pecho y mi cuerpo al completo. No podía ni hablar. ¿Por qué tenía que ser yo? El mundo había encontrado el aliento que le faltaba, pero, a cambio, parecía que algo me hubiera quitado la voz.

“…”.

Cerré la boca y miré al general.

Un viejo recuerdo volvió a mí. Eran las palabras que el general NPC me había dicho…

-¿Matarte? ¡Nunca podría hacerlo!

-Te doy las gracias en nombre del Imperio.

Recordé su última sonrisa.

-Por favor, cuida bien de nuestro imperio.

“…”.

Ah, lo entendí. Eso era lo que pasaba.

“Je”.

No supe por qué, pero una risa se escapó de mi boca.

“¡Jajaja! ¡Jajajajajajaja! ¡Jajajajajajaja!”.

Reí a carcajadas mientras me sujetaba el estómago.

El general me miró, estupefacto. Todos los soldados se giraron para mirarme también. Incluso la Bruja y Bae Hu-Ryeong me miraron extrañados, como si estuviera loco.

Pero no me importó.

Era triste que los ciudadanos del imperio se hubieran olvidado de mí, pero una emoción mayor que esa había captado todo mi ser.

“Ahhh”, abrí la boca y cogí una buena bocanada de aire. “¡El imperio!”. Un rugido como el de un león explotó desde mi pecho. El hombro del general tembló. “¡Lo protegí!”. Los soldados asentados en las murallas me miraron atónitos. “¡Protegí vuestro imperio!”. Y no me detuve. Amplifiqué mi rugido con Aura roja y bramé: “¡Yo! ¡Mantuve mi promesa!”.

Los ciudadanos del imperio giraron la cabeza. Algunos en las calles, otros en el mercado o en sus casas.

Mi voz resonó por toda la ciudad, trepó sus muros y arañó la recepción del palacio. Me reí. Fuerte. Mi risa resonó y resonó por toda la Torre.

“¡No tengo nada de lo que avergonzarme!”.

Apunté al cielo sobre la fortaleza.

Cientos de días.

Con la idea de que no quería que hubiera ni una sola víctima, el hecho de que había derrotado al Rey Demonio de la Lluvia Otoñal fue…

“¡Estoy orgulloso!”. Estaba radiante de alegría. “¡Lo hice!”.

Era la primera vez en toda mi vida que sentía algo así. Había vivido como un pedazo de basura. Envidié a otros, me reí de ellos y me pasé los días emborrachándome.

Desperdicié mi vida. Me desperdicié a mí mismo.

Pero ya no.

[Escenario despejado]

Por fin podía alzarme con orgullo.

[Hoy, el piso 12 ha sido despejado]

Podía levantarme orgulloso frente a la gente.

Ante la Bruja y el Santo de la Espada. Y ante el mundo.

Y, sobre todo, podía plantarme orgulloso ante mí mismo.

[Repitiendo el anuncio general]

Podía estar orgulloso.

[Hoy, el piso 12 ha sido despejado]

Podía ser ese tipo de persona.

[Calculando retadores…]
[Cálculo completo]

Estaba tan feliz que creí que me iba a estallar el corazón.

[Se van a anunciar los 3 retadores]

La luz estaba tallada en el cielo.

[Ranking de contribución a la subyugación]

Rango 1. Rey de la Muerte
Rango 2. Bruja
Rango 3. Santo de la Espada

Probablemente los NPCs no podían ver esas letras.

El general se quedó paralizado ante mi rugido de león.

“¿Q-qué estás…?”.

“¡Sarbast Aegim!”. El general se estremeció. Yo le miré desde lo alto de la fortaleza. “¡Cuida bien de tu imperio!”.

“…”.

“Lo siento, pero esto es el final de mi deber como guerrero. ¡Atrapar al Rey Demonio fue suficiente! ¡Pero seguro que hay más partes podridas en el imperio que no puedes ver, un montón de problemas más! ¡Sin duda!”, grité. “¡Ocúpate de eso tú mismo!”.

“…”.

“¡Nos vamos! ¡Venga, vámonos!”.

La boca del general se abrió y cerró como si fuera un pez de colores.

“N-no sé de qué estabas hablando antes… simplemente qué…”.

-¡Jajajajajajajaja! -Bae Hu-Ryeong estaba girando en mitad del aire agarrándose el estómago- ¡Ja! ¡Jajajajaja! ¡Jajaja! Ah… ¡P-puto loco! ¡Psicópata! ¡Zombie degenerado! Justo cuando creí que habías madurado, vas y presumes explícitamente de esa forma! Tengo mucha curiosidad sobre cómo funciona tu cerebro. ¡Hey! ¡Kim Zombie! ¡Lo reconozco! ¡Vale la pena investigarte!

‘Ah’, respondí, echándome el cabello hacia atrás. ‘¿Qué puedo decir? Hoy estoy tan apetecible…’

-¡B-bastardo chalado! ¡Kim Chalardo! Jajaja, está bien. Me gusta que no te comportes como un perdedor. ¡Jajajajajaja!

Bae Hu-Ryeong siguió dando vueltas en el aire como si no tuviera bastante.

Me giré para mirar a la Bruja.

“¡Muy bien, maestra de Dragón Negro! ¿Qué estás haciendo? ¡Vamos al piso 13!”.

“…”, suspiró ella. “Sí… no hay nadie que sea normal entre los cazadores de alto rango. Está bien, lo entiendo. Creo que es un alivio que seas mejor que el Inquisidor Herético, al menos”.

“¿Qué?”.

“Teletransporte”.

La Bruja me agarró la mano y activó su habilidad. Un segundo después, estábamos de vuelta en el campo. No dijo nada, simplemente agarró el brazo del Santo de la Espada. Después ella me miró directamente a la cara.

“El primero en entrar siempre es el rango 1”, dijo. “Puedes decir ‘Transmitir’ por todos nosotros, Rey de la Muerte”.

Era la primera vez que nadie decía mi apodo. Era un día de muchas primeras veces.

“Sí, señora”, sonreí. “Transmitir”.

Y, así, nos dirigimos al siguiente escenario.