Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 25

Intermedio 2: Quería Ser un Héroe

 

 

Yo había soñado con ser un héroe desde que tengo memoria. Como podría esperarse, las viejas historias de mi padre y abuela fueron mi inspiración para eso. De mi padre, escuché la leyenda del Dios del Norte Kalman, el héroe poco conocido. De mi abuela, escuché la leyenda de la aterradora reina demonio llamada Atoferatofe. Al unirlas, se convertían en la historia de un héroe y un rey demonio. Un rey demonio nacía poderoso, era un gobernante, y no tenía reparos cuando se trataba de usar la violencia. Un héroe nacía débil, pero superaba muchos desafíos para derrotar al violento rey demonio. El Dios del Norte Kalman y Atoferatofe personificaban este par ideal. Mi padre me contó sobre lo preciada que era la conexión entre el héroe y el rey demonio. El Dios del Norte Kalman, el héroe, no era lo que llamarías fuerte. Él había fundado su propia escuela al tener un poco más de habilidad que la mayoría, pero aun así no era más que un guerrero común y corriente. A pesar de eso, él luchó una guerra imposible por la paz. Era esa clase de época. Él no habría podido vivir consigo mismo de no haberlo hecho. La única razón por la que lo llamaban héroe era porque enfrentó la batalla final y sobrevivió. Nadie habría recordado su nombre de no haber sido así. Habiendo dicho eso, la batalla —la Guerra de Laplace— fue una guerra tan terrible que el solo hecho de sobrevivir podía ser considerado un logro. Muchas personas lucharon y tuvieron muertes horribles en esa guerra. Humanos, bestias, elfos, enanos, mestizos, o demonios, todos morían. Eso quería decir que todos los que sobrevivieron eran fuertes, o al menos así lo decía mi padre. Él me contó que era una época donde necesitabas toda tu fuerza y tus agallas solo para sobrevivir. Mi abuela parecía estar de acuerdo con él. Mi abuela no murió en esa batalla, pero fue sellada cuando iba a la mitad. “¿Cómo llamarías a aquellos que lograron la gran hazaña de terminar la guerra en tal era, si no héroes?” diría apasionadamente mi padre.

Mi historia favorita era una diferente. Trataba sobre un héroe diferente con el mismo nombre: la historia del Dios del Norte Kalman II. El segundo Kalman emprendió un viaje para hacer que el nombre del Dios del Norte Kalman fuera conocido a través del mundo como el de un verdadero héroe. Durante sus viajes, él ayudó personas y derrotó a grandes enemigos. Él no luchaba por la justicia, para nada. No había decidido ayudar a las personas o acabar con el mal. Simplemente fue casualidad el haber terminado ayudando a las personas o los países. Él se ganó la gratitud de muchos, pero solo luchó por el nombre del Dios del Norte Kalman… y también para demostrar su propia fuerza. Él no tenía razón para luchar, ni a ningún rey demonio que derrotar. Solo luchaba para sí mismo. Y, al final, él se convirtió en el guerrero más grande.


Sí, hubo una época en la que nadie discutía que el Dios del Norte Kalman II era el guerrero más grande con vida. Él logró eso. Debido a ello, yo creí que él realmente era un héroe. El Dios del Norte Kalman II era la persona más genial de todo el mundo, así que lo admiraba. Mi padre me dijo que yo no debía ser como el Segundo Dios del Norte. Solo me contó la historia porque me hacía feliz. Él no estaba orgulloso de ella, ni en lo más mínimo.

De hecho, llenaba de muchos más halagos al Dios del Norte Kalman I. “Él era realmente

increíble, y realmente noble,” diría mi padre.

Fue el Segundo Dios del Norte quien quedó grabado en mi corazón. Yo quería ser como el Dios del Norte Kalman II. Yo imaginaba convertirme en alguien como él antes de ir a dormir. Lucharía como el Dios del Norte Kalman II y eventualmente me convertiría en un héroe.

Cuando me di cuenta de que yo tenía talento, mis sueños se acercaron más a la realidad. Yo tenía madera para luchar con una espada. Mi comprensión de la lucha con espadas era tan buena que sentí mi propio potencial. Debido a eso, pensé —al final, sin ninguna base— que podría derrotar al Dios del Norte Kalman II. Debería haber sido capaz de lograrlo.





Puse todo lo que tenía en ello. Tenía potencial más que suficiente.

¿Entonces por qué terminó así?

Ahora mismo, la oscuridad cubría mi visión. Mi cuerpo estaba siendo presionado con fuerza y podía escuchar un zumbido, como cuando cubres tus orejas con tus manos. Mis extremidades no se moverían, y mi consciencia estaba nublada. La presión sobre mi cuerpo dolía. Cualquier otro ya habría sido aplastado hasta la muerte. No podía hacer nada, ni siquiera retorcerme. Era una agonía respirar, pero mi cuerpo era resistente. Podía darme cuenta de que esto no era suficiente para matarme. Tal vez mis pensamientos no se detenían porque no podía moverme.

Una vez escuché la historia de cómo mi abuela había sido sellada. Mi abuela era bruta, y las personas de su raza no morían fácilmente, así que ella había sido sellada en numerosas ocasiones. A mi padre le gustaba decir que él me sellaría a mí si yo me portaba mal. Ellos hicieron que mi abuela me contara sobre el tiempo que pasó sellada. Abuela me contó la historia con el ceño fruncido.

Ella dijo que mejoró pensando, pero que perdió la capacidad de usar su cuerpo y su capacidad de hablar. Sus pensamientos se nublaron y su urgencia usual de provocar el caos fue suprimida a la fuerza. Ella dijo que fue absolutamente humillante. Apuesto a que se sintió justo como yo ahora.

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Yo perdí.

Perdí contra el subordinado del Dios Dragón Orsted, Rudeus el Pantano. Nunca debí haber perdido contra tal oponente. Rudeus era una rata cobarde y pusilánime. De la clase que se rodeaba a sí mismo de certezas. Un sujeto que no podía enfrentar una batalla. Él se creía muy listo, pero en realidad todo lo que tenía era un poco de astucia. Era del tipo que depositaba tanta confianza en sus planes que terminaba siendo succionado por ellos y muriendo.

… No, eso no estaba bien. Él era cobarde, pero no le faltaba resolución. Rudeus me mostró eso al final. Él vino a enfrentarme. Luchó mano a mano contra mí. Yo estaba gravemente herido, pero incluso entonces, las probabilidades estaban a mi favor. Él debe haber sabido eso, y aun así me hizo frente. Sabía que acercarse tanto podía ser fatal, pero se mantuvo firme y acertó. Yo no creía que él fuera capaz de eso. Lo juzgué mal, y perdí a causa de ello. Tenía que admitirlo.

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Rudeus Greyrat era un guerrero. Tal vez eran los sujetos como él los verdaderos héroes. Hombres un poco cobardes, que no podían sobrevivir sin la ayuda de otros, ideando intrincadas estrategias, escabulléndose de forma tan cobarde como una rata. Debajo de esa cobardía, él poseía un coraje oculto.

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Alguien con las agallas de luchar con toda su fuerza contra un oponente que no tenía esperanzas de derrotar… Sí, tal como el Dios del Norte Kalman I.


Bien… Ahora lo entiendo. Tal vez entendí mal algunas cosas sobre la fuerza. Creí que un héroe debía ser fuerte. ¿Qué es en realidad la fuerza? ¿Puedes llamarte fuerte por luchar y derrotar a oponentes más débiles que tú? Yo pude haber sobrepasado al Dios del Norte Kalman II. Pude haberme convertido en el Dios del Norte Kalman más grande de la historia. No valía la pena cuestionarlo: yo sabía que podía. ¿Qué importancia tendría? Cuando lograbas algo que siempre supiste que era posible, ¿tiene algún significado?


Un verdadero héroe lucha batallas incluso cuando no sabe si podrá ganar. Es logrando tareas imposibles que te conviertes en un héroe. Como cuando el Primer Dios del Norte reformó a la Reina Demonio Atoferatofe. Como cuando el Segundo Dios del Norte mató a enemigos terribles más allá de la compresión mortal a través del mundo. Como cuando Rudeus el Pantano derrotó al Dios del Norte Kalman III.

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Tenías que hacer algo que, a primera vista, pareciera estar más allá de tus posibilidades. Sí, eso es. Es por eso que perdí contra Rudeus. Esta vez él era el héroe, y yo era el rey demonio. Tal como los reyes demonio de la historia, yo había menospreciado al héroe y tratado a sus aliados como insectos. Había sido derrotado por ser demasiado orgulloso como para liberar todo mi poder. Rudeus Greyrat era un héroe —un verdadero héroe. Era difícil sacarse la impresión, al verlo en carne y hueso, de que él solo era un tipo de poca monta, así que terminabas subestimándolo. Él hizo grandes cosas. De seguro lo llamarían héroe en el futuro. Yo lo entendí mal. Tendría que haber hecho todo lo posible por aplastarlo desde un comienzo si quería tener una oportunidad. Como un idiota, yo pensé que lo derrotaría sin problemas debido a que la siguiente batalla era la real. Debí haberlo sabido. Desde que era un niño, yo había escuchado la historia, una y otra vez, sobre el rey demonio que perdió por cometer exactamente este mismo error. ¿Cómo pude olvidar algo tan simple? Quería regresar atrás en el tiempo y darme un puñetazo en la cara.

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Estaba equivocado, y es por eso que terminé paralizado en un lugar como este.

… ¿Acaso iba a morir aquí? Yo era resistente, tal vez porque había heredado la sangre de mi abuela. No podía ser destruido fácilmente, ni siquiera enterrándome en el suelo de esta forma. Solo que, a diferencia de Abuela, yo no era inmortal. Si seguía paralizado de esta forma, eventualmente moriría. Ya sea de inanición o algo más. Supongo que así terminan las cosas para un idiota impulsivo…

“No quiero morir…”

No hay problema en morir cuando eres derrotado. Podía aceptar eso. Esa es la naturaleza de la batalla. Había llegado a aceptar que algún día moriría —pero solo después de haberlo dado todo. Yo no había hecho eso. No había luchado en serio. Eso no pasaría la próxima vez. La próxima vez, yo no me contendría. Lucharía con todo mi poder de principio a fin. Lo daría todo en cada batalla, como un campeón, como un héroe, como un hombre digno del nombre Dios del Norte Kalman. Lo juraba por mi espada, por los dioses, por mi abuela, por el gran Dios del Norte Kalman I.

Así que, por favor, quien sea. Que alguien encuentre una forma de darme otra oportunidad.


Mientras seguía deseando eso, una y otra vez, sentí que mi consciencia comenzaba a desvanecerse…

 

-FIN DEL VOLUMEN 25-

 

Mushoku Tensei Volumen 25 Interludio 2 Parte 1 Novela Ligera

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