Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Después de destruir la extraña “fusión de una máquina de otro mundo y una persona local”, UEG terminó de limpiar los restos humanos de su entorno.

—Hmm. Estaba buscando un lugar para usar como base. Supongo que esto servirá— Había saltado sin pensarlo mucho, así que no sabía realmente a dónde iba, pero parecía que había acabado en una especie de castillo. No era necesario que descansara su cuerpo, y podía ir básicamente a cualquier lugar al instante, pero vagar sin una base clara le parecía poco convincente.

UEG se paseó por el castillo, buscando un lugar para relajarse, y encontró una capilla.

—Esto será suficiente.

Era una hermosa habitación blanca cubierta de magníficas ventanas que permitían la entrada de una gran cantidad de luz. Se había hecho un gran esfuerzo para construirla, dándole un aire de tranquilidad. UEG se sentó en el altar del fondo de la sala.

—Ahora bien, escuchemos un informe de la situación actual. ¡Reúnanse!

UEG llamó a sus subordinados. No había necesidad real de hacerlo si sólo quería un informe, y si realmente quería saber algo, podía averiguar cualquier cosa sobre este mundo por su cuenta, pero nunca haría algo tan grosero. Aunque le costaría algo de tiempo y esfuerzo de esta manera, para un dios que podía hacer cualquier cosa con facilidad, pasar por el aro de esta manera era agradable.

El aire frente a UEG comenzó a brillar con una fuerte luz, que finalmente se retiró para mostrar seis figuras arrodilladas.

—¿Hm? Parece que hay más de lo que recuerdo— Conocía a Zakuro, el dios que la había estado buscando, y a sus dos subordinados, Haruto y Euphemia, pero ahora había tres chicas más con ellos.

—Lady UEG, los he añadido a nuestras filas a mi discreción. Creo que pueden ser útiles para acabar con la humanidad— Euphemia presentó a los nuevos miembros: Risley, Carol S. Lane y Ryouko Ninomiya.

—Si eso es lo que deseas, no me importa. Sin embargo, no puedo permitir que sigas engrosando nuestras filas hasta la saciedad— Sabía que Eufemia podía pensar que se podía rescatar a parte de la humanidad convirtiéndola en aliada. Con este tipo de números, no era un gran problema; sin embargo, si ella siguiera añadiendo miembros a su grupo sin parar, las cosas serían diferentes.

—¡¿Oh?! ¿Por qué está Ootori aquí?— Carol miró a Haruto sorprendida.

—Yo debería preguntarte eso— respondió.

—¿Ya se conocen?— preguntó UEG.

—Sí. Nos conocíamos antes de venir a este mundo— Haruto dio una breve explicación de sus circunstancias: cómo habían sido convocados a este mundo por un Sabio como clase.

—Hmm… Supongo que los que fueron convocados aquí recientemente desde otro mundo pueden quedar exentos de mi exterminio— Había planeado matarlos a todos al final, pero acabó cambiando de opinión, decidiendo que estaban demasiado lejos de su deseo de venganza. —De todos modos, nos hemos desviado. Dame un informe. Zakuro, ¿qué resultados has tenido?

—He destruido una ciudad. Pero, ¿realmente tenemos que declararnos ante todos los que matamos? Lleva mucho tiempo— respondió. UEG había ordenado que explicaran sus razones para matar a la gente antes de hacerlo. Todos los habitantes de este mundo habían sido cómplices de su encarcelamiento. Había ordenado que se les hiciera partícipes de ese pecado antes de morir, aunque ella misma no cumplía la norma tan estrictamente.

—Por supuesto que es necesario. Matarlos simplemente no significaría nada. Si no son conscientes de su pecado, no tiene sentido quitarles la vida.

—Entendido. Continuaré con el exterminio tal como está, entonces.

—También he eliminado una sola ciudad— informó Eufemia a continuación. —Hice una declaración a la ciudad en general, pero ¿es un método aceptable?

—Supongo que no hay problema con eso.

—Si hubiera sabido que eso estaba permitido, habría hecho lo mismo. ¿Por qué no lo dijiste antes?— Parecía que Zakuro había explicado las cosas a cada individuo personalmente antes de matarlos.

—Tengo una sugerencia— continuó Eufemia. —¿Por qué no dejar con vida a la mitad de la población de la ciudad? Eso ayudaría a difundir tu nombre.

—Hmm… eso suena como una buena idea. Debería permitir más tiempo para que el miedo penetre en la población. Muy bien, lo permitiré. Pero la mitad sigue siendo demasiado. Cuando se ataca una ciudad, sólo se debe preservar un tercio de la población. Eso debería ser suficiente para difundir mi nombre.

—Entendido.

—Entonces el siguiente, Haruto.

—Me he centrado en acabar con los asentamientos aislados en los bosques. He matado a unos cientos de personas en total.

—¿Eso es todo? En realidad, eso está bien. Si al final sólo tuviéramos pequeñas liquidaciones, terminar el trabajo se convertiría en una tarea. Continúen como hasta ahora— UEG estaba satisfecha con cómo iban las cosas hasta ahora. —Seguiré participando en los lugares que me interesan. Continuad con el exterminio sistemático de todo lo demás—. Tras decir esto, devolvió a sus seguidores al lugar de donde los había convocado.

—Ahora, ¿hacia dónde debo dirigirme?— UEG extendió la red de su conciencia, buscando las presencias de aquellos que fueran especialmente fuertes. —No hay nadie que destaque…— A pesar de buscar en todo el mundo, no parecía haber nadie con una fuerza significativa.

—Supongo que tendré que afinar la mira— Al reducir el alcance de su búsqueda, podría aumentar el detalle con el que era capaz de ver y así obtener información más precisa. Al hacerlo, se dio cuenta de que algo no encajaba. Había lugares que no le proporcionaban casi ninguna información. Parecía que estaban construidos para ocultar lo que contenían. Si sólo los hubiera ojeado, no lo habría notado, pero ahora que era consciente de ellos, escanearlos no sería un reto.

Limitó su búsqueda a esas regiones sospechosas. Tenían poderosas barreras que los protegían, además de su ocultación, pero eso no era un impedimento para ella. Ninguna barrera sería capaz de resistir su fuerza. Una vez que la atravesó, se encontró con una sorpresa. La cantidad de poder que contenía era increíble. Eso por sí solo no era terriblemente sorprendente, pero el hecho de que el poder tuviera una conexión con la propia UEG sí lo era.

—¿Hmmm? ¿Qué está pasando allí? Mis recuerdos del tiempo que precedió a mi encarcelamiento son todavía bastante vagos. ¿Dejé algo atrás? No importa. Ya he decidido acabar con toda la vida. ¡Esconderte no será suficiente para salvarte!

UEG buscó en el contenido detrás de la barrera. Había un número de personas poderosas dentro. Un montón de seres más poderosos que el Rey Divino y la extraña máquina que acababa de destruir deambulaban por allí.

—Supongo que no importa a quién elija primero—. No pudo averiguar con exactitud lo fuertes que eran con un breve vistazo. Al final los mataría a todos, así que no importaba el orden en que los matara.

Decidiendo eso, eligió uno al azar y se dirigió a él.

◇ ◇ ◇

Tras atravesar la barrera, la UEG fue recibida por un paisaje rural. Caminó por un sendero entre los campos. Podría haber aparecido inmediatamente junto a su objetivo, pero eso no le parecería bien. El hecho de matarlos inmediatamente o no, dependía de su estado de ánimo. En este momento, le apetecía darse a conocer por completo antes de enfrentarse a su objetivo. A menos que el objetivo fuera un completo idiota, sería capaz de notar su llegada.

Al final llegó a una pequeña y acogedora casa de madera. Llamó a la puerta. Esto también fue todo según sus caprichos. Podía entrar fácilmente sin permiso o atravesar las paredes de la casa… o destruir todo el edificio desde el exterior. Pero le apetecía esperar la respuesta del ocupante.

—Hola— un hombre abrió la puerta. Era joven pero sencillo, llevaba ropa de trabajador. Parecía ser una especie de dios, pero no de ningún nivel que le importara a la UEG. —¿Puedo ayudarle?

—Soy el Dios de la Exterminación Definitiva. Puedes referirte a mí como UEG para abreviar.

—Uhh… ¿Qué…? Eres bastante rara, ¿no?— El hombre no hizo ningún esfuerzo por ocultar su disgusto.

—Me he presentado. ¿Quién es usted?

—Touichirou. Touichirou Hakamada.

—Hm. Suena como el nombre de un tonto.

—Eso es lo último que quiero escuchar de ti. De todos modos, eso no responde a mi pregunta. ¿Qué quieres?

—Estoy aquí para exterminarte, por supuesto. Fui encerrada en este mundo, un pecado del que todos sus habitantes son culpables. Como tal, he venido a entregar tu castigo. Así que muere.

—De ninguna manera. ¿Por qué debería morir?

—No te estoy pidiendo que te mates. Estoy diciendo que te mataré.

—Eso no cambia nada. No quiero morir de ninguna manera— Touichirou suspiró. —Te ves muy fuerte, ¿eh?— dijo, rascándose la cabeza.

—Muy fuerte. No hay nadie más fuerte. Nunca he conocido a un ser que pudiera dominarme— Sus recuerdos del tiempo que estuvo atrapada eran vagos, pero si no recordaba quién lo había hecho, seguía diciendo técnicamente la verdad.

—Entonces, ¿quieres pelear? ¿Tú y yo?

—Correcto. No te quedes ahí y permitas que te mate. Eso no sería diferente al suicidio. Lucha al máximo para salvarte.

—¿Qué demonios? Esto es un gran dolor de cabeza. No hay manera de que pueda salir de esto, ¿verdad? Si quieres que te acompañe, estaré encantado.

—No existe tal cosa. Sólo hay un método por el cual puedes preservar tu vida. Matarme.

—¿Segura?

—¡Absolutamente!

Touichirou suspiró en respuesta a la inquebrantable declaración de UEG. Fue un suspiro lo suficientemente profundo como para que cualquiera que lo viera se preocupara.

—¡Esto es realmente una molestia! Pero parece que me vas a hacer luchar pase lo que pase. Por Dios. ¡Es todo lo que puedo pensar! Bien entonces, vayamos a otro lugar. No quiero arruinar las cosechas aquí.

—No me imagino que la batalla tenga un alcance tan grande, pero está bien. Si desea ir a otro lugar, siéntaste libre.

—Nos vemos allí— Con eso, Touichirou desapareció.

No pudo sentir su presencia en ningún lugar cercano, por lo que debe haber ido a una distancia considerable. UEG se teletransportó tras él.