Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

—Incluso si salgo, probablemente seguirán viniendo a buscarnos— dijo Scott. —Parece que necesitan más de una persona.

—Si eres inmortal, ¿no pueden obtener toda la energía que quieran de ti? ¿Por qué no recogen más de esos tipos que están fuera?

—Eres muy rápido para decir algo tan cruel, Takatou.

—Se necesita algo de tiempo para recuperarse después de que la energía ha sido tomada de uno de nosotros. Parece que tienen un poco de prisa, así que probablemente registrarán toda la ciudad.

Los tres discutieron cómo manejar a los soldados. Aunque Yogiri no estaba seguro de si era una suerte o no, los soldados avanzaban con cautela. Debían de estar en guardia, ya que había menos infectados por ahí que de costumbre.

—¿Hay alguna puerta trasera que podamos usar para salir?

—Sí, si no podemos hablar las cosas con ellos, es mejor no conocerlos.

—La puerta trasera está por aquí— Scott señaló una puerta frente a la entrada. La casa era lo suficientemente pequeña como para que fuera difícil pasarla por alto. Con cuidado de no ser visibles desde el exterior, intentaron llegar sigilosamente a la puerta trasera cuando Yogiri sintió que la intención de matar les apuntaba. Era como si una sombra hubiera caído sobre toda la zona. Un ataque preciso aparecería como una fina línea negra, así que este tipo de señal significaba que era un ataque de área de efecto.

—¿Qué ha pasado? Uno de los soldados se desplomó de repente— dijo Scott con suspicacia, mirando por la ventana.

—Sí, ¿tal vez estaban tratando de destruir toda la casa?— Respondió Yogiri.

—¿Qué quieres decir?

—Oh, creo que nunca te expliqué mi poder. Puedo detectar la intención de matar, y puedo matarlos antes de que me maten a mí.

—¿Esperas que crea que existe un poder tan absurdo?

—¡¿Cierto?! Eso es exactamente lo que pensaba!— Tomochika asintió enfáticamente.

Al echar un vistazo al exterior, vieron que los soldados intentaban ayudar a su compañero caído.

—Parece que no tenemos otra opción ahora. Saldré y trataré de hablar con ellos.

—¿Hay algún punto?— Preguntó Tomochika.

—Probablemente no. Pero si no hacemos nada, probablemente seguirán intentando atacarnos y acabarán muriendo todos— Yogiri no creía que fuera a conseguir mucho, pero no podía evitar la esperanza de que se retiraran si hablaba con ellos. Ahora mismo, no tenían ni idea de que Yogiri existía. Se sentiría culpable por matarlos a todos si ni siquiera supieran lo que estaba pasando.

Joven, si vas solo, ¿estará Tomochika a salvo aquí?

—Sólo voy a salir, así que debería estar lo suficientemente cerca.

No importa. A menos que ocurra algo increíble, ¡mi protección debería ser suficiente!

—¿Puedes hacer algo ahora Mokomoko?— preguntó Yogiri. Sin Furemaru ni Enju, lo único que podía hacer era transmitir ondas electromagnéticas, así que no parecía que su protección fuera a servir de mucho.

Guh… Bueno, en el peor de los casos, puedo poseer a Tomochika y controlarla yo mism a …

—¡¿Puedes hacer eso?!— gritó Tomochika. —En realidad, espera… ¡mejor que no!

—¿Con quién estás hablando?— preguntó Scott, confundido.

—Nos sigue un fantasma, así que hablamos con él— explicó Yogiri.

—Oh, ya veo.

—Te lo has creído muy fácilmente.

—Es mucho más difícil de creer que haya alguien ahí fuera que pueda matar a la gente infectada por la Seyla. Un fantasma no es tan exagerado— No parecía que dudara de ellos, así que probablemente había creído todo lo que Yogiri le había dicho.

—De acuerdo, saldré un rato. Oh, ¿sería más fácil si vinieras conmigo, Scott?

—No, no piensan en nosotros más que como un recurso. No les sería de ninguna ayuda.

—Oh, vale— Yogiri se levantó y salió de la casa.

Uno de los soldados levantó inmediatamente su lanza para lanzarla y se desplomó. Debió pensar que Yogiri era uno de los infectados y por eso actuó con normalidad. De los cinco soldados de Himeln, ahora sólo quedaban tres supervivientes.

—¡Aguanta! Escúchame!— A este paso, que Yogiri saliera de la casa sólo iba a conseguir que mataran a los soldados más rápido. Se apresuró a intentar detenerlos. —No estoy infectado por la Seyla. ¿No tienes una manera de ver eso?

Los soldados le miraron, y luego se volvieron para discutir entre ellos.

—Es cierto. No tiene los ojos.

—Y no tiene equipo. ¿Es más fuerte que una unidad M?

—No está asociado a ninguna de las facciones, así que no puedo ver su coste.

—Tampoco tiene estadísticas. Ni siquiera tiene el Don.

—¿Así que sólo es un idiota que vino de fuera de Belm?

—¿Pero cómo ha llegado hasta aquí sin estar infectado?

—¿Tal vez fue traído aquí en una caja? Así es como se transporta la mayoría de la carne.

—Supongo que tenemos que capturarlo antes de que se infecte, entonces.

—¿Debemos informar al capitán?

—Si hacemos eso, se lo llevará todo para ella.

—Bien. Tanto si nos lo comemos nosotros como si lo vendemos, ¡deberíamos repartirlo entre los tres!

No parecía que estuvieran tan dedicados a su causa. Ignorando lo extraño de la situación, sólo intentaban sacar el máximo provecho para ellos. Yogiri y Tomochika ya habían visto a gente así demasiadas veces, y Yogiri empezaba a estar harto.

—Sólo para advertirte, tus dos amigos murieron debido a mi poder. Tengo la capacidad de detectar la intención de matar y contraatacar. Por eso tus amigos están muertos. Dudo que me creas de inmediato, pero te recomiendo que no intentes atacarme para averiguarlo.

—¿Qué pasa con este tipo? ¿Es estúpido?

—Conocí a un tipo como él una vez. Cuando era más joven, siempre se metía con gente así.

—Vamos a atarlo por ahora. Será más valioso si lo mantenemos vivo.

—Pero no podemos llevarlo de vuelta al campamento.

—Bien. Escondámoslo en algún lugar de la ciudad, luego podemos llevarlo a la Zona Neutral la próxima vez que tengamos un descanso.

—Os lo advertí, chicos. Si os acercáis más, los mataré— Como era de esperar, le ignoraron. Yogiri extendió su mano derecha, apuntando a uno de los soldados.

—Vamos, chico. Si vas a fanfarronear, puedes hacerlo mejor…— El hombre se derrumbó cuando empezó a acercarse.

—¡¿Qué?!

—Esta es una técnica de la Escuela Dannoura. Ni siquiera se puede ver porque es una bola de… uhh, ¿espíritu?

Tras estar convencidos de que Yogiri no podía hacerles daño, los dos soldados entraron en pánico al ver que su amigo moría repentinamente. Era un espectáculo que Yogiri había presenciado innumerables veces.

—Hombre, Japón era tan pacífico— Cuando vivía en Japón, Yogiri casi nunca era atacado. Tenía un nuevo aprecio por la sociedad estable de su país. —Estoy harto de esto. ¿Por qué siempre van directo a matar o secuestrar? ¿Por qué no hablar primero con normalidad?— Levantó la mano hacia los dos supervivientes.

—¡Espera! ¡Lo entendemos! ¡Nos quedaremos atrás! Eso es lo que quieres, ¿verdad?

—¡¿Qué quieres de nosotros?!

—Nada, en realidad. Oh, dijiste que había una Zona Neutral, ¿verdad? ¿Dónde está eso?

—Está al sur de aquí…

—¿Qué está pasando aquí?— gritó una voz desde el cielo, interrumpiendo al soldado.

Yogiri levantó la vista para ver a una persona enorme y rotunda que flotaba en el aire. Llevaba un vestido rojo y probablemente era una mujer. Sostenía un bastón de la longitud de su cuerpo.

Había otra chica, tan pequeña que podría pasar desapercibida junto a la mujer más grande, flotando a los pies de la mujer de rojo. También tenía un bastón y llevaba un vestido verde. A diferencia de los soldados, no estaban cubiertos de armadura, así que no debían necesitarla. Yogiri recordaba haber oído que la gente más fuerte podía hacer una barrera para protegerse de la Seyla.

—¡Capitán!

—¡¿Qué pasó con tu informe regular?! ¡¿Cuánto tiempo se tarda en reunir algunos puntos?!

Los soldados se referían a la chica de verde como su capitana.

—¡Espera! ¡Nos acaban de atacar!

—¡¿Entonces por qué no lo denunciaste?!

—Porque parecía un civil no infectado…

—Él, ¿eh? Más infectados alrededor serán una molestia. ¡Mátalo!— La chica de verde apuntó con su bastón a Yogiri.

—¡Pero si ya ha matado a tres de nosotros!

—¿Así que no es sólo un civil? Está bien, sólo mátalo. Si desobedece, será ejecutado por insubordinación.

—Umm, pero…— Los soldados estaban claramente perdidos, mirando entre Yogiri y la chica. Si se acercaban a Yogiri, morirían, pero si no hacían nada, su capitán los mataría. Atrapados entre la espada y la pared, no sabían qué hacer.

Al final, no hicieron nada. Estaban absolutamente seguros de que morirían si se acercaban a Yogiri. Si dudaban, podría haber alguna forma de evitar que cumplieran sus órdenes. Eso puede haber sido lo que estaban pensando.

Pero no parecía que la chica fuera tan indulgente.

—Muere— La chica apuntó con su bastón a uno de los soldados. Al instante fue despedazado, cortado en pedazos, con armadura y todo, por alguna hoja invisible.

El último soldado que quedaba gritó, corriendo en un pánico ciego hacia Yogiri. Tal y como le había advertido, Yogiri mató al soldado mientras se acercaba.

—Tch. ¿Qué eres tú?— Preguntó la chica, dirigiendo una expresión de molestia hacia él.

—Esa es mi línea. ¿Realmente necesitabas matarlos?

—Desobedecer las órdenes se castiga con la muerte.

—Entiendo la lógica, pero no tiene sentido si su comandante es incompetente.

Un soldado que no seguía las órdenes era inútil y, en el peor de los casos, podía hacer que toda la línea de batalla se derrumbara. Cualquier ejército trataba la deserción y la insubordinación como delitos graves. Yogiri lo entendía, pero no estaban en una situación en la que estuvieran luchando por la vida de su país. Les habían ordenado morir por nada, y no tenía ni idea de por qué.

—No me importan tus tonterías. Las variables inciertas no son más que una molestia. Muere— En el momento en que dijo eso, la chica cayó, haciendo un pequeño ruido al golpear el suelo. Parecía que era tan ligera como parecía.

Debió de intentar hacer algo. Había sido tan rápido que Yogiri ni siquiera había notado la intención de matar. Pero daba igual que lo percibiera o no. Su poder se activaría automáticamente para matar cualquier amenaza a su vida.

—¡Princesa!— La enorme mujer de rojo se tiró al suelo, recogiendo a la niña en brazos. —¡Cuartel general! ¡Teletransporte! Rápido!— La mujer no prestó atención a Yogiri.

Y luego se fue.

—Parece que nos estamos metiendo en algo tonto como siempre, ¿eh?— comentó Yogiri para sí mismo.

—Estaba observando desde la casa, pero… parece que acabaste matándolos a todos de todos modos—. Tomochika suspiró, acercándose al lado de Yogiri.

—No creo que pudiera hacer mucho. Si su jefe me hubiera atacado desde el principio podría haber terminado de otra manera.

En cualquier caso, en ese momento sólo quedaban dos.

—Todos los que se pelean con nosotros acaban muriendo, así que todavía no sabemos quiénes son ni qué quieren…— A regañadientes, Tomochika se estaba acostumbrando. No parecía que le preocupara que sus enemigos murieran. Yogiri no podía decir que ella tuviera que sentirse más preocupada, pero sentía que sería mejor que lo estuviera.

—Es un poco molesto si pueden teletransportarse. Pueden aparecer frente a nosotros en cualquier momento.

—No, si se teletransportan a través del protocolo, sólo pueden aparecer en el centro de la zona. No es muy conveniente— respondió Scott a la preocupación de Yogiri, saliendo él mismo de la casa.

—¿Protocolo?

—Puedes pensar en ello como las reglas del continente.

Scott les dio una breve explicación del protocolo. Belm estaba dividido en territorios hexagonales, y las cuatro facciones luchaban por su control. Moverse entre zonas costaba energía, y podías teletransportarte entre tu base de operaciones y los territorios que controlabas. El sistema de reglas que regía la guerra en este continente se llamaba protocolo.

—¿Así que es como una especie de juego de estrategia?

—Eso parece. Me pregunto si todo esto fue preparado por el Sabio.

—Ahora bien, creo que más o menos te he explicado todo. ¿Considerarías matar a los que desean morir ahora?— preguntó Scott. Ese era el punto original de su conversación.

—¿Creéis en las almas o en la reencarnación o algo así?— preguntó Yogiri.

—Hmm. Aunque nuestros cuerpos sean aniquilados, cuando revivimos, conservamos nuestros recuerdos. Supongo que lo atribuyo a algo así como un alma.

—Si uso mi poder en ti, tu alma probablemente será totalmente borrada. Me pregunto si estás de acuerdo con eso.

Scott pensó por un momento. —Supongo que habría que preguntar a cada individuo. Puede que haya algunos que crean que morir aquí les permitiría renacer y empezar la vida de nuevo en otro lugar…

—Entonces, por favor, pregúntales. Vamos, Dannoura.

—¿Eh? ¿Ir a dónde?

—Ese soldado dijo que la Zona Neutral estaba al sur de aquí. Esa es probablemente nuestra mejor opción para obtener información— Yogiri comenzó a caminar fuera de la ciudad.

—Espera. ¿No vas a conceder nuestra petición?— preguntó Scott.

—No tenemos tiempo para esperar, pero necesitas un tiempo para pensarlo, ¿no?

—Si llegamos a una conclusión, ¿dónde deberíamos encontrarnos?

—Tendrás que averiguarlo por tu cuenta— Yogiri no tenía intención de quedarse tanto tiempo. Si tanto querían morir, podían venir a buscarlo. No le interesaba trabajar proactivamente para matar a personas que no eran sus enemigos.

—Oye, ¿estás seguro de que podemos irnos así?

—Para ser honesto… es demasiado molesto.

—¡Oye!

—Si quieren suicidarse, que lo hagan por su cuenta.

—Quiero decir… entiendo la situación, pero si te piden que los mates…

—Si realmente quieren tanto morir, pueden encontrarme y atacarme.

Cuando salieron de la ciudad, Yogiri se volvió. Scott no les seguía. A Yogiri le había preocupado que siguiera intentando presionarle.

Había un camino que conducía directamente al sur de la ciudad, así que comenzaron a caminar por él.