Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

UEG estaba anormalmente congelada. Ni un solo mechón de su pelo se movía.

—¿Eh? ¿Significa que hemos ganado?— preguntó Lynel al Rey Divino, incapaz de seguir lo que había pasado.

A Rick le pareció un poco anticlimático. Había esperado que un ritual diseñado para sellar a un dios fuera un poco más impresionante, pero UEG había dejado de moverse y eso era todo.

—Sí. Pude sellar en un congelamiento temporal localizado a la llamada UEG— respondió.

UEG parecía estar cubierta de algo parecido a una fina película. Al parecer, sólo ella estaba congelada. Rick no pudo evitar preguntarse si una zona tan restringida era suficiente, pero quizá se debiera a la falta de energía mágica con la que el Rey Divino tenía que trabajar.

—Eso significa que todo ha terminado, ¿verdad?— Una expresión de alivio cruzó el rostro de Lynel.

—No del todo. Hemos logrado atraparla por ahora, pero no tenemos la energía mágica necesaria para mantenerla por mucho tiempo— No se habían preparado adecuadamente. La batalla anterior también había destruido varias de las torres de almacenamiento. —Además, no hay tiempo suficiente para adquirir más energía. Como mucho, el sello sólo durará unos minutos.

Si hubieran tenido más tiempo, el Rey Divino podría haber llamado a más de sus seguidores, reconstruir las torres y crear un suministro de energía mágica. Pero por muy abrumador que fuera su carisma, no había nada que pudiera lograr en sólo unos minutos.

—¡¿Entonces qué hacemos?!— Lynel comenzó a entrar en pánico. A este ritmo, lo único que habían conseguido era retrasar ligeramente su derrota. Debía sentir que sus esfuerzos por ganar tiempo para ellos eran en vano.

—Maestro de la espada Richard, da el golpe final.

—¿Quieres que lo haga?— Rick respondió por reflejo. No había esperado que le llamaran individualmente en una situación como ésta.

—Eres un espadachín que ha matado dioses, y posees una espada sagrada diseñada para ello. Esa combinación debería reforzar tu capacidad de matar dioses a nivel conceptual.

Rick había utilizado una vez la Espada Sagrada Orz para matar a la diosa Vahanato. Ese hecho le otorgaba una ventaja conceptual a la hora de matar dioses. A decir verdad, Rick no entendía muy bien cómo funcionaba, pero si el Rey Divino decía que era así, no podía hacer otra cosa que creerle.

Rick se volvió para mirar a UEG, que yacía congelada de espaldas en medio de la conversación. No había movido ni un pelo. ¿Sería capaz de matar a un dios así? Rick miró detenidamente a UEG mientras pensaba en la situación.

Cuando había matado a Vahanato, la había apuñalado donde ya estaba herida. La mera coincidencia había revelado ese punto débil. Si hubiera estado en perfectas condiciones, su ataque probablemente no la habría dañado.

¿Y qué hay de UEG? Estaba herida porque había perdido la pierna derecha, pero eso no puede considerarse un punto débil. Su pierna no era el núcleo de su ser. La Espada Sagrada emitió un débil calor, tratando de moverse por sí misma. Quería apuntar al centro del pecho de UEG. Parecía que trataba de decirle que atacara allí.

—Ciertamente, parece que hay una posibilidad de que pueda hacer algo. Sin embargo, no estoy seguro de poder atacarla mientras esté atrapada.

—No te preocupes. Mientras esté fuera de la barrera, puedo manipularla hasta cierto punto. Vamos, no tenemos tiempo. Si no logramos derrotarla aquí, todos nuestros sacrificios serán en vano.

—Muy bien.

Rick se acercó al lado de UEG. Tomando su espada con ambas manos, la apuntó al centro de su pecho. Allí debía estar su núcleo divino. Si lograba atravesarlo, ella debería morir.

Rick apuñaló con cuidado. La Espada Sagrada atravesó la barrera y alcanzó el pecho de UEG. Atravesó sus ropas y desgarró su carne. Cualquier ataque ordinario no habría alcanzado el núcleo que residía debajo, pero la Espada Sagrada asesina de dioses lo encontró sin problemas.

Sintiendo la resistencia del núcleo, hundió la espada más profundamente. La Espada Sagrada atravesó su núcleo y desató un poder explosivo. La explosión desgarró su núcleo divino, dispersando el cuerpo que había sostenido, los trozos se disolvieron en luz y desaparecieron.

—Todavía no estoy seguro de lo que está pasando desde que fui convocado tan repentinamente, pero todo ha terminado, ¿verdad?— Preguntó Lynel con dudas.

—Sí. UEG ha sido borrada— Rick había sentido que el ataque tenía éxito. Como si estuviera satisfecho con el resultado, la espada en sus manos vibró felizmente.

—Uhh, hay una cosa que me pregunto.

—¿Qué es?

—Los otros Caballeros aún parecen estar atrapados en el suelo. Si UEG murió, ¿no deberían estar libres ahora?

Rick miró a los Caballeros de alto nivel que Lynel había señalado. Seguían tirados en el suelo. Tal vez habían perdido toda la fuerza para defenderse, ya que estaban inmóviles, apenas respirando.

—¿Qué está pasando?— gritó el Rey Divino.

—La respuesta es obvia. Hasta que yo dé la orden, permanecerán retenidos.

La respuesta vino de detrás de ellos. Se giraron para ver a UEG de pie. Su aspecto no era diferente al de antes, y miraba al grupo con expresión exasperada.

—¡Pensé que estaba muerta!

—Increíble. Definitivamente sentí su núcleo siendo destruido…

—Seguramente esos otros débiles que se llaman a sí mismos dioses serían asesinados una vez que su núcleo sea destruido. Pero un verdadero dios no tiene debilidades. Incluso el concepto de muerte no se aplica a nosotros.

Definitivamente había sentido su destrucción. Su cuerpo había sido borrado y su presencia había desaparecido. Rick estaba absolutamente seguro de que había sido derrotada. Pero aun así, ella estaba ante ellos como si nada hubiera pasado. Le resultaba incomprensible. Ante un enemigo tan absurdamente poderoso, no tenía ni idea de cómo proceder.

—Ahora bien, parece que no tienes más estratagemas. Supongo que esto marca el final de nuestro encuentro.

UEG blandió despreocupadamente su espada. Rick saltó hacia adelante para defender al Rey Divino y ambos fueron cortados limpiamente en dos.

Su Espada Sagrada había sido inútil.

◇ ◇ ◇

—De ninguna manera…— Lynel sólo podía mirar. A diferencia de Rick, que se había lanzado hacia delante para proteger al Rey Divino, se quedó congelado en el sitio.

—Me adelanté y desactivé tu capacidad de sacrificar a tus creyentes para prolongar tu propia vida. Aunque ellos morirán pronto, tú morirías inmediatamente después de ellos, por lo que no tendría sentido. Deseo que la gente de este mundo comprenda plenamente el pecado que ha cometido y suplique mi perdón al morir.

Ni Rick ni el Rey Divino pudieron escuchar una palabra de lo que dijo.

—Ahora bien. Supongo que debería ocuparme de las sobras— UEG miró a Lynel, que instintivamente levantó las manos. No imaginó que eso le ayudaría, pero fue un reflejo. —No tengo ninguna razón especial para prescindir de ti aquí. Sin embargo, acabé mejorando tu suerte en un grado drástico. Si te matara ahora, sería extraño, como si mi propio poder hubiera fallado. Por lo tanto, te perdonaré a ti y a tu amante aquí. Volveré para quitales la vida algún día, pero los dejaré para el final. Eso es extremadamente afortunado para ti, ¿no es así?

—¡Si, extremadamente!— Sobrevivir a este encuentro no fue más que una gran suerte. Sin embargo, el área alrededor de Lynel había sido devastada. Innumerables personas habían muerto. Incluso el jefe de la Iglesia del Eje, el Rey Divino, y el guardián de la humanidad, el Maestro de la Espada, yacían muertos. No tenía ni idea de lo que debía hacer, incluso si sobrevivía.

—Ah, casi me olvido de los otros. Ellos también deberían morir.

Con un crujido, los Caballeros inmovilizados en el suelo fueron aplastados.

—¡¿No ibas a perdonarlos?!

—¿Por qué dices eso? Sólo dije que os perdonaría a ti y a tu compañera en deferencia a tu extrema suerte. De lo contrario, no tendrías forma de darte cuenta de lo grande que es tu suerte. Esta es realmente una situación afortunada para ti, ¿no es así?

—Ja, ja, ja… No estoy seguro de eso…— A Lynel le resultaba difícil celebrarlo.

◇ ◇ ◇

Hiruko había sido transportada a la Liga de la Vida Lenta, una organización situada en la esquina inferior derecha del continente de Belm. Había aparecido en el centro de un círculo mágico dibujado en un claro de un bosque lleno de luz solar. El círculo en sí mismo no tenía ningún poder, sólo servía como marcador.

—Oh, estás aquí— De pie frente a Hiruko había un joven de aspecto sombrío con ropa holgada. Estaba sentado en la tierra desnuda, como si no le preocupara ensuciarse.

—¿Quién eres tú?

—Soy Yuuri. Estoy aquí para darte la bienvenida. Probablemente estés confundida después de aparecer aquí tan repentinamente, ¿verdad? Pensé en explicarte las cosas.

—Te entiendo. Pero sólo me importa una cosa. ¿Dónde está Himeln?— Hiruko recordó los acontecimientos inmediatamente antes de ser teletransportada. Hanakawa había sido enviado a la Academia Suudoria, Enju a Momurus, y Luu a Himeln. Eso era lo que habían dicho las misteriosas voces.

—¿Himeln? Supongo que eso sería al norte de aquí— Yuuri señaló.

—Impresionante. Es todo lo que necesitaba. Gracias— Hiruko saltó al aire. Por ahora ella volaría hacia el Norte.

En cambio, se golpeó con algo y cayó al suelo.

—¡¿Qué demonios?!— gritó enfadada mientras se ponía en pie.

—Umm… si pudieras irte cuando quisieras, no tendría sentido que la Conferencia dividiera a la gente, ¿verdad?

—¡Entonces di eso primero!— Aparentemente, la misma barrera que rodeaba el continente también cubría el bosque.

—Iba a decírtelo, pero saltaste sin escucharme, ¿no?

—¡¿Entonces cómo salgo de aquí?!

—Supongo que necesitas el permiso de uno de los jefes. Aunque si deciden que eres inútil, te echarán enseguida.

—Eso probablemente no funcionará. Soy demasiado fuerte. Bueno, lo que sea. Llévame con estos jefes. Hablaré con ellos.

—Esa era mi intención desde el principio— murmuró Yuuri mientras se levantaba.

Aunque quería encontrar a Luu lo antes posible, parecía que tendría que hacer las cosas como esta gente quería por ahora. De mala gana, siguió a Yuuri.

◇ ◇ ◇

Luu fue teletransportada a Himeln, la nación situada en la esquina superior derecha del continente de Belm. Apareció en una habitación blanca. Aunque la habitación no tenía ventanas, unas extravagantes lámparas colocadas alrededor del espacio la llenaban de luz.

Estaba sentada en el suelo en medio de un círculo mágico. Una chica con un vestido blanco y un chico con una armadura la miraban.

—¿Srta. Luu, es así?

—S-Sí…

—¡Vaya, qué adorable!— La chica se acercó, con los ojos brillantes. Luu retrocedió en el suelo ante su intensidad, un poco asustada. —Soy la reina de este país, Elisabelle. Este muchacho es el príncipe Gerhardt.

—Elisabelle, teníamos que elegir primero, ¿por qué elegiste a esta chica en vez de a Hiruko? Ella habría sido mucho más fuerte— refunfuñó el chico.

—No estaba segura de si quería a Luu o a Enju… pero Luu aquí es mucho más linda, ¿no?

—¿Qué pasa con Hanakawa? Se suponía que la norma era dar prioridad a los humanos.

—¡No puede ser! ¡Un cerdo así se parece más a un orco que a un humano! ¡Encajaría mejor en Momurus! Debería estar chillando, rodeado de monstruos!

Aunque a Luu no le importaba Hanakawa en lo más mínimo, no pudo evitar sentir un poco de pena por él.

◇ ◇ ◇

La muñeca mecánica modelada como Enju apareció en Momurus, la nación situada en la esquina superior izquierda del continente de Belm. Había aparecido en una sala de rituales. A su alrededor había un minotauro, un esqueleto, un orco, una arpía y una lamia, todos ellos confundidos.

Enju no se había movido ni un centímetro. No reaccionó cuando la llamaron ni cuando la tocaron.

—¿Está muerta? Supongo que se uniría a la facultad de zombis, entonces…— dijo el minotauro, sin saber qué hacer con ella.

—No… parece más bien una marioneta. ¿No crees que la facultad de golems es más apropiada?— dijo el orco después de mirarla.

—Pero ella se movía bien antes de venir aquí, ¿verdad? ¿Qué ha pasado? ¿Se quedó sin energía?— preguntó la arpía, confundida.

Sólo les quedaban las opciones de Hanakawa y Enju. Habían pensado que Enju parecía más útil, pero si no podía moverse y luchar con su propia fuerza, entonces era inútil para ellos.

—No nos faltan combatientes, así que si es inútil, tírala— Al esqueleto no pareció importarle.

—Al menos llamemos a alguien de la facultad de gólems para que eche un vistazo— sugirió la Lamia mientras salía de la habitación.

Congelado por las órdenes de Yogiri, Enju no era más que una marioneta sin la influencia controladora de Mokomoko.

◇ ◇ ◇

—¿Así que me convertiré inmediatamente en un estudiante allí? No me importa en lo más mínimo.

Hanakawa estaba de pie bañado en luz. Supuso que había sido teletransportado a algún lugar. Había planeado quedarse con Yogiri pasara lo que pasara, pero ese plan se había topado claramente con un obstáculo.

Sin embargo, no podía quejarse de que las cosas no salieran como él quería. Evitar esta situación parecía más o menos imposible. Así que en lugar de frustrarse, era mejor intentar encontrar una manera de sobrevivir.

—En realidad, esto puede no ser tan malo. Si me asignaran a algún reino, probablemente me utilizarían como un héroe prescindible una vez más, y no tengo buenos recuerdos de mi época de vida lenta. En ese caso, la Academia podría ser uno de los mejores resultados… Además, ya era un estudiante de secundaria, así que ¿no encajo perfectamente en un entorno escolar? Y como escuela en otro mundo, puede ser algo así como una escuela de magia. Hmm. Si efectivamente es una escuela de magia, no puedo evitar sentir curiosidad por el uniforme. ¿Nos darán algo parecido a una túnica? Aunque no me disgustaría en absoluto que ignoráramos por completo la ambientación y tuviéramos uniformes escolares japoneses normales. Dicho esto, si esto es realmente una escuela de magia, ¿no tengo una ventaja considerable? Al fin y al cabo, ya soy un sanador con el nivel máximo de noventa y nueve. ¿No me convertiré inmediatamente en un estudiante muy valorado? Tal vez incluso encuentre a una loli de enormes pechos que pueda llegar a confiar en mí.

Dejando a un lado todos los asuntos que le inquietaban, Hanakawa se centró en tener una visión positiva. La luz que le rodeaba pronto se atenuó, revelando su nueva ubicación. Era una habitación estrecha y oscura. Y alguien estaba de pie frente a él.

—Nivel… ¿sólo noventa y nueve? Basura inútil…— dijo una chica con un uniforme de estilo militar.

—Ahh. Así que la Academia es como una academia militar, entonces…

La chica le miró con una mirada frígida. —Pero puedes estar tranquilo. No importa lo patético que seas, nuestra Academia no te abandonará. Te entrenaremos a golpes hasta que estés en condiciones de ir al frente.

—Uf… esta es una de esas situaciones en las que estamos luchando contra un enemigo inefable y abrumador con gente muriendo a nuestro alrededor, ¿no?

Las perspectivas de futuro de Hanakawa empezaban a ser poco prometedor.