SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 34: Mi Muerte Es (Parte 1)

Seh. Había vuelto.

Y con ‘volver’ me refería a aquel lugar.

| Se copiará al azar una habilidad del Rey Demonio de la Lluvia Otoñal.

Mi prisión. El abismo de mi consciencia.

La gente me llamaba perdedor. La verdad es que lo era. Y ese lugar fue el que me dio una oportunidad. Cuando estaba ardiendo debido al fuego del Emperador de las Llamas, no malgasté la última posibilidad que me ofrecía la Torre.

¿Por qué?

| Creando cartas de habilidad.

¿Por qué me dio la Torre una habilidad así?

Era la misma pregunta que había estado haciendo antes, ‘¿Por qué se le dio una habilidad así a un psicópata como Yoo Soo-Ha?’ ¿Por qué? ¿Por qué se le obsequió a un bueno para nada adicto a internet como yo?

-He visto las habilidades -dijo Bae Hu-Ryeong-. ¿Quieres que te las lea?

‘Sí, por favor’.

-¡Okey!

Escuchando hablar a Bae Hu-Ryeong, se me ocurrió que la Torre podía haber sentido arrepentimiento. Podía estar decepcionada por la actitud de los cazadores.

[El Odio Fluye como la Lluvia]

Rango: S-

Efecto: No puedes mirar. No puedes ver. La gente considera que lo que no pueden ver no existe. ‘Estúpidos ciegos’. Correcto. ‘Ignorantes’.
Así que lo mejor es que se lo muestres.
Muéstrales cuántas vidas se han perdido por culpa de la ignorancia. El cielo dejará caer tanta lluvia roja como sangre se haya derramado en el mundo.

*Sin embargo, solo la sangre que tú hayas visto se convertirá en lluvia*

No había duda de que el Emperador de las Llamas Yoo Soo-Ha despejó el escenario del piso 10.

Pero no lo hizo bien.

Probablemente ignoró la desesperación y el resentimiento de las muñecas y simplemente las rompió todas.

¿No sería lógico pensar que la Torre consideraría eso una vergüenza?

¿No habría estado decepcionada?

‘¿Cuál es la siguiente habilidad?’.

-Esta -dijo Bae Hu-Ryeong.

[Ecos de los Gritos del Corazón]

Rango: A+

Efecto: Tus emociones fortalecerán tu Aura. Cuanto más fuertes sean tus emociones, más reaccionará tu Aura. Venganza. Odio. Tristeza. Cualquier emoción sirve. El fuego arde independientemente del tipo de leña.

*Sin embargo, lentamente te harás adicto a esa emoción*

‘…’.

Sí, definitivamente la Torre estaría decepcionada.

‘Todos los pisos tienen una misión oculta’.

Al igual que había habido una misión para reconfortar a las muñecas de la residencia de fuego infernal.

Quizá… también había una misión oculta en el piso 12.

Me centré en las palabras de Bae Hu-Ryeong.

[Invocar Cien Fantasmas]

Rango: SS

Efecto: Todo lo que mates será invocado como monstruo. Los muertos no pueden usar las habilidades que tenían cuando estaban vivos. Tampoco pueden recordarlo. Serán invocados como trasgos, orcos, zombies, esqueletos, etcétera.

*Sin embargo, solo puedes invocarlos una vez por semana*

Aparte de esas, había muchas otras habilidades, pero esas tres fueron las que más destacaron.

‘… Bien’, asentí. ‘Me he decidido’.

Qué habilidad usar y cómo despejar el piso 12… no, el 20.

‘Voy con esto’.

-¿Uh?

¿Mi elección fue tan inesperada?

Bae Hu-Ryeong inclinó la cabeza hacia un lado.

-¿Vas a elegir esa? Mmm… no sé…

‘No, esto será lo mejor, como mínimo hasta el piso 20’.

-No sé yo… Bueno, haz lo que quieras. No sé en qué estás pensando. Probablemente solo estás preparando algún tipo de trampa.

‘Espéralo con ganas’, dije mientras me estiraba para coger la carta. ‘Emperador de la Espada, tú conoces bien la rutina diaria del Santo de la Espada, ¿verdad?’.

-¿Eh? Sí, la sé. El horario del viejo Marcus está decidido desde que se despierta hasta que se acuesta. Es un abuelo total.

‘Dime su rutina de la tarde. Me hará falta después’.

-Vale, supongo.

Cogí la carta y una voz sonó en la oscuridad.

| Seleccionada.
| Copiando la habilidad.
| Volviendo a 24 horas antes.

Y, sin más, regresé al día anterior.

| Tu rango de cazador actual es clase D.
| Recibirás una penalización basada en tu habilidad.
| Reviviendo el trauma de tu enemigo.

Por supuesto, había una penalización. Terminé viendo el trauma del Rey Demonio de la Lluvia Otoñal, pero… primero tenía que concentrarme en resolver el problema del piso 12.

| La intensidad de la penalización es Media.
| La penalización es Camino de Fantasmas Hambrientos.

Hablaremos de la penalización más tarde.

***

Bae Hu-Ryeong me enseñó la importancia de un segundo.

Para la mayoría de gente, era difícil vivir un segundo como es debido. Lo pude sentir profundamente en mi último combate.

“¿Ya te vas?”.

Estaba en la cafetería.

La Bruja me miraba desde su silla.

No solo la Bruja. La élite de los grandes gremios me miraba con distintas expresiones.

Incluso la Condesa, que había muerto en el piso 12 cuando atacó el Rey Demonio, me sonreía débilmente.

Había regresado al café del primer piso, donde hice mi pacto con los maestros de los gremios.

‘Un día’.

Me di cuenta de lo largas que pueden ser 24 horas.

Había sido vertiginoso.

Habíamos dado comienzo a una nueva era, despejado el piso 11 y luchado contra el Rey Demonio en el piso 12, todo en un solo día. Pero, maldita sea. De verdad que todo había sucedido en menos de un día.

“… Sí. El piso 11 se abrirá en un rato”. Estaba algo asfixiado. Tosí ligeramente y seguí hablando. “Tengo que empezar a prepararme si no quiero quedarme atrás”.

“¿Cómo vas a prepararte si no sabes cómo es el piso 11?”.

“…”.

No había ningún problema con el piso 11. Las dificultades habían empezado en el piso 12, cuando el Rey Demonio empezó a interferir.

Allí, vosotros os dividisteis. Uno de vosotros os traicionó, y otro se derrumbó como consecuencia de esa traición.

Y alguien incluso murió.

“… ¿Kim Gong-Ja?”, llamó la Bruja frunciendo las cejas. “¿Estás bien? Tienes una expresión extraña. ¿Te sientes mal?”.

“Mmm. Estoy bien. Algo conmovido por estar aquí con la increíble gente que lidera los gremios”, contesté de forma casual.

Bae Hu-Ryeong me miraba silenciosamente.

“De cualquier manera… sí, todos vosotros. Sé cómo es el piso 11. No solo eso, sé cuál es la misión”.

“¡…!”.

La mirada en sus ojos cambió.

La información era tan importante como la propia vida. Básicamente, yo acababa de decir ‘Tengo conocimiento sobre algo en lo que tu vida estará en juego’. Era comprensible que palidecieran.

“Se me entregó la información como recompensa por superar el piso 10. Y lo estoy diciendo ahora porque…”.

La Bruja abrió la boca. “¿Podemos suponer que vas a compartirlo con nosotros?”.

“Por supuesto”, dije levantando mi dedo índice. “Sin embargo, tengo una condición”.

“Adelante. La escucharemos con gusto”.

“Por favor, la próxima vez que os pida un favor, concedédmelo”.

Miré a todos los cazadores sentados alrededor de la mesa. Todos parecían estar pensando profundamente.

Un favor. Sonaba fácil, pero podía ser muy duro.

“¿Qué tipo de favor es?”.

“No puedo decírtelo ahora mismo”.

“…”.

“Sin embargo, puedo asegurarte que no es nada que ponga tu vida en peligro. Tampoco sobre dinero, ni te pediré que le quites la vida a alguien. Si crees que es imposible con estas condiciones, entonces simplemente rechazadlo”.

“Mmm”, murmuró el Inquisidor Herético acariciándose el mentón. Con la mano derecha que perdió ante el Santo de la Espada la última vez, concretamente. “Me parece bien. ¡Siendo honesto, me gusta bastante esa condición! Jajaja. No hay casi nada que te pueda coger desprevenido si tienes información de antemano. ¡Estoy de acuerdo!”.

“Hm… Si podemos rechazarlo… yo también estoy de acuerdo”, dijo la Condesa, uniéndose al Inquisidor Herético.

Cuando el resto de cazadores terminó de organizar sus ideas, todos prometieron que aceptaban mi condición.

‘Genial’. Una cosa hecha.

“Entonces, os lo diré. Del piso 11 al 20, el escenario es un mundo llamado Imperio Aegim. Está siendo atacado por el Rey Demonio, y el piso 11 es…”. Mi voz resonaba quedamente en la cafetería. Los maestros de gremio empezaron a murmurar tras escuchar lo que yo tenía que decir.

“… Hmmm… hasta el piso 10 era un tutorial. Y a partir del 11 nos veremos envueltos en una lucha a gran escala”.

“Ya veo. Esta información no tiene precio”.

“¡Sip! ¡La lucha también será distinta ahora!”.

“Debería compartir esta información con los miembros de mi gremio. Uf. Pero los niños de mi Sangryun no están especialmente dotados en luchar y…”

Los cazadores empezaron a compartir sus opiniones.

Yo asentí.

‘El piso 11 será despejado con más facilidad ahora que tienen esta información’.

Ya estaba cambiando. Muchas cosas habían cambiado desde el principio de esa regresión.

Pero aún no era suficiente.

“Entonces, me voy a marchar… ah, Paladín”.

“¿Mmm?” la Paladín giró la cabeza. Estaba sorbiendo por una pajita su tercer café americano seguido. “¿Para qué me llamas?”.

“Eres la vicelíder de la Milicia Civil. ¿Te importaría dar un paseo conmigo? Tengo algo que quiero discutir contigo”.

“Mmm”. La Paladín miró alrededor y encogió los hombros. “Bueno. Planeaba retirarme pronto de todos modos. Mientras no lleve mucho rato…”.

“No será demasiado largo. Con media hora basta”.

“Entonces, vamos”, dijo poniendo su taza de café en la mesa. “Acepto esta petición de cita”.

***

En la ciudad rebosante de gente, por todas partes había cazadores hablando del piso 10: en bancos situados cerca de hermosas fuentes, en restaurantes al aire libre o en mercados.

“Viendo que aún no ha habido ningún anuncio, está claro que lo superó un novato sin nombre”.

“Eso es imposible. Los grandes gremios estarán controlándolo”.

“En serio, quién fue…”.

“Yo también quiero despejar un escenario…”.

Para todos ellos, que estaban resignados a no tener futuro, la subyugación del décimo piso fue como ver el cielo abierto.

Me sentí como si estuviera visitando un tiempo ya eliminado.

-Hey, Zombie.

Bueno, para ser exacto, no estaba solo.

-Nos está siguiendo.

Ya que tenía a Bae Hu-Ryeong.

‘¿Estás seguro?’.

-No hay duda. Y no mires atrás.

Para superar con seguridad el piso 12, necesitaba dos cosas. La primera era formar la alianza con los líderes de los grandes gremios.

Y la otra… era que el Santo de la Espada no fuera hostil hacia mí.

‘Si espero a hacerlo en el piso 12, será demasiado tarde’. Esa fue la sensación que tuve. ‘Tengo que resolverlo antes de ir a escalar la Torre’.

La relación entre el Santo de la Espada y los maestros de gremio era horrible. ¿Qué pasaría si encima se añadía una traición? Básicamente estaríamos tomando un atajo hacia la destrucción.

-Joder, apenas puedo notarlo. Fíjate en sus habilidades de acecho. Probablemente no podrías darte cuenta ni aunque te giraras a mirar. Tiene una habilidad relacionada con eso.

‘Lo entiendo, así que, por favor, continúa comprobando si nos sigue’.

En ese momento, estaba sirviendo de cebo para el Santo de la Espada.

Había memorizado su rutina gracias a Bae Hu-Ryeong, así que me moví de forma que me percibiera sin duda. Después de verme desde la terraza del restaurante en el que él comía habitualmente, enseguida empezó a seguirme.

Por supuesto.

“Kim Gong-Ja, ¿a dónde vamos?”, me preguntó la Paladín, que caminaba a mi lado sin darse cuenta de nada. “Por aquí solo hay vecindarios oscuros y espeluznantes…”.

“Hay una tienda que quiero recomendarte”.

“¿Una tienda?”.

“Sí. Es un negocio que dirige una farmacéutica sin nombre. Es increíble. Si empezara a ser conocida, se haría famosa en un abrir y cerrar de ojos, pero no le está yendo bien. Si crees que es buena, por favor, ayúdala con las ventas”.

“Mmmmm…”.

La Paladín me miró a la cara.

Yo sabía lo que estaba haciendo.

‘Ha activado su habilidad [Detector de mentiras]’.

La Paladín abrió la boca y preguntó: “¿Eso que dices es verdad?”.

“Sí, por supuesto. ¿Por qué iba a mentirte?”.

Era cierto que tenía la intención de enseñarle la tienda, así que no estaba mintiendo.

“¿Estás planeando algo sospechoso?”.

“Estoy intentando que me ayudes. Aunque, incluso si algo pasara, sería mi vida la que estaría en peligro, no la tuya. Confía en mí”.

“Hm”, dijo asintiendo lentamente. Probablemente acababa de comprobar que era la verdad. “Perdona”, me sonrió. “Me dicen a menudo que soy bastante desconfiada. Continuemos”.

Genial. Había aprobado.

Superamos la calle y llegamos a la tienda de la farmacéutica. Estaba moviendo algo que parecía bastante pesado. En un primer momento, inclinó la cabeza hacia un lado mirando cómo nos acercábamos, y luego sonrió ampliamente cuando vio mi rostro.

“¡Ah, señor!”.

“¿Está abierto el negocio ahora mismo, dueña de la tienda?”.

“Jajajaja. Está cerrado, pero ¡para ti siempre está abierto! Eres mi primer cliente habitual. ¡Hup!”, dijo, dejando en el suelo lo que fuera que estaba cargando.

Apenas unos días atrás ella tenía un aspecto bastante sucio, pero se había limpiado por completo. Por fin daba la impresión de ser la dueña de una tienda.

“Uf. Ah, perdón. ¿Quién es…?”.

“Ella es la cazadora que ocupa el puesto de vicelíder del gremio Milicia Civil. Has oído hablar de ella, ¿no? La llaman la Paladín”.

“… ¿Perdón?”. Sus ojos temblaron detrás de los cristales de sus gafas. “¡¿L-la vicelíder de la Milicia Civil?!”.

“Sip”.

“¡Ella es un auténtico pez gordo!”. Su reacción era la que la mayoría de cazadores tendría. “¿P-por qué una persona así está en una tienda cutre como…? ¡Ack! ¿Drogas? ¿Es para encontrar ‘cocineros’? ¡Yo no hago de eso! Aunque trabaje en un sitio como este, como mínimo puedo decir que no fabrico drogas, no. ¡Jamás he hecho ni siquiera un gramo de nada malo!”.

“…”.

“¡Siempre he vivido de acuerdo con mi conciencia! ¡Y voy a seguir haciéndolo! ¡Así que, por favor, no me investigue!”, suplicó, inclinándose casi noventa grados.

Esa reacción ya no era tan normal.

“Mm…”.

La Paladín tenía un rostro incómodo. Ya que su [Detector de Mentiras] probablemente le había confirmado que todo ello era cierto, parecía estar considerando si debía pensar en la farmacéutica frente a ella como una psicópata o como una mujer comerciante con conciencia.

“Vale, vale, dueña de la tienda. No te preocupes”, la tranquilicé dándole dos palmaditas en el hombro. “No he venido aquí a chismorrear con la Paladín. Eres una persona muy amable”.

“Eh… ¿y entonces?”.

“Tus ventas no se corresponden con la calidad de tu trabajo, así que quería presentarte a la vicelíder”.

La farmacéutica levantó la cabeza y se quedó boquiabierta.

“¿P-presentarme?”.

“Exacto. ¿Por qué no le das a la Paladín algunas pociones para que las pruebe? ¿Quién sabe? Si le gustan, podría decidir firmar un contrato contigo…”.

“…”.

“¿Tu vida no sería más fácil si la Milicia Civil usara tus pociones?”.

La farmacéutica parpadeó. Pareció tomarle un rato entenderlo. Un momento después, me cogió la mano.

“¡E-eres un ángel!”.

No, no era un ángel. Era Gong-Ja.

“Me ayudaste cuando casi me habían vendido la tienda, hiciste un pedido enorme y… uh… Uh. Ahora incluso me estás ayudando con las ventas. Eres un ángel. ¿Cómo puedo devolverte este favor…?”.

Y, mientras los ojos de la futura Señora del Castillo de la Alquimia estaban brillando…

… alguien entró en la silenciosa calle. Los pasos eran bastante pesados, así que los tres nos giramos para mirar quién era.

“Ahí estás”. El dueño de los pasos llevaba un traje negro formal. “¿Podría todo el mundo excepto ese tipo dar un paso atrás?”.

Y me miró fríamente.

El Santo de la Espada.

El anciano de esa regresión todavía no me creía.

Su voz grave resonó en el callejón.

“Quiero hablar a solas con esa persona”.

Por mí, bien. Era hora de cumplir la segunda condición.