Regressor Instruction Manual

Volumen 1

Capítulo 30: Objetivo – Sobrevivir (Parte 3)

“¡Maldita sea!”

Si los monstruos atravesaban nuestra formación, moriríamos. Si nos enredábamos con ellos, moriríamos. Si permitíamos que nos invadieran, moriríamos. La única razón por la que este grupo fue capaz de aguantar tanto tiempo fue por nuestro posicionamiento.

El grupo de Jung Jin-Ho eran cazadores experimentados, así que estaba seguro de que entendían las consecuencias si esos monstruos atravesaban nuestra formación. Debe ser por eso que estaban tratando de aguantar todo lo que podían.

“¡Hijos de perra!”

Había tanto fuego que resultaba difícil de ver directamente. Las bestias, poseídas por una rabia infernal, cargaban contra el grupo de Jin-Ho. La escena era lo suficientemente hermosa como para hacerme llorar.

Como era de esperar, hubo unos cuantos que sucumbieron al fuego antes de poder atacar al grupo; aún así, no podían darse el lujo de esperar a que todos murieran. Con el número de monstruos disminuyendo, la carga también disminuía. La lucha era desgarradora, estaban haciendo todo lo posible para alejar a los monstruos que estaban en llamas. Sin embargo, había otro problema que tenían que manejar: si el fuego saltaba a ellos, ¿cómo lo apagarían?

Como si el número de los monstruos no fuera suficiente, ahora tenían que soportar el calor. Estábamos separados por unos cuantos metros y, aún así, podía sentirlo. No quería imaginar lo que tenían que resistir.

“¡Aaaahhhh!” gritaban.

[Verificando la ventana de estado del Glotón Ardiente]

[Nombre – Ninguno]
[Título – Ninguno]
[Edad – 5]
[Carácter – Furia animal]
[Clase – Ninguna]

[Atributos]
[Fuerza – 12]
[Destreza – 15]
[Constitución – 05]
[Inteligencia – 06]
[Resistencia – 15]
[Suerte – 10]
[Magia – 01]

Había un cambio en la ventana de estado de los monstruos. Parecía que su constitución disminuía rápidamente, por lo que supuse que dicho atributo mostraba la salud. Tenían un punto de magia, probablemente por el hechizo que lancé.

“¡Apaguen el fuego, bastardos!”

Incluso Buda estaría furioso si estuviera en esta situación.

“¡Lo siento! ¡Un poco más! ¡Por favor, aguanten un poco más!”

Sentía como si estuviera viendo a guerreros sagrados luchando contra un ejército del infierno.

Con el fin de deshacerse de los monstruos que se precipitaban continuamente, necesitaban sacrificar algo. Ya fuera su resistencia o la carta oculta que Jung Jin-Ho estaba escondiendo. Pero como no le oí recitar ningún hechizo, probablemente eligió lo primero.

Vas a seguir escondiéndola, entonces.

Fue una buena decisión ocultar lo que fuera que estaba escondiendo hasta el final. La estaba guardando para nosotros, planeaba usarla cuando las cosas estallen.

¡Qué tipo tan adorable!

No era diferente a jugar al póquer con su mano al descubierto, pues ya sabía de su secreto. Además, contaba con Kim Hyun-Sung, que podía ser considerado como una escalera real.

Como si el mundo se estuviera burlando de Jung Jin-Ho, la situación empeoró.

“¡Akkkkkk!”

“¡No, Ki-Chul!”

“¡Por favor, aguanta!”

Se trataba del lancero. Un Glotón Ardiente le estaba devorando el brazo, pero no podíamos hacer nada por él. Al final, sólo hizo falta un pequeño empujón para que Lee Ki-Chul se viera completamente arrastrado. Más bestias se abalanzaron sobre él, cubriendo todo su cuerpo en un instante.

“¡Ahhhhhh! ¡Sálvenme! ¡Ayuda!” Lee Ki-Chul dejó salir un grito desgarrador capaz de calar hasta los huesos.

“¡Ki-Young, Ha-Yan!”

Sólo podía usar mi preciosa magia una vez más y no quería usarlo para proteger a los lacayos de Jung Jin-Ho; no obstante, me sentía un poco preocupado…

“¡Un poco más!”

Los monstruos no se abrirán paso mientras Jung Jin-Ho esté allí.

“¡Gaaaaahhhhhhhh! ¡Paren! ¡Paren!”

A pesar de mi esfuerzo de concentrarme en los monstruos de mi lado, los sonidos de las bestias masticando, rompiendo los huesos, desmembrando y quemando al lancero me llegaron claramente. Sus alaridos eran la prueba irrefutable del dolor extremo que debía de estar soportando.

Ahí va uno.

Incluso con todo lo que estaba pasando, se me pasó por la cabeza que habíamos conseguido matar a una persona del grupo de Jung Jin-Ho, pero debido a la emoción de la batalla y a la gravedad de la situación, no me sentí culpable. En realidad, empecé a sonreír porque esto era lo que quería que pasara en primer lugar.

“¡Pueden hacerlo!”

Tenemos la ventaja.

No solo perdieron a un compañero, sino que también terminarán muy heridos.

“¡Ahhhhhhh! ¡Ahhhhhhhh!”

“¡Maldita sea! ¡Maldición, Ki-Chul!” por fin, Jung Jin-Ho perdió su calma tan característica.

“Hermano, ¿no es esto realmente peligroso?” Park Deok-Gu preguntó, después de apuñalar a una criatura.

“No te preocupes. No se abrirán paso” respondí.

Si continuábamos aguantando, todos veríamos el final.

A diferencia de Jin-Ho, Kim Hyun-Sung no parecía ansioso, ya que pensaba que podríamos superarlo.

“¡Heup!”

Era una repetición de tareas simples; todo lo que teníamos que hacer era bloquearlos y apuñalarlos. Aunque nuestros cuerpos se sentían como si hubiéramos estado en un maratón durante mucho tiempo.

La mano que sostenía mi lanza temblaba. Mi respiración se había vuelto irregular y mi cuerpo estaba cubierto de sudor. Me costaba tanto respirar que quería tirarlo todo a un lado y tumbarme en el suelo. Por desgracia, los monstruos que cargaban contra nosotros no nos daban tregua.

El estado de Park Deok-Gu y Kim Hyun-Sung no parecía malo. Jung Jin-Ho tampoco se veía mal a pesar de que tenían un lugar vacío en su formación. Yoo Seok-Woo y el arquero parecían cansados, pero no tanto como yo.

Las bestias se seguían apilando, formando un muro de carne. Deok-Gu bloqueaba los zarpazos, mientras que Hyun-Sung y yo nos encargábamos de ellos. Ha-Yan soltaba una única Cuchilla de Viento de vez en cuando que, pese a que parecía débil, lograba atravesar a varios enemigos antes de desaparecer.

¿Pueden soportarlo?

El número de rugidos disminuía a cada minuto. Lo que parecía ser una horda interminable de monstruos por fin llegaba a su fin.

“¡Ja!” ataqué con mi lanza como si estuviera usando lo último de mi fuerza.

“¡Gaahhhhh!” Park Deok-Gu los empujó hacia atrás usando su escudo con un fuerte grito.

El último ya estaba a la vista. Cuando Kim Hyun-Sung lo cortó por la mitad, me di cuenta de que la situación infernal había terminado.

“Se acabó” suspiré.

“Por fin…” dijo Deok-Gu, bajando su escudo.

Sentí que estaba a punto de colapsar en cualquier momento.

“Descansemos un poco antes de seguir” Kim Hyun-Sung habló mientras recuperaba el aliento. “No hemos completado el objetivo que recibimos, así que es mejor empezar a movernos lo más pronto posible”.

“Ugh… Hermano, puedo cargarte si no puedes caminar” me ofreció Park Deok-Gu.

“Estoy bien, Deok-Gu, puedo andar” sacudí mi cabeza. “Ha-Yan…” la llamé.

“Me encuentro bien” respondió. Su cabello castaño se pegaba a su cara y cuello por el sudor. A pesar de no haber combatido físicamente, también se cansó bastante.

Nuestro grupo estaba listo después de unos minutos de descanso. El problema era el otro.

Jin-Ho estaba buscando el cadáver de Ki-Chul mientras se cubría la boca y la nariz con su brazo; el humo y el hedor dificultaba la respiración. Algunos cuerpos aún seguían en llamas, por lo que los apartó de una patada. Los demás no se atrevían a acercarse por miedo a ver el destino de su compañero. De repente, el ex-militar se paró en seco. Seguí su mirada, y pude ver lo que quedaba del lancero: la mitad de su torso había desaparecido, dejando los órganos que no fueron devorados a la vista y huesos rotos asomándose; su mandíbula había sido arrancada y su cara estaba mayormente quemada, mechones de pelo chamuscados permanecían en lugares al azar en su cabeza.

“Uugghh…” murmuró Jin-Ho. Rasguños, mordeduras y quemaduras surcaban sus brazos. La placa de metal en su pecho y el rondache se encontraban en mal estado, prueba de lo dura que había sido la batalla. Su eficiencia en combate resultó ser muy buena, pues no había recibido heridas graves. El hombre se agachó para tomar la lanza del caído, la cual estaba rota, reduciendo su largo a un cuarto de lo que medía originalmente.

“¡Bastardo!” Yoo Seok-Woo me dirigió una mirada llena de furia.

“Lo siento” dije, bajando la mirada.

“¿Crees que con disculparte basta? ¡Maldito desgraciado!” Kim Jae-Jun, el arquero, se sumó. Su carcaj estaba vacío; tuvo suerte de quedarse sin flechas justo cuando la pelea estaba a punto de terminar.

“Pero… no había nada que pudiera hacer” dije.

“¿Qué?”

“No había nada que pudiéramos hacer en esa situación. Además de la magia de fuego, no tengo experiencia en otros hechizos y si no la hubiera usado, probablemente habríamos sufrido aún más. No tuvimos tiempo suficiente para que Ha-Yan usara su magia y no creí que los monstruos se pegaran unos a otros para hacer que el fuego se propagara. Fue lo mejor que pude hacer. Además… el número de monstruos disminuyó después de usarlo, por lo que fue efectivo” expliqué.

Por supuesto, desde el punto de vista de Jung Jin-Ho, probablemente no pensó que Ki-Chul no aguantaría. Fue su culpa por no usar todo lo que tenía.

Bien.

“¿Cómo puedes decir eso?” su tono y mirada me hicieron saber que también estaba enojado.

“No tuve elección. Me siento mal por la muerte de Ki-Chul, pero… ahora mismo…” me detuve.

Se estaba enfadando con los demás por sus propios errores, pero se negaba a verlo. Era comprensible que pensara que aquello era ridículo. No obstante, estaba seguro de que quería atravesarme con la lanza rota.

Verlo acercarse a nosotros con el ceño fruncido me asustó un poco, así que miré a Park Deok-Gu y negué con la cabeza, indicando que no interfiriera.

“Lo siento muchísimo. Pero… no podía hacer nada” repetí.

“Tú… tú…” apretó su escudo y lanza. Se veía bastante amenazante.

“Lo siento mucho, pero estamos vivos, ¿no?” pregunté, mostrando una sonrisa temblorosa, sabiendo lo que me esperaba. Kim Jae-Jun no pudo reprimir su ira y me dio un puñetazo. No lo esquivé, pues tenía que haber algún tipo de conflicto. Mi cuerpo cayó hacia un lado y no sólo me quedé inconsciente por un momento, sino que noté el sabor a hierro en mi boca.

“¡Hermano! ¡Bastardo!” Park Deok-Gu gritó. Sonaba muy sorprendido.

“Estoy bien, Deok-Gu. Yo soy el que cometió el error” le dije, levantando mi mano para detenerlo.

“Jae-Jun, por favor, para” dijo Jung Jin-Ho con su ceño fruncido.

“P-Pero…”

“Entiendo cómo te sientes, pero deberíamos parar aquí. Tener más conflictos no nos hará ningún bien” explicó.

Cierto, el conflicto no es bueno.

Escupí, soltando sangre y una muela.

“Ugh…” me quejé.

“¿Estás bien, Ki-Young?” preguntó Kim Hyun-Sung.

“Sí, estoy bien, Hyun-Sung. Fue mi error. No podía hacer nada. Lo siento” dije, acariciando mi mejilla. Con razón me dolía tanto la boca.

Hyun-Sung no dijo nada más. Con su semblante serio, miró al otro grupo.

Con esto, pude confirmar que estaba en el lugar más seguro, pero un problema inesperado vino de un lado completamente diferente.

Oh…

Jung Ha-Yan miraba a Kim Jae-Jun, el arquero, con su icónica aura asesina.

Tenemos un problema.