Suzumiya Haruhi no Yūutsu (NL)

Volumen 5

Capitulo 1: Agosto Infinito

Parte 5

 

 

Dejé salir un respiro, y mi atención se vio ocupada por la cabellera negra de Haruhi.

No tengo idea de quién decidió, en aquel día en que se creó la Brigada SOS, que proteger a Haruhi sería mi responsabilidad. Tuve que reprimir mi frustración, ya que no podía señalar un culpable. Pero dicho eso, déjenme decirles algo:


No me feliciten por este trabajo. Yo soy sólo una persona normal.

Aunque decir eso, sólo muestra lo vacío que me sentía por dentro.

Asahina-san estaba destrozada. Koizumi sólo sonreía, y Nagato observaba los alrededores en silencio.

Tengo que hacer que Haruhi haga algo, de alguna manera.

¿Pero, hacer que haga qué?

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La respuesta estaba en Haruhi, pero ni siquiera ella misma tenía idea de cuál era el origen del problema.

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“¡Mikuru-chan, no tienes que batear! Sólo trata de bloquear la bola con el bate, porque no podrías darle ni una vez aunque quisieras. Golpéala hacia abajo para que ruede por el piso. ¡Ahh- no la envíes hacia arriba!”

El campo de batalla del último torneo de béisbol todavía olía a pólvora. ¿Acaso quiere competir también el año entrante?

Haruhi entró en la jaula para prácticas de bateo de 130km/h. ¡Bang! ¡Bang! Al final sonó una alarma. Me sentí mejor al verla tan feliz. De verdad es un verdadero prodigio; ¿Quién sabe? A lo mejor nació con más mitocondrias que cualquier otra persona; ¿De qué otra forma podría tener tanta energía? Sería genial si donara algunas sólo por caridad…

No nos detuvimos, ya que nadie podía presionar el botón de “apagado” en el agotador plan de Haruhi.

Incluso fuimos a una exhibición de fuegos artificiales local. Estaban arrojando enormes estrellas de fuego desde la playa. Las tres usaron sus yukata una vez más, pero sólo Haruhi estaba disfrutando de verdad con los cohetes que estallaban “¡bang, bang!” mientras ascendían al cielo y se desviaban en todas direcciones. Bueno, sólo ella se reía tirada en el suelo mientras señalaba las extrañas formas que dibujaban los cohetes. A Haruhi le encantaban todos los excesos. Sólo en momentos así podíamos ver su auténtica, sincera, y muy infantil risa, aunque dejé de mirarla muy pronto, porque si seguía con la vista puesta en ella, quién sabe en clase de pensamientos comenzaría a tener después. Ni siquiera yo estaba muy seguro de en qué estaba pensando. Claro que todo aquello me enseñó una lección: es mejor estar vestido de acuerdo con la ocasión.

Un par de días más tarde, por un capricho, nos unimos a una competencia municipal de pesca de gobioides Japoneses y terminamos con las manos vacías. Nuestros anzuelos parecían atraer unos pequeños peces que ni siquiera habíamos visto antes, así que no pudimos inscribir sus medidas – claro que Haruhi estaba completamente entretenida en lanzar y halar del carrete, no en atraparlos. Aquello fue un alivio y una suerte, porque no terminamos atrapando un Celacanto por casualidad, y pude disfrutar la comida casera de la pobre Asahina-san, que salió corriendo con la cara verde al ver los gusanos que usábamos como carnada.

Además, en esa ocasión, Haruhi y yo terminamos completamente bronceados, creando un notorio contraste con los otros dos, que usaron suficiente bloqueador solar. Nagato parecía ser una excepción, ya que no se bronceaba a pesar de lo que hiciéramos. ¡Al menos! Porque una Nagato de piel bronceada sí sería algo fuera de este mundo.

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Dicho eso, yo sabía muy bien que no era el momento para estar disfrutando de lo que veía.

El tiempo pasó como un tren a toda velocidad.

Haruhi seguía llena de energía mientras que yo seguía lamentándome. Asahina-san había pasado del azul al verde oscuro, y Koizumi seguía mostrando su sonrisa como si no le importara el gran problema que teníamos entre manos. Solamente Nagato se veía un poco diferente.

En retrospectiva, esas dos semanas habían sido muy emocionantes.

Sin embargo, el plazo estaba a punto de cumplirse. Llegó el treinta de Agosto, quedando solamente un día de vacaciones. Todo terminará si no pensamos en algo dentro de los próximos dos días, pero no tengo idea de qué hacer. El sol del verano, el canto de las cigarras… Todos esos ingredientes eran motivo de ansiedad. Ya hasta el campeonato escolar había terminado con un campeón. ¡¿Por qué no tenemos un poco más de tiempo?!

Al menos hasta que Haruhi esté completamente satisfecha.

Haruhi había tachado todos los elementos de su lista.

El día anterior, habíamos entrado en un cementerio en medio de la noche para dar por terminadas nuestras actividades del verano con la “prueba de valentía.” No vimos fuegos fatuos ni fantasmas. Lo único digno de atención en aquel lugar, era la expresión aterrada de Asahina-san.

“Con eso, ya todo está listo.”

Acababa de pasar el mediodía del treinta de Agosto, y nos encontrábamos sentados en la ya familiar cafetería.

Haruhi miraba el trozo de papel como si estuviera tratando de encontrar el tesoro perdido de Tokugawa en un mapa, con una expresión tan firme en el rostro que parecían trazos de tinta sobre una página. Estaba satisfecha, pero al mismo tiempo no quería que aquello terminara. En realidad yo también habría hecho lo mismo. Todavía quedaba un día más de vacaciones.

¿Entonces el verano sí iba a terminar? En ese momento, era muy escéptico al respecto; quizá demasiado escéptico. Claro que cualquiera correría el riesgo de volverse esquizofrénico al pasar dos meses en aquella estúpida organización al mando de una líder maníaco. Yo deseaba sinceramente que se calmara un poco, particularmente cuando Asahina-san estaba sola conmigo, eso haría mi vida… No, no, no, debo dejar de pensar en eso, ya que podría volver a pasar lo mismo de antes.

“¿Hmm- eso es todo-?”

Haruhi apuñalaba una y otra vez con la cuchara la bola de helado que flotaba en su refresco. No se la veía muy decidida. Nagato estaba en silencio, observando con atención una rodaja de limón en su vaso de té helado. La manos de Asahina-san estaban apretadas firmemente, la una sobre la otra, en sus rodillas; se veía totalmente derrotada, como un cachorrito al ser reprendido por su amo. Koizumi bebía su café vienés, tan tranquilo como siempre.Y yo… no tenía nada que decir, y crucé mis brazos mientras pensaba en qué hacer.

“No importa. Ya hicimos suficientes cosas este verano. Hemos estado en toda clase de lugares, usamos yukata, y atrapamos una buena cantidad de cigarras.”

Pienso que Haruhi sólo estaba tratando de consolarse. ¡Pero si no está mal! Así como están las cosas, ya hemos hecho bastante. Sentía en lo profundo de mi corazón que Haruhi todavía no estaba lista para cerrar el capítulo del verano. No importaba cuánto tratara de ocultarlo, se estaba engañando ella misma. En su interior, en lo más profundo de Haruhi, quería algo más.

“Y para hoy.”

Haruhi me entregó la cuenta-“Por hoy terminamos. Mañana tienen el día libre; no importa si se quieren quedar en casa a descansar. Nos vemos en el salón del club en dos días.”

Sentí un estremecimiento al ver a Haruhi poniéndose de pié y alejándose de la mesa.

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No podíamos dejar que Haruhi se fuera a su casa así. Esta vez tenía que haber una conclusión. Si no, el lapso de las dos semanas descubierto por Koizumi y confirmado por Nagato llegaría a su ciclo número quince mil cuatrocientos noventa y nueve. ¿Pero, qué podíamos hacer?

La figura de Haruhi se alejaba de mí en cámara lenta.

¡Justo entonces! De repente, de la nada, inesperadamente-

La sentí.

Esa extraña sensación de “¿dónde ve visto esto?” regresó. La que sentí en ese momento llegó con una oleada de vértigo de una magnitud inimaginable, comparada con las que había sentido antes. Era una sensación de déjà vu como ninguna otra. Sabía lo que era porque ya la había vivido antes miles de veces. Agosto treinta. Sólo un día más.Debía ser algo en las palabras de Haruhi que me había afectado subconscientemente. ¿Qué era, qué era, qué era~?“¿Estás bien?”

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Alguien estaba diciendo algo. Las palabras de Koizumi también debían darme alguna clave. Algo que quedaba pendiente por cumplir y le preocupaba…Haruhi ya estaba lejos de su asiento y lista para salir corriendo como un huracán. No podíamos dejarla ir, o no habría ningún cambio en nuestra situación. ¿Ya había hecho algo en el pasado para cambiar este escenario? Escena tras escena pasaban frente a mis ojos como diapositivas. Todo lo que habíamos hecho en las últimas dos semanas…Y las cosas que no habíamos hecho.

No había tiempo de pensar. Tenía que decir algo. No importaba qué tan trivial, ¡Sólo dilo ya!

“¡Yo todavía tengo un grave problema!”


Nota mental: no había que decirlo gritando. Pensándolo con cabeza fría un poco más tarde, aquello fue algo que ojalá hubiera podido borrar de mi hipocampo instantáneamente. Los clientes y las meseras, así como Haruhi, que ya había llegado hasta la puerta, voltearon sus cabezas para mirarme.

Las palabras salían de mi boca directo desde mi cabeza.

“¡Así es, la tarea!”

Todos en la cafetería estaban asombrados por mi ruidosa declaración.

“¿De qué diablos estás hablando?”

Haruhi se me acercó, como observando a un maniático.

“¿Problema? ¿La tarea?”

“No he hecho nada de las tareas que nos dejaron para el verano. No puedo terminar el verano sin hacerlas.”





“¿Estás loco?”

Adoptó una expresión de completo disgusto ante mi idiotez. ¡¿Qué importa, qué importa?!

“¡Hey! ¡Koizumi!”

“¿Sí, qué pasa?”

Koizumi parecía asustado.

“¿Qué hay de las tuyas?”

“Casi nada, porque hemos estado haciendo cosas todo el verano. Todavía me falta casi la mitad.”

“Entonces vamos a hacerlas juntos. ¡Nagato también, no debes haberlas terminado!”

Antes de que Nagato pudiese responder, extendí mi mano hacia Asahina-san, que tenía la boca tan abierta como una marioneta en uno de esos teatros.

“¿Asahina-san, por qué no vienes tú también? Vamos a terminar con esas tareas para el verano de una vez por todas.”

“Ehh…”

Asahina-san era una sempai, por lo que sus tareas eran diferentes a las de nosotros, claro que eso no tenía importancia en ese momento.

“¿Pero… pero… do-… dónde?”

“Vengan a mi casa. Traigan sus notas y los libros, y podemos hablar mientras las hacemos. Nagato, Koizumi, déjenme copiar lo que ya tienen terminado.”

Koizumi asintió.

“¿Nagato, qué dices?”

“Sí.”

Con la cabeza inclinada, asintió y me miró fijamente.

“¡Muy bien! ¡Entonces nos vemos mañana! Vamos a comenzar en la mañana, creo que podemos terminarlo todo en un día si nos damos prisa.”

Pero mientras decía esto sosteniendo mi puño en alto-

“¡Alto ahí!”

Haruhi, con las manos en la cintura y una expresión de orgullo, volvió hasta nuestra mesa.

“¡No decidas esto por tu propia cuenta! ¡Yo soy la comandante! ¡Tienes que preguntarme para ver si estoy de acuerdo! ¡Kyon, cualquier miembro que tome decisiones por su propia cuenta está ofendiendo seriamente las reglas de la Brigada!”

Una vez dicho eso, Haruhi me miró y gritó:

“¡Cuenten conmigo!”

Ya había amanecido.

Creo que ya lo tengo. Cuando me levanté de mi cama, sabía que ya habíamos salido de ésa.

Lo sabía porque recordaba que había vuelto del viaje al campo cuando el O-bon estaba terminando, y podía recordar las actividades de Agosto, como la piscina, la cacería de cigarras y esas cosas. De todos esos recuerdos, los mejores eran los del día inmediatamente anterior, que todavía estaban muy claros en mi mente.

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El día anterior había sido el treinta y uno de Agosto, y ya era el primero de Septiembre.

Mis recuerdos me decían que, en el último día del verano, habíamos tenido la reunión de estudio de la Brigada SOS en mi cuarto. Recordaba también la gran sensación de fatiga. Fue bastante tediosos tener que copiar todas aquellas respuestas, y apenas podía imaginar lo que hubiese pasado de haber tenido que resolverlas yo solo. Cuando me había acostado en la cama por la noche, mi cerebro sólo estaba seguro de una cosa: que mis barras de HP, MP, y LIMIT estaban tan bajas, que el más mínimo golpe habría sido suficiente para dejarme muerto allí mismo.

Haruhi llevó una gran pila de papeles hasta mi cuarto y me dirigió una fría mirada, al verme sepultado en tareas con mi lapicera automática en la mano. Koizumi, Nagato, y Asahina-san se dedicaron a jugar con mi hermanita.

“Sólo no las copies igual.”

Haruhi siguió hablando y presionando los botones del control mientras jugaba con mi hermanita:

“Resúmelo un poco, y asegúrate de dar algunos pasos adicionales al despejar las ecuaciones. No todos los profesores son idiotas. A Yoshizaki-sensei, el de matemáticas, le gusta fijarse en pequeños detalles. Claro que las soluciones de Yoshizaki no son precisamente de lo más genial que hay.”

Al tener a cinco personas además de mi hermanita metidas en mi cuarto, el calor era insoportable; si además añadimos a mi mamá, que venía todo el rato a traer comida, postres y jugo, eso sólo le añadía más leña al fuego. A diferencia de nosotros, que estábamos a punto de sufrir de túnel carpiano por el esfuerzo en las manos, Haruhi se estaba divirtiendo. ¡Sólo mírenla! Los gobernantes deben de mirar a sus peones con esa misma sonrisa en la cara. Quién sabe qué tiene en la cabeza. Haruhi decidió ofrecer su ayuda a Asahina-san para escribir un ensayo. Si Asahina-san vuelve luego con una “C”, la culpa será toda de Haruhi…

Mientras terminaba de recordar todo aquello, me arrastré fuera de la cama. Era un nuevo día, y el comienzo de un nuevo semestre, supongo. Era la primera vez en mi vida que de verdad estaba emocionado porque comenzaba un nuevo semestre.

La clase terminó. El discurso del Director llegó a su final, así como la corta reunión después de clases. Era el primer día de Septiembre. En la escuela había preguntado varias veces “¿qué día es hoy?” y Taniguchi y Kunikida me habían mirado con lástima. Supongo que de verdad es el primero de Septiembre.

Como la cafetería y la tienda de abarrotes cercana todavía no abrían, Haruhi había ido a almorzar al restaurante ubicado cerca del patio de la escuela. En el salón del club sólo estábamos Koizumi y yo.

“Suzumiya-san es como uno de los maestros del renacimiento. Sin duda ha tenido una mente genial desde pequeña, así que las tareas de verano no son ningún reto para ella. A una persona así no le importa compartir el resultado de su trabajo con sus amigos, ya que por su habilidad para realizarlos ella sola, no representan ningún problema.”

Después de escuchar la explicación de Koizumi, moví una de las sillas plegables al lado de la ventana. Estábamos en el salón del Club de Literatura, era el día de las inducciones, así que podríamos haber empacado nuestras maletas e ido a casa, pero se me había antojado tomar un desvío para pasar por el salón del club, y me había encontrado a Koizumi por el camino. Lo más impresionante e importante era que Nagato no estaba allí con nosotros. Aunque nunca dijo nada, las vacaciones de verano debieron haber sido muy agotadoras para ella.

Hubo un cambio en el control territorial de las cigarras. Las cigarras nocturnas comenzaron a reemplazar a las cigarras pardas. El final del verano era ya un hecho. Sin embargo-

“¡Es como un sueño! ¡Habíamos vivido el final de Agosto más de quince mil veces!”

“No hay razones para pensar lo contrario.”

Koizumi comenzó a barajar un mazo de cartas con su habitual sonrisa.

“No tenemos ningún recuerdo en común de lo que pasó en esos quince mil cuatrocientos noventa y siete ciclos fallidos. No existen es nuestro mismo eje del tiempo. Sólo los que conservamos de la repetición número quince mil cuatrocientas noventa y ocho han permanecido en este plano temporal.”

Quizá eso sea cierto, pero yo pude ver algunas pistas, como esa sensación de familiaridad que me golpeó tantas veces, especialmente en esa última ocasión. Quizá fueron un regalo de los “nosotros” de las repeticiones anteriores que quedaron fijos en el tiempo. ¿Sería muy raro decir que eran del pasado? No importa si era ahora o antes, el tiempo parecía más bien un remolino que daba vueltas y más vueltas.

Bueno, fue gracias a los “yo” de esas miles de vueltas que el “yo” actual pudo volver a la normalidad. Si no lo pienso de esa manera, entonces los miles de días de verano que viví, por cortesía de Haruhi, van a parecer un enorme desperdicio.

Por no mencionar los ocho mil setecientos sesenta y nueve “yo” que sufrieron aquel reinicio.

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“¿Quieres jugar al póquer?”

Koizumi comenzó a repartir las cartas como un ilusionista aficionado. Darle gusto no le va a hacer daño a nadie.

“¿Muy bien, pero qué apostamos? Si es dinero, puedes olvidarlo.”

“Entonces que no sea dinero.”

Parece que yo sólo gano cuando ganar no importa. ¡Escalera real! Por primera vez en mi vida. En el fondo de mi cabeza juré que, si aquel día llegaba a repetirse, la próxima vez apostaría dinero.

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