Eiyuu Ou (NL)

Volumen 5

Capítulo 3: Inglis, 15 Años: La Malvada Amenaza Hieral (3)

Parte 2

“¡Pullum!” Rafinha estaba a punto de decirle algo, pero alguien la detuvo.

No era el lugar de Inglis para hablar, pero una persona sabía cómo se sentía. Leone miró a los demás, sus ojos parecían decirles que la dejaran a ella.

Leone se sentó junto a Pullum. “Pullum… Entiendo que te duela. Estoy seguro de que sientes que te ahogas en tu dolor. Te sientes responsable de lo que hizo tu propia familia -tu propio hermano-, ¿verdad? Piensas que quizás podrías haber hecho algo antes, pero ahora no puedes, y te sientes impotente…”

Pullum ahogó las palabras entre sus sollozos. “S-Sí… Yo… ¡No sé qué hacer ahora que él ha hecho esto…! ”

“Sé cómo te sientes. Mi hermano era un caballero sagrado antes de traicionar a su país para unirse al [Frente SteelBlood] . Todos a nuestro alrededor decían que éramos una familia de traidores. Me sentía triste y con remordimientos. No podía hacer otra cosa que llorar. Cuando pude volver a pensar, me encontré solo y sin nada… ¡pero no me arrepiento de ese dolor! Me enseñó que yo soy yo , no él. Voy a capturarlo con mis propias manos y redimir el nombre de mi familia… Tú eres igual. No importa lo que haya hecho tu hermano, tú eres tú , no él”.

Los ojos de Leone ardían mientras sostenía a la temblorosa Pullum por los hombros y la ayudaba a ponerse en pie.

Pullum siguió sollozando. “L-Leone…”

“Llorar no cambiará nada. No puede arreglar lo que ha pasado. Así que lloremos hoy, y mañana haremos lo que podamos. Pondremos fin a esto lo antes posible. No dejaremos que tu hermano caiga más en la traición. Estarás bien. No estás solo. Hay alguien que puede apoyarte a tu lado”. Leone se volvió hacia Lahti.

“Eh… ¿Eh…?”, murmuró.

“¿A qué esperas? Alguien a quien quieres profundamente está sufriendo. Deberías estar a su lado para abrazarla”.

“No, espera, yo…”

“¡No es momento de quejarse! Ponte a ello”. La voz de Leone retumbó como un trueno. Era raro que levantara la voz de esa manera.

“¡S-Sí…!” Lahti rodeó tímidamente a Pullum con sus brazos. “E-está bien. Estoy aquí para ti…”

“¡Wahhhh! ¡Lahti! I… I… Waaaaah!” Aliviada, Pullum gritó con fuerza mientras se aferraba a Lahti.

“Vamos a darles un poco de espacio mientras encontramos algún lugar en la ciudad donde podamos descansar. Vamos a pasar la noche aquí, ¿verdad?” dijo Leone, guiando a todos, excepto a Pullum y Lahti, de vuelta al piso de arriba. Siempre se comportaba de forma erguida y digna, pero hoy su espalda parecía un poco más recta que de costumbre, su paso un poco más rápido.

Mientras los demás le seguían, Rafinha murmuró en voz baja. “Leone es fuerte… Era poderosa. También persuasiva”.

“De acuerdo”, dijo Liselotte tras un pesado silencio.

“Nunca podría haber hecho eso… Nunca he vivido algo así siendo Rafael mi hermano. Nada de lo que hubiera podido decir habría ayudado”.

En efecto, Rafael era un caballero sagrado, respetado por todos en Carelia. Era la cúspide de los caballeros del país. De naturaleza gentil, de conducta irreprochable, totalmente impecable, Rafinha no podía imaginarlo de otra manera. Comparar a Harim con él era como comparar el lodo con las nubes. Jamás podría entender el sentimiento de una hermana cuyo destino quedaba a la deriva por los actos de su hermano. Rafael nunca le había causado problemas.

Mientras tanto, Inglis no consideraba a Leon una mala persona, pero no había duda de que había hecho daño a su familia, principalmente a su hermana, Leone. Ella era la que mejor podía entender los sentimientos de Pullum.

“Comparado con Leone, todavía soy un niño pequeño…” continuó Rafinha.

Inglis le dio una palmada en el hombro. “No pasa nada. Sólo entender que significa que has crecido lo suficiente”.

Esto era un asunto para el futuro, pero Inglis pensó que, en cierto modo, Rafinha podría acabar siendo la que más sufriera. Sin embargo, mientras Inglis estuviera cerca, tenía toda la intención de aplastar a cualquier persona o cosa que pudiera hacer llorar a Rafinha.

“¿Por qué intentas actuar como una hermana mayor? Tú eres la que hace lo que quiere y no tiene ningún problema, Chris”. Había un ligero enfado en la sonrisa de Rafinha.

Inglis se rió. “Sí, supongo”. Caminó más deprisa, fingiendo huir de Rafinha, y alcanzó a Leone. Luego, al pasar, sacó sutilmente un pañuelo y lo apretó en la mano de Leone.

“Gracias. Eliges los momentos más extraños para ser considerado, Inglis”.

Inglis no había mirado la cara de Leone, pero oyó que su voz se entrecortaba por un momento. Puede que Rafinha la considerara más madura, pero Leone seguía siendo una niña de quince años. Hablar de sus propios recuerdos de su doloroso pasado seguramente los habría reavivado en ella misma. Tenía que sentirse emocionalmente vulnerable después de semejante charla. Mostrar una simpatía tan profunda por Pullum, y tratar de animarla, significaba mostrar sus propias heridas que prefería no tocar.

Debió contener desesperadamente sus propias lágrimas por el bien de Pullum.

“De nada”. Vamos, Rani. Miraremos por allí. Vamos.”

“¡Ah, espera, Chris! ”

Como había sugerido Leone, el grupo encontró una casa abandonada en el pueblo. Se reunieron y pasaron la noche allí después de un largo día.

◆◇◆

Llegó la mañana, y ante los ojos de Inglis había una figura absolutamente deslumbrante. Incluso se podría decir que esta chica era la más hermosa del mundo.

Inglis aún vestía la fina lencería con la que había dormido. La piel de sus curvas perfectas y glamorosas expuestas estaba de un rosa pálido por el frío. Luego estaba el hermoso y encantador rostro de la niña.

Inglis no podía quitarle los ojos de encima. Quería verla desde todos los ángulos.

La habitación estaba lo suficientemente fría como para que Inglis pudiera ver su aliento, por lo que debería haberse vestido rápidamente, pero había pasado mucho tiempo desde la última vez que se vio reflejada en un espejo. Ella tarareaba mientras miraba. Ella no podía parar. Haber elegido una habitación con un gran espejo era peligroso.

Se inclinó hacia adelante para mirarse más de cerca, luego se dio la vuelta para apreciar la curva de su espalda uniéndose a sus caderas.

Ella consideró que esta era una forma un tanto madura de divertirse. Desde todos los ángulos, ella era, como siempre, hermosa, sin halagos ni prejuicios involucrados. Ya tenía el encanto de una mujer adulta.

Sus pensamientos sobre haber renacido en el cuerpo de una mujer no habían cambiado. Ella no lo consideró algo malo. Después de todo, nunca se cansaba de mirarse a sí misma y podía apreciar su apariencia tanto como quisiera sin molestar a nadie. No era como si estuviera comiéndose con los ojos a nadie más que a sí misma. Precisamente debido a su vida pasada como hombre, sus gustos siguen siendo los mismos incluso ahora, la belleza femenina era una fuerza cautivadora. Tal vez ella era la mejor del mundo en disfrutar de los suyos.

¡Whoosh!

Algo rápidamente asomó debajo de los brazos de Inglis, los suaves y suaves dedos de una niña, y se aferró al pecho de Inglis sin piedad.

“¡Eek! ¡Basta, Rani! Tu siempre-”

“Esa es mi linea. Siempre te distraes frente a un espejo y te dejas de par en par. ¡Es como si estuvieras pidiendo un ataque furtivo!”

“¡Yo no soy! ¡Basta, eso hace cosquillas!”

“Oye, estoy celoso de lo que no tengo, ¡así que quiero tocarlos! Eres mi escudero, así que lo que es tuyo es mío. Está bien, ¿verdad?

“¡No está bien!”

Hace mucho frío aquí. Mis manos están heladas. ¡Déjame calentarlos! ♪ ” Rafinha metió las manos en el escote de Inglis.

“¡¿Eeeeek?! Inglis sintió que su cuerpo se contraía. Las manos de Rafinha no solo estaban frías, estaban heladas.

“Mmm, tan cálido, tan blando y rebotante… Veo por qué a Rin le gusta estar cómoda allí. ¿Cierto Rin ? ”

La diminuta bestia magicita, que se había subido al hombro de Rafinha, trató de hacer valer su derecho mientras trepaba por el escote de Inglis. Entre las manos de Rafinha y la carrera de Rin, había un atasco de tráfico alrededor del pecho de Inglis.

“¡Uf… ! ¡Solo uno de ustedes es más que suficiente! Inglis se quejó.

La conmoción despertó a Leone y Liselotte de su sueño. Habiendo dejado a Lahti para estar con Pullum, los cuatro habían dormido en esta habitación.

Liselotte bostezó. “Por favor, ustedes dos están armando un gran alboroto…”

“Y tan temprano en la mañana… ¿Qué está pasando?” preguntó Leona.

“¡Ah, sálvame, Leone!” Inglis se volvió hacia los dos que peleaban por su escote. “¡Mira, mira! ¡Los suyos son aún más grandes! ¡Ve allí! ella suplicó.

“¡Muy bien, Rin ! ¡Vamos!” anunció Rafinha, momentos antes de que se abalanzaran sobre ella.

“¡Eeek! Tienes frío… ¡Y te hace cosquillas! ¡Ay! ¡Para! ¡No ahí!” Leona protestó.

“Uf, salvado por el noble sacrificio de Leone…”, dijo Inglis.

Los cuatro seguían haciendo alboroto sin haberse cambiado para el día cuando un ruido repentino los interrumpió.

¡Golpe!

La puerta se abrió violentamente y Lahti entró sin llamar. “Escucha, tenemos problemas, ¡aaagh!”

“¡Eeeeeek!” Naturalmente, Rafinha, Leone y Liselotte gritaron. Era una reacción natural para las niñas de su edad.

“Lo Lo sient…¡uf!” Lahti comenzó, solo para que Inglis lo agarrara por el cuello y lo inmovilizara contra el suelo.

“Lahti, no importa cuán amigables seamos, no puedes mirar a Rani en ropa interior. Después de que Duke Bilford me pidió que la cuidara, no puedo pasar por alto algo tan grosero”.

¡Ni siquiera puedo verla! ¡Todo lo que veo es a ti! ¡De cerca! ¡Me están pinchando! ¡Me iré enseguida, lo juro! ¡Solo déjame ir!” Lahti gritó ante lo que debió haber considerado un giro inesperado de los acontecimientos.

Aturdido, salió de la habitación. Inglis y los demás comenzaron a cambiar, pero Lahti se estaba impacientando. Los llamó desde afuera. “Oye, ¿has visto a Pullum e Ian?”

“No, no desde ayer”, dijo Rafinha.

“¿Paso algo?” preguntó Inglis.

“¡E-Se han ido! ¡Ambos!” Lahti respondió.