SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 22: ¡Adelante, Guerreros! (Parte 1)

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El reloj en el cielo señalaba 0.

“¡Cero!”.

Los cazadores estaban exultantes. Había gente que hasta lanzaba sus sombreros al aire. Cientos de gorros alzaron el vuelo. Parecían flores brotando en primavera.

Y, antes incluso de que los sombreros y gorros tocaran el suelo…

[Información general]

Una voz sonó desde el cielo.

Una voz que anunciaba algo para todos los cazadores de la Torre.

[A partir de hoy, el tutorial ha terminado]

Anunciaba que el prólogo tocaba a su fin.

[Repito: Información general]
[A partir de hoy, el tutorial ha terminado.]

¡Empezaba lo bueno!

“¡Yuju!”.

La gente gritó excitadamente. Pasión. Ardor. Entusiasmo. ¿Cuánto hacía que los cazadores estaban tan animados? Incluso aquel viejo que había puesto una tienda o un hombre de mediana edad que se rindió a mediados del piso 2 estaban gritando de felicidad en la plaza.

En ese momento, todo el mundo era un cazador.

“¡Piso 11! ¡Piso 11! ¡Piso 11!”.

“¡Abrid el piso 11!”.

“Oye, hay noticias nuevas, pero… esto…”

Como si fuera una respuesta a su encendido estado de ánimo, el reloj que había en el cielo desapareció en una explosión de luz. Era tan brillante como el sol. Los cazadores cerraron los ojos y miraron al cielo a través de sus dedos. Yo no fui una excepción.

[Guerreros. Aquellos que suben la Torre]
[Felicidades por superar los arrepentimientos de la residencia de fuego infernal]

Había un enorme ser humano en el cielo. No, sería más apropiado describirla como un ángel o una diosa. Emitía una cálida luz sagrada y sus blancas plumas abanicaban el aire.

Era una estampa que debería estar grabada en un templo.

“Guau…”

“Qué bonita…”

Todos los que estaban en la plaza dejaron escapar una exclamación de admiración. La mayoría de los cazadores simplemente la miraban boquiabiertos. Así de hermosa era la imagen de la diosa.

-Zombie. Despierta. No es una diosa de verdad.

Sin embargo, Bae Hu-Ryeong seguía teniendo la cabeza fría. El Emperador de la Espada. Aquel que había conseguido superar 99 pisos había sido seducido en el pasado por la imagen que ahora volvía a estar frente a él.

-Solo es un sistema que te explica las misiones.

“…¿Es como un NPC?”.

-Exacto. Aun si hubiera diosas ahí fuera, eso es solo una grabación en vídeo. Es algo que se reproduce automáticamente cuando se supera el piso 10. Tsk, tsk. Qué patético.

Me entró curiosidad.

“¿Y cómo lo sabes?”.

-¿Eh? Porque…

Y, cuando Bae Hu-Ryeong estaba a punto de contestar…

[¡Guerreros! Hay un mundo que necesita de vuestra ayuda. En ese mundo, hay un aterrador Rey Demonio. A partir de ahora, seréis invocados como guerreros a ese lugar, y recibiréis misiones para proteger a la humanidad. Si queréis aceptar esta misión, decid ‘Transmitir’…]

Mientras ella terminaba la frase, alguien saltó al aire.

“¡Ja!”.

El cazador pisó con ligereza el techo del edificio. El tercer piso. El quinto. El séptimo. En un instante, el cazador llegó al campanario de la plaza y voló por el cielo.

El Santo de la Espada, Marcus Calenberry.

“¡Jaaa!”.

La técnica de esgrima del rango 1 partió el cielo en dos. La trayectoria de su ataque atravesó a la diosa. La imagen quedó dividida por la mitad.

Fue un ataque veloz y hermoso.

Todos los que habían visto aquel ataque, ejecutado en un parpadeo, quedaron boquiabiertos.

“¿Uh? ¿Eh?”.

Pero eso solo duró un instante.

La diosa, partida en dos, regresó rápidamente. Como demostrando que aquello había sido tan fútil como cortar el océano, la imagen habló con la misma bella voz que antes.

[… Si queréis aceptar esta misión, decid ‘Transmitir’, guerreros. En ese momento, daréis vuestros primeros pasos en el piso 11]

La diosa seguía resplandeciendo.

Emitía luz, pero ya no era sagrada.

Ya que un dios que ha sido segado nunca puede volver a ser un dios.

“Hmm…”

El Santo de la Espada aterrizó en otro tejado. Llevaba el mismo traje negro que había vestido cuando lo vi en el bar. Miró al cielo como si no hubiera hecho nada y después, lentamente, bajó su mirada hasta la plaza.

“…”

La plaza estaba en silencio.

-Mmm… -dijo Bae Hu-Ryeong- Yo también hice eso en el pasado. ¿Ves? Un NPC, ¿verdad?

Yo estaba atónito.

“… ¿Necesitabas comprobarlo para estar satisfecho?”.

-Sí. No entiendo a la gente que no lo hace. Si algo grande aparece, ¿no te dan ganas de cortarlo con tu espada? ¿No es así todo el mundo?

“Sigh…”

Era un psicópata.

Fortalecí mi visión con Aura y miré al Santo de la Espada con cuidado de no encontrarme con sus ojos.

“Transmitir”, murmuró silenciosamente el Santo de la Espada. La misma luz que había emitido la diosa envolvió el cuerpo del viejo espadachín. Un instante después, había desaparecido sin dejar rastro. En el tejado solo quedaban viejas cacas blancas de pájaro.

“¡Jajajajajajaja!”.

Una carcajada explotó en la silenciosa torre. Los cazadores se giraron para ver de dónde procedía.

Venía del maestro del gremio del Templo de los Diez Mil, el Inquisidor Herético.

“¡Volví a perder! Ah, ¡hoy es un bonito día!”.

El Inquisidor Herético se quitó el sombrero y se inclinó educadamente ante la gente frente a él.

“Muy bien, os veré a todos en el piso 11. ¡Transmitir!”.

Una luz blanca cubrió el cuerpo del Inquisidor Herético y, después de un momento, ya no estaba.

Mirando desconcertados cómo desaparecía, los cazadores se dieron cuenta tardíamente de que el Santo de la Espada y el Inquisidor Herético ya iban un paso por delante de ellos en el piso 11.

“Uh…”

Y ese fue el pistoletazo de salida.

“¡T-Transmitir!”

“¡Transmitir!”

“¡Transmitir!”

Un incontable número de cazadores gritaron ‘Transmitir’ frenéticamente. La plaza estaba llena de luz. Cada vez que alguien gritaba, una luz blanca surgía desde donde estaban. Esas luces pasaron de unas decenas a cientos y luego a miles, hasta que el brillo iluminó el cielo.

[Guerreros. Aquellos que suben la Torre.]

En mitad de todo aquello, el mensaje de bienvenida de la diosa todavía no había terminado.

[Del piso 11 al 20 os encontraréis una prueba. Una prueba de fe.]

La diosa se llevó las manos al pecho, como si rezara.

[… Encontraréis vuestra respuesta. Alguien iluminará el camino. Así seréis capaces de conoceros a vosotros mismos…]

Pero no había demasiados escuchándola. Todo el mundo se apresuraba para no quedarse atrás.

Los pocos que aún quedaban estaban grabándola con los móviles.

“Qué vergüenza”, murmuró alguien que se colocó a mi lado.

Era la vicelíder de la Milicia Civil. La Paladín.

“¿Vergüenza?”.

“Piénsalo. Quienquiera que levantara la Torre puso esfuerzo en hacer esto. También es un mensaje para nosotros. Pero a nadie le importa”, dijo la Paladín con expresión triste. “La gente debería haber visto esto con emoción. El hecho de que la Torre exista y de que nosotros podamos usar habilidades es un increíble milagro… pero nos hemos acostumbrado a todo en el piso 10”.

“Eres alguien sorprendentemente sensible”.

“Mmm… Tenía una carrera en Música en el mundo exterior”, dijo levantando la comisura de los labios. “¿Parezco más encantadora ahora que sabes que soy una mujer que se dedicó a la música?”.

“Ah… creo que sería difícil ganar dinero así”.

“Uf. Me hieres con tus fríos datos”.

Ambos nos reímos.

Bae Hu-Ryeong apareció entre nosotros.

-Zombie, ten cuidado. Esta humana es sospechosa.

‘Ugh… ¿qué pasa ahora?’.

-Es imposible que nadie se acerque a alguien como tú. ¿Tienes una personalidad agradable o una cara bonita? No, todo horrible. ¡Ah, ya veo! Viene a estafarte. 100%.

Este tipo… no, olvídalo. Mejor no hacerle caso.

“¡Disculpe!”

Y, en ese instante, un gentío se nos acercó.

No eran periodistas, sino que parecían ser gente que hacía sus propias retransmisiones online.

“E-Ese cazador es don Kim Gong-Ja… ¿verdad?”.