Infinite Dendrogram (NL)

Volumen 15: Game Over

Capítulo 22: Lo Que se Buscaba

Parte 1

Castillo Real, Segunda Planta, Vestíbulo

“¡Su Alteza! ¡Su Alteza Theresia! ¿Dónde está?” Liliana, la vicecomandante de la Royal Guard, cabalgaba con su SMPS por los pasillos del castillo, buscando a la princesa que había desaparecido poco después de comenzar el asalto.

Hasta ahora, no había encontrado ni rastro de Theresia ni del hámster que siempre montaba.

Se oían explosiones por todo el castillo y Liliana empezaba a temer que Theresia se perdiera para siempre.

Otra vez así… pensó, sobrecogida por su propia impotencia.

¡Vuelvo a ser una completa inútil…!

No era la primera vez que se sentía así. Liliana era muy amiga de Altimia e Integra.

Altimia fue la primera princesa de Altar, la elegida por The Primeval Blade para ostentar el título de Sacred Princess. A pesar de ser más joven que ella, la muchacha también superaba a Liliana en destreza con la espada.

Integra era la discípula favorita del Arch Sage, y poseía talentos mágicos que se decía que eran incluso mayores que los suyos, así como un intelecto que le permitía desenmarañar al instante dilemas difíciles que dejaban perpleja a Liliana.

Tenían un talento inmenso… a diferencia de ella.

Liliana era la hija del Celestial Knight y tenía algunos talentos propios, pero no era tan especial como sus dos amigas.

Había perdido la cuenta del número de veces que había deseado ser tan poderosa como ellos, y ni siquiera convertirse en Paladín había cambiado eso.

Se había unido a la Royal Guard y había demostrado que era más que digna de ese honor, pero aún tenía que alcanzar los logros de su padre y de los caballeros más experimentados. Aun así, siguió esforzándose, con la esperanza de alcanzar algún día el poder suficiente para sentirse satisfecha.

Sin embargo, la guerra le había demostrado lo lejos que aún estaba de su objetivo. Su padre y los otros paladines a los que admiraba, así como muchos de los nuevos reclutas más jóvenes, habían muerto mientras luchaban contra el ejército diabólico.

Y después de eso, Liliana se había convertido en la vicecomandante de la Royal Guard.

El puesto de comandante estaba reservado para el Celestial Knight, y ella fue elegida vicecomandante porque todos los Paladines más fuertes que ella se habían ido.

Sabía en el fondo de su corazón que no era digna de ello, pero no tuvo más remedio que aceptar el puesto y liderar la Royal Guard.

Su padre y muchos de sus camaradas habían muerto, dejándola con una pesada carga que soportar. Era casi demasiado para ella, pero se negó a ceder ante la tensión.

Aún tenía que cuidar a su hermana pequeña, ahora huérfana de padre.

Aún le quedaban sus camaradas que habían sobrevivido y ahora estaban sumidos en un inmenso dolor.

Todavía tenía a Altimia, una amiga que conocía el dolor de perder a un padre tan bien como ella.

Y por último, tenía al pueblo de Altar, aterrorizado ante la perspectiva de que el reino pudiera caer.

Como caballero, no podía permitirse quebrarse.

Para proteger lo que tenía que proteger, asumió el papel de vicecomandante y se esforzó al máximo por cumplir con su deber.

Pero aunque su corazón estaba preparado, la realidad le recordaba una y otra vez que el poder que poseía simplemente no era suficiente.

Liliana se había visto envuelta en muchos sucesos peligrosos desde que se convirtió en la líder de la Royal Guard, sobre todo el incidente en el que su hermana estuvo a punto de morir a manos de innumerables gusanos y el ya famoso atentado terrorista en Gideon.

Incluso las posibles tragedias que ocurrían ante sus ojos eran demasiado para ella sola.

Por mucho que quisiera proteger lo que le era querido, no era lo bastante poderosa para hacerlo. Este asalto no era diferente.

No tenía medios para derrotar a los atacantes, ni podía localizar fácilmente a la princesa que debía proteger.

Liliana deseaba poder hacer al menos eso.

“Si Integra estuviera aquí…” Su amiga de la infancia era quizás la persona más inteligente del reino. Era totalmente posible que ella pudiera proporcionar a Liliana algún camino de mejora.

“… ¡No! ¡Necesito centrarme en lo que puedo hacer ahora mismo…!” Dijo Liliana, sacudiendo la cabeza. No era el momento de desear algo que nunca podría suceder. Hacerlo no sería más que escapismo.

Liliana hizo todo lo que pudo para deshacerse de esos pensamientos negativos y entregarse por completo a la búsqueda.

Mientras se alejaba al galope, uno de los cuadros del pasillo la observaba.