Kami-sama no Inai Nichiyoubi (NL)

Volumen 3

Capítulo 1: ¿Escuela o No?

Parte 1

El lunes, Dios creó el mundo.

El martes, Dios distinguió el orden y el caos.

El miércoles, Dios perfeccionó los valores numéricos.

El jueves, Dios permitió que el Tiempo fluyera.

El viernes, Dios miró todos los rincones del mundo. El sábado, Dios descansó.

Y así, el domingo, Dios abandonó el mundo

Hace 15 años, Dios apareció repentinamente ante la humanidad y les dijo.

“Ese mundo está lleno de gente. Este mundo llegará a su fin. Ahh, he fallado.”

Dejando solo estas palabras atrás, Dios se desvaneció, y en ese entonces, mientras los humanos prodigaban himnos en este mundo de primavera, se quedaron temblando. Su especie existió durante menos de cien millones de años antes de que finalmente se encontraran con Dios.

Sin embargo, esas primeras palabras, fueron palabras de despedida.

A partir de ese día, el Hombre ya no pudo morir.

Sus corazones dejaron de latir, su carne se pudrió. Los Muertos podrían seguir actuando.

A partir de ese día, el Hombre ya no pudo nacer.

Las llamas de las fábricas se habían extinguido y ya no se construían nuevos humanos.

Después de que Dios ya no habitara este mundo, los humanos gritaron en agonía. Millones chillaron hasta el punto de vomitar sangre. Los vivos se redujeron rápidamente en número, y luego el mundo entero se llenó de muertos.

Y así, aparecieron las sepultureras.

Estas sepultureras eran los milagros finales que Dios había concedido por el bien del Hombre.

Las sepultureras nunca envejecerían, y nunca conocerían la fatiga. Dios les dio el cuerpo más ideal en el que los humanos pudieran pensar, les hizo construir tumbas y enterrar a los Muertos errantes, siendo su trabajo asegurar la paz de los Vivos. En este punto, el hombre finalmente pudo descansar.

Los niños ya no podían nacer, los Muertos deambulaban y las Sepultureras deambulaban por todas partes.

Tal fue la representación de los últimos tiempos.

En esta era sin Dios, la gente siguió viviendo y muriendo.

Perdieron sus vidas, sus herederos, su fe, sus almas, pero no querían que las cosas terminaran…

Respondieron a la salvación de las Sepultureras con balas y se tambalearon hacia el repentino regalo de la eternidad del cielo.

Era como el sufrimiento de la gente del infierno. También fue como el viaje de un pionero hacia el oeste.

Ai era una Sepulturera de doce años. Ella también empezó a caminar.

Ella también tembló y sufrió por salvar el nuevo mundo.