SSS Class Suicide Hunter

Volumen 1

Capítulo 17: Penalización Traumática (Parte 2)

| Comenzando la penalización.
| El trauma del monstruo Doncella de Fuego Infernal se está creando.

Una residencia de un elegante estilo occidental.

Yo estaba allí.

No, la palabra ‘allí’ probablemente no se ajustaba a la realidad. No estaba allí. Yo era simplemente una consciencia flotando alrededor, como un fantasma, mirando las cosas desde una perspectiva de tercera persona.

‘¿Qué es esto?’. Me había cogido por sorpresa. ‘¿Qué está pa…?’

-S-Sálveme…

Entonces escuché una voz.

Una joven chica estaba sentada en la esquina del recibidor del segundo piso. En un primer momento, pensé que me estaba hablando a mí, pero ella le suplicaba a alguien más.

-Por favor, sálveme… tengo hambre… algo para comer… algo para comer, por favor…

-Mm… -había una persona con ropajes de aristócrata- Los huérfanos como tú sois la plaga que asola este reino.

-Algo para comer…

-Si os dejamos tranquilos, os coméis a la sociedad. Ni siquiera trabajáis. Vagabundeáis de un pueblo al siguiente, extendiendo vuestra enfermedad. Yo soy un carcelero que aísla a los que son como tú del resto del reino.

En un instante, mucha información fluyó a mi cerebro.

Era una época con muchos vagabundos, porque no había suficiente comida. El noble había reunido huérfanos en su residencia. Como tapadera, fundó un orfanato. Tenía fama de ser un amable hombre adinerado, un gran hombre de negocios, y un hombre con conciencia y conocimiento.

-Otros os tratan como si estuvierais podridos. Yo soy diferente -sin embargo, en aquella gran mansión…-. Yo os voy a educar -el noble era simplemente un tirano-. Los que buscan comida simplemente porque tienen hambre son como bestias. Por supuesto, naciste en el campo como las bestias, pero no deberías vivir como si fueras una.

-Tengo hambre… hambre…

-Sopórtalo. Aunque tengas hambre, aguanta. Sopórtalo y conviértete en un ser humano.

El noble sonrió. Era una sonrisa generosa. Era alguien capaz de sonreír a una niña tan famélica que se le podían ver las costillas.

-¡Arrepiéntete!

El loco bastardo llamó a otros locos bastardos.

-¡Aaaaack!

-¡Oh, hijos de brujas! ¡La plaga de nuestro reino! No os preocupéis. Dios nunca os dará la espalda. ¡Y, al igual que él, yo tampoco os daré la espalda, ovejas!

-Duele… duele…

Un clérigo de algún dios alzó su martillo.

-¡Reza!

Una época en la que la locura se disfrazaba de amabilidad.

Los gritos nunca dejaban de sonar en la mansión.

-Tengo hambre…

Hambruna.

-No quiero… por favor, perdóname… por qué… perdóname…

Tortura.

-Ah. Gracias, amable señor. Amable señor, una recompensa por aguantar el dolor. Promesa. Gracias. Gracias, amable señor…

Lavado de cerebro.

Los huérfanos llegaban como cadáveres y salían de allí como cadáveres. Solo era la muerte de alguien que iba a morir de todos modos, pero los niños no podían imaginarse el dolor entre ambos momentos.

Decenas, centenares, miles en la mansión.

Y decenas, centenares, miles de muertes.

‘…’

Observé atónito la vista frente a mí.

‘Pero qué…’

-Wow. Uff. ¿Qué es esto?

Pude volver en mí gracias a alguien.

‘¿Estabas mirando también? Creí que no estarías aquí’.

-Estaba mirando desde el principio. Yo tampoco sabía que estabas aquí. No podía verte.

‘Mmm… parece que las consciencias de los dos estaban flotando por aquí’.

-Eso no es problema mío -dijo Bae Hu-Ryeong-. ¿Qué clase de psicópatas son esos? Ja. ¿Los están educando para ser humanos? ¿Cómo podría esa gente inhumana enseñar a nadie a ser humano?

‘…Este es probablemente el origen del jefe del décimo piso’.

Antes de que mi consciencia volara hasta aquí, una voz había dicho: [La muerte del enemigo que te ha matado está siendo recreada].

Si era el enemigo que me había matado… se trataba de la [Auténtica Muñeca] escondida en algún lado de la residencia de fuego infernal. Eso significaba que era el trauma que atormentaba a la muñeca.

‘No tenía ni idea’, susurré. `El monstruo era humano cuando estaba vivo…’

-No todos los monstruos son así. Solo los jefes. Por lo general, los jefes se crean a partir de humanos de otros mundos -lo escuché chasquear la lengua-. Plantas carnívoras, héroes de otros mundos, cosas así. Conforme cruzas el piso 11, se vuelve más intenso.

‘¿Qué? ¿Por qué no me lo dijiste?’

-No preguntaste.

‘…’

Era tan desvergonzado que me dejaba sin habla.

-Pero nunca había visto nada así. Tsk.

‘¿Qué?

-El origen del que hablabas. Las escenas que estamos viendo ahora. Sabía que los jefes eran de otros mundos, pero ¿cómo iba a saber lo que les pasó allí? No es que sea psíquico… -Bae Hu-Ryeong murmuró para sí mismo- Me siento como una mierda.

Estuve de acuerdo.

‘… Seh’.

Cosas peores que esa sucedían probablemente en muchas partes del mundo en ese mismo momento, pero imaginármelo y verlo por mí mismo eran cosas diferentes.

No sabía si era algo bueno o mano.

-¡F-Fuego!

Pero el [Trauma] terminó pronto.

Algún sirviente volcó accidentalmente una vela. El criado siguió caminando sin darse cuenta. Era de noche. Mientras la gente dormía, el fuego lenta y calladamente se fue propagando. Para cuando alguien descubrió las llamas, ya era demasiado tarde.

-Cof, argh. ¡Cof!

-Tenemos que salir de…

Las llamas crepitar.

Las cuerdas del sótano ardieron. Las cadenas ardieron. Las esposas que llevaban los huérfanos ardieron también. Y niños a los que les habían lavado el cerebro, niños torturados y niños hambrientos ardieron también. Era como si el fuego lo quemara todo: el lavado de cerebro, la tortura y el hambre.

-Ah…

Los niños abrieron sus bocas. Las ardientes cadenas apretaban sus articulaciones. No podían moverse, eran como muñecas. Solo podían gritar.

Sin embargo, yo podía oírlo.

-No quiero morir.

Odio.

-Tengo hambre.

-Quiero vivir…

-Amable señor.

El rencor y el resentimiento se abrieron paso en mi consciencia.

-No he hecho nada malo. No tengo familia, pero no pasa nada. Solo quería jugar un poco más. Pero…

-No es culpa nuestra. Nos habéis ofendido. Yo no lo hice.

-Tengo hambre.

La mansión ardió.

El candelabro del recibidor del primer piso ardió. La cama del dueño de la residencia ardió. Las hermosas cortinas. Y las escaleras de piedra que llevaban al sótano.

-No quiero morir.

*Crack*

*Crack-*

Chispas volaban por todas partes.

Todo lo que podía ver era una mansión ardiendo desde lejos.

| Recreación del trauma finalizada.
| La penalización está terminando.

Y volví a un día antes.

***

Cuando abrí los ojos, ni Bae Hu-Ryeong ni yo dijimos nada. Ambos nos sentamos en silencio en la cama.

Más que estar aturdidos… era porque no sabíamos cómo reaccionar.

-Mmm… -después de un rato, Bae Hu-Ryeong se rascó la nuca- Eso ha sido realmente triste y lamentable. Lo he visto también. Pero… nosotros no podíamos hacer nada.

“Wow. ¿Eso es lo primero que dices? De verdad que…”

-Sí, lo sé. Mi personalidad es horrible.

Él frunció el ceño. ¿Alguna vez habéis visto a un gorila enfadarse? Era absolutamente parecido a eso.

-¡Pero la verdad siempre es una mierda! El jefe del piso 10 es simplemente un monstruo, y los niños ya murieron en otro mundo. Es algo que pasó hace mucho, mucho tiempo, Zombie. ¿Qué puedes hacer?

“…”

-Y si fuera algo que pasó en esta Torre, podrías morir 4.000 o 5.000 veces para volver al pasado. Pero pasó en otro mundo y en otra época. ¡Aunque estuvieras vivo, no podrías remediarlo! Y, aunque yo fuera el Dios de la Espada y no el Emperador de la Espada, yo tampoco podría.

Tenía razón.

-Encuentra al auténtico rey y cázalo. Mátalo -dijo Bae Hu-Ryeong-. Y sube al piso 11. Esa es la única forma de superar el piso 20, el 30, el 40 y el 50. Si has decidido convertirte en un cazador de élite, ¡encárgate de esas cosas por ti mismo!

Tenía razón de nuevo.

Pero…

“El Emperador de las Llamas también pensaba así”.

-¿Hm?

“El Emperador de las Llamas. El Emperador de la Mierda. Yoo Soo-Ha. El primer humano al que cacé”.

Me levanté de la cama.

Recogí el saco de dormir y lo metí en mi mochila, que luego me puse a la espalda. Metí la espada en la vaina que colgaba de mi cadera. En otras palabras, estaba listo para seguir subiendo la Torre. Aunque no fuera lo mejor, seguía preparándome como cazador.

“¿Lo sabías? Yoo Soo-Ha habría encontrado sin ninguna duda a la muñeca real y habría hecho explotar su cabeza. Viese el trauma o no. Sin dudar ni un instante”.

-¿Y qué?

“No quiero ser como ese puto Emperador de las Llamas”.

Subí a la Torre.

Al igual que la vez anterior, engañé al vigilante y caminé hasta la mansión una vez más.

La misma noble mansión que había visto en el trauma.

-¡Hey! No eres un bebé. ¿No vas a derrotar al jefe solo porque no quieres ser como ese tipo? ¿Qué vas a hacer? ¡Tienes que deshacerte del jefe para superar la fase, zombie idiota!

“¿Quién decide eso?”

-¿Qué?

Puse las manos en la puerta y murmuré para mí mismo: “Mierda. He sido un estúpido”.

-¿De qué estás hablando?

“¡He sido un estúpido! Y tú has sido igual de estúpido. Mierda. ¿Es que no podemos recordarlo?”.

-¿Se ha vuelto loco este crío? Que eres estúpido es un hecho conocido a nivel mundial, pero ¿por qué soy estúpido yo también? Yo crecí escuchando que era un genio.

“La carta de habilidad”, murmuré molesto. “La carta de habilidad de clase S que no elegimos. ¿Te acuerdas de ella? La Trampa de Fuego Infernal. Te volviste loco diciendo que debía elegirla”.

-¿Hm? Por supuesto que me acuerdo. Ah, este Zombie. Está bien, escucha atentamente.

Bae Hu-Ryeong se agitó con el ceño fruncido. Imagino que el hecho de que le llamaban genio cuando era joven no era mentira. Repitió todo lo que había en la carta sin un solo error.

[Trampa de fuego infernal]
Rango: S-
Efectos: Arrepentimientos. Resentimiento. Quejas. Lo que no pudiste hacer, las palabras que no pudiste decir, los deseos que no pudiste alcanzar. Quémalos a todos. ‘Quema’. ¿Quema? Convierte el mundo en una bola de fuego. ‘Creo que moriré’. Muere. Si así lo quieres, el Aura de fuego infernal descenderá en cualquier lugar a 2 kilómetros de ti.
Nadie puede abandonar el infierno sin tu permiso.
Nadie.
※ Sin embargo, tienes que estar dentro del radio.

Escuché en silencio el texto de la habilidad y luego le pregunté: “Emperador de la Espada, ¿no crees que hay algo raro ahí?”.

-Fsss, esto es tan frustrante. ¿Qué es raro?

“La última parte”.

Nadie puede abandonar el infierno sin tu permiso.
Nadie.

Repetí el texto.

“Dice que nadie puede escapar de la Trampa de Fuego Infernal sin el permiso del jefe. Nadie. Entonces… ¿cómo es posible que los cazadores que intentaron superar el piso 10 consiguieran escapar?”.

-¿Uh? -Bae Hu-Ryeong parpadeó- … ¿Eh? Joder, es verdad. ¿Por qué?

Había un gremio llamado Dragón Negro.

La persona que lo controlaba era la cazadora de rango 2. La Bruja Negra desafió el piso 10 incontables veces, y falló en todas y cada una de ellas. La rango 2 falló, pero todos los cazadores volvían vivos.

Todos volvían con vida.

“No tiene sentido”.

Puse algo de fuerza en mis brazos.

Se abrió lentamente.

“Dice que escapar es imposible si el jefe no lo permite. Esa es la habilidad… y ellos escaparon sin ningún problema, incluso tras no poder matar al jefe. Todos. Así que no tiene sentido”.

-Entonces… ¿qué pasó?

“Mierda. Solo hay una respuesta”.

*Creaaak*

La puerta se abrió como si me diera la bienvenida con los brazos abiertos.

“¡El jefe se lo permitió! ¡Les dejó escapar!”

El jefe del piso 10.

La fase que la humanidad no había sido capaz de subyugar.

La prisión de la mansión de fuego infernal apareció frente a mí.

[Has entrado a la fase del jefe]
[El aspirante es el cazador Kim Gong-Ja. 1 persona]
[Que la suerte te acompañe]

“¿No puedes entenderlo viendo cómo ella los dejó escapar? El jefe jamás consideró a los cazadores enemigos”.

-…

[La fase del jefe está comenzando]

“Solo querían jugar con la gente que vino”.

Velas.

Por toda la mansión, las velas se inclinaron. El fuego se extendió desde donde las velas caían.

-Jijijijiji.

Las muñecas vinieron desde las llamas. No podían moverse, como si estuvieran atadas por algo. Solo giraron sus cabezas para mirarme.

-¿Vas a jugar conmigo?

Las muñecas abrieron sus bocas.

-¿Vas a jugar con nosotros?

-¿A la gallinita ciega? ¿Al pilla-pilla? ¿Al escondite?

–El hielo se ha derretido. Han arrancado las flores. ¡Juguemos al escondite!

–¡Vamos! ¡Juega con nosotros! ¡Juega al escondite con nosotros!

–¡Jajajajaja!

Las llamas se alzaron.

El candelabro del recibidor del primer piso ardió. La cama del dueño de la residencia ardió. Las lujosas cortinas. Y las escaleras de piedra que llevaban al sótano.

En mitad de todo aquello, los niños, que ahora eran muñecas, no ardieron.

“…”

Apreté los dientes.

“Está bien. Jugaré con vosotros”.

[Tu habilidad se está activando]

La habilidad que recibí tras mi última muerte. Usé la habilidad de inmunidad al fuego en mí mismo. En el momento en el que la activé, el calor dejó de lamer mi cuerpo. Podía respirar con facilidad. Mi visión era un poco más clara también, a pesar del humo.

Podía ver las caras de las muñecas.

-¿Eh?

-Él no está ardiendo.

Las caras de las muñecas eran todas diferentes. No tenían ninguna expresión, pero yo lo sabía.

-¿No quema?

-Raro señor.

-¿Puedes jugar?

-¿Vas a jugar con nosotros?

Asentí de nuevo.

“Sip. Al escondite. Tened cuidado, nunca perdía jugando al escondite cuando era joven”.

-Jijijiji. ¡Es un señor raro!

-¡Escondeos! ¡Que todo el mundo se esconda!

Todas las muñecas rieron. Les dije que se escondieran, pero ninguna se movió. Decenas. Cientos. Miles de niños rieron.

“Estéis listos o no, allá voy. Estéis listos o no…”

El juego del escondite comenzó.

“… te tengo”.

Deambulé por la mansión. Cogía a las muñecas cuando pasaba por su lado. Cuando les daba una palmadita en la cabeza, estas se rompían con un crujido. Entonces abrían sus bocas para hablar.

-¡Meeec! ¡No soy yo!

Las muñecas desaparecían entre risas.

-¡No soy yo!

-¡No soy yo!

Cada vez que me giraba, había más muñecas. Había tantas… Y las cogí a todas y cada una de ellas.

-…

Una.

-Oye, esto es…

Otra.

-Es… una ceremonia conmemorativa -murmuró Bae Hy-Ryeong.

Ceremonia conmemorativa.

Consolar el alma de un fallecido.

Caminé silenciosamente por la mansión. Vi las cadenas que alguna vez ataron a los huérfanos, y vi sus esposas. Y allí donde había cadenas y esposas, siempre había muñecas.

El fuego quemaba.

-¡No soy yo! ¡No soy yo! ¡No soy yo!

-¡No! No, yo. Yo… yo… no… yo…

-No… yo…

El tiempo pasó volando.

Al final, llegué al sótano. Acababa de bajar la larga escalera de piedra. También había muñecas en los escalones. Estaban tiradas por ahí, como si se hubieran detenido mientras intentaban escapar del sótano.

“…”

Recogí a todos los niños que habían caído por las escaleras y me planté frente a la última muñeca.

-¿Vas a jugar con nosotros?

La muñeca estaba apoyada contra la pared.

Alrededor de la muñeca había martillos, hoces y clavos.

-…

Caminé despacio hasta ella.

Y acaricié la cabeza de la muñeca.

“Te atrapé”.

La cabeza de la muñeca que había creado ese fuego infernal era pequeña. Lo bastante como para que me cupiera en una mano.

“Tú la llevas ahora, niña”.

Se hizo el silencio.

La muñeca levantó la cabeza. Al igual que las demás muñecas, no tenía expresión facial. La muñeca habló con el rostro que había perdido sus expresiones.

-Amable señor.

Su voz no era lo único que estaba escapándose. Labios. Piel. Ojos. Su cuerpo se deslizó hacia abajo como si fuera papel. El fuego se tragó instantáneamente a la muñeca, que siguió hablando como si fuera una grabación rota.

-Gracias.

Y se derritió.

-Gracias.

La muñeca ardió. Las cadenas se fundieron. Esposas, martillos, hoces, clavos, uñas, todo ardió. Hasta las huellas del hambre. El fuego que había vivido toda una vida desapareció por completo.

La muerte desapareció sin dejar rastro.

Me quedé solo en mitad de una mansión abandonada.

“…”

Durante años.

[Felicidades]

Durante años, la humanidad había sido incapaz de superar ese lugar.

[Fase normal superada]
[Fase oculta superada]
[Has superado la fase extra]

Ese día, el décimo piso fue despejado.