Kami-sama no Inai Nichiyoubi (NL)

Volumen 2

Capítulo 1:『La Ciudad Y El Chico』

Parte 8

Alrededor del mediodía Kiriko se hizo cargo de la conducción. Conmocionada, Ai le había preguntado: “¿Puedes conducir?” Y respondió: “Mientras pueda alcanzar los pedales, cualquiera puede hacerlo”

Kiriko no tenía ningún significado en particular con esta observación, pero Ai estaba indignada y desde entonces se había quedado en el asiento del medio intentando dormirse.

El coche había parado una vez para el almuerzo y tres veces para enfriar el motor por el recalentamiento, y ahora, ya era mediodía.

La primera en notar que algo andaba mal era Scar. “Siento a los muertos”

“…… ¿Qué…? Ese es un pastel muy sabroso que tienes allí. ”

“Ai, por favor, despierta”

Scar miró desde el asiento de atrás y dijo esto en voz baja.

“… ¿Eh? No, ¿Qué quieres decir? No estaba dormida… En absoluto… Ah, ayer tampoco dormí … Ooh  ”

“Puedo sentir muertos; Están a dónde vamos” “¿Huh?”

Con el fin de enterrar a los muertos, los Sepultureros estaban dotados de varios poderes, uno de ellos era la capacidad de sentir la presencia de los muertos. Tenían muchas maneras de saber quiénes y dónde estaban los que tenían que enterrar. Pero los criterios para “Las personas que tenían que enterrar” eran desesperadamente complicados, de modo que mientras que la mayoría de los sepultureros se acercaban a los muertos más cercanos, las excepciones abundaban y algunos eran incluso un poco defectuoso. Por ejemplo, Ai no tenía tal poder. Y, de hecho, se dijo que incluso entre los Sepultureros puros, había quienes podían ir en círculos y nunca podían encontrarlos. Pero fue precisamente por esta tendencia, que los Sepultureros son atraídos por los muertos, ya que a veces se les llama “Señores De Los Muertos”.

De vuelta al viaje.

Ai miró hacia delante.

Lógicamente hablando, Ortus estaba en esa dirección.

“… Aquí vamos de nuevo… Entonces, Scar-san,

¿Cuántos de ellos hay? ¿Uno? ¿Dos? ¿Diez? ¿Un centenar?”

“Por lo menos… un millón, creo”

“Ya veo, un millón… ¿¡Espera, un millón!?”

Ai volvió a mirar al frente mientras exclamaba. El horizonte despejado de repente parecía amenazadoramente  ominoso,  haciéndole  sentir como si su continuo avance hacia adelante fuera un acto de máxima idiotez.

“Probablemente hay más que eso… Es que todos están muy juntos, así que no puedo detectar sus números con exactitud”

“¡Eso es suficientemente preciso! ¡Kiriko-san, detente! ¡Detenteeeeeeee!”

“¿Huh? ¿Qué? ¿Qué pasa?”

“¿Qué quieres decir con qué pasa? Hay más de un millón de muertos a donde vamos…”

“Por supuesto”

Kiriko no parecía importarle en absoluto, como si fuera la cosa más natural del mundo.

“Después de todo, donde vivo es la Tierra de los Muertos, la ciudad más grande de las almas difuntas. Ortus”