Shin no nakama janai to Yuusha (NL)

Volumen 8

Capítulo 5: Las Pruebas Del Héroe

Parte 3

Los dragones de sal mostraron sus colmillos y rugieron. “¡Eso es nuestro, ladrón!”

Las llamas se acumulaban en las fauces de las criaturas.

Danan frunció el ceño. “¡Maldita sea! ¡No puedo detenerlos a todos a tiempo! Lo siento, Yarandrala, ¡tienes que defender la ciudad con tu espíritu mientras yo me encargo de ellos!”.

“¡Lo tengo!”

La alta elfa no perdió el tiempo y volvió a preparar una invocación.

“¡Eres mía!” Van saltó hacia delante, con la espada preparada para golpear el cuello de Yarandrala.

“¡¡¡Pedazo de mierda!!!” El puño de Danan chocó con el Héroe, enviándolo volando hacia atrás.

Un segundo gran espíritu arbóreo surgió, bloqueando la llama corrosiva. “Aww. Estuve tan cerca.” Incluso ahora, Van estaba sonriendo.

“¡¿No se supone que el Héroe es incapaz de abandonar a la gente en peligro?!”

“Esta también es la voluntad de Demis. Dios ama tanto a los fieles como a los herejes. Si los dragones de sal destruyen Zoltan, entonces su pueblo perezoso se sentirá motivado para luchar contra el ejército del señor de los demonios. Los monstruos malvados existen para servir al todopoderoso, también, ¡tal como fue escrito en las escrituras! Yo soy el Héroe. ¡No abandonaré a nadie! ¡Incluso salvaré a los herejes!”

“¡Ahórrame la charla loca, bastardo! ¡Te voy a matar a golpes!”

El rostro de Danan se retorció de furia mientras dirigía su puño hacia Van. Decenas de dragones pululaban por el cielo y la gente huía aterrorizada.

Van trajo esos dragones… Qué lío…

Yarandrala se indignó, pero mantuvo la sangre fría para reconocer que la situación exigía su atención.

No soy rival para el aliento corrosivo de los dragones de sal, y Danan no tendrá mucho éxito contra las habilidades de Van… ¡Pero no tenemos más remedio que ganar!

El cuerpo del gran espíritu palideció y se desmoronó, carcomido por la sal.

¡Una sola explosión devastará la ciudad!

Si Yarandrala dejaba pasar un ataque, significaría una destrucción generalizada. Por eso se temía a los dragones de sal como destructores de la civilización.

“Red…”, susurró para sí Yarandrala. “Siento haberte hecho esperar.”

“¡¿Qué?!”

“Velocidad del Rayo”.

Una espada de bronce atravesó las calles de Zoltan. “¡¿Que-?!”

Van bloqueó el afilado ataque de este nuevo enemigo, pero algo consiguió clavarse en su mano que sujetaba el escudo.

“¡Gh!” La expresión impávida de Van se quebró un poco y su ceño se tensó. Le brotaba sangre del brazo izquierdo.

“Supongo que es bueno que nunca le devolviera a Rit este cuchillo”. Red había cortado el brazo de Van con una pequeña hoja que llevaba en la mano libre.

“¡¿Qué estás haciendo?!”, gritó el Héroe. La herida no era profunda, y Van vio poco valor en transferir el daño con Reversión, así que optó por atacar en su lugar.

¡Clunk!

Sin embargo, Van descubrió rápidamente que su escudo se había enganchado en algo.

“¡Ah!”

El cuchillo había cortado la correa del escudo tan rápidamente que Van, un espadachín de primera, no se había dado cuenta.

Van se lanzó frenéticamente a por el objeto, pero llegó demasiado tarde. “¡Bien! ¡En el momento perfecto!”

El Señor Crawly Wawly, que cabalgaba a lomos de Red, saltó de evidente alegría. El hilo de araña enrolló el Escudo del Rey Hada, y Red lo agarró rápidamente.

Van lanzó un tajo salvaje para recuperar su escudo, pero Red desvió cada golpe utilizando el mismo objeto que había robado.

“Tratando de bloquear con mi espada probablemente sólo habría destrozado la hoja. ”

Los golpes del Héroe eran tremendamente poderosos, pero descuidados y poco refinados.

La postura de Van se quebró cuando sus tajos con toda su fuerza fueron rechazados.

“¡¡¡No he terminado!!!”, rugió el Héroe. Tocó el suelo para estabilizarse y cargó contra Red. Para sorpresa de Van, sin embargo, el objeto de su ira había desaparecido.

“¡¿Se ha ido?!”

En el momento en que Van se enderezó, la Velocidad del Rayo de Red lo llevó lejos del alcance de cualquier espada.

“Uf”.

Me detuve en la carretera al norte de Zoltan.

Había estado observando el cielo desde que vimos huir a esos monstruos. Al divisar a los dragones de sal moviéndose desde el oeste, usé Velocidad Relámpago para volver corriendo hacia Zoltan.

Inspeccioné el Escudo del Rey Hada. Van debía de tener algo precioso para que los dragones de sal vinieran hasta Zoltan. Y un examen del escudo confirmó que nunca había pertenecido a ningún rey hada.

En lo alto, los dragones de sal que antes rodeaban a Zoltan me perseguían.

Eso era de esperar, ya que sólo querían su escudo robado. Afortunadamente, esto les impediría dañar a Zoltan.

También vi a Van corriendo por la carretera tras los dragones.

“Es bastante rápido. Supongo que puede usar magia para aumentar la velocidad”. Danan y Yarandrala le perseguían.

“No podría haber alejado a los dragones y a Van de la ciudad sin ti, Señor Crawly Wawly”.

La araña estaba refugiada en una bolsa de mi cadera.

Tras transmitir   el mensaje de Tisse a Yarandrala y Danan, había contactado con todos sus amiguitos animales a través de otro hilo y les había hecho guiarme hasta el combate. El Señor Crawly Wawly se había unido a mí cuando llegué corriendo y, sin planearlo de antemano, me ayudó a arrebatarle el escudo a Van.

Es realmente fiable.

“Ahora me toca a mí sacar lo mejor de todos tus esfuerzos”. Resonó el rugido de un dragón y un dragón de sal aterrizó ante mí. “El escudo en tus manos nos pertenece, humano. Devuélvelo”.

“Por supuesto, para eso he venido”. Le tendí el objeto como ofrenda. “Esto no es una pieza de herrería de hadas, ¿verdad? Se fabricó con conocimientos del continente oscuro. Imagino que siempre han sido sus legítimos propietarios”.

“…En efecto. Esto nos lo legó el señor demonio original”. El dragón recibió el escudo y cerró los ojos un momento. “Somos los guardianes que protegemos este escudo en preparación del regreso del señor demonio. Tal es nuestro pacto”.

El dragón de sal extendió sus alas para reunirse con los demás en el aire. “Tienes nuestra gratitud, humano”.

Los dragones rugieron y se dirigieron hacia el horizonte occidental.

Fue una suerte y un verdadero alivio que se marcharan sin mayores problemas. Me preocupaba que quisieran vengarse de sus hermanos que cayeron en manos de Van.

“Ahora bien, todo lo que queda es el Héroe.” Levanté mi espada mientras Van saltaba en el aire. “Arte Marcial: ¡¡¡Cuchilla Sagrada!!!”

Una espada radiante se abalanzó sobre mí.

Esquivé inclinándome hacia atrás, dejando que el tajo pasara por delante de mí. El ataque de Van dejó una enorme hendidura ennegrecida en la carretera.

Podría haber cortado horizontalmente. Parece que no le importa si destruye la carretera.

No parecía tener muy en cuenta los problemas que causaría a quienes viajaran por aquí.

“Como Héroe, creo que te quedas corto”. “¡Otro hereje!”

Van intentó un tajo ascendente después de su bajada, pero… “Allá”.

…presioné mi espada contra la suya.

Su réplica de la Santa Cazadora de Demonios era mucho más fuerte que mi espada de bronce, y Van era un enemigo capaz. Me habría costado esquivar un corte de una espada tan poderosa.

Sin embargo, incluso una simple espada de bronce podría atrapar un arma sagrada antes de que tuviera impulso.

“¡Tú! ¡Suéltame!”

Van intentó liberarse de la atadura, pero mi espada se movió al compás de la suya, casi aferrándose a ella.

Por muy afilada que fuera una hoja, resultaba impotente si no se podía hacer valer.

“Apuesto a que no puedes usar esa habilidad de Reversión a menos que te ataque directamente, ¿verdad?”

“¡Deja de defenderte y pelea conmigo como es debido!”

“Parece que has elevado tu nivel de bendición, pero careces de auténtica disciplina de combate”.

“¡Maniobras mezquinas urdidas por mortales son como nada ante el poder de la Bendición Divina otorgada por Demis Todopoderoso!”.

“Ah, así que eres uno de esos tipos, ¿eh? Eso explica por qué te dejaste atraer lejos de la ciudad, lejos del resto de tu grupo”.

“¡Si mi espada no funciona, entonces puedo usar magia!”

En el instante en que Van intentó formar un sello, empujé mi espada para hacerle perder el equilibrio.

“¡Ah!”

Van fue incapaz de mantener su hechizo y se disipó. “Intentar magia a corta distancia es una mala táctica”.

“¡¿Qué esperas ganar demorándote?! ¡El Héroe puede luchar toda la noche sin sudar!”

No tenía intención de mantenerlo a raya tanto tiempo. Mantener a Van ocupado durante un minuto ya era más que suficiente.

“Siento haberte hecho esperar, Hermano Mayor.” Una chica apareció detrás de Van: Ruti. “¡¿Quién eres?!”

“Nadie que valga la pena recordar. Por favor, olvídate de nosotros mañana”.

Se oyó un estallido y el aire se estremeció. El puño de Ruti golpeó a Van de lleno en la cara.

“¡¡¡Ghahhhhhhhhhh!!!” El chico salió volando.

Sonó un estruendo tras otro. Su cuerpo atravesó varios árboles, se clavó en el suelo y finalmente se detuvo en una enorme nube de polvo a lo lejos.

“Whoa”, no pude evitar murmurar. Incluso con la Bendición Divina del Héroe, Van estaba definitivamente fuera de combate. “Sus camaradas están llegando. Deberíamos irnos antes de que nos vean”.

“De acuerdo”, respondió Ruti, mirando fijamente a Van, desplomado en la distancia. “Si fuera yo, creo que querría dejar a Zoltan después de eso”.

“Sí, ya ha recuperado la Vendidad, y los dragones se han marchado con el escudo del señor demonio. No hay razón para quedarse. El objetivo del Héroe es derrotar al señor demonio”.

Fue la mejor decisión.

Aunque el viaje del Héroe implicaba muchos peligros mortales, no era una búsqueda que exigiera a su campeón arriesgar su vida sin razón. La existencia del Héroe encendía el coraje en los corazones de la gente, y así también su muerte robaría ese coraje.

“Pero…”

Después de cruzarme con Van y hablar con él, sentí que había espigado algo sobre la persona que había detrás de la bendición.

Se quedaría en Zoltan… Estaba seguro de ello.