Imouto Sae Ireba Ii (NL)

Volumen 10

Capitulo 12: La Cita En Akihabara II

Unos días después de la convención de Taiwán, Haruto visitó la casa de Itsuki por la noche y se tomó unas copas, disfrutando de unas karasumi (huevas de mújol saladas) junto a ellas.

“Vaya, ¿a esto sabe el karasumi?”.

“Es  sorprendentemente  elástico.  Como  el queso”.

Era la primera vez que alguno de los dos probaba este manjar gourmet.

“Pero está muy bueno. Buen trabajo Chihiro”.

Chihiro le sonrió tímidamente. “Yo igual nunca lo había probado, así que busqué algunas recetas en internet”.

En el menú de esta noche había rodajas de karasumi tostadas, acompañadas de karasumi gratinado sobre pasta y bolitas de rábano daikon con karasumi—todas formas tradicionales de saborear plenamente lo que este subproducto del pescado tenía que ofrecer.

“Oh, cielos”, dijo Itsuki, “esto sí que hace que el sake sea bueno”.

Estaba tomando sake espumoso Dassai 39; este tipo de bebida combinaba mejor con el rico y salado karasumi que la cerveza. Al tenerlo en forma carbonatada, expresaba aún más el afrutado natural de la marca Dassai, haciéndolo increíblemente fácil de beber, pero seguía teniendo un 14% de alcohol (típico del sake), lo que lo convertía en una bebida abundante adecuada para la cocina oriental u occidental.

“Realmente fue más un acto escénico que una sesión de autógrafos”, relató Itsuki mientras comían. “Además, el hotel era de cuatro estrellas. Me sentí como una estrella de rock. Nunca verías algo así en Japón”.

“Sí, oí hablar de eso, pero, Taiwán suena increíble. Ojalá me invitaran”.

“¡Ja-ja-ja Celoso, ¿eh?”.

“Sí”, dijo Haruto mientras se acobardaba bajo la enérgica risa de Itsuki. “Muy celoso”. Luego bajó la voz. “…Tengo que esforzarme más”.

“¿Fuwa?”, preguntó Chihiro, perpleja.

Haruto se limitó a sonreír, tratando de tomárselo con humor. “Por cierto Itsuki, mañana voy a comprar los nuevos lanzamientos de GF Bunko en Akiba.

¿Quieres acompañarme?”.

Haruto solía ir a Akihabara en Tokio una vez al mes, cada vez que GF Bunko sacaba sus nuevos libros. Era su oportunidad para ponerse al día con las compras y echar un vistazo por las calles.

“Nah”, respondió Itsuki, “ya fui el mes pasado, es suficiente”.

“¿Oh? ¿Con quién?”.

“Yo y mi soledad”.

“¿Fuiste solo a Akiba? Qué raro”.

Itsuki odiaba las grandes aglomeraciones de personas y tenía poco interés en los bonus que se incluían con los libros y juegos cuando los comprabas en las tiendas, así que no iba mucho a Akihabara y tendía a no aceptar las invitaciones de Haruto.

“Oí que tenían una torre de ImoSube, así que tenía que echarle un vistazo.”

“Ah, sí, eso casi nunca se ve”.

Una torre, en este caso, se refería a copias de un libro apiladas en lo alto. Era una forma segura de llamar la atención sobre un libro en la tienda, pero requería mano de obra y un gran exceso de inventario, por lo que no se veían torres a menudo, salvo en el caso de títulos que la tienda estuviera realmente interesada en promocionar. El mero hecho de que una serie tuviera un anime en emisión no le garantizaba una torre; sólo una tienda a cuyos empleados les gustara la serie y estuvieran seguros de que se vendería bien se comprometía a una, lo que la convertía en una especie de honor para el creador. Por lo que él sabía, la serie Caballero del mundo absoluto de Haruto nunca había recibido ese honor.

“Um,  si  vas  a  Akihabara,  me  gustaría

acompañarte”, dijo Chihiro.

“¿Tienes  que  hacer  algún  mandado  allí?”, preguntó Itsuki.

“La verdad es que no, pero me gusta mirar los modelos nuevos, y hay una tienda que vende productos de todo Japón que me gustaría volver a ver”.

“Claro”, respondió Haruto. “Podemos pasar por Yodobashi y Chabara”.

“¡Genial!”. Itsuki los miró a ambos—y bebió un trago, a pesar de parecer querer decir algo.

***

Hermanita

A la tarde siguiente, Haruto se reunió con Chihiro en la salida Electric Town de la estación JR Akihabara. Las vacaciones de verano estaban en pleno apogeo, así que la zona estaba llena de lo que parecían niños de secundaria y preparatoria.

Haruto llegó primero, leyendo una novela web en su teléfono mientras de vez en cuando echaba un vistazo al molinete para ver si Chihiro había llegado. Pero…

“¡Hola!”.

“¡¿Eh?!”.

Ni siquiera se percató de ella hasta que estuvo

prácticamente a su lado; para ser exactos, no la reconoció a primera vista. Llevaba un top de punto sin mangas y una falda que le llegaba por encima de las rodillas—era la primera vez que Haruto la veía con falda. No pudo evitar tomarse un momento para procesar la imagen, lo que hizo que Chihiro se sonrojara un poco.

“Uh, um, ¿Fuwa?”.

“¿Eh? Ah. Ahh… N-No te había visto así antes, Chihiro, así que es algo nuevo para mí”.

“Mi hermano me compró esto”.

“¿Oh…?”.

Impresionado, Haruto le echó otro vistazo a Chihiro. “…Realmente eres una chica, ¿eh…?”.

No pudo evitar decirlo.

Habían pasado dos meses desde que Chihiro salió del closet. Itsuki, Nayuta, Miyako y los demás se mostraron sorprendentemente dispuestos a aceptarlo, al parecer, pero Haruto seguía desconcertado. Para él, Chihiro era algo más que el hermano de su amigo—también era su amigo. Habían salido juntos sin Itsuki, e incluso habían asistido a una cita grupal. Y el hecho de que fuera una chica lo desconcertaba. Aún no se había acostumbrado del todo, pero ella era una mujer al cien por ciento, y era su deber aceptarlo.

“…Siento  haberte  mentido,  Fuwa”,  le  dijo

tímidamente.

“No”, se apresuró a contestar, “con la situación que tenías, no te preocupes por eso. Y aunque seas una chica, sigues siendo una valiosa amiga para mí”.

“Gracias”, dijo tímidamente. “Um, si quieres, puedes seguir viéndome como un chico si eso es más fácil de visualizar. Ashley todavía lo hace, más o menos”.

“¿Oh? Tal vez lo haga entonces”. Haruto le sonrió. “Así que, ¿quieres ir a Animate o a Toranoana?”.

“¡Claro!”.

***

Hermanita

Cada librería de Akihabara a la que fueron tenía

todos los volúmenes de Todo sobre mi hermanita apilados y expuestos, algunas de ellas con pantallas de televisión que mostraban clips o promos del anime.

“Lograr un anime sí que marca la diferencia,

¿eh?”, admiró Chihiro.

Haruto sonrió comprendiendo lo que decía. “Bueno, no todas las series de anime reciben este tipo de impulso importante en las librerías hoy en día”.

“¿Ah, no?”.

“Sí. Cada temporada se estrenan varias docenas de series, y es físicamente imposible promocionarlas todas al mismo tiempo. Además, con o sin anime, si las novelas originales no se venden, ese espacio en las estanterías es ocupado rápidamente por otra cosa. Si las tiendas siguen vendiéndola dos meses después de que empiece a emitirse la serie, eso demuestra lo valiosa que creen que es. Además, han encargado una nueva impresión de emergencia de todos los volúmenes anteriores, así que… En cuanto a las adaptaciones recientes de novelas ligeras al anime, creo que ésta es una de las más exitosas”.

“Vaya… Itsuki tiene mucho talento, ¿eh…?”.

“Sí…”. Haruto miró todas las copias de ImoSube en los estantes con una expresión mixta en su rostro. “Tiene talento”.

***

Hermanita

Así, después de comprar en la librería una decena de novelas ligeras y tomos de manga—además de algunos libros orientados a profesiones literarias, como Save the Cat! The Last Book on Screenwriting You’ll Ever Need y The Emotion Thesaurus⁷—Haruto llevó a Chihiro a Yodobashi Camera.

Como antes, echaron un vistazo al departamento de modelos. A diferencia de las secciones de novelas ligeras de las librerías, la oferta no había cambiado mucho desde su última visita. Pero por mucho tiempo que pasaran mirando, la magnífica vista de tantos paquetes de modelos de robots alineados contra la pared nunca parecía aburrirles.

“Ah, cierto, Fuwa”, dijo Chihiro mientras seguían caminando. “Creo que aún no te lo he dicho, pero al final decidí ir a la universidad”.

“Eso es genial”, contestó Haruto.

Hacía poco, Chihiro había hablado con él sobre una preocupación que tenía—¿no sería mejor encontrar un trabajo justo después de prepa que ir a la universidad sin ningún objetivo real en mente? El consejo de Haruto, sin embargo, la convenció de que la universidad era la mejor opción.

7 Ambos libros reales que se pueden comprar en Amazon.

“Todavía no tengo ningún sueño concreto para el futuro… pero me gustaría estudiar algunas cosas diferentes y pensarlo bien”.

“Sí. Ojalá encuentres algo que realmente quieras hacer algún día”.

Haruto le daba a Chihiro palmaditas casuales en la cabeza cuando pensaba que era un chico. Hacerlo con una chica que no era pariente suyo parecía una mala idea. Como su mano no encontraba otro sitio al que ir, buscó un estante lleno de maquetas.

Tomó una maqueta del ARX-8 Laevatein, la nave del protagonista de la serie de novelas ligeras orientadas a los robots Full Metal Panic! y la miró detenidamente”.

“Oh, ¿es de FMP?”.

“¿Conoces esa serie, Chihiro?”. “Sí, me encanta”.

El volumen 1 de las novelas ligeras de Full Metal Panic! se publicó en 1998, mientras que la serie terminó con el volumen 12 en 2011. A lo largo de los años tuvo múltiples adaptaciones a manga y anime; los mechas aparecieron incluso en la serie de videojuegos Super Robot Wars. También se lanzaron kits de modelos reales, e incluso después de que la historia principal terminara, una nueva serie de novelas complementarias continuó justo donde la original lo dejó. Ninguna serie de novelas ligeras de temática mecha gozó de una reputación tan elevada como ésta.

“FMP sí que es especial, ¿verdad?”.

“Especial” se quedaba corto para describirlo. Haruto suspiró. Si el anime Caballero del mundo absoluto hubiera sido un éxito, tal vez habrían salido figuras y modelos—pero eso ya era un sueño imposible. Volvió a dejar el Laevatein en la estantería.

“Sabes… Una vez que termine Chevalier, estoy pensando en escribir otra serie de mechas”.

No se lo había dicho a nadie, ni siquiera a Kawabe, su editor.

“¿Ah, sí?”, preguntó Chihiro, con curiosidad.

“Sí… y no una historia de fantasía como Chevalier, sino quizá una ambientada en un futuro próximo, o en el espacio exterior como Gundam. Dudo que mi editor la acepte, pero…”.

Kawabe y Haruto ya habían charlado sobre su próxima serie. Entre las ideas que su editor había barajado figuraban una serie de tono similar a Chevalier, una historia de fantasía isekai o de temática escolar con menos elementos de batalla. Según Kawabe, los robots en las novelas ligeras eran difíciles de vender. Este tipo de series salían a un ritmo decente, gracias a todos los autores del género, pero se podía contar con los dedos de la mano el número de verdaderos éxitos. Y si nos referimos al tipo de novela mecha que Haruto quería hacer—algo más de ciencia ficción fuerte en contraste con chicas lindas

con súper trajes de batalla o robots de origen misterioso (el estilo de Chevalier)—la dificultad era aún mayor.

Haruto era el tipo de escritor que analizaba cuidadosamente el mercado para aspirar a un éxito— para él, trabajar en un campo altamente competitivo con pocas posibilidades de éxito no era una idea tan atractiva.

“Pero voy a intentarlo”, declaró. “Sé que puedo aportar algo interesante”.

No podía perder contra Itsuki. Después de todas las cosas pretenciosas que le había dicho a Ui, era importante que él mismo tuviera un poco de valor como autor.

“Voy a crear algo increíblemente apasionante, llevarlo a montones de lectores, sacarlo en anime y manga, y luego hacer que fabriquen kits de modelos para los mechas que he creado. Ese es mi sueño ahora mismo”.

“¿Tu sueño…?”, repitió Chihiro, con los ojos muy abiertos.

“Sí”.

La expresión de Haruto era clara, como si acabara de quitarse un gran peso de encima. Últimamente tenía la cabeza hecha un desastre—con el éxito de Itsuki, la desigual suerte de los nuevos autores de este año, su propia serie y su futuro como novelista—pero ponerlo en palabras de este modo le despejaba la

mente. Al final, era sencillo. Todo lo que tenía que hacer era trabajar duro y luchar por sus sueños con todo su ser.

“Bien. Voy a comprar este Laevatein como símbolo de mi determinación”.

Radiante como un niño, Haruto volvió a recoger la caja del Laevatein… y ni él y ni ella misma se dieron cuenta de que las mejillas de Chihiro se estaban sonrojando.