Monogatari (NL)

Volumen 15

Capítulo 2: Acertijo Sodachi

Parte 5

Tras una nueva inspección, un cuerpo parecido al de Hanekawa se aferraba a Senjougahara por las caderas. Y parecía agotada. Un estado bastante raro de ver en la representante de la clase, pero su visión me dio más o menos una idea de lo que había ocurrido. Es decir, lo que había ocurrido en otro lugar antes de la llegada de Senjougahara Hitagi y Hanekawa Tsubasa.

Después de separarnos, Hanekawa debió realizar los trámites necesarios para reincorporar (¿?) a Oikura en la sala de profesores, y aunque no tengo forma de saber si ocurrió antes o después de que ella terminara sus asuntos allí, tuvo un encuentro fortuito con Senjougahara, que llegó a la escuela. Más bien un encuentro fatídico, teniendo en cuenta el estado actual de Hanekawa, pero en cualquier caso, debió de contarle a Senjougahara lo de la llegada de Oikura a la escuela. Naturalmente, Hanekawa al menos sabía que Oikura y Senjougahara habían sido compañeras de clase, y puede que la conversación incluso la llevara a afirmar que Oikura y yo nos habíamos encontrado.

Hanekawa no lo habría dicho con ningún tipo de urgencia, pero desde el punto de vista de Senjougahara, que conocía las “diferencias” entre Oikura y yo a un nivel más profundo y cercano que ella, habría sonado como un aviso de que se estaba gestando una gran tormenta.

Y se dirigió a la clase como el viento, arrastrando a Hanekawa. Parecía que sus piernas eran tan potentes como cuando era la estrella

del equipo de atletismo… ¿o quizá había recuperado su condición física hasta ese nivel? En cualquier caso, Senjougahara (y Hanekawa) aparecieron en el aula en el peor momento posible.

“Estás jodidamente muerta.” Dijo Senjougahara.

Me gustaría que tuvieras en cuenta que las palabras salieron de ella después de que pareciera haber pasado página. Amenazaba con deshacer todo su trabajo hasta ahora, pero estaba así de llena de furia silenciosa.

“Sólo a mí se me permite apuñalar a Araragi-kun con papelería— por mucho que haya abandonado esa personalidad, no soportaré que se vuelva a utilizar.”

¿Por eso estás enfadada?

Enfádate porque tu novio fue apuñalado. “S-Senjougahara-san, por favor, espera…”

A pesar de su estado desaliñado, Hanekawa hizo un trabajo encomiable intentando cumplir con su deber como representante de la clase y como amiga, pero lamentablemente, le faltaba la fuerza física.

Senjougahara caminó directamente hacia nosotros. Lista para lanzarse directamente a un mar de minas. “Senjougahara-san.”

Y luego.

Oikura se dio cuenta—notó a su antigua compañera de clase.

Como representante y líder de la clase 3 de primer año, Oikura tuvo que recordar a una compañera de clase tan característica como Senjougahara Hitagi, la estudiante débil con honores.

No tenía ni idea de qué tipo de relación mantenía Senjougahara, antes considerada intocable, con Oikura, pero las relaciones amistosas que pudieran haber tenido antes, incluso si habían sido las mejores y más cercanas amigas, no iban a reanudarse ahora.

El aire era así de tenso.

Por parte de Senjougahara, por supuesto, y también por parte de Oikura.

“Oh. Así que es así. Ahora lo entiendo.” Dijo Oikura. Una sonrisa despectiva apareció en su rostro. “Estas saliendo con Araragi—qué bajo has caído.”

“…”

Esto tuvo el efecto de hacer que Senjougahara volviera a sus cabales. Como alguien con capacidad de gestión de crisis y habilidades de observación muy superiores a las mías, debió reconocer al instante el estado mental y emocional de Oikura Sodachi.

Reconoció el peligro, la fragilidad que había.

Una agresión construida sobre la debilidad que no permitía el contraataque.

La vieja Senjougahara seguramente habría seguido adelante y se habría opuesto a Oikura, pero…

“Hanekawa-san. No pasa nada. Puedes soltarme.” Dijo la Senjougahara ‘redimida’. “Lo siento. No fue nada.”

“¿Estás segura?” Preguntó Hanekawa, arrastrada hasta aquí, mientras se alejaba de sus caderas. La persona más correcta y de buen corazón del lugar, le había tocado la peor suerte posible.

“Está bien. Gracias. Siempre estoy agradecida por tu abnegada amistad.”

“De nada…”

“Como muestra de gratitud, seré tu almohada de abrazos uno de estos días.”

“No creo que eso sea algo que debas decir en la escuela, Senjougahara-san…”

Rápidamente escondí mi mano apuñalada detrás de mi espalda.

Hanekawa me dirigió una mirada interrogativa, pero incluso en su estado de agotamiento decidió sabiamente que ahora no era el momento y devolvió su mirada a Senjougahara, Oikura y la tensa situación entre ellas.

Casi parecía un enfrentamiento entre las dos chicas portadoras de papelería, la nueva y la vieja, pero Senjougahara ya estaba algo relajada. Sin embargo, esto sólo parecía incitar a Oikura.

Por supuesto, ahora lo odiaba todo. ¿Había algo que no la incitara?

“¿Qué quieres decir con que no es nada? ¿Estás diciendo que no soy nada? Sólo mira lo bien que te va ahora. Antes eras una enferma inútil que no podía hacer nada si no te cuidaba.”

“Pareces muy ocupada sosteniéndome y hundiéndome—Oikura- san. Pero sí, es cierto que hiciste mucho por mí. Nunca me trataste mal.” Dijo Senjougahara con rotundidad.

Esto me trajo recuerdos—pero sus emociones, o la falta de ellas, parecía algo tenso. Se estaba inflando en cierto modo, cuando no era necesario, y era para mantener algún tipo de equilibrio con Oikura.

“No es que tengas la capacidad de ser amable con nadie ahora, enferma o no.”

“¿Está mejor, Senjougahara-san?”

“Sí. Gracias.”

Este agradecimiento pareció volver a irritar a Oikura—yo le había dado mi propio agradecimiento vacío, pero aparentemente ella odiaba escuchar esas palabras.

“¿Araragi decidió ir a la universidad porque tú has estado cuidando de él? Si es así, deberías dejarlo, no tiene sentido. Nunca lo va a apreciar, no importa lo que hagas por él. Cree que vive su vida solo. Por mucho que hagas, va a seguir pensando que todo lo ha hecho gracias a sí mismo.”

“Bueno, puede que tengas razón.” Hey, vamos.

No lo aceptes sin más, pensé, pero al igual que yo, Senjougahara debía de pensar que contradecir a Oikura ahora era una mala idea. Tal vez lo que parecía ser una discusión sólida ya se había derrumbado, y aquello que nos compete ahora era cómo poner fin a esta situación.

Una forma de bajar el telón.

En última instancia, la única manera era hacer pedazos la cortina, a pesar de la presencia de Hanekawa. Me estremecí de miedo al pensar en todo lo que eso implicaba.

“Pero en realidad, no importa—no es que busque una recompensa. Lo que quiero es que Araragi-kun vaya a la universidad conmigo, así que no voy a esperar nada más allá de eso.”

Se suponía que iba a entrar (podía hablar así porque tenía casi garantizada la admisión por recomendación) y algo, posiblemente la parte de no “buscar una recompensa”, molestó a Oikura. Volvió a perder los estribos y lanzó la palma de la mano hacia Senjougahara.

Una bofetada.

Afortunadamente, no había material de papelería cerca, es decir, para Oikura. Porque el contraataque de Senjougahara seguramente habría implicado ese material de papelería.

Devastador, en sus manos—incluso una goma de borrar causó más daño que el golpe que dio a cambio, con su puño.

“¡Mgh!”

Toda la clase se quedó en silencio.

Yo, que llegué demasiado tarde para detenerlas, y Hanekawa, que tontamente creyó a Senjougahara y la soltó, y nuestros compañeros, que observaron a distancia, y por supuesto la apaleada Oikura.

Se derrumbó en el suelo y no se levantó.

Aunque se podría decir que este es el raro ejemplo de que la roca gana al papel, Senjougahara, la ganadora—a pesar de estar tan inexpresiva como en sus viejos tiempos—parecía saber que había hecho algo mal.

Bueno, sí. No puedes sacudir a alguien con un golpe así…

“Araragi-kun.” Dijo Senjougahara con una voz tranquila que sólo yo podía oír. “Yo también me voy a desmayar, así que por favor encárgate del resto.”

¿Qué?

Antes de que pudiera terminar de reaccionar, se desmayó en el acto como un alumno anémico que se desmaya durante la asamblea matinal mientras el director da uno de sus largos sermones.

Con un ruido aún más dramático que cuando Oikura se derrumbó.

Y había caído completamente inconsciente, sin siquiera frenar su caída.

Era un despliegue tan impresionante de hacerse la muerta que incluso a mí me costaba decir si era real. ¿Era una mariquita o algo así?

Y con esto, la conmoción de la madrugada llegó a un impactante final, con dos chicas lastimosamente tiradas en el suelo.

En otras palabras, Hanekawa, la representante de la clase, y yo, el vice representante, habíamos quedado para ocuparnos de las consecuencias, pero me saltaré lo que pasó después. Como verdadero devoto de Hanekawa Tsubasa, no quiero tener que representarla empantanada y agotada.