Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Todos los zombis habían caído al suelo.

“Por si acaso, les informaré de que sólo se trataba de cadáveres que se movían de un lado a otro. Aunque no parece que al chico le importe nada”, anunció Mokomoko.

Pero sirvió para suavizar el sentimiento de culpa de Tomochika. El hecho de que hubiera tantos muertos seguía siendo una tragedia, pero no era como si Yogiri hubiera matado a un grupo de pasajeros que simplemente estaban siendo manipulados.

“¿Son estas las personas de las que hablabas que estaban siendo controladas, Takatou?”

“No lo sé. Nunca dieron la impresión de ser cadáveres que se movían por ahí”.

“Tal vez no deberíamos estar buscando piratas en este momento”.

“Hm. No es que tengamos muchas otras opciones. En realidad, tal vez deberíamos dirigirnos a la cabina de mando. Hubo una extraña transmisión antes. Creo que era del jefe de los piratas”.

No había ninguna garantía de que eso fuera así o de que la transmisión procediera de la cabina de mando. Pero era mejor tener un plan concreto que andar revisando habitaciones al azar.

Mientras se dirigían a la cabina de mando, fueron atacados por varios espíritus, pero Yogiri, por supuesto, se ocupó de ellos sin esfuerzo.

“¡¿Estos tipos son estúpidos o algo así?!” comentó Tomochika. “No están aprendiendo en absoluto”.

“Sólo poseen ansias y celos de los vivos”, explicó Mokomoko. “Como espíritus, no tienen mucha capacidad de pensar por sí mismos”.

“Eso me hace pensar en ti, Mokomoko”.

“He ascendido al rango de Espíritu Divino. No tengo problemas para retener recuerdos y realizar cálculos”.

Después de caminar un rato, llegaron a la cabina de mando en el centro de la nave. Dentro había una mujer vestida con ropa de hombre, tumbada en el suelo boca arriba. No había nadie más, así que parecía que la tripulación había huido.

“Es ella, la líder pirata”.

Era a la que los intrusos se habían referido como “jefa”, así que no había duda.

“Es contra la que jugasteis a las cartas, ¿verdad?”

“Sí. Se llama Degul, creo. Supongo que es una de ellos”.

“Parece que está despierta”.

Cuando Yogiri se agachó y la miró a la cara, ella le devolvió la mirada. Pero parecía estar paralizada; no se movió de donde estaba tirada en el suelo.

“¿Qué demonios quieres?”

“¿Te acuerdas de nosotros?”

“Sí, los tramposos. Hacía tiempo que no veía a alguien tan evidente, así que me acuerdo de ustedes”.

“Esta situación es un poco problemática para nosotros. Te agradecería que te fueras y dejaras que el barco siguiera adelante”.

“Ja. ¿Qué te imaginas que puedo hacer en este estado?”

“¿Sabes qué le pasa, Mokomoko?”

A instancias de Yogiri, el fantasma de Dannoura hizo avanzar a Enju para inspeccionar el cuerpo de Degul. “Hm. Lo máximo que puedo decir es que no tiene heridas externas. ¿Le ha pasado algo?”

“Ni idea. Apareció un chico raro y de repente me quedé así. No puedo moverme, pero un poco antes mi cuerpo se movía y hablaba por sí mismo”.

Degul fue sorprendentemente honesta con ellos. Probablemente se había dado cuenta de que no tenía sentido resistirse cuando no podía hacer nada.

“Tal vez estaba siendo controlada. Podría tener esos parásitos en ella también”.

“¿De qué estás hablando? Eso suena asqueroso”, respondió Degul.

“Cuando maté los parásitos en otras personas, se liberaron”.

“¿Puedes eliminarlos de mí?”

“No lo sé. No intentan hacerme daño personalmente, así que no puedo asegurarlo”.

“Hazlo, por favor. Si puedo moverme de nuevo, con gusto sonaré la retirada”.

“Una cosa más. ¿Podrías liberar el bloqueo de nuestros poderes?”

Degul lo pensó un momento y luego asintió.

“Muy bien, voy a matar la cosa en tu cabeza. Puede haber efectos secundarios”.

“No me importa. No puedo vivir así de todos modos”.

“Bien, entonces lo intentaré”.

Yogiri le puso una mano en la frente, manteniéndola allí por un momento antes de retirarla.

“Eso parecía bastante fácil”.

“Intenté tratarlo como un virus”.

Yogiri mataba instintivamente las cosas como si fueran virus cuando se acercaban a él, tuvieran o no intención de hacer daño, ya que eran peligrosas por el mero hecho de existir. Él había abordado las cosas dentro de Degul de la misma manera.

“Entonces, ¿tu poder es ahora un desinfectante?”

Mientras Tomochika suspiraba, Degul comenzó a retorcerse. Levantó lentamente la parte superior de su cuerpo, se estiró brevemente y luego se puso de pie. Parecía que el método improvisado de Yogiri había funcionado a la perfección.

“Para que lo sepas, si te vuelves contra nosotros, te mataré”, le advirtió Yogiri mientras recogía su espada.

“No voy a hacer eso. Hasta los piratas tenemos moral. Me retiraré, como he dicho”.

“Entonces eso significa que el barco volverá a la normalidad… ¡excepto que no!” Exclamó Tomochika. “Sin tripulación aquí, ¡¿cómo vamos a llegar a donde tenemos que ir?!”

“¿Qué quieres decir?” preguntó Degul.

Yogiri le hizo un breve resumen de los últimos acontecimientos.

“¿Hablas en serio? ¿Qué pasa con esta nave? Esto no era parte del plan”.

“Mokomoko, ¿puedes controlar el barco?”

“Si fuera del tamaño de un crucero, tal vez podría manejarlo, pero pilotar una nave como esta sin ayuda es imposible”.

“¡Entonces estamos atrapados!”

“Por eso hice que soltara el sello. Ahora deberías ser capaz de hacer un barco con Furemaru, ¿verdad?”

“Oye, ¿por qué no nos subimos a esos tentáculos y hacemos que nos lleven a un lugar seguro?” preguntó Tomochika.

“Son piratas, ¿sabes? Eso significa que son criminales. No quiero viajar con ellos”.

“¿Hablas en serio?”

“Claro, yo mato a la gente y robo cosas dependiendo de la situación, pero eso es diferente a lanzarse con piratas profesionales”.

“Supongo que eso tiene sentido…” En un principio, Tomochika había pensado que podría ser una buena idea, pero tal vez sólo se había vuelto insensible a esas cosas.

“Cuando yo estaba viva, cometíamos todo tipo de barbaridades, así que oírte decir eso duele un poco…” Mokomoko murmuró.

“Espera, ¿estás diciendo que mis antepasados…?”

“Puedes deprimirte después”, interrumpió Yogiri. “Por ahora, vayamos a otro sitio. Sólo hay un pasillo que lleva a esta habitación. Si aparece algo que nos bloquee, no habrá otra salida que atravesarlos”.

Decidieron apresurarse y salir antes de que eso ocurriera, pero llegaron un poco tarde.

“Es él. El tipo que me hizo algo”, gruñó Degul.

Un grupo de personas estaba de pie en el pasillo frente a ellos. En medio de la multitud estaba el chico que había llamado antes a Tomochika: Hornet.