Potion Danomi De Ikinobimasu (NL)

Volumen 8

Capitulo 63: Desarrollo Empresarial

Parte 5

En cuanto a la educación, nosotras tres les enseñaríamos. Cosas como matemáticas… o quizá sólo algo de aritmética elemental… y cosas como los fundamentos del método científico y la mentalidad empresarial. La gran mayoría de los plebeyos no tenían acceso a escuelas en este mundo, e incluso si enviábamos a los niños a una, era poco probable que los antiguos huérfanos fueran tomados en serio. La mayoría de los asistentes allí serían aristócratas y niños ricos, así que lo más probable es que fueran discriminados, acosados y tratados como esclavos.

Por no hablar de que, para empezar, no teníamos el estatus social ni la influencia necesarios para que los niños fueran a ese tipo de escuelas. De todos modos, aprender el “sentido común” de la clase alta y el nivel de sabiduría que ofrecía este país no ayudaría en nada a alguien de clase baja.

Por eso iba a enseñarles el tipo de cosas que había enseñado a los Ojos de la Diosa hacía mucho tiempo. No necesitaban aprender mantras inútiles o cualquier tontería que se enseñara en las escuelas.

Necesitaban los conocimientos prácticos y la mentalidad necesaria para vivir… no, para luchar y sobrevivir en este mundo… Ayer, sin embargo, Reiko se había preguntado en voz alta si eso era necesario. Me refiero a lo de “luchar para sobrevivir”.

“¡Sí, señora!” Corearon los niños.

Si no, no habrían respondido. Pensé que se resistirían a la parte del estudio, pero, en cambio, todos estuvieron de acuerdo de todo corazón, quizá porque venía de mí o quizá porque sabían la importancia de adquirir conocimientos.

Bien.

Ahora sólo teníamos que idear un plan de estudios y pensar en un nuevo negocio en el que trabajar. Fue mejor que escucháramos las opiniones de los niños y lo que querían hacer en lugar de tomar todas las  decisiones  por  nuestra  cuenta.  No  había  que  precipitarse.

Resolveríamos las cosas de una en una…

“Entonces, sobre esa ‘otra cosa’…”

Después de que los niños se fueran a dormir, las tres celebramos una reunión secreta en el cuartel general subterráneo para que yo pudiera explicar a Reiko y Kyoko los planes que se avecinaban. He llamado a este lugar “cuartel general”, “base secreta” y “sala de operaciones”, pero en realidad lo llamábamos como nos apetecía en cada momento.

“Quiero empezar oficialmente a planear nuestra defensa ofensiva. En otras palabras, tomaremos agresivamente una posición ventajosa con fines defensivos. Más específicamente, quiero una poderosa fuerza o muro que nos proteja cuando seamos el objetivo.”

“¿Dios Marte?” “¿Buso Renkin?”

¡Silencio!

“Hemos ido estableciendo buenas relaciones con comerciantes y aristócratas de grado medio y superior. El trato con el señor fue un poco inesperado, pero tenemos buenas relaciones con él, así que no hay problema. Lo que quiero hacer es conseguirnos nuestro propio respaldo poderoso que sea conveniente, no nos traicione y no haga nada que no queramos que haga. Un aliado que sea influyente, tenga autoridad y sea absolutamente seguro…”

“¿Qué? ¿Pero cómo? No hay absolutos cuando se trata de tratar con la gente. Cualquiera puede ser tentado por el dinero, el poder o algo como una poción de inmortalidad. Además, no hay mucha gente ahí fuera con la que podamos compartir todos nuestros secretos…”

A Kyoko no le pareció posible, pero Reiko entendió a dónde quería llegar.

“Pero Kyoko, hay alguien que nunca te traicionaría. Y ellos nunca me traicionarían… ni a ti.”

Sí, Reiko lo entiende.

Y con semejante indirecta, Kyoko también se dio cuenta. “¿Nosotras?”

¡Ding-ding-ding!

“Así es. Las tres no tenemos que preocuparnos de traicionarnos nunca. Por eso seremos nuestros propios y poderosos muros de protección.”

“¡No tiene sentido!”

Parecía que tendría que explicarle las cosas a Kyoko desde aquí. “Lo que quiero decir es que algunos aliados poderosos van a

aparecer y ayudar a Pequeña Plata. Gente renombrada y muy influyente. Estas personas son famosas y de gran confianza, pero están rodeadas de misterio… Mantienen en secreto su lugar de nacimiento y sus apellidos. Estas personas son cazadores de alto rango, mercaderes en ascenso, grandes santos, ese tipo de cosas… Ah, y con ‘gran santo’ no me refiero a un ‘Ángel’.”

“Ah…”

Incluso Kyoko pareció darse cuenta en ese momento. Podía ser un poco infantil en su comportamiento, pero no era estúpida en absoluto. Era una persona con una gran mente y un fuerte sentido de la justicia.

“Sí, seremos nosotras disfrazadas. Con mis pociones, tus naves y tu magia, disfrazarnos será pan comido. Incluso podríamos usar nuestros poderes para cambiar nuestras voces. Y si alguna vez corriéramos peligro de que nos pillaran, otra de nosotras podría utilizar las herramientas de disfraz de ciertos personajes y aparecer en el mismo lugar al mismo tiempo para demostrar que ‘en realidad’ somos personas diferentes. Nadie en este mundo seguiría sospechando de nosotras si hiciéramos eso. Estoy pensando que cada una de nosotras interpretará a un personaje ayudante, así que tres en total. Seguro que ustedes también quieren divertirse, ¿verdad?”

Huh, Kyoko está ahí de pie, congelada…

Entonces…

“¡N-No puedes hablar en serioooooo!”

Sí, Kyoko no era muy buena con este tipo de rodeos. Parecía que esto era un poco difícil de asimilar para ella. Por otro lado, Reiko parecía fría como una lechuga. En otras palabras, era lo de siempre.

“Entonces… ¿haremos que estos ‘personajes’ realicen hazañas en varios campos para ganar renombre y confianza?” Preguntó Reiko.

“Sí. Tú y yo podemos cazar fácilmente monstruos y bestias salvajes, y también podemos encargarnos de misiones de escolta. También puedo hacer de santa, sin problemas. El mercader puede vender cosas como pociones y recipientes, y poner la comida almacenada en la nave espacial en recipientes y venderlos. Aunque metamos un poco la pata, no pasa nada… De hecho, no podemos evitar algunas meteduras de pata aquí y allá si queremos triunfar en poco tiempo.”

La única respuesta de Reiko fue el silencio.

Cuando dije que podía cazar, era obviamente porque Kyoko me había dado una de sus armas de su nave espacial. Reiko también había conseguido una, por supuesto, porque se podía disparar más rápido que su magia. La razón por la que no se la consideraba alguien que pudiera cazar era porque… bueno, no deberías dejar cazar a alguien con una destreza manual terrible, ni siquiera con un arma poderosa.

Ah, y les había dado a ambas una pulsera que detectaba y descomponía cosas como bacterias, toxinas y parásitos, junto con una poción multiusos, por si acaso. Cuando intenté darle a Kyoko un juego de cristales de resonancia sonora, me dio un dispositivo de comunicación, diciendo que era más cómodo.

Urgh…

De todos modos, podríamos hacer nuestros magníficos debuts como el cazador, el mercader y el santo, y abrirnos camino hasta la cima en poco tiempo si nos lo proponemos.

Cierto, podrías preguntarnos si no era nuestro objetivo el no destacar.

No éramos nosotras, los miembros de Pequeña Plata, los que llamábamos la atención, sino los personajes de ficción que interpretábamos.

No te preocupes por las cosas pequeñas.

“Muy bien, entonces nuestros personajes serán Cándida la cazadora (‘Can’ para abreviar), Salette la comerciante y Edith la santa. ¿Todas a favor?”

“¡Sí!” Respondieron.

Bien.

“Dejemos para luego sus apariencias.” “¡Sí!” Volvieron a decir.

También tuvimos que decidir quién interpretaría a cada personaje. La persona que interpretaba a cada personaje tenía mucho que decir sobre su diseño. La verdad es que parecía un cosplay o un juego de rol. Pero al final no tardamos nada en averiguar quién interpretaría a quién.

Cazador: Reiko Comerciante: Kyoko Santo: Yo, Kaoru

Sí, esa era la única respuesta aceptable. Cada persona encajaba en su papel, y por proceso de eliminación…

No estoy tan segura del comerciante…

Sentí que la ansiedad aumentaba en mí. Sólo Kyoko tenía una amplia sonrisa en la cara.

Ahora estoy aún más nerviosa.

Habíamos bautizado a la cazadora con el nombre de “Cándida”, pero la llamábamos Can para abreviar. Tener un nombre largo podía ser una desventaja en la batalla, así que los que luchaban para ganarse la vida solían usar apodos. También tendríamos que inventar algo para el nombre de la tienda de la comerciante. Si usábamos su nombre, más adelante sería problemático si llegaba al punto de poder usar el nombre de su tienda como apellido, así que lo tuvimos en cuenta. Los santos no tenían apellidos ni nombre de tienda, así que mi personaje sólo tenía un nombre.

“Obviamente sería sospechoso si estuviéramos todas agrupadas en la misma ciudad, así que dispersémonos. La capital real está un poco lejos, y podríamos atraer a gente del palacio real o aristócratas, así que pasaremos de eso. Vamos a dispersarnos por las ciudades alrededor de esta zona. Buscaré cuidadosamente lugares no muy lejos de aquí que no causen problemas con el señor local. No jugaremos nuestros roles todos los días ni nada por el estilo, así que no deberíamos tener problemas para desplazarnos con magia o pociones potenciadoras siempre que no sea demasiado lejos. El cazador será un vagabundo en lugar de establecerse en un lugar. No tendrá una posada habitual en la que alojarse, y sus actividades se centrarán en el gremio de cazadores de la ciudad en la que se encuentre. Será una cazadora misteriosa que sólo aparecerá cuando tenga asuntos que tratar en la ciudad o en el gremio. La santa tendrá una ciudad base pero patrullará por los pueblos de la zona, por lo que no será sospechoso que no esté en la ciudad todo el tiempo. Por otro lado, quiero que la comerciante tenga su propia tienda rápidamente, así que su base de operaciones debería estar en una ciudad cercana… ¿Todo bien hasta ahora?”

“¡Sí! Espera… ¡eso es todo lo que hemos estado diciendo todo este tiempo!”

“Kaoru ha pensado mucho en esto y no tengo ningún problema con sus ideas. Todo lo que tenemos que hacer ahora es idear el aspecto de los personajes, sus personalidades y detalles sobre el tipo de trabajo que hacen, ¿verdad?”

Ninguna de las dos parecía oponerse, así que decidí seguir adelante con el plan. E incluso si ocurría algo, podíamos simplemente matar al personaje o decir que se había ido a algún lugar lejano. No tenían nada que ver con nuestro pequeño negocio en este país, así que no sería un problema. Entonces aparecería otra estrella misteriosa y prometedora. No teníamos de qué preocuparnos.

Y así, elaboramos los horarios de trabajo y educación de los niños, fuimos haciendo preguntas y nos turnamos para investigar sobre el terreno y recabar información sobre las ciudades de la zona.

El familiar sonido del timbre de la puerta sonó, atrayendo las miradas de los cazadores y del personal del gremio a la vez. Era lo mismo de siempre. De hecho, ocurría docenas de veces, incluso cientos de veces, todos los días. A estas alturas, su reacción estaba bastante arraigada en ellos. En cuanto miraban quién había entrado en la sede del gremio, volvían a lo que habían estado haciendo momentos antes. Por lo general, así es… incluso si se trataba de un extraño que acababa de entrar.

Un recién llegado que había venido a inscribirse como cazador… Alguien que ha venido a solicitar un trabajo… Alguien que había venido a cumplir un trabajo de otra ciudad o que se había detenido durante su viaje… Sea como fuere, todos perdieron el interés en cuanto confirmaron que el desconocido no era de su incumbencia.

La joven que se dirigía directamente a la ventanilla de recepción parecía tener entre quince y dieciséis años a ojos de los vecinos. Tenía el cabello rubio y un cuerpo bien proporcionado. Podría tener diecisiete o dieciocho años, a juzgar por sus proporciones, pero era algo bajita para su complexión más bien torneada, por lo que los demás tendían a suponer que era más joven. Llevaba una armadura de cuero aparentemente nueva y bastante cara, así como una espada.

“Me gustaría registrarme como cazador, por favor.” “S-Sí, ¡por supuesto!”

Las inscripciones de nuevos cazadores formaban parte de la rutina diaria, así que no debería haber sido nada fuera de lo común para la recepcionista… Sin embargo, había algo en esta joven que la hacía parecer diferente de los demás novatos. Era bastante común que los hombres se convirtieran en cazadores cuando estaban arruinados y desesperados, por lo que hombres de todas las edades acudían a inscribirse en el gremio de cazadores. Pero las cazadoras solían ser mujeres que habían huido de sus hogares rurales para evitar ser vendidas —para reducir el número de bocas que alimentar— o huérfanas que acababan de tener edad suficiente para inscribirse. Era bastante raro que una mujer se dedicara a una ocupación tan peligrosa y carente de escrúpulos después de convertirse en adulta a los quince años. Una mujer sin experiencia en la caza tenía varias opciones de trabajo, como ser sirvienta de un mercader, tendera, criada, costurera y más. No había ninguna razón para elegir un trabajo tan peligroso sin ninguna experiencia en el campo.

Como podía permitirse un equipo nuevo, tampoco era probable que necesitara desesperadamente trabajar como cazadora de inmediato. Las espadas y las armaduras eran bastante caras, a menos que se compraran de segunda mano. A juzgar por el estado y la calidad de su equipo, había muchas posibilidades de que fuera una chica rica y lo hiciera por diversión. Sin embargo, algo faltaba si ese era el caso: un cazador de alto rango o un caballero vestido como un cazador escoltándola. No había tal persona a la vista… Esto era extremadamente inusual y francamente sospechoso.

Sin embargo, el gremio de cazadores daba la bienvenida a cualquiera que cruzara su puerta, salvo a los que no cumplían los requisitos de edad o eran conocidos criminales. Incluso la gente que parecía  demasiado  frágil  para  luchar  podía  realizar  trabajos esporádicos en la ciudad o recoger materiales. Un trabajo de tan baja categoría no dejaba de ser un trabajo. Esas tareas estaban ahí para que alguien las asumiera y eran una importante fuente de ingresos para el gremio.

La chica que se encontraba ahora en el gremio no parecía tener intención de especializarse en tareas tan serviles. La recepcionista se dio cuenta, pero por reflejo se dispuso a hacer su trabajo como de costumbre. Sin mirar, metió la mano bajo el mostrador, tomó un formulario con manos expertas y se lo entregó a la chica junto con una pluma.

“Aquí está el formulario de inscripción. ¿Puedo preguntarle si sabe cómo…?” Empezó.

“Oh, sí, puedo.” Respondió la chica antes de que pudiera terminar.

Esa respuesta era de esperar, pero la recepcionista lo había confirmado por si acaso. Era evidente que aquella chica sabía escribir.

La recepcionista se quedó mirando a la chica mientras rellenaba el formulario de inscripción. Obviamente, era de mala educación mirar embobado a alguien, pero con la chica tan concentrada en escribir, podía mirar sin que nadie se diera cuenta. No era sólo la recepcionista; los demás cazadores y miembros del personal del gremio también tenían los ojos clavados en aquella desconocida.

Rubia, atractiva, bien proporcionada, algo bajita… Su rostro parecía no haber visto el sol, y la mano que sujetaba la pluma era delgada y hermosa. Eran manos que no se habían curtido con el trabajo de la cocina o la esgrima. Su equilibrio, sus movimientos y su atención al entorno no eran los de alguien con entrenamiento en artes marciales.

En otras palabras, era una completa aficionada, una que claramente no se había entrenado para convertirse en cazadora. Probablemente era hija de un aristócrata de clase baja o de un próspero tendero.

Llevaba una armadura de cuero y una espada en la cintura. No era tan larga como una espada de infantería, pero tampoco tan corta como para llamarla cuchillo. En total, medía unos cincuenta centímetros, lo que la situaba en el extremo más largo para un cuchillo. Los espadachines solían utilizar este tipo de armas como arma de reserva, como herramientas de autodefensa por parte de lanceros o arqueros, o por cualquier persona demasiado pequeña o débil para un arma más grande. De su cinturón también colgaban varios objetos más: una cajita de plata, un objeto en forma de tubo que parecía ser una cantimplora y una bolsa de cuero.

El color de su cabello, piel y ojos se había cambiado con pociones. El brazalete contenedor de pociones que llevaba en la muñeca izquierda había alterado ópticamente su estructura facial y llevaba incorporado un cambiador de voz; en caso necesario, podía cubrirse la cara o darse la vuelta para mantener el disfraz durante un breve espacio de tiempo si le ocurría algo al brazalete. La falta de iluminación eléctrica en este mundo hacía que la noche fuera bastante oscura, y la escasa visibilidad jugaba a su favor. Mientras el disfraz le durara unos instantes, podría utilizar ese tiempo para huir de la escena. No se había hecho más alta porque cualquier diferencia de altura podría causar un desliz, por ejemplo si chocaba con algo, o si la inclinación o el ángulo de elevación de su mirada eran incorrectos. También resultaría extraño al blandir una espada si la posición aparente de su hombro no coincidiera con la realidad.

Cándida, la aspirante a cazadora, no parecía darse cuenta de que estaba llamando la atención de todo el gremio mientras rellenaba el formulario de inscripción. La persona “dentro” de ella era, por supuesto, Reiko.