Potion Danomi De Ikinobimasu (NL)

Volumen 8

Capitulo 62: Regreso A Pequeña Plata

Parte 1

Había vuelto. Todo había sucedido en un abrir y cerrar de ojos. Me hizo cuestionar todo el tiempo que había pasado en mi viaje hasta ahora… Y sin embargo, usar esta nave para mis viajes en el futuro no era realmente una opción en mi mente. Una cosa habría sido si mi tiempo fuera limitado, pero no era el caso. De hecho, quería tomar el camino sin prisas y disfrutar del viaje. Después de todo, tenía todo el tiempo del mundo…

La razón por la que habíamos utilizado la nave era que no tenía otra forma de llevar a los demás conmigo, y quería acabar con esto rápidamente y ponerme al día con Kyoko. Eso, y quería ayudar a llevar ya a los niños al orfanato. Supuestamente, la nave estaba en órbita geoestacionaria con el piloto automático. Gracias a las instrucciones preliminares introducidas en el computador del portaaviones y al transceptor del reloj de pulsera, aún podía controlarse hasta cierto punto, incluso sin que hubiera nadie a bordo. La razón por la que Kyoko lo había puesto en órbita era que le preocupaba que no fuera bueno para la nave esconderla bajo el océano. Aunque el casco era robusto y estaba construido para ser hermético, los propulsores podrían dañarse, o la presión del agua podría causar otros problemas. El entorno submarino era muy diferente al del espacio.

Personalmente, me preocupaba que una nave así entrara y saliera del agua y ahuyentara a la vida marina y aumentara el precio del pescado. Al fin y al cabo, las materias primas caras podían ser un gran problema para la gente que se dedicaba a procesarlas. Kyoko me dijo que había dejado la nave fuera en lugar de devolverla a la nave nodriza porque así era más fácil llamarla en caso de emergencia, y señaló que la pequeña diferencia en el tiempo de respuesta podía significar la diferencia entre la vida y la muerte. Parecía que lo había pensado mucho.

Interrogué al líder de los que intentaron asesinarnos de camino a casa. No creía que nadie tuviera el descaro de pelearse con Celes, así que quería saber por qué había decidido hacer esa última acusación. Me contestó: “En ese momento, supuse que eras el Ángel o un mago. Ya era demasiado tarde si realmente eras el Ángel, así que tuve que arriesgarme y suponer que eras un mago. Así, al menos, tenía alguna esperanza de que las cosas salieran a mi favor.”

Es verdad…

Si básicamente estás jodido pase lo que pase, más te vale apostar por las escasas posibilidades que tengas. No se equivocaba en eso, pero su error residía en la toma de decisiones que le había llevado a esa conclusión.

Así que me aseguré de dejarles muy claro que no debían hablar a nadie de la magia ni de la nave divina y que, si alguien preguntaba, alegaran que habían caído en una trampa. Pensaban que éramos la

Diosa y sus ángeles, así que era imposible que se negaran a cooperar. Sólo eran intentos de asesinato, así que podrían librarse con sólo cumplir una corta condena como esclavos criminales si tenían suerte. No tenían ninguna razón para enfadar a la Diosa y sufrir la condenación eterna.

Habíamos desembarcado de la nave cerca de Pequeña Plata con los delincuentes a remolque, recorriendo a pie los últimos cientos de metros hasta casa. No los llevaríamos directamente a casa, por supuesto, alguien podría habernos visto.

Cuando lleguemos a casa, dejaré que Reiko y Kyoko se ocupen de los niños mientras llevo a los criminales ante el señor local… Espera, sería mucho trabajo arrastrarlos con mis frágiles brazos. Bien, enviaré un mensajero al señor y haré que envíe a alguien para escoltarnos. Mientras tanto también podría concertar una cita con él.

Mine estaba contándoles encantada a sus amigas lo del sótano y el baño, y no me atreví a mandarla a hacer el recado. Obviamente, quería enseñarles a usar la bañera de verdad cuando llegáramos a casa. Así que decidí enviar a Reiko.

¡Ah!

Acababa de recordar que quería investigar qué pasaba con el mercader que había comprado a Mine, pero en lugar de eso me había dirigido directamente a casa en la nave de Kyoko. Tal vez también le pediría a Reiko que se encargara de eso, ya que ella tenía su magia. Seguramente, ella tenía algún tipo de magia de auto-buff o mejora para este tipo de cosas, aunque había mencionado que no podía usar magia de teletransporte. Celes había dicho que algo que conectara con una dimensión específica, como la Caja de Objetos, estaba bien, pero que cualquier cosa que pudiera causar una distorsión en el tiempo y el espacio estaba fuera de los límites. Bueno, ya me lo imaginaba.

En cualquier caso, Reiko podía protegerse mejor que cualquiera de nosotros. Yo estaba indefensa ante los ataques sorpresa y los enemigos que se movían rápido, y Kyoko era básicamente un ser humano normal sin su nave. En definitiva, Reiko era la que podía manejar básicamente cualquier situación. Todavía estaba pensando en esto cuando por fin llegamos a la entrada, sólo para encontrar algún tipo de aviso pegado a la puerta. De hecho, había muchos…

El primero decía: “El intruso ha sido capturado. Acuda al cuartel de la guardia a su regreso.”

El segundo decía: “Rápido al cuartel de la guardia con el antídoto.”

El tercero decía: “Los ladrones se han vuelto medio locos. Vengan inmediatamente. Son cuatro.”

El cuarto decía: “¡Ven ahora, monstruo!”

Espera, ¿por qué soy la mala del cuento?

Entonces me di cuenta de que el cuarto aviso era un tipo de papel diferente. El utensilio de escritura también era claramente distinto, y los tres primeros tenían una letra más descuidada. Estaba claro que las habían escrito personas distintas. Tres de ellas debían de haber sido escritas por un guardia, y tal vez la cuarta era de un amigo o familiar del culpable.

¿Realmente ese veneno les está afectando tanto?

Bueno, lo hice no letal, y sólo hizo que las extremidades de uno parecieran a punto de pudrirse, así que no había necesidad de apresurarme. Quería dejar los intentos de asesinato a un lado y acabar con eso primero. No podía moverme libremente con ellos merodeando, así que…

“Reiko, ¿podrías ir a la mansión del señor y pedir que alguien escolte a estos criminales? Luego iré a verle en persona para explicarle la situación, así que pregúntale cuándo sería un buen momento.”

“¡Entendido!”

Después, hice que los niños esperaran un rato en la entrada y corrí a desactivar los sistemas de seguridad…

Más tarde Reiko regresó con ocho soldados y su comandante, cuyas primeras palabras para mí fueron un mensaje del señor local. “¡Toma el antídoto y dirígete al cuartel de la guardia inmediatamente! Si es que tienes conciencia, claro.”

¿De verdad pensaban que era esa clase de monstruo…?

Cuando llegué al cuartel de la guardia, vi a los ladrones y sus asquerosamente hinchados miembros negros y morados, que parecían que se iban a pudrir en cualquier momento… Aunque sólo lo parecían, y en realidad no se estaban pudriendo. Seguramente sufrían un dolor extremo, pero los cuatro ladrones debían de haber agotado ya sus lágrimas y gritos, pues se limitaban a convulsionarse sin decir palabra en las toscas camas de tablas a las que estaban atados en sus celdas. Tal vez estuvieran atados a las camas porque se habían estado retorciendo por el violento dolor, o para evitar que se arañaran los miembros hinchados. O tal vez temían que se arrancaran sus miembros, aparentemente podridos…

Los hombres apenas estaban conscientes, y no parecía que fueran capaces de beberse el antídoto por sí solos… Por no mencionar que, de todos modos, tenían las manos atadas.

“Uh… Por favor, abre sus bocas y hazles beber esto. Luego vierte esto en sus regiones afectadas y…”

Antes de que pudiera terminar la frase, uno de los guardias me arrebató el recipiente de pociones que estaba sacando de la bolsa y corrió hacia los ladrones inmovilizados.

Sí, está tratando a esos tipos como si fueran las víctimas… Así que realmente piensan que soy la mala, ¿eh? ¡Maldición!