Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Volumen 6

Capitulo 20: ¡Debes Ayudarles! ¡Como Humano!

Yogiri sintió que las cosas se habían puesto feas. Había considerado una serie de posibles riesgos que podría conllevar el tomar un barco, y todos esos riesgos habían ocurrido exactamente como había imaginado.

El barco aún no se había hundido, pero estar atrapado en medio del océano abierto seguía siendo bastante peligroso. Si no se ponían en marcha de nuevo, tendrían problemas. No importaba cuánta comida tuvieran almacenada, eventualmente se enfrentarían a la inanición. Probablemente habría estado bien por su cuenta, pero si quería mantener a Tomochika a salvo también, tendría que resolver la situación y volver a poner en marcha el viaje.

Mientras Yogiri consideraba la situación, continuó con su habitual ritmo pausado por la nave. Si corría, sólo se agotaría, por lo que no lo reuniría con Tomochika más rápido.

“¿Esto es un kraken, supongo? No siento ninguna intención de matar. Si los piratas vienen de él, supongo que es alguna forma de transporte”.

Pudo ver los enormes tentáculos a través de las ventanas. Parecía vivo, pero una vez que la posibilidad de que fuera artificial estuvo en su mente, pudo ver eso también.

En cada uno de los tentáculos había crecido un conjunto de escaleras, lo que permitía capturar varias partes de la nave a la vez. Todavía estaba en contacto con Tomochika y Mokomoko, así que también sabía lo que estaba pasando allí. Si el objetivo de los piratas era cobrar un rescate, entonces Tomochika estaría a salvo por el momento.

Yogiri se dirigió al ascensor. Se encontraba en el décimo piso de la nave. Le pareció que bajar andando sería demasiado esfuerzo, pero el ascensor no funcionaba. Los piratas debían de haberlo desactivado ya.

“Hombre, qué dolor”.

Mirando un mapa de la nave cerca del ascensor, encontró una escalera cercana. No había muchas en la nave, así que parecía que tendría que usar las escaleras de emergencia.

Caminando por los pasillos, abrió la puerta que conducía a una de las escaleras, pero rápidamente descubrió que sólo podría bajar tres pisos por ese camino. Las paredes se habían doblado, destruyendo las secciones inferiores. Debía de haber sido dañado por los tentáculos.

“Supongo que no están teniendo mucho cuidado con el barco…”

Si esta escalera no servía, tendría que encontrar otra. Con un suspiro, comenzó a caminar por los pasillos una vez más.

En este momento se encontraba en el séptimo piso, por lo que debía estar formado por camarotes de primera clase. El ambiente era caótico. Todo el mundo estaba en pánico por el ataque de la criatura marina gigante. Algunos asomaban la cabeza para ver qué pasaba mientras otros corrían por los pasillos.

Yogiri se dirigió a la siguiente escalera. Al doblar una esquina, encontró un montón de ropa tirada en medio del pasillo. Probablemente habían pertenecido al hombre que acababa de ver pasar corriendo. Mientras pensaba en lo extraño que era que el tipo se hubiera despojado de sus ropas mientras corría, un grupo de tres criadas cargó de repente contra él. Las mató antes de que pudieran acercarse. Tenían espadas en sus manos y habían estado emitiendo una clara intención de matar.

“¿Qué estáis haciendo?”

A poca distancia de las doncellas ahora muertas había un hombre. Con un rostro tan bien esculpido que parecía artificial, miraba a las doncellas caídas, medio confundido y medio exasperado.

“Oh, eres tú”, dijo Yogiri. “Me imaginé que acabarías por hacer algo así”.

Era Yousuke Hiiragi, el tipo que había pensado que este mundo era un juego. Yogiri había sabido vigilarlo, y parecía que planeaba aprovechar la confusión para lograr algún objetivo personal.

Un momento después, Yousuke también estaba en el suelo. Había dirigido la intención de matar a Yogiri, por lo que éste había utilizado su poder por reflejo.

“¿Estabas relacionado con los piratas de alguna manera?” Se preguntó Yogiri.

Sólo recordaba haber hablado brevemente con el tipo en el puerto, así que no creía que Yousuke debiera guardarle ninguna animosidad. Era posible que hubiera subido al barco para guiar a los piratas hasta él, pero ahora nunca lo sabrían. Pensar en ello no tenía sentido, así que volvió a salir en busca de las escaleras.

Después de caminar un rato, oyó un grito. Venía de detrás de la puerta que daba a la escalera hacia la que se dirigía.

“Tengo un mal presentimiento…”

Tal vez hubiera sido mejor encontrar otra ruta para evitar verse envuelto en más problemas, pero no tenía tiempo para seguir tomando caminos diferentes. Preparándose mentalmente, abrió la puerta y entró.

“¡Ayuda!”

Yogiri miró hacia abajo y vio a varias personas desparramadas por el suelo debajo de él. No podía decir si la mayoría de ellos estaban vivos o no, pero había dos entre ellos que definitivamente lo estaban. Uno de ellos era un señor de buena complexión que se acercaba desesperadamente a él, y la otra era una mujer que sujetaba el cabello del hombre.

Mientras Yogiri se preguntaba si debía hacer algo, perdió la oportunidad, pues la vida se agotó rápidamente en el rostro del señor. Su piel se volvió oscura como la tierra, secándose por completo. Era difícil creer que no estuviera muerto.

La mujer le soltó el pelo y se levantó, mirando a Yogiri. Aunque sus ojos parecían vacíos, era claramente consciente de él.

Yogiri sintió la intención de matar que provenía de ella, así que utilizó rápidamente su poder. La mujer intentó saltar hacia él, pero tropezó con ella misma y cayó.

Sin embargo, no estaba muerta. No es que Yogiri hubiera ido fácil con ella, sino que la fuente de la intención asesina había sido algo dentro de ella, no la propia mujer.

“Eso era bastante pequeño. ¿Era algún tipo de parásito?”

Cuando Yogiri utilizaba su poder, podía obtener una impresión general de lo que había matado. Esta vez había sido algo pequeño dentro de la cabeza de la mujer. Debía de estar controlándola. Había oído que algunos parásitos eran capaces de controlar a sus huéspedes de esa manera.

“¿Estás bien?” preguntó Yogiri, agachándose junto a la mujer caída. Estaba viva pero inconsciente.

Estaba un poco preocupado, pero no tenía tiempo para esperar a que se despertara. Decidió darse prisa.

◇ ◇ ◇

“¡Deberías haberla ayudado! ¡Como humano!”

Tomochika estaba con los demás rehenes reunidos en el salón. A excepción de los piratas que bloqueaban las dos salidas, eran libres de hacer lo que quisieran dentro. Así que incluso cuando se puso en contacto en secreto con Yogiri, no hicieron ningún movimiento para detenerla. Desde fuera, sólo parecía que estaba hablando con Enju, que seguía siendo controlada por Mokomoko.

Es fácil decirlo, pero ella me atacó, así que no sentí que tuviera que hacer mucho.

“Ese es el tipo de cosas que tienes que hacer si quieres ser popular, ¿sabes?”

“No hay forma de que te conviertas en un rey del harén con esa actitud”, añadió Mokomoko.

“¡No es que haya dicho que quiera serlo!”

De todos modos, ha aparecido un montón de gente así. No puedo ocuparme de todos.

“¿Un montón?”

“Sí. Están siendo controlados por algo y atacan a todos a su alrededor. Cuando intento pasar, también me atacan”.

“Eso suena diferente a los piratas, ¿no?”

Los piratas aún no habían dañado a ninguno de los pasajeros y habían dicho que su objetivo era el dinero del rescate. No tendría sentido que hicieran daño a sus prisioneros.

Los que venían hacia mí parecían pasajeros ricos. No los veo como piratas.

Tomochika estudió a los matones de la habitación. Todos iban vestidos de forma muy diferente a los demás, sin ninguna característica unificadora, pero cada uno tenía un aire peligroso. Como mínimo, eran muy diferentes de los pasajeros del lujoso crucero, así que era imposible que se confundieran con los demás.

“Entonces, ¿hay algo aquí además de los piratas?”

Probablemente lo mejor es asumir eso.

“Pero no podemos salir de aquí, así que siento que no tiene nada que ver con nosotros…”

Pensando en los otros pasajeros, Tomochika había decidido no intentar salir por la fuerza. En lugar de su plan original, había optado por esperar a que llegara Yogiri. Una vez que se reuniera con ellos, podría ocuparse de los piratas sin causar ningún daño a los pasajeros.

“Supongo que somos lo suficientemente libres mientras nos tienen aquí, pero tengo ganas de cambiarme el traje de baño…”

Había estado recibiendo todo tipo de miradas en la piscina, pero habían sido algo tímidas y esporádicas. Sin embargo, las miradas descaradas de los piratas, naturalmente, la hacían sentir incómoda.

Mientras pensaba en qué podía ponerse encima del bañador, alguien entró en el salón. Era un hombre mayor con gafas. Al parecer, era un amigo de los piratas, ya que los que bloqueaban las salidas le dejaron pasar sin mediar palabra.

“Ahora bien. Hemos explicado que nuestro objetivo es pedir un rescate”, anunció el caballero que había subido al barco por primera vez. “Para ello, necesitamos tasar adecuadamente tu valor”.

¿Eh? ¿Qué ha pasado con esa dama de la guardia? se preguntó Tomochika.

Degul no aparecía por ninguna parte. No les había acompañado cuando su tripulación había encerrado a los pasajeros en el salón. Sin embargo, los piratas la habían llamado “jefa”, así que probablemente era su líder, y estaba claro que se había infiltrado entre el personal del barco y había atraído a los piratas ella misma.

“Este hombre llevará a cabo la inspección. Está bien informado en lo que respecta a todas las líneas nobles y reales, así como a las de especial riqueza, y tiene un buen conocimiento de la situación política actual, así que, por favor, tómatelo con calma”, dijo el caballero, presentando al hombre mayor.

“¿Cómo es eso de tranquilizador?” murmuró Tomochika cuando el recién llegado comenzó a recorrer el salón con su comitiva, inspeccionando a cada pasajero individualmente.

Finalmente, llegó hasta Tomochika y Mokomoko.

“Hmm… no hay ningún registro de ustedes en mi directorio. No hay nadie a quien pedirle un rescate, así que supongo que no tenéis valor”.

Tomochika se sintió conflictiva. No es que esperara una gran evaluación por parte de un pirata, pero tampoco le hacía mucha gracia que la llamaran inútil.

“¿Qué hacemos con ella, entonces?”

“La jefa dijo que matáramos a todos los combatientes. Esa regla es absoluta”.

“Pero ella es una pasajera. Y para la jefa, ella no vale nada.”

“Así que, básicamente, a la jefa no le importará lo que le ocurra, ¿verdad? O lo que le hagamos”.

El interlocutor lanzó una mirada vulgar a Tomochika. Era el hombre que había matado a las chicas mercenarias junto a la piscina.

“Umm, ¿no dijo que ustedes no tenían tiempo para tratar con mujeres que no valen nada de dinero?”, preguntó Tomochika.

“No te preocupes, chica. Mira a tu alrededor. Estamos aquí sin nada que hacer. Tenemos todo el tiempo del mundo”.

“¡No puedes interpretar lo que ha dicho como quieras!”

Mientras gritaba eso, Tomochika golpeó simultáneamente la mandíbula, el corazón y la entrepierna del hombre. Era la técnica más rápida del estilo Dannoura: el triple jaque mate. Golpeó tres puntos vitales a lo largo del eje central del cuerpo de su oponente en una rápida sucesión, sin darle oportunidad de contraatacar. Lo había derribado antes de que pudiera sacar su arma.

Al fin y al cabo, la que golpea primero gana.