Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

“Oye, chica, ven aquí”.

Tomochika se divertía jugando a las cartas en el casino. Una mujer con traje de hombre la llamaba, mirándola fríamente. Bastó una sola mirada para ver que no era una empleada cualquiera.

“¡¿Qué pasa?!”

“Te lo dije, Dannoura…” Yogiri suspiró desde detrás de ella. Él había insistido en que estaba exagerando, pero ella había estado demasiado fascinada por su propia racha de victorias como para hacerle caso.

“No puedo ignorar el método con el que pareces estar ganando. Tendremos que jugar uno contra uno”.

“¿Oh? ¿Me estás retando, Tomochika, la genio del juego?”

“Te pones un poco rara cuando estás al límite, ¿no?” Comentó Yogiri.

“Un genio del juego nunca huiría de un desafío, ¿verdad?”, preguntó la mujer.

Tomochika sabía que siempre podía fingir ignorancia y alejarse. Y, por supuesto, si se llegaba a la violencia, eran más que capaces de defenderse. Pero su mala conciencia no la dejaba rechazarla.

La mujer la llevó a ella, a Yogiri y al robot Enju a una pequeña sala con una sola mesa.

“Oh, no me he presentado. Me llamo Degul y soy guardia aquí. Mi trabajo es ocuparme de los clientes sospechosos”, dijo la mujer, sentándose. También había otros dos miembros del personal en la sala. “Te apetece jugar a las cartas, ¿verdad? El mismo juego que estabas tan orgullosa de ganar todo este tiempo”.

Era similar al póker, en el que uno adquiría y dejaba caer cartas para construir una buena mano, subiendo su apuesta o renunciando a lo que había apostado hasta el momento para dejarlo. Tomochika había salido victoriosa de forma aplastante.

“Reparte tú las cartas”, dijo Degul, señalando a Yogiri. “No será justo si lo hacemos nosotros”.

“¿Yo? Está bien, supongo”. Asumió el papel de maestro de juego. A pesar del elegante nombre, simplemente significaba que él era el responsable de repartir.

“No debería tener que decir esto, pero nada de trampas”.

“¡Claro que sí!” tartamudeó Tomochika.

“Y usar a ese fantasma cuenta como trampa”, continuó Degul, señalando a Enju, que seguía siendo controlado por Mokomoko.

“¡Nos han descubierto!” se lamentó Tomochika. Mokomoko había estado mirando las cartas de los otros jugadores y dando esa información a su descendiente. Sólo eso ya era una poderosa ventaja de la que nadie debía ser consciente.

“Los juegos de cartas aquí son estrictamente entre los clientes. No nos importa cómo acaben, y es normal que los clientes se quejen de las trampas siempre. Pero tú has ido demasiado lejos. Sin embargo, no vamos a pedirte que devuelvas tus ganancias. Por eso te he retado”.

Si se le obligaba a jugar limpio, Tomochika no tenía ninguna posibilidad de ganar, y todos lo sabían.

“Bueno, eso debería ser suficiente. No puedo presionar demasiado con nuestros pasajeros de clase especial”.

Tomochika entregó sus ganancias, cayendo sobre la mesa.

“No es mi culpa que Mokomoko siga susurrando información en mi oído…”

¡¿Qué?! ¿Me estás culpando a mí?! gritó el fantasma. Si querías jugar limpio, ¡sólo tenías que decirlo!

“¿Ves este tipo de cosas a menudo?” preguntó Yogiri al indiferente Degul.

“De vez en cuando. Los idiotas siempre llegan pensando que pueden ganar con sus habilidades o su magia. Pero estamos preparados para todo. No somos tan ingenuos como para dejar pasar algo así”.

“Eso tiene sentido. Si no tuvieras algunas medidas, no podrías abrir un casino en un mundo como éste”.

“¡Eh! ¡Me olvidé por completo!” intervino Tomochika. “Ni siquiera estábamos aquí para jugar, ¿verdad?”

“Eres la única que lo ha olvidado”, respondió Yogiri. “¿Podemos irnos ya?”

“Sí. Jugad limpio a partir de ahora”.

Saliendo de la sala privada, volvieron a la sala principal del casino. Allí vieron a Yousuke Hiiragi, el hombre que habían conocido en el puerto y que les había dicho que este mundo era sólo un juego. Durante los últimos días, había estado pasando su tiempo en el casino, así que se habían pasado a echar un vistazo. Habían pasado tres días desde que salieron del puerto. Todavía no había ocurrido nada importante, pero no había duda de que debían vigilarlo.

“Parece que está jugando normalmente”, observó Tomochika.

El tipo no estaba apostando cantidades especialmente grandes de dinero, y perdía tan a menudo como ganaba, así que parecía ser como cualquier otro cliente.

“Pensé que se volvería un poco más loco si realmente cree que todo esto es sólo un juego”. Dado que Yousuke consideraba que todo el mundo a su alrededor era un PNJ, su forma de actuar parecía que debía ser mucho más arrogante.

“Bueno, hay gente que sólo juega a los minijuegos normalmente”, respondió Yogiri. Era posible que no hubiera nada de lo que preocuparse. “Sin embargo, me preocupa un poco la gente que ha traído con él. Como ese viejo”.

Ante las palabras de Yogiri, Tomochika sintió curiosidad. Yousuke tenía cuatro acompañantes. Tres eran doncellas jóvenes, pero uno era un anciano de aspecto harapiento. No era sorprendente que Yousuke se rodeara de mujeres hermosas, pero no estaba claro por qué tenía un anciano con él.

“Supongo que no deberíamos pensar lo peor de alguien que no ha hecho nada malo todavía”.

“Supongo. Todo lo que hizo hasta ahora fue decir algunas cosas raras”.

No podían bajar la guardia, pero Tomochika supuso que no era necesario tener tanto cuidado con él.

◇ ◇ ◇

“¿No hay nada interesante que podamos hacer?” Cansada de jugar, Youko (alias Yousuke) estaba tumbada en la cama de su habitación.

“Uh oh, parece que el maestro Yousuke va a empezar algo”, comentó una de las criadas a su lado. Sus compañeras habían formado parte de su juego desde antes de entrar en la versión VRRPG (Virtual Reality Role Playing Game) del mismo. Eran muy leales y no la reprendían, hiciera lo que hiciera.

“¿Qué te parece ganar todo el dinero en el casino?”

“Eso ya lo hice una vez”. Hacer lo mismo una y otra vez sería aburrido, así que esta vez había jugado con las reglas.

Habían pasado tres días desde que comenzó su crucero. Todavía no había hecho nada importante a bordo. Su objetivo era ir a Ent y quemar el Bosque de los Elfos, así que esto no era más que tiempo de viaje. Sería una pena que se pasara de la raya y acabara hundiendo el barco, así que se había portado bien hasta ahora, pero cada vez estaba más cansada de ello.

“¿Qué pasó con los piratas? ¿No parecía que iban a aparecer algunos?”

Youko recordaba haber oído a varios NPCs hablar de piratas. Era habitual que las conversaciones al azar presagiaran los acontecimientos que se avecinaban. Si ese era el caso, el ataque de los piratas podría haberse puesto en marcha, pero aún no había visto ninguna señal de ello.

“Si los piratas aparecieran, ese héroe se encargaría de ellos, ¿no?”

“Sí. Hornet del Vínculo Carmesí”, confirmó una de las sirvientas. “Es el que vimos en el puerto”.

“¿Qué tan fuerte es?”

“He oído que mató a toda una bandada de dragones sin ayuda. También derrotó a un Señor Demonio. Parece ser un verdadero héroe entre los héroes. Debe haber costado mucho para contratarlo como escolta”.

“Sólo dijo que mataba dragones para darse una imagen más fuerte”, dijo Youko. “Probablemente todo sea un engaño”.

“De todos modos, podría significar diferentes cosas”, respondió la criada. “‘Dragón’ se refiere a una amplia gama de criaturas, después de todo”.

“Bueno, si está por aquí, el evento pirata probablemente esté relacionado con él de alguna manera”.

Si se le dejaba solo, podría enfrentarse a los piratas sin ayuda, o podrían luchar juntos contra ellos. Al menos, esa era la predicción de Youko.

“Entonces, ¿qué pasaría si nos deshacemos del héroe?”, continuó.

Se habían tomado la molestia de colocar al personaje a bordo, así que debía significar que las cosas se pondrían feas si el ataque de los piratas tenía éxito.

“No creo que sea la única fuerza defensiva que tiene el barco”.

“¿Y si aplastamos a los demás también?”

“No estarás planeando aliarte con los piratas, ¿verdad?”

“¿No crees que eso suena más interesante?” Youko se levantó de la cama. Antes estaba dolorosamente aburrida, pero con un nuevo objetivo frente a ella, de repente se sentía motivada.

“Tu oponente es un héroe, sabes. ¿Estás segura de que puedes ganar?”

“Esa es una buena pregunta. Puede que sea imposible, pero lo resolveré”.

Youko no era tan engreída como para considerarse todopoderosa. Había muchos oponentes a los que no podía vencer en un combate directo. Pero había muchas formas de eliminar al héroe sin necesidad de un combate directo.

“Como mínimo, siempre puedo convertirlo en un vídeo de “¡intenté luchar contra el héroe!”.

En el peor de los casos, tenía numerosas formas de escapar. Si alguna vez estaba en peligro, siempre podía huir, y eso también podría dar lugar a un vídeo interesante.

Youko decidió ir al encuentro del héroe, Hornet.