Seirei Gensouki: Konna Sekai de Deaeta Kimi ni

Volumen 23

Capítulo 2: En El Castillo De Galarc

Parte 1

Los cuatro héroes Sumeragi Satsuki, Sendo Masato, Sakata Hiroaki y Sendo Takahisa estaban reunidos en los campos de entrenamiento del castillo de Galarc, la misma mañana en que Celia partió hacia Beltrum. Cerca de ellos y frente a ellos estaban Gouki y Kayoko.

Parecía que algo estaba a punto de comenzar. Un pequeño número de miembros de la realeza y la nobleza, entre los que se encontraban Christina, Lilianna, el Rey François y el Duque Huguenot, les observaban desde muy lejos. Kouta y Rei también estaban allí como ayudantes de Hiroaki.

“Como todos han oído ya, he sido nombrado recientemente instructor de combate de Lady Satsuki y Lord Masato. Y como de todas formas íbamos a dar una clase, hemos decidido extender la invitación a los otros dos héroes.”

Como residentes de la misma mansión, Satsuki y Masato ya parecían estar al tanto. La explicación de Gouki iba dirigida a Hiroaki y Takahisa, que no se alojaban en la mansión.

“El hecho de que estéis todos presentes significa que todos tenéis la voluntad de haceros más fuertes. ¿Estoy en lo cierto?”, preguntó a Hiroaki y Takahisa.

“Ah… Es cierto que quiero hacerme más fuerte, pero no tengo pensado recibir lecciones de alguien más débil que yo, ¿sabes?”. replicó Hiroaki con valentía, cuestionándose si Gouki era digno de instruir a héroes.

“Estoy bastante seguro de que Gouki es mucho más fuerte que tú. Incluso a nosotros cuatro nos costaría enfrentarnos a él juntos”.

Satsuki lanzó a Hiroaki una mirada exasperada. Masato y ella se habían enfrentado a él en numerosas ocasiones en la mansión, pero aún no habían ganado ni una sola vez.

“¡Ha! Eso tiene que ser una exageración. ¿Estás intentando que suene bien delante de nosotros?” preguntó Hiroaki con escepticismo.

“¡Bua-ha-ha! Es bueno tener algo de escepticismo. En este caso, es mejor verlo por uno mismo. ¿Qué tal si nos enfrentamos?” Sugirió Gouki.

“Hmm…”

La actitud desinteresada de Hiroaki fue rápidamente sustituida por la cautela.

Es obvio que este viejo es fuerte.

Se daba cuenta de que Gouki era probablemente más fuerte que él, y que había bastantes posibilidades de que perdiera si luchaba contra él.

Aunque Hiroaki ni siquiera era consciente de ello, sólo proyectaba una actitud confiada en situaciones seguras, en las que sentía que tenía las de ganar. Lo hacía principalmente por vanidad, pero también por miedo a perder ante los demás y a ser menospreciado. En cierto modo, era por precaución.

Sin embargo, el Hiroaki actual conocía el sabor de la derrota. Había sufrido una humillante derrota en Rodania ante Kikuchi Renji, otro héroe como él. Aun así, mantuvo su frente valiente porque no quería ser menospreciado, pero…

“Bien. Hagámoslo”. Hiroaki aceptó la sugerencia de Gouki. Hasta ahora, habría empezado a excusarse confiadamente si pensara que había una posibilidad de que perdiera y se avergonzara a sí mismo, pero el Hiroaki actual no tenía nada que añadir. Su expresión se endureció nerviosamente.

“Muy bien. ¿Podrías actuar como nuestro árbitro, Kayoko?” Gouki sonrió satisfecho como si supiera lo que Hiroaki estaba pensando.

“Claro”.

Así, Gouki y Hiroaki se dirigieron al centro del campo de entrenamiento. Kayoko los siguió para juzgar su partido, y los demás se movieron hacia el borde para observarlos.

“La Arma Divina que posees, el Yamata no Orochi… Encuentro esa arma bastante interesante. Su forma se parece a mí Kamaitachi”, dijo Gouki, sacando su propia espada hecha por el enano mayor Dominic.

“También encuentro curiosa tu arma. Especialmente cómo es una katana hecha en este mundo… Incluso tiene un nombre llamativo como Kamaitachi”.

Hiroaki materializó su Arma Divina de la nada y lo agarró.

Veamos qué piensa este viejo con su espada japonesa de mi estilo de lucha.

Hasta ahora, Hiroaki nunca había recibido instrucción formal de lucha de nadie. En parte se debía a que no quería entrenarse por debajo de nadie, pero otra razón era que no había otras espadas tipo katana en la región de Strahl. Creía que no había nada que aprender de los caballeros que sólo usaban espadas europeas.

Pero ahora que había perdido contra Renji, este militar de la región de Yagumo que era un maestro de tales armas podría ser el instructor perfecto para él.

“El uso de cualquier arte además de las mejoras físicas del cuerpo está prohibido. Este será un combate sólo de espadachines”.

“De acuerdo”. Hiroaki tenía una rara expresión de entusiasmo en su rostro. “Si ambas partes están listas, pueden comenzar”.

“Listo”.

“De acuerdo”.

Los dos se distanciaron el uno del otro y mantuvieron sus espadas preparadas. Mientras que la postura de Gouki era tan estable como un árbol milenario, la de Hiroaki temblaba como una ramita en el suelo.

“¡Comiencen!” Kayoko llamó, señalando el comienzo de su duelo. “¡Rah!” Hiroaki cargó primero directamente hacia Gouki…

“¡¿Eh?!” Gouki cerró la brecha entre ellos primero, deteniendo a Hiroaki en su camino. Gouki también se detuvo en eso, y los dos se enfrentaron desde unos pocos metros de distancia.

“Elogio tu iniciativa de cortarme el paso cargando contra mí primero, pero tus intenciones eran demasiado obvias. No esperabas que te devolviera la carga, lo que hizo que te detuvieras. No deberías dejar de moverte sólo por algo inesperado”.

Al poco de empezar, Gouki comenzó inmediatamente a corregir a Hiroaki. “¡El que se ha detenido eres tú, viejo!” replicó Hiroaki.

“¡Ha-ha! Tiene razón. En ese caso…” Gouki dijo. Él entonces se movió.

“¡Whoa!” Hiroaki reaccionó con retraso. Había mantenido sus ojos en Gouki todo el tiempo, pero no tenía ni idea de cuándo se había movido.

Gouki estaba simplemente delante de él antes de que se diera cuenta. Hiroaki rápidamente intentó bloquearlo con su espada, pero…

“Guh…” Gouki apartó fácilmente la espada de Hiroaki y le apuntó a la garganta con la punta de su espada. Era claramente suficiente para terminar el combate, pero Gouki retiró inmediatamente su espada y retrocedió unos pasos.

“Es demasiado pronto para terminar esto. Continuemos un poco más. Me abstendré de atacar, así que muéstrame lo que tienes”, dijo.

“¡No me desprecies! ¡Maldita sea!” Hiroaki cargó contra Gouki una vez más, blandiendo su espada. Pero Gouki salió del alcance de su espada sin ni siquiera levantar su arma.

“No hay necesidad de preocuparse de que tus ataques me golpeen,

¿sabes?”

“¡Cállate!” El espíritu competitivo de Hiroaki ardía aún más. A partir de ahí, Gouki se puso a la defensiva, dando tiempo a Hiroaki para atacar. Vio a través de todos los ataques de Hiroaki y los esquivó uno tras otro.

“Hmm”, dijo después de un ataque.

“Ya veo, ya veo”, dijo tras otro, observando los movimientos de Hiroaki.

“Hah… Hah…” La respiración de Hiroaki se volvió gradualmente más irregular, y finalmente se detuvo.

La definición de plantilla de un estilo hecho a sí mismo sin forma, al parecer. Podría dominar a una persona normal sólo con sus habilidades físicas, pero sería un desperdicio. Valdría la pena enseñarle.

Gouki sonrió mientras lo evaluaba.

Este viejo ha visto completamente a través de mí… En el momento en que empiezo a blandir mi espada, él ya sabe dónde irá.

Sintiendo que la diferencia entre sus habilidades era mayor de lo que esperaba, Hiroaki observó a Gouki con inquietud.

“Me gusta tu decisión. Usas la cabeza y piensas cómo hacer que tus ataques golpeen. Pero hay demasiado exceso en tus movimientos. La longitud de esa espada está pensada para usarla con las dos manos. Balancearla sin pensar hará que tus movimientos sean fáciles de ver”, dijo Gouki en su evaluación de Hiroaki.

Tch… ¡Si puede leer mis movimientos, entonces…!

Mientras fingía recuperar el aliento, Hiroaki pensó en una forma de contrarrestar a Gouki. Al cabo de un rato, se le ocurrió una idea brillante. Si sus movimientos estaban siendo leídos, entonces sólo tenía que moverse más rápido de lo que Gouki pudiera reaccionar a ellos. Con ese pensamiento, cargó hacia delante a su mayor velocidad hasta el momento.

“Ooh…”

Los ojos de Gouki se abrieron de par en par, impresionado de poder ir aún más rápido. Pero en contraste con la sorpresa de sus ojos, el cuerpo de Gouki se movió con extrema calma. Dio un paso adelante y blandió la espada que tenía en la mano. En el momento siguiente, el Arma Divina de Hiroaki fue desviada y voló por los aires. La espada aterrizó erguida en el suelo y se dispersó en partículas de luz como un espíritu volviendo a su forma espiritual.

“…” Hiroaki se quedó posado al final del balanceo de su espada, tras perderse el momento en que ésta abandonó su mano. Pero rápidamente se dio cuenta de que algo no iba bien, y se quedó mirando la falta de un arma en sus manos.

“¿Hablas en serio?” acabó murmurando Hiroaki con una sonrisa impresionada. Su mirada estaba fija en sus manos desnudas.

“El principal problema es tu exceso de movimientos. Esa carga de hace un momento habría sido ineficaz, aunque te hubieras movido al doble de velocidad”, dijo Gouki con el mismo tono despreocupado de antes.

“Ah, ya veo”. Hiroaki se rascó la cabeza con su mano derecha vacía. “¿Deseas continuar?” Gouki preguntó.

“No, yo pierdo”. Hiroaki aceptó su derrota con elegancia. “¿Oh? ¿Así que me aceptas como instructor?”

“Sí, lo harás. Me gustaría pedirte que me instruyeras. Supongo que debería llamarte algo mejor… ¿Estaría bien Sr. Gouki?”

“¡Ha-ha-ha! Llámame como quieras”. Gouki rio con ganas.

***

Cuando terminó el combate, Satsuki, Masato y Takahisa se acercaron a ellos. Habían estado observando el encuentro, así que podían adivinar cómo había terminado.

“¿Cómo ha ido?” Satsuki preguntó a Gouki de todos modos. “Me ha aprobado”, dijo Gouki asintiendo con firmeza.

“Ya veo. Entonces, ¿es seguro asumir que los cuatro estamos bien con Gouki como instructor?”

Satsuki miró a Takahisa. Masato e Hiroaki hicieron lo mismo.

Takahisa sentía una aversión especial por la guerra y el asesinato. Hacía poco que había discutido con los otros tres héroes por ese motivo. Su presencia en una sesión de entrenamiento para aprender a luchar era cuestionable.

“¿También le parece bien, señor Takahisa? Nombrarme instructor significa que aprenderás a luchar pensando en el combate real. Algunas de las técnicas están diseñadas para acabar con la vida de los demás”, añadió Gouki, pronunciando sus palabras sin rodeos.

“Yo…” Takahisa empezó a hablar, pero se interrumpió.

“Yo también me lo preguntaba. Dijiste que estabas en contra de la guerra y el asesinato. Dijiste que era estúpido empuñar las armas para evitar la lucha. ¿No era esa tu postura?” Preguntó Hiroaki con cara de disgusto, preguntándose por qué Takahisa estaba allí con ellos.

“…” Takahisa frunció el ceño hoscamente.

“Hiroaki, no tergiverses las cosas sacando conclusiones precipitadas. Deja que Takahisa hable primero. Puede haber cambiado de opinión desde entonces”.

Sintiendo cómo se había agriado el ambiente, Satsuki intentó calmar a Hiroaki con suavidad.

“Tch”. ¿Qué eres, la presidenta de la clase? Él es el que tergiversa las cosas. No quiero que sus sentimientos antibélicos se interpongan en mi propio aprendizaje. También podría ralentizar nuestra formación”.

“Entiendo cómo te sientes, pero… decidir eso de buenas a primeras y empezar una pelea hace más difícil que Takahisa dé su sincera opinión”.

Los humanos eran criaturas flexibles, por lo que era importante escuchar siempre lo que alguien pensaba. Esta creencia era un encanto de Satsuki. En cambio, Hiroaki tenía tendencia a dejarse influir por la primera impresión que le causaba alguien.

No había nada bueno o malo en ninguna de sus creencias. Los debates a veces resolvían los problemas y a veces los empeoraban. A veces había que hacer suposiciones para encontrar soluciones. En cualquier caso, la gente tendía a creer que sus propias creencias eran las correctas.

Y ahora mismo, no había forma de saber cuál de las posturas hacia Takahisa era la correcta. Sólo Dios lo sabría.

“En ese caso, aunque no quieras matar a la gente, tienes que estar dispuesto a usar la violencia para repeler a los idiotas que actúan de forma violenta contigo. Ese es el requisito mínimo para unirte a nosotros. Si no estás de acuerdo, deberías marcharte”, exigió Hiroaki.

“Por favor, para. Sólo he venido porque Lily me lo ha pedido. Si estorbo, me iré”, dijo Takahisa con amargura, dándose la vuelta y abandonando el recinto.

“Ah…” Satsuki extendió la mano tras él, pero se contuvo de llamarle. Si los pensamientos de Takahisa realmente no habían cambiado, entonces no tenía sentido que se quedara.

“¿Ves? No ha cambiado de opinión en absoluto”. Hiroaki resopló triunfante.

“…” Masato parecía decidido a no tener nada que ver con su hermano respecto a este tema. Ni siquiera intentó mantener su mirada en Takahisa.

“Cielos.”

Satsuki, como alumna del curso superior, había esperado poder mediar en la relación entre los dos hermanos un poco mejor que esto. Suspiró abatida.

“Bueno, no hay necesidad de detener a los que desean irse. No podemos obligarle a aprender. Esforcémonos en nuestra propia formación. Ahora,

¡hagamos un tres contra uno para aclarar las cosas! Me ayudará a comprender vuestras habilidades y creará un sentimiento de rivalidad entre ustedes”, dijo Gouki, dando una palmada para que volvieran a la pista.

Así, Satsuki, Masato y Hiroaki comenzaron su combate conjunto contra Gouki.