Kenja no Deshi wo Nanoru Kenja (NL)

Volumen 7

Capitulo 15: Amistad

En la segunda planta del Exceso Epicúreo, en el salón del comedor bordeado de restaurantes, encontraron a Cyril y Asval conversando en un sofá.

“¡Hemos traído una invitada especial!” Gritó Zef, guiando a la pandilla hacia ellos.

Cyril y Asval se giraron y sonrieron sorprendidos al ver a Mira.

También se asomaron bastantes desconocidos. “Bueno, esto es toda una coincidencia.” “¡Ooh! ¡De toda la gente!”

“Todos parecen estar bien.” Mira les devolvió la sonrisa. “Nunca esperé que nos encontraríamos en un lugar como este.”

Asval tenía aspecto de rufián con su corta melena pelirroja, pero también había estado allí durante el viaje a Nebrópolis. El líder de Carillón Escarlata, Cyril, destacaba por sus rasgos delicados y su larga melena pelirroja. Al igual que Mira, era un antiguo jugador.

“A mí también me sorprende.” Dijo. “Pero esta ciudad atrae a multitudes, así que quizá estas coincidencias no sean tan infrecuentes.”

“Puede que tengas razón. Donde se juntan las oportunidades, la gente las sigue. Y las mazmorras cercanas también son abundantes.”

Aceptó Mira, observando a los distintos tipos de clientes reunidos en el comedor.

Como nación de comercio, Sentopoli atraía gente y productos de todo el continente. Y existían muchas mazmorras alrededor de la ciudad. Era la intersección ideal de medios y oportunidades; para los aventureros, bien podría ser perfecta.

“¿Qué te trae por aquí, Mira? ¿Está relacionado con esas fechas que nos pediste que investigáramos?” Dijo Cyril. Sabía que Mira había recibido pistas para seguir el rastro de los Nueve Sabios.

Él no sabía que su misión actual era trabajar con la Alianza Isuzu para derrotar a Quimera Clausen, una situación complicada, francamente, pero necesaria para devolver al líder de Isuzu, el Sabio Kagura, a su tierra natal.

“Hrmm… No te equivocas del todo.” Respondió finalmente Mira después de darle vueltas a la pregunta en su mente durante un rato. “Ah, cierto.” Añadió mientras sacaba el memorándum lleno de fechas que una vez le había enseñado a Cyril. “Uno de ellos, 2132 de 18 de junio, ya ha sido tratado. Puedes ignorarlo por ahora.”

Esa era la fecha en la que Kagura las Siete Estrellas —también conocida como Uzume, la líder de Isuzu— había regresado a este mundo ahora real. Para bien o para mal, las personas con el poder de los Sabios solían causar grandes alteraciones en el mundo cuando llegaban, lo que significaba que las propias fechas eran pistas útiles.

“¿Así es? Entendido.” Cyril sacó su propia copia del memorándum del bolsillo y trazó una línea sobre ese punto.

“Ahora, en cuanto a por qué he venido a Sentopoli. No estoy del todo segura de si es algo que debamos discutir aquí…” Mira observó a su alrededor y se levantó. “Es tu decisión.” Le dijo a Cyril, luego se inclinó hacia él y le susurró lo que el hombre Skyfolk le había dicho: El cuartel general de Quimera Clausen estaba en algún lugar de Sentopoli.

La expresión de Cyril se volvió grave.

“Ya veo. No sabemos dónde pueden tener ojos u oídos, por eso digo que no deberíamos hablar de ello aquí. Pero es una noticia increíble. Me encantaría oír más detalles.”

Comprendiendo la gravedad de la situación, Cyril se levantó para marcharse. Aunque no se había hecho público, las autoridades nacionales y la Unión de Gremios consideraban a Quimera Clausen una gran amenaza. Si seguían dañando a los espíritus, podrían provocar que estos se vengaran contra toda la humanidad.

Peor aún, ninguna nación fue capaz de atrapar a Quimera Clausen. Era como aferrarse a la niebla. Sin embargo, ahora Mira afirmaba conocer su paradero. Esa información encendió un fuego de convicción en Cyril, que amaba a los espíritus tanto como a la humanidad.

“Hrmm, muy bien.”

Aaron y ella solos podrían tardar años en encontrar la base secreta de Quimera Clausen, con sólo el vago conocimiento de que estaba en algún lugar de este país. Y ahora que Quimera Clausen había comenzado a tomar medidas directas, el tiempo era esencial.

Afortunadamente, Cyril y su gremio eran dignos de confianza. Podía solicitar su ayuda sin problemas, y Cyril comprendía sus esperanzas implícitas.

El grupo de seis comenzó a subir a la habitación de Cyril para continuar su discusión secreta. Mientras subían, se cruzaron por casualidad con Aaron, que acababa de regresar, cerca de la escalera. Se dirigía al segundo piso y parecía agotado.

“Ooh, pequeña señorita Mira. ¿Ya has vuelto?” Preguntó.

“Hrmm, justo a tiempo. ¿Podrías venir con nosotros?” Mira señaló las escaleras, sonriendo ante la coincidencia. Aaron había estado recopilando información sobre la base de Quimera Clausen, así que Mira pensó que sería una buena oportunidad para presentarle al grupo de Cyril.

“¿Hm? Sí, claro.” Aaron miró a la gente que acompañaba a Mira y asintió con un suspiro. Estaba deseando disfrutar de una merecida comida.

El grupo se sentó alrededor de la mesa en la habitación de Cyril, en el quinto piso. Era lo bastante grande como para que cupieran siete personas con espacio de sobra, aunque el mobiliario de la habitación era bastante sencillo.

Una vez que Emella hubo traído té para todos, Mira habló. “Permítanme presentarles a Aaron. Él y yo estamos trabajando juntos en esta misión.”

Todas las miradas se concentraron en él.

Aaron los miró a los ojos uno por uno mientras se presentaba. “Hola, encantado de conocerlos a todos.”

“Ahora, esta gente es…”

Antes de que Mira pudiera presentar al grupo de Cyril, Aaron interrumpió: “El gremio Carillón Escarlata. Cyril y sus subordinados, supongo.”

“¿Oh? ¿Ya los conoces?”

“Son famosos. Lo que realmente me sorprende es que los conozcas personalmente, señorita.” Aaron se reclinó en su silla y se cruzó de brazos. Le asombraban las conexiones de Mira, que incluían incluso al mal disfrazado Rey Solomon.

“Nos hemos cruzado unas cuantas veces.” Dijo Mira. “Ahora, mis disculpas por actuar sin consultarte primero, pero me gustaría hablarles de la sede de Quimera Clausen. Si todo va bien, también me gustaría pedirles ayuda. ¿Qué les parece?”

Mejor pedir perdón que permiso, era su estilo habitual. Debería haber consultado a Aaron antes de compartir cualquier información sobre la misión, pero ya le había contado a Cyril parte de ella.

Aaron se encogió de hombros ante sus preocupaciones y contestó: “A mí me parece una muy buena idea.”

Carillón Escarlata era un gremio muy popular entre los aventureros y muy conocido por su rectitud. Cyril atraía a mentes afines. La Alianza Isuzu los vería como simpatizantes bienvenidos en la batalla contra Quimera—Mira tenía conexiones muy valiosas.

Con sus numerosos miembros, también podían buscar en zonas más amplias. Aaron estaba agotado tras todo un día de marcha y más que dispuesto a aceptar su ayuda.

“¿Qué tal si empiezo yo?” Aaron explicó todo con cansancio — incluido Isuzu— esperando ganarse su ayuda.

***

En cuanto Aaron terminó de hablar, Flicker exclamó: “¡Me encantaría ayudar!” Como maga, amaba a los espíritus más que el común de las personas, y los actos de Quimera Clausen la enfurecían.

“Sí. Yo también ayudaré.” Dijo Emella. Ella era el tipo de persona que una vez se había unido a dos niños en un viaje a una mazmorra de forma gratuita. Su amabilidad también se extendió a los espíritus.

“Supongo que es mi momento de brillar.” Añadió Zef.

“No sería un hombre si me quedara sentado.” Murmuró Asval.

“Ahí lo tienen.” Dijo Cyril. Carillón Escarlata era de la misma opinión. “Haremos todo lo que esté en nuestra mano para apoyar los esfuerzos de Isuzu.”

Liberado de la búsqueda en solitario durante días y días, Aaron exhaló un suspiro de alivio. “Vaya, ¿de verdad? Muchas gracias a todos.”

La asociación Isuzu-Carillón Escarlata estaba sellada, y empezaron a discutir la estrategia. Repasaron cómo y dónde buscarían para mantener alejadas las miradas indiscretas de Quimera Clausen.

Cenaron juntos en mitad de la reunión, y luego continuaron hasta bien entrada la noche.

***

Terminada la reunión y la comida, Zef se levantó y dijo: “Bueno, tenemos un nuevo amigo. ¿Qué tal si nos conocemos mejor en la bañera? Debería estar abierta a estas horas de la noche.”

Ya eran un poco más de las diez, pero como el baño de la posada estaba abierto a todas horas, era más fácil relajarse durante las horas libres de la noche.

“Buena idea.” Asval se levantó en señal de acuerdo. “Pronto lucharemos juntos.”

“De acuerdo. ¿Qué opinas, Aaron?” Intervino Cyril.

Podrían conocer a su nuevo camarada mientras se remojaban en el gran baño. Era más o menos una práctica común entre los aventureros codearse así.

“Suena divertido. Hagámoslo.” Aceptó Aaron y se dirigió al baño con los demás hombres.

Flicker los vio partir con una sonrisa hambrienta. Era de etiqueta que los aventureros se bañaran juntos… ¡y ella aún no se había bañado con Mira!

“Bueno. ¿Por qué no nos relajamos también como compañeras de aventura?” Sugirió, un poco demasiado a la ligera. Sus ojos traicionaron su verdadera intención cuando miró a Mira.

Unos instantes después, Flicker se encontró atada a su silla con una resistente cuerda, gracias a la brillante obra de Emella.

Después de asegurarse de que la cuerda no cedía, Emella dijo: “Muy bien. ¿Qué tal ese baño?”

“Mm, supongo. ¿Vamos?” Mira se levantó lentamente, asegurándose de ocultar el brillo de sus ojos.

Flicker había telegrafiado su intención como una aficionada. A pesar de hablar con calma, tenía la expresión excitada de una niña a punto de ir a un parque de atracciones.

“¡Por favor, espera! ¡Juro que no te tocaré por el resto de mi vida!

¡Por favor, te lo suplico!” Gimió Flicker mientras las dos se levantaban para irse. Forcejeó violentamente en su silla hasta que se cayó, pero siguió suplicando mientras se deslizaba por el suelo tras ellas. Incluso a Mira le pareció lamentable. Emella se encogió visiblemente.

“¿Y si tuviéramos piedad? ¿Podemos confiar en ella?” Se preguntó Mira, incapaz de soportar la visión.

Emella lanzó un gran suspiro y desató las ataduras de Flicker, refunfuñando: “Bien. Supongo que sí. ¿Lo juras?”

“¡Por todos los dioses del cielo y de la tierra!” Flicker se arrodilló como un caballero y juró, con el rostro más sincero que nunca.

***

Mira, Emella y el sometido Flicker regresaron al primer piso de la posada. El espacio entre la entrada y el baño estaba libre de gente a esta hora del día. Escasos clientes vestidos de civil salpicaban el vestíbulo.

Se sentía un poco triste ahora que las tiendas de recuerdos de esta planta estaban casi cerradas. Pero aun así, el viaje nocturno tenía algo de emocionante.

El baño estaba dividido en un lado para hombres y otro para mujeres. Mientras algunos clientes masculinos lanzaban miradas anhelantes hacia la entrada de mujeres, Mira abría la puerta sin reparos y se adentraba en el paraíso. Era una línea que los hombres nunca podían cruzar, pero esa regla ya no se aplicaba a ella.

Mira sonrió ante las miradas de reojo de sus colegas masculinos.

Mientras se desnudaba en el vestuario, Mira observaba a Emella y a Flicker. Cuando lo hacía, los ojos de Flicker casi siempre se clavaban en los suyos durante un instante. Era tan fugaz que casi se preguntaba si lo había imaginado. Sin embargo, conociendo a Flicker, no era una coincidencia; incluso ahora tenía los ojos bien abiertos en busca de una oportunidad.

En cualquier caso, Mira hacía tiempo que había superado la vergüenza de que la vieran desnuda, y las miradas indiscretas de Flicker no la molestaban. De hecho, puede que incluso la excitara un poco.

Era del manoseo salvaje de lo que podía prescindir.

Cuando terminó de quitarse la ropa, Mira echó un buen vistazo a Emella y Flicker antes de dirigirse tranquilamente al baño. Parecía que Flicker era de las que utilizaban la ropa para ocultar sus activos; ahora que estaba desnuda, su pecho era abrumador comparado con el de Emella.

Los baños no tenían nada de especial; estaban amueblados con sencillez, en consonancia con el resto de la arquitectura del hotel. Al fondo había una gran bañera de piedra con un mural de un campo de flores en un claro del bosque. Al lado había lavabos. A la izquierda estaban la sauna y la piscina de agua fría. Este baño no podía calificarse de lujoso, pero era un relajante lugar de descanso.

Y era grande, con capacidad para casi treinta personas a la vez. Pero a esas horas de la noche, menos de diez personas aprovechaban las instalaciones.

“Me encantan los baños…” Mira se estiró y se relajó en el agua. “¿Vedad que síííííííí? Emella expresó su acuerdo lánguidamente.

Flicker se sentó frente a Mira y se remojó obedientemente, sentada inmóvil en el agua. Emella le había quitado las gafas antes de que entraran en la bañera y tenía lágrimas en los ojos.

“Sabes, Mira, realmente me tomó por sorpresa cuando vi que estabas con Aaron el Intransigente.” Dijo Emella.

“¿Ah, sí? ¿Es importante?” Mira hizo evidente su sorpresa y respeto.

Parecía que Aaron era bastante famoso entre los aventureros. Su fuerza incondicional y sus años de experiencia real eran reconocidos por muchas naciones. Habían intentado contratarlo para el servicio gubernamental bastantes veces.

Oyó su voz desde el otro lado de la pared. “No tanto como tú, pequeña señorita Mira.”

Este baño era muy parecido a un baño público, con una ligera abertura en la parte superior de la barrera entre el lado de los hombres y el de las mujeres.

Mira se levantó del baño y gritó al lado de los hombres: “¿Qué quieres decir? Sólo soy una humilde aventurera.”

La voz de Aaron, teñida de risa, volvió. “Claro, lo que tu digas.”

Tras aquella breve conversación, Mira tomó un taburete de baño y un cubo para dirigirse a los lavabos. De repente sintió que la miraban, levantó la vista hacia lo alto de la pared y vio la cara de Zef asomándose. Viendo que le habían pillado, ocultó la lujuria de su rostro y miró fijamente a los ojos de Mira con gravedad.

“¿Mirando? Oh, las indiscreciones de la juventud.” Mira dejó el taburete y el cubo y sonrió sin miedo a Zef. Sinceramente, estaba impresionada por su maniobra juvenil.

“Ah… más grande de lo que esperaba… señora.” De repente, Zef parecía serio y hablaba cortésmente, como un hombre que entrevista a una futura novia.

“Si no recuerdo mal, te gustan más grandes.” Con una sonrisa provocativa, Mira juntó los pechos.

“Sí, señora. Me gusta cuando son demasiado grandes para caber en mis manos.” Zef respondió con sinceridad.

Mira apoyó sinceramente la postura de Zef al respecto. Sintiendo una sensación de superioridad ahora que conseguía estar en el paraíso prohibido, advirtió: “Bueno, será mejor que te asegures de que nadie te vea.”

“Le agradezco su consideración.” Le agradeció Zef con la misma elocuencia. Entonces su rostro se congeló de horror. Emella, con un cubo en la mano y claramente furiosa, lo tenía en el punto de mira.

Un ruido sordo resonó en la bañera, seguido de un gemido de dolor.

Espero que haya merecido la pena. Mira saludó en silencio a Zef, que había desaparecido más allá del muro.

Mientras Mira se sentaba en el lavabo, Emella se acercó como si nada. “¡Mira! ¡Déjamelo a mí!”

Emella lavó a Mira, Flicker lavó a Emella y luego Mira lavó a Flicker, que casi se desmaya de pura felicidad. Así, las chicas desarrollaron su amistad.