Sokushi Cheat Ga Saikyou (NL)

Cuando Haruto Ootori se despertó, se encontró flotando en una especie de solución. Su primera reacción fue entrar en pánico y nadar hacia la superficie, pero inmediatamente se topó con el techo. Se encontraba en un espacio hermético, lleno por completo de líquido.

A Haruto le invadió rápidamente el miedo a ahogarse, pero con el paso del tiempo se dio cuenta de que no se estaba asfixiando. Pensando en ello, se dio cuenta de que si había estado durmiendo en ese líquido, obviamente no era un peligro para él.

Calmándose, se dio cuenta de su situación. Estaba en una especie de tubo cilíndrico transparente. Al mirar fuera de su recinto, vio otros muchos tubos. Un vistazo a sí mismo le dijo que estaba desnudo y, lo que es más importante, sin heridas.

Debería estar cubierto de heridas. Todo su cuerpo estaba carbonizado y al borde de la muerte, pero estaba completamente curado. Tal vez el tubo era una especie de dispositivo médico. Se dio cuenta entonces de que, a pesar de no llevar las gafas, era capaz de ver todo lo que le rodeaba con claridad. Haruto sufría de miopía extrema, pero eso también había sido claramente curado.

¿Qué está pasando?

Luchar inútilmente no le ayudaría, así que trató de recordar qué le había llevado hasta allí. Por suerte, como Consultor, tenía la habilidad Resolución de problemas: el poder de acceder a todos los registros de lo que había sucedido en este mundo e identificar cualquier información que deseara. Aprender lo que le habían hecho debería haber sido fácil.

En medio de la batalla real de su clase en el Inframundo, una especie de carne había empezado a brotar de las profundidades bajo ellos. Haruto lo había evitado con su habilidad natural para volar: era un tipo de beastkin que mezclaba rasgos humanos con los de las aves. Al darse cuenta de que algo andaba mal, había volado por los aires e intentado huir del Inframundo. Al acercarse a la superficie, había quedado atrapado en algo que lo había herido gravemente, tras lo cual sus recuerdos eran vagos. Y ahí fue donde su Don entraría en juego.

Pero cuando fue a utilizar la habilidad de resolución de problemas, se confundió. El menú del sistema había desaparecido.

No puede ser. ¿Se había eliminado durante el proceso de curación?

La habilidad en la que había llegado a confiar plenamente había desaparecido. Le invadió una ansiedad como nunca antes había sentido.

Con un gorgoteo, el líquido de su tubo comenzó a drenar. Al descender al fondo del contenedor, cayó de pie y luego de rodillas. Los músculos de sus piernas eran débiles, por lo que le costaba ponerse de pie.

Una vez que el líquido se había drenado por completo, el tubo se levantó y se alejó de él.

Entonces, ¿puedo irme?

Con dificultad para ponerse en pie, Haruto comenzó a caminar de forma inestable.

“Así que finalmente has despertado, Haruto Ootori”.

Habiendo aparecido de la nada, un hombre delgado con un traje negro se encontraba de repente ante él. Cuando Haruto trató de responder, en su lugar vomitó el líquido que aún tenía en sus pulmones.

“Por favor, no te esfuerces. En primer lugar, no necesitamos usar palabras, pero después de todo el esfuerzo que hice para aprender japonés, quería intentar hablarlo.”

“¿Puedo preguntar quién eres?” contestó Haruto, tratando de parecer cortés. Como no tenía ni idea de cuál era su situación actual, decidió que era mejor ser prudente.

“Soy un dios. Mi nombre personal es Zakuro. Al menos, es la palabra más parecida a la estructura lingüística de tu idioma. No estoy tratando de hacerme pasar por un ser superior ni de despreciarte ni nada por el estilo. Puedes pensar en mí como alguien muy poderoso. Esa es la mejor manera de verlo”.

A pesar de las palabras del desconocido, no era fácil creer que fuera un dios. El hombre no parecía más que un varón humano, y tampoco había signos evidentes de que fuera especialmente poderoso.

“¿Dónde estamos?”

“Esta es mi nave. Estamos viajando por el subespacio”.

“¿Por qué estoy aquí?”

“Mis subordinados te han traído. Estabas sufriendo unas quemaduras bastante graves, hasta el punto de que no parecía que fueras a sobrevivir, así que te curé”.

Parecía que el desconocido le había salvado, pero Haruto no entendía por qué alguien que se hacía llamar dios se molestaría en ayudar.

“No lo pienses demasiado”, dijo Zakuro como si respondiera a sus sospechas. “Alguien estaba a punto de morir, y yo tenía la capacidad de salvarlo sin mucho coste para mí, así que ¿por qué no iba a hacerlo?”.

Haruto decidió aceptar la explicación por el momento. Por supuesto, si se había salvado por capricho, podría ser arrojado con la misma facilidad. Tendría que estar en guardia contra eso.

“¿Qué pasará conmigo ahora?”

“No quiero actuar como si me debieras algo, pero ¿podrías ayudarme? Mis subordinados no han sido muy útiles, así que he tenido algunos problemas últimamente”.

“No estoy seguro de lo que podría hacer por ti”.

“Mis subordinados carecen un poco de habilidades de comunicación. No son muy buenos buscando cosas”.

“¿Me estás pidiendo que busque algo?”

“La versión de Canción de Batalla que se instaló en ti era una más antigua, con algunas modificaciones originales hechas en ella”. Debía de haber inspeccionado a Haruto muy a fondo. Eso explicaría también cómo había conocido su nombre. “La versión que tenías era muy parecida a la que se entregó cuando nuestro señor desapareció. Existe la posibilidad de que nuestro señor sea el primero en traer la Canción de Batalla a este mundo. Supongo que es un poco exagerado, pero en cualquier caso, me gustaría que lo investigaras”.

“¿Eres incapaz de hacerlo tú mismo? Pareces más que capaz de comunicarte”.

“Me encantaría, pero si voy allí, tendré un fuerte efecto en ese mundo, así que no es tan fácil. Si acabo yendo, sólo será cuando esté absolutamente seguro de que encontraré lo que busco”. Si ni él ni sus subordinados podían ir, enviar a Haruto tenía sentido como la segunda mejor opción.

“¿Es este señor la persona que quieres que encuentre?”

“Sí, pero no puedo decirte nada más a menos que aceptes trabajar conmigo. Siéntase libre de decidirse y pensar en ello. Por ahora, te enviaré de vuelta a donde te recogimos”.

Haruto se sorprendió. Después de que Zakuro hubiera pasado por todo el esfuerzo de recuperarlo y curarlo, no había esperado tener la opción de negarse.

“Soy un poco estricto cuando se trata del libre albedrío”, explicó Zakuro. “Obligar a la gente a hacer cosas es demasiado trabajo. Gracias a esa regla, ni siquiera obligaré a mis subordinados a aprender el idioma de este mundo”. Lanzó algo a Haruto, que lo tomó del aire. Parecía una pequeña píldora. “Lo siento, pero el sistema de curación detectó como virus la Canción de Batalla modificada que tenías en tu interior y la borró. Esto es un sustituto. Si te la tragas, se instalará la versión más reciente del cliente”.

Una vez más, parecía dejar la decisión en manos de Haruto.

“Cuando hayas tenido tiempo de calmarte, enviaré a mis subordinados a buscarte. Por favor, hazme saber tu respuesta entonces”.

El hombre desapareció rápidamente junto con el suelo. Todo lo que le rodeaba se desvaneció en un instante, y de repente Haruto se aceleró a una velocidad aterradora, con el viento aullando en sus oídos. Acababa de salir despedido hacia el cielo.

“¡Mierda!”

Manifestó sus alas y atrapó el aire, logrando entrar en un descenso controlado. Aunque le había pillado por sorpresa, consiguió agarrarse antes de que fuera demasiado tarde. Si hubiera entrado en pánico, se habría estrellado directamente contra el suelo.

Al descender lentamente, pudo ver la capital. Era una vista extraña. Toda la ciudad estaba enterrada bajo carne roja y oscura.

¿Todo eso venía del Inframundo?

La carne estaba inmóvil, por lo que era posible que estuviera muerta, pero a pesar de ello, parecía que la capital ya no le serviría de mucho. En su lugar, decidió aterrizar en un bosque cercano a la ciudad.

“¿Qué hago ahora?”

Haruto seguía desnudo. Lo único que llevaba encima era la píldora que le había dado Zakuro. Mientras contemplaba la cuestión de adquirir nueva ropa, empezó a sentirse un poco impotente.