Eiyuu Ou (NL)

Volumen 2

Capítulo 6: Inglis, 15 Años — La Academia De Los Caballeros Chiral (6)

Parte 2

Rafinha comprobó su Artefacto. “¡Es cierto, no puedo hacer mis flechas de luz!”

“¡Mi espada tampoco me hace caso!” gritó Leone.

“Ya veo.”

Esta tenía que ser la carta de triunfo de Fars. Inglis supuso que así era como los caballeros Highlander podían suprimir las fuerzas de la superficie.

“¿Tal vez esto…?” Convirtió el éter en maná para crear una espada de hielo — pero antes de que pudiera aparecer, su maná se dispersó, incapaz de ser controlado adecuadamente. Sin embargo, Fars fue capaz de detener el uso de artefactos fue interrumpir y bloquear el flujo de maná. Eso era válido para la manipulación directa del maná sin una Runa. “Parece que yo tampoco soy bueno.”

“Sí… ¡pero yo, al poseer un estigma, soy diferente! ¡Ahora, cae de mi mano!” A la orden de Fars, el pilar de luz se encogió, aislándolo sólo a él. Inglis y los demás, expulsados de la luz, se vieron envueltos por las bestias de magicitas.

“¡Rani! ¡Leone! ¡Encárgate del canciller!”

“¡Lo tengo!”

“¡Ya se nos ocurrirá algo!”

Confiando en sus amigos, Inglis avanzó por su cuenta. Un número opresivo de bestias de magicitas pululaban a su alrededor. Con tantas, no podía subestimarlas. Su mejor oportunidad para mantener a todos a salvo sería vencer a Fars, que controlaba la dimensión, y escapar.

“¡Haaaah!” Inglis corrió hacia la bestia de magicita más cercana y la pateó tan fuerte como pudo. Enviada a volar, se estrelló precisamente contra el pilar de luz que rodeaba a Fars.

¡Snap!

Con un sonido duro, el cuerpo de la bestia de magicita rebotó. El pilar de luz no pareció sufrir ningún efecto.

“¡Ja, ja, ja! ¡Tengo asientos de primera fila para sus muertes! Eso no funcionará—”

¡Crraaack!

Con un sonido retumbante, el pilar de luz se desmoronó.

“¿Qué es exactamente lo que no funcionará?” desafió Inglis, envuelto en la pálida luz azul del éter.

“¡¿Gwah?!”

Agarró a Fars por el cuello con una mano y lo levantó.

“¡¿Qué?! ¡¿Cómo has—?!”

“Lo golpeé tan fuerte como pude.”

“Qué demonios… ¡¿Esta dimensión no te afecta?!”

En respuesta, Inglis sonrió suavemente, como una hermosa doncella. Para Fars, por el contrario, esa expresión era aterradora de contemplar. Inglis dijo que había golpeado a la bestia de magicita — pero él no la había visto moverse en absoluto.

“Oh, así es. Pero yo poseo otro tipo de fuerza — otros poderes.”

Aunque el maná no funcionara, si uno tuviera técnicas de éter, podría utilizarlas normalmente. Esta otra dimensión no podía interferir con el flujo de éter.

“Ugh… Eso es un montón de mierda. Qué otros poderes siquiera—”

“Devuélvenos a nuestra dimensión — a menos que quieras que te derrote aquí y ahora. Después de todo, Rani y Leone están en apuros.”

Las dos se las habían arreglado para enfrentarse a las bestias de magicitas atacantes y proteger a la canciller Arcia, pero sin los poderes de sus artefactos, estaban luchando. A este ritmo, probablemente no resistirían mucho tiempo. Inglis tenía que acabar con las cosas rápidamente.

De repente, una parte del enjambre que los rodeaba salió volando. Algo se levantó de debajo de ellos.

“¡¿Qué?!” chilló Rafinha.

“¿Nuevos enemigos? ¡Dame un respiro!” se quejó Leone.

“¡Ho, hyo! ¡Ho, hyo, hyo, hyo!”

Una bestia humanoide de magicita — el Come-Runa — se interpuso en su camino. Su cuerpo, tachonado de runas, había crecido hasta adquirir una forma baja e hinchada, con la robusta piel y las gemas incrustadas de una bestia de magicita. De su pecho crecía la cabeza del embajador de los Highland, Muenthe. La criatura soltó una gran carcajada.

Inglis jadeó. “¡Una bestia de magicita! Pero ahora parece…”

El Come-Runa se había comido a Muenthe, y ahora el Muenthe absorbido se había convertido en parte de él, transformándose con él. Y eso no era todo…

“¡Ho, hyo, hyo, hyoooooo!” La bestia de magicita humanoide, mientras dejaba escapar la risa de Muenthe, extendió espadas de hielo desde cada uno de los dedos de sus gigantescas manos.

“¡Está usando maná!” Esta dimensión no tenía efecto en los Highlanders; Inglis adivinó que el Come-Runa estaba usando los estigmas de Muenthe.

A continuación, el monstruo blandió las cuchillas contra las bestias de magicita que lo rodeaban, creando varios pinchos de bestias de magicita. Entonces, al igual que cuando el devorador de runas había devorado a Muenthe, se convirtieron en carbón negro y fueron absorbidos. ¿Podría absorber a las bestias de magicitas ahora que era una de ellas?

Rafinha y Leone observaron, congelados en el lugar.

“¿Es eso… canibalismo?”

“¡Es tan fuerte!”

Absorbió las numerosas bestias de magicita en un abrir y cerrar de ojos y se transformó, y en la parte inferior de su cuerpo crecieron patas de araña, probablemente como resultado de haber comido tantas bestias de magicita de araña. De repente, las otras criaturas arañas empezaron a correr hacia él. ¿Absorber a muchas de ellas le daba al Come-Runa el poder de control de una abeja u hormiga reina?

“Se están combinando—” En un abrir y cerrar de ojos, la parte inferior de su cuerpo había adoptado por completo la forma de una bestia mágica araña.

El cuerpo del Come-Runa y las Runas…

La cara y los estigmas de Muenthe…

Y la parte inferior del cuerpo de una bestia mágica con forma de araña…

Esto ya no era sólo un Come-Runas, o una bestia mágica, o un Highlander. Era una quimera desordenada. Sólo había una cosa que Inglis podía decir con seguridad — parecía fuerte.

“Una quimera impresionante — debería haber sabido que ocultaban algo así. Estoy empezando a estar impresionado.” Ya que los enemigos se habían reunido, podía enfrentarse a ellos ella sola. Para ser honesta, estaba un poco decepcionada de que esto sólo pudiera ocurrir en esta dimensión.

Pero Fars lo negó. “¡Eso no fui yo! Todo lo que hice fue reunir a las bestias de magicita.”

“¿Eh? Entonces qué — Ya veo, esta vez sí fue el Polvo de Prisma…”

Los Sangre de Acero realmente habían lanzado un asalto, aunque a través de una ruta diferente a la de los caballeros del Canciller Arcia o Fars. Si no era así, no tenía explicación de por qué Leon estaba en la capital. El polvo de prisma que habían acumulado estaba mostrando ahora sus efectos aquí.

“¿Así que esta situación es sólo una coincidencia?” Inglis soltó una risita. “Realmente debo tener la rutina diaria correcta.”

“¡Sheesh, Chris! ¡No te alegres por eso!”

“¡Sí! ¡Esa cosa es realmente asquerosa!”

Ni Rafinha ni Leone, reunidos en torno al canciller Arcia, se alegraron.

“¡Tal vez yo también tenga la rutina diaria correcta!” El cuerpo de Fars, aún sostenido por una de las manos de Inglis, se distorsionó de repente, desapareciendo junto con su peso. “¡Es una pena que no pueda ver desde mi asiento de primera fila! ¡Muérete ahí! ¡Volveré más tarde para recoger sus cadáveres, si es que ese monstruo no les devora!” Sólo su voz resonó con fuerza en la escena. Había dejado atrás a Inglis y a los demás, partiendo solo.

“¡Ah…! ¡¿Se ha ido?!” gritó Rafinha.

“¡¿Nos dejó atrás y huyó?!” gritó Leone.

“Debe estar evitando que la dimensión se derrumbe sobre él si pierde.”

“De ninguna manera…” Rafinha se volvió hacia Inglis. “¿Podemos salir por nuestra cuenta?”

“¿Qué piensas, Inglis?” Preguntó Leone. “¿Puedes hacer lo que hiciste antes?”

“Si destruyo la dimensión, probablemente estaremos bien. Pero antes de eso…”

Tal vez podría divertirse luchando contra la quimera.

“¡Ho hyo! ¡Huele a Inglis! ¡Inglisssssss! ¡Conviértete en uno conmigo! ¡Convertirte en uno se siente taaaan bien!” Una lengua salió de la cara de Muenthe. Inglis no entendía por qué no se veía tan diferente de lo normal a pesar de que se había transformado en una bestia de magicita.

“Eso sí que es repugnante”. Al mirarlo le recorrió un escalofrío.

“¡Claro que lo es! ¡Apresúrate y vence a esa cosa, Chris!”

“No quiero ver su cara por mucho tiempo”, se quejó Leone, asqueada.

“Mm-hm.” Inglis, solo, se puso delante de la quimera que contenía a Muenthe. “Derrótame y podrás hacer lo que quieras. ¡Ahora, comencemos!”

“¡Ho, hyo, hyo, hyo, oooooh!” Las puntas de sus innumerables patas de araña se transformaron en cuchillas de hielo, y giraron hacia Inglis. Era gigantesco, pero sus movimientos definitivamente no eran lentos.

“¡¿Qué—?!”

Todo lo contrario, eran muy rápidos. El ataque de cada pata individual era más feroz que el del Come-Runas original, y el gran número de ataques no tenía comparación. Era un aluvión de espadas de hielo. Incluso para Inglis, sería difícil abrirse paso desde el frente. Los ataques eran demasiado precisos. No había ningún hueco por el que pudiera colarse.

“¡Es grande, es desagradable y es rápido!” gritó Rafinha.

Leone se quedó con ella, consolándola. “¡Pero no puede golpear a Inglis! Estará bien.”

Inglis sabía que, si se dejaba caer hacia atrás, sería imposible pasar sin ser golpeada.

“Tantos movimientos — ¡es como si viera múltiples de ella!” El Canciller Arcia se sintió abrumado mientras trataba de observar. Inglis no sólo era rápida — sus movimientos eran hermosos. Cualquiera que la observara se sentiría arrastrado por su brillantez. “¿Puedes ver sólo una de ellas?”

Rafinha asintió. “Puedo, más o menos.”

“Bueno, apenas puedo verla”, admitió Leone.

Arcia se quedó mirando a los tres con asombro. “Parece que la academia de caballeros está criando a gente con verdadero talento.”

Mientras tanto, Inglis seguía esquivando los ataques de la quimera girando a su alrededor en el sentido de las agujas del reloj, pero retroceder era aburrido — le faltaba cierto arte. Decidió preparar su contraataque.

“¡Ho hyoooooo! ¡Arriba, cariño!”

Inglis esquivó un tajo dirigido a su cuello mientras se abría paso por detrás y a un lado de la quimera. La quimera movió su cuerpo para enfrentarse a ella en su nueva ubicación, pero tenía un problema de formación.

“¡Ahora!” Inglis gritó, saltando en la dirección opuesta. Esto la colocó completamente fuera de su campo de visión. Debido a su gran tamaño, no podía moverse rápidamente. Ella aprovechó para atacar mientras su guardia estaba baja.

“¿Ho hyo?” murmuró con voz tonta, habiendo perdido de vista a Inglis.

“¡Haaaah!”

¡Tuuud!

“¡Gaaahhhh!”

La patada de Inglis atravesó la cara de Muenthe, retorciéndola horriblemente, pero eso fue todo lo que hizo. La cara se retorció, y la parte superior del cuerpo se balanceó hacia atrás, pero las innumerables patas de araña se tensaron y permanecieron en su sitio.

“Es realmente pesado…”, gimió. Una bestia de magicita normal podría salir volando con una sola patada. Este no era un monstruo normal, ¡pero eso es lo que lo hacía interesante!

“¡Ho hyooo!” Golpeado con fuerza, reaccionó rápidamente. La cara de Muenthe, distorsionada por la patada, rápidamente estiró su lengua y la envolvió alrededor de Inglis. Se aferró a ella desde las rodillas hasta los muslos y el pecho.

“¡Ho, hyo, hyo! ¡Tan dulce, tan suave!”

“Deja de hacer eso de inmediato. Eso es vulgar.” Inglis formó su caparazón de éter alrededor de sí misma. Mientras se envolvía en una luz azul pálido, la lengua de Muenthe fue destrozada y cayó.

“¡Aaaggghhh!”

“Sin embargo, estuviste impresionante.” Todavía no había planeado usar el caparazón de éter, pero al no poder usar el maná en esta dimensión, no había tenido otra opción. Las técnicas de éter suponían un gran desgaste para ella. Cuando la utilizaba, tenía que mantener los combates cortos.

Y todavía tenía que escapar de esta dimensión y enfrentarse a Fars.

“¡Haaah!” Inglis aterrizó después de ganar algo de distancia y esta vez se precipitó directamente.

“¡Ho, hyo, ho, hyo, ho, hyo!” En respuesta, la cortina de espadas de hielo cayó sobre ella.

“Me sorprende que puedas moverte. Te felicito.”

Se merecía un elogio. La mayoría no podía dar ni un solo paso cuando se enfrentaba a Inglis bajo los efectos de Aether Shell.

“¡Pero no es suficiente!” Inglis respondió a cada una de las cuchillas que caían con un puñetazo.

“¡¿Gahhhh?!”

El resultado fue el esperado: ¡las patas de la bestia de magicita, transformadas en espadas de hielo, cayeron como una cortina y se hicieron añicos!

“¡E-Ella de repente le voló las patas! ¿Qué demonios—?” gritó Arcia.

“¡Estamos tan sorprendidos como tú!” exclamó Rafinha.

“¡Sí, se las voló al tocar la luz azul!” dijo Leone.

No vieron a Inglis blandir sus puños. En un instante, las innumerables piernas parecían haber salido volando. Antes de que se dieran cuenta, la forma gigante de Muenthe sin piernas estaba rodando.

“Parece que esto es una despedida más.” Inglis se deshizo de su caparazón de éter y lanzó la palma de la mano derecha hacia el Muenthe que se retorcía.

La luz se arremolinó y convergió alrededor de su mano. La vívida luz blanco-azulada creció hasta convertirse en una gigantesca masa mientras todos la observaban.

“¡Golpe de éter!”

¡Blammmmmm!

“¡¿Ho hyoooooo?!”

La gigantesca bola de luz se tragó la gigantesca forma de Muenthe.