Eiyuu Ou (NL)

“Canciller, mi lord”, dijo Inglis. “Me disculpo, pero es como usted ve. No pude capturar al embajador.”

“Bueno… Realmente no tuviste opción en el asunto. Bien hecho”. Sin embargo, incluso mientras el canciller hablaba, el techo y el suelo de la cabina retumbaron y comenzaron a derrumbarse. “¡¿Mm?! ¿Y ahora qué?”

Del techo y del suelo surgieron unas oscuras y gruesas púas que parecían patas de insecto sobre las que había sólidas gemas. Cuando las patas avanzaron, lo siguiente que se reveló fue el cuerpo de una araña gigantesca. Inglis se encontró cara a cara con una araña gigante con un caparazón duro como una armadura.

“¡Es una bestia de magicita!” Gritó el Canciller Arcia.

“¡Pero el Flujo del Prisma no cayó!” dijo Rani, confundida. “¡Y estamos tan lejos en el cielo!”

Leone se volvió hacia sus amigos. “Entonces son los Sangre de Acero, ¿no es así?”

Inglis asintió. “Sí. Los Sangre de Acero tienen Polvo de Prisma, así que pueden crear bestias de magicita cuando quieran.” Los rumores se habían arremolinado en torno al asunto de hoy, y parecía que la Sangre de Acero, también, no iban a permanecer en silencio.

“¡Aparecen cada vez más!” Rafinha disparó una flecha de luz desde su Artefacto. Atravesó el cuerpo de una bestia de magicita araña con un chirrido nauseabundo, y la bestia dejó de moverse.

“¡De todos modos, vamos a acabar con ellos!” Leone extendió su Artefacto de espada oscura y lo barrió a través de varias de las bestias, aplastándolas.

Los dos eran ciertamente poderosos; este tipo de bestias de magicitas no eran una amenaza para ellos. Inglis decidió dejarles la lucha a ellos. Después de todo, no estaría de más que el canciller Arcia viera a Leone en acción.

Inglis se acercó al canciller y le preguntó: “Su Excelencia, ¿qué hacemos? ¿Romper el intercambio y escapar?”

Arcia se detuvo a pensar un momento. “Preferiría completar el intercambio, con un sustituto si es necesario, pero antes tenemos un buen lío entre manos.”

“Entonces, ¿pasamos por el barco derrotando a las bestias de magicita?”

“Eso sería útil.”

“Entendido. Sin embargo, ¿no sería mejor que evacuaras el barco por un tiempo?”

Se detuvo, considerando eso. “Sí, supongo que eso facilitaría la lucha de todos ustedes.”

“Entonces propongo que volvamos al Puerto del Aparato Volador.”

Justo entonces, Rafinha y Leone, trabajando juntas, acabaron con la primera oleada de enemigos.

“¡Buena idea! ¡Démonos prisa, Chris!”

“¡Cuando acabemos con estos —!”

Inglis llamó a la persona que era la razón por la que estaban allí en primer lugar. “Sí. Entonces, Fars —”

“¿Si? ¿Qué?”

“¿Todavía no estás preparado? Esta parece ser tu oportunidad.”

Fars se sobresaltó por un momento pero rápidamente se recompuso. “Ja, ja. Ya veo… Debería haber esperado eso. Tienes razón. Ya era hora.”

“¿Eh? ¿Qué quieres decir, Chris?”

Leone estaba tan confundida como Rafinha. “¿De qué estás hablando?”

“Bueno, quiero decir…” empezó Inglis.

Pero antes de que Inglis pudiera terminar, un hombre agotado que parecía ser un funcionario de Highland irrumpió en la cabina.

“¡Embajador! ¡Embajador Muenthe! ¡Gran problema! ¡El cargamento de la Compañía Rambach está lleno de bestias de magicita! ¡Gahhhhh!” Gritó cuando la afilada pata de una bestia de magicita le atravesó la espalda. A continuación, otro enjambre de bestias mágicas apareció en la cabina.

“No puede ser… ¿Fars, tú —?” Rafinha jadeó.

“¡Así que estabas con los Sangre de Acero!” Leone le fulminó con la mirada.

“Bueno, sí y no. Esto es obra mía, pero no tengo nada que ver con los Sangre de Acero. ¿Ves?” Fars se retiró la bandana con una mano, revelando los estigmas en su frente, la marca de un Highlander.

“¡¿Un Highlander?! Supongo que no mientes al decir que estás separado de los Sangre de Acero, entonces”, dijo Leone. “Después de todo, se oponen a tu país.”

Rafinha no siguió. “¿Pero por qué un Highlander le hace esto a otro Highlander?”

Inglis recordó las palabras anteriores de Fars. “Así que las Tierras Altas tampoco son realmente monolíticas.”

“Sólo por curiosidad… ¿cuándo te diste cuenta?”, preguntó.

“La primera vez que nos encontramos. Creo que te invité a luchar.”

De repente, una nueva bestia de magicita cargó contra Inglis, con sus patas extendidas, dispuesta a cortarla en pedazos.

Inglis atrapó la primera pata sin siquiera mirar, dio un fuerte empujón a la criatura y la envió volando hacia Fars. Fue un lanzamiento casual, pero increíblemente rápido.

Sin embargo, Fars la devolvió a Inglis prácticamente sin moverse. También él tenía un poder extraordinario.

Inglis continuó. “Pero fingiste no tener poder, así que tenía mis sospechas. Sin embargo, no imaginé que fueras realmente un Highlander”. Inglis rechazó a la bestia de magicita que se acercaba con una patada muy oportuna.

“Hija de— ¿Me descubriste desde el principio? ¿Y me seguiste la corriente? Pequeña intrigante—” Una vez más, Fars golpeó a la bestia de magicita contra ella.

E Inglis le devolvió el favor. Fars también lo hizo. Mientras rebotaban la bestia de magicita de un lado a otro, su conversación continuó.

“Aceptaré un desafío de cualquiera en cualquier momento, pero no pretendo forzar a los demás. Sólo esperaba que estuvieras preparado.”

En la mente de Inglis, incluso si ganaba contra alguien que no era capaz de sacar su poder, sería aburrido. Sería un desperdicio. Ella quería luchar en sus términos, dejarles hacer lo que quisieran, chocar contra todo su poder, y aun así ganar. Sólo un escenario así podría sacar su verdadero potencial. Uno debe aprovechar al máximo las oportunidades.

“Ya veo — pero soy un caballero Highlander, uno de los pocos especialistas en combate”, explicó Fars. “Me has ahorrado la molestia de matar a Muenthe, así que como agradecimiento, intentaré no traicionar tus expectativas.”

Poco a poco, la velocidad de las andanadas de bestias de magicitas entre ellos aumentó. Sus feroces voluntades competían por la victoria.

“Gracias. Voy a disfrutar de esto.”

Debido al impulso del último disparo de Inglis, la puntería de Fars se desvió. Su patada envió a la bestia de magicita a través de la pared y hacia el cielo. “¡Uf…! Supongo que fallé.”

“No podemos medir la superioridad o inferioridad de la fuerza del otro así. Adelante, por favor, ataca”. Una sonrisa apareció en la cara de Inglis.

Un caballero Highlander — así se había llamado Fars. Si eso era cierto, ella podía esperar que fuera fuerte. Si un caballero Highlander era más débil que un caballero de la superficie, no podrían oprimir a la superficie. Ser derrotados con los mismos artefactos que habían enviado a la superficie sería irrisorio. Sería lógico que tuvieran algún tipo de poder para vencer a las fuerzas de la superficie. Estaba deseando comprobarlo por sí misma.

“Mírate sonriendo felizmente. Me encantaría ver esa hermosa cara medio llorando de miedo”, amenazó Fars.

“Tienes razón. Yo también lo haría, si tal cosa pudiera suceder.”

“Entonces… ¿Qué tal esto? ¡Puerta, suéltala!” El espacio pareció distorsionarse alrededor del puño cerrado de Fars. En un abrir y cerrar de ojos, esa distorsión los envolvió, y el escenario frente a sus ojos cambió. Cuando Inglis y los demás se dieron cuenta de dónde estaban, se encontraban en un espacio sin fronteras de centelleantes partículas de luz de color amarillo-verde.

“¿Esto es… otra dimensión?” Preguntó Inglis.

“¡Es como el Laberinto de las Ordalías!” dijo Rafinha.

La atención de Leone estaba en otras cosas. “¡Más importante, mira a nuestro alrededor! Las bestias de magicitas están…”

“¡Hay muchas!” gritó el canciller Arcia.

Un número increíble de bestias de magicitas pululaban a su alrededor, quizás cientos o casi mil de ellas. Rodeaban a Inglis y a los demás, que se encontraban en una zona bañada por un pilar de luz pálida. Inglis llegó a la conclusión de que el pilar era una zona segura en la que las bestias de magicita no podían entrar.

“¿Las bestias de magicita que aparecieron antes en el barco vinieron de aquí?” Inglis no las había percibido en absoluto. Cuando ella y los demás estaban en el Puerto Flygear, las bestias de magicitas debían estar aquí, sin existir aún en su propia dimensión. A diferencia del método de la Sangre de Acero de crear bestias magicitas con Polvo de Prisma, las bestias de magicitas habían sido reunidas aquí y luego liberadas.

“Exactamente. Sin embargo, es desagradable mantener estas bestias aquí.”

“¿Quiere decir que las reunieron aquí para disfrazar este ataque como obra de los Sangre de Acero?”

“Sí. Sus tácticas son bien conocidas. Los estúpidos caballeros de antes son demasiado apresurados. Si vas a disfrazar algo, tienes que hacerlo bien o no engañarás a nadie. Soy precavido.”

Inglis comenzó a ver el panorama completo. “Ya veo, así que invitarnos como guardias debe haber sido también con ese propósito.”

“¿Qué quieres decir, Chris?”

“Quiere que la gente piense que nosotros, relacionados con los Sangre de Acero, matamos al embajador Muenthe y al canciller Arcia para arruinar el intercambio”.

Leone hizo una pausa. “Ya veo. Si estoy aquí, se hace mucho más creíble que estemos conectados con los Sangre de Acero.”

“¡Y si yo estoy aquí, se sospecharía que incluso Rafael era un Sangre de Acero!” Rafinha jadeó.

“Sí. Creo que ese es su plan”, dijo Inglis. “Un plan bastante detestable.”

“¡Sí! ¡Realmente lo es!” La expresión de Leone se volvió aún más severa.

“¡No se saldrá con la suya con lo que ha hecho!” dijo Rafinha, mirando fijamente a Fars.

“¡Esa debería ser mi línea!”, gritó. “Esa no es la única razón por la que te atraje— ¡también quiero vengarme de Rahl!”

Mientras sus palabras los inundaban, Inglis y Rafinha compartieron una mirada.

“¿Por Rahl? Me sorprende que sea tan popular.”

“¿Quieres vengarte por alguien como él? ¡Tan codicioso! ¡No eres diferente del embajador de antes!”

“Hmph… Tienes muchas agallas para decir eso de un chico delante de su padre.”

“¡¿Padre?!” Inglis y Rafinha jadearon en shock. Tenían preguntas: ¿Era Rambach? ¿El cambio en la dirección de la empresa del comerciante también era falso? Además, ¿cómo era tan joven? Parecía tener la misma edad que Rahl.

“Cuando me convertí en un Highlander, también obtuve este nuevo cuerpo… junto con las obligaciones de un caballero. Mi cuerpo anterior estaba enfermo, cayendo a pedazos, así que ¿qué opción tenía? ¡De todos modos, puede haber sido un mal hijo, pero era mi hijo! ¡Y tú lo mataste! ¡Por supuesto que quiero vengarme!”

“¡¿Por qué nos odias?! ¡Él—!”

“¡No ignores tus propios fracasos en la crianza de los hijos!”

Inglis tuvo que estar de acuerdo con Rafinha y Leone. “Si luchas con odio y rencor, sólo pesará tu poder. No disfrutarás. Te recomiendo que te diviertas más y que aprecies tu fuerza por sí sola.”

“Lo haré — ¡después de matarlos a todos! Debo decirte que ahora que estás aquí, ya estás atrapado. Esto no es sólo una dimensión para sellar bestias de magicita. Originalmente era un lugar de ejecución para los caballeros de la superficie como ustedes. En esta dimensión, tus artefactos no valen nada.” La sonrisa que apareció en el rostro de Fars era como una cuchilla amenazante.