Eiyuu Ou (NL)

Sonajero, sonajero, sonajero…

El seco roce de las ruedas calzadas de hierro sobre la piedra resonaba mientras el carruaje avanzaba. Inglis miró por la ventana el sol poniente, y Rafinha, sentada frente a ella, habló. “Es una pena que Leone no haya venido”.

Leone había rechazado su oferta con un simple “Yo paso, pero vosotros dos divertíos”. Y así, hoy, Inglis y Rafinha salieron solos al terminar sus clases.

“No la culpo”, dijo Inglis. “No me sorprendería que la empresa Rambach le guardara rencor”.

El padre de Rahl había sido el jefe de la Compañía Rambach. Inglis no estaba seguro de si eso seguía siendo así, pero el hermano de Leone, Leon, había sido quien envenenó a Rahl con Polvo de Prisma, convirtiendo a Rahl en una bestia de magicita. Si el padre de Rahl se enteraba de eso, probablemente se enfadaría al ver a Leone.

“Puede que tampoco se alegre de vernos, pero me preocupa más Leone. Parece muy deprimida últimamente”.

“Sí. Odio verla así de triste”.

“Pero no es que andar por ahí siendo triste la haga feliz. Si tuviéramos alguna forma de animarla…”

“Creo que ella siente lo mismo pero está bastante agotada por todo lo que está pasando. Deberíamos esperar hasta que esté lista”.

Rafinha hizo una pausa. “Tienes razón. No podemos arrastrarla y esperar que se ponga bien de inmediato. Sin embargo, ¡tengo una idea! Vamos a traerle algo sabroso”.

“Es un plan excelente. Vamos a elegir algo que le guste”.

“¡Sí!” Entonces Rafinha se quedó más tranquilo. “Oye, Chris, últimamente tengo algo en mente. Todo el mundo es amable conmigo sólo porque soy la hermana de Rafael, ¿verdad? Pero a Leone le pasa lo contrario. Todo el mundo la odia porque es la hermana de León. Así que es por eso que tenemos que estar ahí para ella. Es una buena chica. Tú también la apoyarás, ¿verdad?”

“Por supuesto. Es admirable que pienses así, Rani”. Inglis rozó suavemente el sedoso pelo negro de Rafinha. Sí, estoy orgulloso de la chica. Definitivamente, nada más.

Rafinha soltó una risita. “Así me quito una preocupación de encima”.

“¿De verdad?”

“Sí. Una cosa que he aprendido definitivamente es que si estás contento con mi decisión, no tengo que preocuparme”.

Mientras conversaban, el carruaje se detuvo.

“¿Ya llegamos?” preguntó Rafinha.

“No lo parece. Sólo estamos parados en medio de la carretera”. Cuando el carruaje había llegado a la academia para recogerlos, el cochero había dicho que los llevaría directamente a una mansión propiedad de la empresa.

“¡Perdónenos, pero vamos a inspeccionar este carruaje!” Un caballero, con su armadura repujada con el escudo real, abrió la puerta del carruaje. “Hmm… ¿Son ustedes cadetes de la academia de caballeros?”

Inglis trató cortésmente de quitárselo de encima. “Sí, así es”.

Rafinha, por su parte, sentía curiosidad. “¿Pasa algo?”

“En los últimos días se han producido varios asesinatos inexplicables en las calles por la noche, por lo que la ciudad está bajo estricta vigilancia”.

“¡¿Qué?! “, soltó Inglis.

Rafinha también se sorprendió. “Vaya, eso es terrible”.

Inglis y Rafinha acababan de llegar, y la academia esperaba que sus estudiantes vivieran y se quedaran casi siempre en el campus, por lo que no habían tenido mucho tiempo para explorar y averiguar qué pasaba en la ciudad.

“La mayoría de las víctimas han sido caballeros con Runas. Es como si tuviéramos un Devorador de Runas entre nosotros”.

Inglis ahuecó su barbilla. “¿Alguna pista sobre el culpable?”

El caballero negó con la cabeza. “Todavía no. Los Sangre de Acero se han vuelto más poderosos últimamente, y algunos creen que son ellos: pronto habrá otra ofrenda a los Highlanders. ¿Quizás estén tratando de interferir con eso? De todos modos, deberíais tener cuidado”.

Inglis asintió. “Entendido. Gracias”.

“Lo haremos. Gracias por el aviso”.

El caballero cerró la puerta del carruaje y se fue. Una vez que volvieron a rodar, Inglis dijo: “Un devorador de runas, ¿eh? Suena divertido. Apuesto a que es bastante duro”.

“Más bien las cosas se van a poner bastante complicadas”.

“¿Por qué?”

“Porque cualquier cosa que te haga sonreír así se convierte en un lío. Eso es algo más que he aprendido”.

“Bueno, discúlpame”.

“Y Rafael tampoco está aquí”.

“¿Todavía está ocupado con el transporte aéreo del Prismer?”

“Sí. Dijo que se pondría en contacto cuando volviera, y aún no he sabido nada más que el príncipe Wayne se fue para reunirse con él, además de Eris como guardaespaldas”.

“Así que estamos muy dispersos aquí. Pero, ¿cómo lo sabes?”

“Bueno, a mucha gente le gusta hablar conmigo, y algunos son familia de caballeros reales”.

“Ya veo”.

El carruaje se detuvo de nuevo y, esta vez, el cochero anunció su llegada. Habían llegado al patio de la mansión, excepcionalmente grande incluso para este distrito de clase alta. “Por favor, siéntanse libres de hacer su entrada”.

“Por supuesto”.

“Gracias”.

Inglis y Rafinha salieron a pie por el cuidado patio. La luz del atardecer se había desvanecido hasta la penumbra del crepúsculo.

“Rani, espera un segundo”.

“¿Eh? ¿Qué pasa?”

“Quédate ahí”. Inglis se adelantó solo.

¡Whoosh!

Una andanada de flechas cortó el aire hacia ella.

“¿Chris? ”

“Mm. No te preocupes”. Inglis respondió sin dudar. Demasiado rápido para ver, atrapó cada una de las flechas voladoras entre sus dedos.

“¿Los has cogido todos?”

“Sí. Me di cuenta de que algo pasaba. Así que supongo que no están contentos de vernos”.

“¡¿Nos están emboscando?! ”

“Parece que sí. Pero…”

¡Twap! ¡Twap! ¡Twap!

Inglis lanzó de repente las flechas hacia atrás.

“¡Guau!”

“¡Oww!”

“¿Qué…?”

“¡¿Ella está disparando de vuelta?! ”

Inglis sonrió, satisfecho por los gritos de dolor y consternación de los hombres que resonaban entre los árboles. “Exactamente la cálida bienvenida que esperaba”.

Rafinha suspiró. “Sí, esa es la sonrisa que me temía…”

“¡Contrólense, muchachos! No es difícil si lees sus movimientos. Y en cuanto a usted, señorita…” Un hombre con una cicatriz en la mejilla se adelantó, bloqueando el camino de Inglis. De su mano, brillaba una runa de clase media. “¡Me encargaré de ti! Tráela”.

“Me encantaría”.

“¡Genial! Muéstrame lo que has… ¿gahhh? ” Un rápido codazo le hizo tambalearse contra la pared exterior de la mansión, donde se desplomó, inconsciente.

“Muy bien, ¿quién es el siguiente?” Inglis mostró su sonrisa más dentada. Los hombres restantes, con la moral rota, gritaron de terror.

Un joven salió de la entrada de la mansión y se inclinó ante Inglis. “¡Por favor! Ya está bien. ¡Realmente eres todo lo que se supone que eres! ¡Lo sentimos! No te preocupes por nosotros”.

“Eso depende de ti, ahora, ¿no?” Inglis dirigió su atención, y su diabólico deleite, hacia él. “Aunque creo que sería más divertido si tú también lo intentaras”. Su apariencia podía ser todo gracia y belleza, pero lo que se escondía detrás de sus palabras era obvio.

Presa del pánico, el joven negó con la cabeza. “¡No, gracias, estoy bien! No soy mejor que él, así que creo que me iría igual de mal. No somos rivales para ti”.

“Ahhh, qué humildad”.

¿”Humildad”? Cariño, eso es honestidad . Siento decepcionarte”.

“¿Ah, sí? Qué pena”.

“Caramba, resulta que tu aspecto no es lo más sorprendente de ti… De todos modos, siento haberte puesto a prueba así. Soy Fars Fargo, Presidente de la Compañía Rambach”.

“Oh, ¿eres tú? Soy Inglis Eucus. Encantado de conocerte”.

“Sinceramente, no es la primera vez que nos encontramos. Lo mismo ocurre con Rafinha Bilford, de allí”.

“¿Nos conoces?” Preguntó Inglis.

“Sí. Tiene que haber sido, ¿cuánto, alrededor de una década ahora? ¿Recuerdas cuando nuestra compañía vino a Ymir a entrenar con los caballeros? Yo estaba allí. Habéis crecido hasta convertiros en un par de jovencitas. Es difícil de creer que haya pasado tanto tiempo”.

“Oh, claro, ahora que lo pienso…”

“De todos modos, entra. Tengo un gran banquete preparado. Después de todo, te invité aquí para agradecerte”.

“¡Oooh!” Exclamó Rafinha de repente. “¡No puedo esperar! Voy a comer todo lo que pueda! ”

“Rani, no es propio de una dama excitarse tanto”, advirtió Inglis.

“Ja, ja, ja. Está bien. Entra y rellenare mi estomago”, dijo Fars. Al principio sonreía, pero después de una hora con ellos…

“¡¿De verdad estás comiendo tanto?! ” Miró lastimosamente la enorme pila de platos vacíos.

“¡Mmmm! La comida de la cafetería está bien, pero esto es mucho más elegante. Es tan sabrosa. ♪”

“Definitivamente es más, y mejor, de lo que podríamos pagar con nuestras dietas, ¡así que comamos mientras podamos! ”

“Sí. Probablemente deberíamos envolver algunos para llevar a casa para Leone”.

“Tienes razón”.

“¡Disculpe! ” llamó Rafinha. “¿Podría terminar con esto?”

“Por supuesto. ¡Eh, que alguien se lo envuelva!” ordenó Fars.

“¡Gracias!” Inglis y Rafinha le dieron las gracias a Fars con sus sonrisas más bonitas, y luego volvieron a concentrarse en sus platillos.

“Espera, ¿todavía estás comiendo?” Sacudió la cabeza. “Como sea, no importa. No tienes que parar, pero ¿te importa si te pregunto algo?”

“Qhuh ebbeh? (¿Qué es?)”

“Chhlrahro, ahdelahhhnhhh. (Claro, adelante.)”

Inglis y Rafinha no hicieron ningún intento de mantener los modales en la mesa, con la boca llena de filete.

Una vez que todos estaban listos, Fars los puso al día. “Como ya he explicado, nuestra empresa está en una situación difícil ahora mismo. Cuando Rambach y su hijo Rahl obtuvieron la ciudadanía de las Tierras Altas, prácticamente se olvidaron de la compañía, y desde entonces sólo nosotros mantenemos las cosas en orden. Nos enteramos de lo que le pasó a Rahl en Ymir, pero eso no significa que haya mala sangre entre ustedes y nosotros. Después de todo, ellos también nos abandonaron. Y supongo que dejaron que sus viejas rencillas los devoraran por dentro una vez que llegaron a Highland. Aunque, para empezar, no eran precisamente grandes seres humanos, especialmente Rahl. De todos modos, sólo fue gracias a las circunstancias que salvaste nuestra nave no hace mucho. Y si fuiste capaz de hacerlo… bueno, nos vendría bien una mano con algo más”.

¿”Shihh”? ¿Cohhn Qhhhh? (¿Sí? ¿Con qué?)”, preguntó Inglis. En ese momento, sus mejillas estaban rellenas de pollo frito como si fuera una ardilla.