Eiyuu Ou (NL)

Volumen 2

Capítulo 2: Inglis, 15 Años — La Academia De Los Caballeros Chiral (2)

Parte 2

La clase de escuderos de primer año de Inglis estaba reunida frente a la puerta de la academia, escuchando a un fornido hombre calvo. Sus abultados músculos amenazaban con desgarrar el uniforme de su profesor.

“¡Ponte derecho y mírame! ¡Mi nombre es Márquez, y soy su instructor principal! ¡Ahora escucha! Mi misión es entrenar a cada uno de vosotros para que os convirtáis en escuderos. Puede que no tengáis una runa o un artefacto, pero estaréis a la altura de los que sí los tienen. Os enfrentaréis a algo más que a bestias mágicas. Deberás trabajar duro para fortalecer tu cuerpo, tu espíritu y tu mente. Te someterás a un entrenamiento más duro que el de cualquier caballero, ¡y no aceptaremos nada menos que el cien por cien! Tu primera orden: ¡al muelle de Flygear, de inmediato! ¡Formen parte!” Márquez se puso en marcha a un trote rápido hacia el lago Bolt.

“¡¿Huuuh?! ”

“¿Qué tienen que ver los Flygears con lo que ha dicho?”

“¡Es rápido! ¡Vamos a perderlo de vista!”

“¡Andando!” Los estudiantes se apresuraron a correr tras él.

“Supongo que puedo acostumbrarme a esto”, murmuró Inglis. Por lo menos, Márquez tenía razón. El entrenamiento físico era clave. Pero correr por todas partes era demasiado sencillo. Inglis trató de recrear el Regalo que aumenta la gravedad que había visto el día anterior. Recordaba el flujo de maná y cómo estaba colocado, pero era delicado y complejo. Sería difícil de reproducir.

“Hmm…” Cerrando los ojos, empezó a convertir el éter en maná y a manipular el maná mientras lo envolvía. No tenía que convertirlo en un campo entero como el Regalo; tenía que aplicarlo sólo a ella misma. Sólo replicaría una parte de él. Así que aunque no tenía mucha práctica…

¡Tonterías!

Sentía que su cuerpo era arrastrado hacia el suelo. Intentando un salto rápido, pudo notar que era más pesada de lo normal. “¡Ooh! ¡Lo hice!” ¿Cuántas veces la gravedad normal estaba bajo? Podía decir que no era mucho, pero más práctica se encargaría de eso. E incluso un poco haría que su entrenamiento fuera mucho más efectivo.

“¡Muy bien! Suficiente por ahora”. Inglis finalmente se puso en marcha, a la cola del pelotón. Pero incluso con la gravedad añadida, incluso con la lentitud de la salida, en poco tiempo le estaba pisando los talones a Márquez.

“¡Ja, ja, ja! No te pases! Ningún recluta va a poder seguirme el ritmo! Si me pierdes de vista, sólo tienes que llamar a la puerta de una casa y pedir indicaciones para llegar al… ¡¿Qué?! ¡¿Cuándo has llegado aquí?! ”

“¡Señor! ¡Solicito permiso para llegar temprano, señor! ”

“¡Eso está muy bien, recluta! Pero, ¿acaso conoces el camino?”

Inglis hizo una pausa para pensar. “Ahora que lo mencionas, la verdad es que no. Así que te seguiré por hoy”. No estaba completamente satisfecha con la idea, pero al menos podía intentar aumentar la gravedad mientras mantenía el ritmo.

Entonces se dio cuenta de que alguien más se acercaba por detrás.

“¡Gahhh! Espera!” Un joven de baja estatura con una expresión obstinada en su rostro hacía todo lo posible por seguir el ritmo de Inglis y Márquez. Era uno de los alumnos destacados de ayer-Lahti.

“No está mal”, comentó Inglis.

Lahti no tenía una runa. Definitivamente no era un caballero divino como Inglis. Tenía piernas humanas normales. Era rápido , sin necesidad de apoyo, e Inglis y Márquez sonrieron al verlo.

Lahti jadeó mientras corría. “Maldita sea, ¿por qué sonríes así? ¡Esto me va a matar! ”

“¡Ja, ja, ja! Parece que este año me han traído lo bueno”.

Dos chicos gritaron a la gente de delante.

“¡Oye, no nos dejes atrás!”

“¡Sí! ¿Cómo se supone que alguien va a seguir el ritmo de esto?”

Uno de ellos tenía el pelo azul y el otro rojo. Sus colores de pelo eran opuestos, pero sus caras eran como guisantes en una vaina. ¿Gemelos, tal vez?

Inglis recordó rápidamente dónde los había visto. Habían estado vigilando a Liselotte durante su estancia en el ring. Sus criados, entonces. Las runas de clase media brillaban débilmente en sus manos. Tal vez podrían haberse inscrito en el curso de caballeros, pero al parecer habían optado por entrenarse como escuderos de Liselotte. Inglis también había visto a otros de su séquito con runas, pero todos de clase baja o media. Y había oído que Liselotte era la hija de la mano derecha del rey, el canciller Arcia. Eso significaba que era la descendiente de una familia ascendente. Sin duda, ese hecho impulsó el entusiasmo de esta pareja.

Cada uno de los chicos llevaba una espada Artefacto. El poder de un artefacto aumentaba las capacidades físicas de su portador, lo que explicaba que casi pudieran mantener el ritmo. Podía sentir el maná que emanaba de ellos. Bueno, Márquez no había dicho que no pudieran usar artefactos.

“Ugh… ¡Maldita sea!” Lahti comenzó a quedarse atrás lentamente.

“¡Oye, no te presiones, hermano! ¡No va a sorprender a nadie si un plebeyo llega tarde! ”

“Tiene razón. No es bueno fingir que eres algo que no eres”.

Los criados de Liselotte se burlaron de Lahti, el pelirrojo abiertamente y el azul goteando con sarcástica condescendencia.

“¡Cállate!” Lahti gritó. “¡Están aquí abajo porque no pudieron hacerlo como caballeros! No hay manera de que vaya a perder… a…”

“Oye, ¿me estás echando mierda? ”

“Hmph… Parece que tu boca corre más rápido que tus piernas”.

El chico de pelo azul no estaba, estrictamente hablando, equivocado. Lahti estaba en su límite.

Inglis se puso al lado de Lahti y le susurró al oído. “¿Recuerdas el camino al muelle? ”

“Sí… Sobre todo…”

“Vamos, déjame mostrarte”. Le cogió de la mano y aceleró, casi arrastrándolo. “¡Aquí vamos!”

Lahti tartamudeó. “¡Guau! Demasiado… ¡Demasiado rápido! Guhhh…”

“Haz lo mejor que puedas. No quieres perder contra ellos, ¿verdad?”

Inglis oyó gritos por detrás mientras corría. Márquez casi pudo ocultar, aunque no del todo, su sorpresa. “¡Cuando llegues, sal en un Flygear y practica un poco!”

“¡Señor! ¡Sí, señor! ” Giró la cabeza para sonreír al instructor antes de correr aún más rápido.

“¡Es rápida!”

“¡No puede ser! ¡¿Qué está pasando?! ”

En un abrir y cerrar de ojos, Inglis se había alejado de Márquez y los gemelos.

Lahti resolló, encorvado, cuando llegaron al muelle de Flygear. “Ugh… Siento que voy a vomitar…”

“Me alegro de que no hayas perdido, ¿verdad?”

“Es sólo porque me arrastraste, no por nada que yo haya hecho… Eso es probablemente peor”.

“Probablemente ocurrirá muchas veces, así que acostúmbrate a ello”.

“¡¿También quieres pelearte conmigo?! ”

“Me apunto a ello si tú lo haces”.

“No, probablemente acabaría haciendo que me mataran…”, dijo. “De todos modos, gracias. Soy Lahti. Encantado de conocerte”.

“Inglis. Lo mismo digo”.

“No soy de aquí. Vengo de Alcard”.

Inglis pensó, Alcard, ese es el país subártico que nos rodea, Karelia, al norte. Es un clima duro para ganarse la vida a duras penas, pero al menos el tiempo seco significa que no hay muchas posibilidades de que caiga el Flujo del Prisma. No hay muchas posibilidades, pero sí algunas.

“¡Oh! ¿Así que eres un estudiante de intercambio?”

“Sí. Es agradable poder tomar el sol aquí abajo”.

“Lo es, sí. Oye, ¿Pullum también es de allí? ”

“¿Hmm? ¿Ella? Sí”.

“Así que probablemente fuiste enviado aquí para aprender a ser su escudero, ¿verdad? A mí me pasa lo mismo. Me estoy entrenando para ser de Rafinha Bilford”.

“La hermana del santo caballero, ¿no? Supongo que somos algo así, tal vez”.

“¿De verdad?”

“¡Pero realmente quiero ser bueno en el pilotaje de un Flygear para poder enfrentarme a las bestias magicitas! ¡Y no hay ningún otro lugar donde pueda aprender eso! Muy bien, ¡ya es suficiente con la pausa! Vamos a subir!”

“Sí. Tienes razón”.

Inglis y Lahti se registraron con los instructores de vuelo, y no tardaron en despegar en unidades Flygear separadas.

“¡Muy bien! ¡Estamos libres hasta que lleguen los demás! ¡Vamos a dar una vuelta con estas cosas! ” Mientras se retiraban sobre el lago, Lahti abrió el acelerador.

“¡Sí!” Inglis le siguió. Hoy no había señales de ninguna bestia magicita, así que era hora de volar un poco.

“¡Muy bien!”

“¡Guau! ¡Muy bien!”

El Flygear de Lahti trazaba un arco en el cielo, avanzando en espiral sin disminuir la velocidad. Sus ascensos, sus giros… eran perfectamente rápidos y precisos. La trayectoria directa de Inglis palidecía en comparación. Parecía que realmente era un aviador nato.

“¡Je, je, je! Tengo que tener al menos una cosa en la que sea mejor, o no sería justo, ¿verdad?” Lahti se adelantó a Inglis, igualando su ritmo mientras él gritaba. Con el acelerador a fondo, no había forma de que la alcanzara.

Eso la puso un poco nerviosa. “¡Oh, te atraparé!” Inglis extendió una mano hacia atrás y disparó un Golpe de Éter.

¡Whooosh!

La explosión de energía de color azul pálido desgarró la superficie del lago tras ella, pero ese no era el objetivo de su ataque. Aprovechando el retroceso de la explosión, aceleró, adelantándose a Lahti por un momento.

“¡¿Whoa?! ¡¿Qué demonios fue eso, Inglis?! ”

“A mí tampoco me gusta perder”.

“¡No me preocupa eso! Estoy preocupado por el cañón que acabas de sacar de la nada! Ni siquiera tienes una runa. ¿Cómo diablos…? ”

“He estado practicando”.

“¡Eso no es realmente lo que me preocupa!”

“De todos modos, te he ganado en velocidad”.

“Claro, ¿pero qué hay de la manipulación?”

“Me has pillado ahí. Nunca he visto a nadie volar así. Tienes que enseñarme cómo”.

“Claro que sí”.

A medida que la carrera llegaba a su fin, Márquez y los demás estudiantes se dirigieron finalmente al puerto de Flygear, y comenzaron las lecciones de vuelo del grupo. Incluso entonces, el talento de Lahti estaba por encima de los demás, para sorpresa de Márquez.

Y así, el entrenamiento separado de los escuderos concluyó por un tiempo. Al día siguiente hubo conferencias y entrenamiento de combate conjunto. Lo mismo ocurrió al día siguiente. Sin embargo, esa noche, Miriela llamó a Inglis y a sus amigos.

“¿Qué necesita, directora Miriela?” Preguntó Inglis tras ser admitido en el despacho de Miriela.

“Inglis, Rafinha, Leone. ¿Recuerdan cuando protegieron esa nave de una bestia magicita mientras les mostraba el muelle de Flygear? Su dueño estaba muy impresionado, y le gustaría extender una invitación…”

“¡Vaya! ¿Nos invita a cenar?” Las orejas de Rafinha se levantaron.

“Parece que sí”.

“¿Quién es él, de todos modos?” Preguntó Inglis.

“Parece ser el dueño de la compañía Rambach”.

Inglis y Rafinha ahogaron sus gritos de sorpresa. Ese era un nombre que no habían escuchado en mucho tiempo.

Rafinha susurró: “Chris, ¿son ellos? Rahl es…”

“Sí. Es la compañía del padre de Rahl”. Pero Rahl se había convertido en un Highlander. ¿No tendría su padre también? Entonces, ¿por qué la compañía seguía existiendo?

No había otra forma de averiguarlo que aceptar la invitación.