Mushoku Tensei: Isekai Ittara Honki Dasu (NL)

Volumen 23

Capítulo 6: El Destino de Nanahoshi

Parte 1

Finalmente era el día en que Nanahoshi iba a regresar a casa.

Los únicos presentes en la Sala de Teletransportación éramos Perugius y yo. Nanahoshi insistió en que no quería aquí una multitud para verla partir. Ella dijo que ya se había despedido, así que debe haberlos visto exactamente de la forma en que quería recordarlos.

Nuestra formación era la misma de antes; yo era el tanque de poder mágico dándole poder a todo, mientras Perugius y sus espíritus dirigían y mantenían el flujo. Nanahoshi estaba de pie en el centro del círculo mágico. Ella estaba de frente a mí, usando ropa de viaje con una enorme mochila en su espalda. Estaba llena de una vasta variedad de objetos necesarios para lo que podría encontrar del otro lado. Ninguno de nosotros se había aventurado fuera de las fronteras de Japón antes de llegar aquí. Era por eso que ella también había empacado algunos objetos que podría cambiar por la moneda local sin importar dónde terminase, junto con su identificación, cristales mágicos, y pergaminos. ¿Quién sabe si esas dos últimas cosas funcionarían allá?

Todo lo que ella podía hacer ahora era confiar en sus agallas y coraje para atravesar el resto.

Nanahoshi y yo intercambiamos una última mirada. No dijimos nada. Todo lo que necesitaba ser dicho se dijo anoche.

“¡Rudeus!” rugió Perugius, con su voz haciendo eco a través de la habitación. “¿¡Estás preparado!?”

Se sintió más como una orden que como una pregunta. Presioné mis manos contra el aparato de teletransportación. Igual que antes. Yo ya lo había practicado muchas veces. No podía declarar que todas habían sido exitosas, pero cada vez que fallamos, localizamos el problema y refinamos el proceso para que ese error no volviese a ocurrir. Perugius y yo éramos veteranos en esto.

Bien, no nos vayamos por la borda. Aquí yo solo era la batería.

“Listo,” dije.

“Nanahoshi, ¿estás preparada?” preguntó Perugius, con su voz haciendo eco una vez más y dejando la pregunta más bien como un imperativo.

Nanahoshi asintió. “Sí, Perugius-sama. ¡Gracias por todo!”

“Tu gratitud es innecesaria. Me has enseñado algunas cosas interesantes.”

Sus palabras de despedida fueron cortas y concisas, y una vez terminadas, ellos apartaron sus miradas el uno del otro. Nanahoshi regresó su atención hacia mí, y Perugius dirigió a sus subordinados con sus ojos.

“Muy bien. Comencemos,” dijo él.

El aparato comenzó a activarse a su señal. El proceso era exactamente el mismo de siempre. Perugius y el resto de sus espíritus estiraron sus manos hacia el círculo mágico. Una vez que los bordes comenzaron a brillar, yo empecé a canalizar poder mágico dentro de él. Tragué saliva por reflejo ante el poder que estaba ofreciendo, pero para este momento ya estaba acostumbrado a la sensación. El círculo respondió brillando de forma más y más intensa, pasando a través de una serie de colores—primero azul, luego verde, y luego blanco. A pesar de lo cegador que era, yo me esforcé por mantener la concentración, para asegurarme de no cometer ningún error mientras suministraba poder mágico.

Mi experiencia durante los experimentos era de utilidad aquí. Yo conocía de memoria los momentos donde necesitaba suministrar poder. Me aseguraba de mantener un flujo constante y sostenido de poder mágico sin escasez ni exceso.

Exactamente como antes, el brillo del círculo se volvió negro—esperen, ¿qué? Esperen un momento. ¿Acaso alguna vez se había vuelto negro? Tengo un muy mal presentimiento sobre esto.

“¡Rudeus!” rugió Perugius hacia mí.

El brillo negro se estaba intensificando a cada segundo. Me preocupaba si debíamos o no continuar con esto. Pero ya que yo no estaba en control de esta cosa, no tenía forma de tomar esa decisión.

“¡Perugius-sama! ¡Espero sus órdenes!” respondí. “¡Más poder mágico!”

Obedecí su orden y forcé incluso más poder a través de mis manos. Ya no era un flujo— era una corriente. La fuerza dejó mis piernas, y mi visión se volvió borrosa.

A pesar de mi mejor esfuerzo, la oscuridad se rehusaba a ceder. En cambio, sentía que había algo amenazando con derramarse—la sensación subió a través de mis dedos, manos, y mis brazos. Era una sensación nueva y totalmente desagradable.

Esto no puede ser bueno, pensé. ¿Podía tomar la decisión de apagar esta cosa? Después de todo, Perugius me había ordenado darle más poder. Necesitaba tener fe en él y—

¡Crujido!

Un sonido hizo eco a nuestro alrededor. La luz proveniente del círculo mágico se apagó inmediatamente, como si un seguro se hubiese activado y el poder hubiese sido cortado. Fue tan instantáneo que me pareció extraño. Normalmente, si algo salía mal, era una disminución gradual mientras el círculo perdía poder. Esto fue diferente. Fue casi como si algo hubiese succionado todo el poder mágico antes de extinguirse.

Apreté mis labios.

No toda la luz dentro de la habitación había desaparecido. Los candelabros posicionados en cada esquina de la habitación todavía tenían una llama danzando en su interior. Un silencio insoportable envolvía la habitación. Me recordaba a una computadora después de que repentinamente le habían cortado la energía. Y, por desgracia, igual que antes, Nanahoshi estaba de pie, inerte en el centro del círculo.

Todos estaban desconcertados, yo incluido. No podía ver las expresiones de los espíritus bajo sus máscaras, pero el aire de confusión era pesado.

“¡Por qué!” rugió Perugius. “¡Por qué, Rudeus Greyrat!” “¿Eh?”

¿Yo? ¿Qué hice?

“¿¡Por qué cortaste tu suministro de poder mágico!?”

¿Cortar? ¿De qué habla? Parpadeé hacia él. “Le di todo el poder que tenía, tal como se suponía que lo hiciera.”

“Pero ¿entonces por qué…?” Su voz se apagó, pero podía imaginar lo que iba a preguntar. ¿Por qué el poder mágico dándole poder desaparecería repentinamente?

Sin lugar a dudas, yo no había cortado el suministro de poder mágico. De hecho, lo había incrementado. Yo estaba tan confundido como ellos. ¿Acaso algo se había descontrolado dentro de mí, y el poder dejó de fluir de mis manos como debería? Era difícil creer que eso fuese posible, considerando la inmensa fatiga con la que estaba luchando ahora—la misma que sentía cada vez que usaba una enorme cantidad de poder mágico.

“Si el suministro de poder mágico hubiese sido cortado, entonces el círculo debería haber perdido poder en el momento que ocurrió,” razoné en voz alta.

Perugius asintió pensativamente. “Sí, eso es cierto. Sí tenía poder mágico. ¿Por qué no llegó a nosotros? Fue casi como si alguien más hubiese interferido y alterado el círculo…”

Inspeccioné el círculo. Había una pequeña fisura en el patrón. ¿Acaso alguna clase de insecto logró alterar la estructura, causando un cortocircuito?

“Grr…” gruñó Perugius en voz baja. Él sostuvo su mentón mientras contemplaba el significado de todo esto.

Nanahoshi salió en silencio del círculo. Ella sacó las correas de su mochila de su hombro, dejándola caer pesadamente sobre el suelo. Luego caminó rígidamente hacia la puerta, saliendo inmediatamente de la Sala de Teletransportación.

Miré hacia Perugius. Él todavía estaba perdido en sus pensamientos. Sus sirvientes estaban indiferentes.

¿Y ahora qué? Yo también quería saber la causa de este fracaso, pero… Nah, dejemos esto en manos de Perugius.

Fui rápidamente tras Nanahoshi.