Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 17

Historias Cortas de Bonificación 17: Una Petición para Shabon

Poco después de que se hubiera encontrado una solución al problema del Dominio del Señor Demonio, la Reina Dragón de Nueve Cabezas Shabon y su compañero Kishun visitaron Parnam.

Lo anunciaron públicamente como una visita de cortesía en reconocimiento a la liberación del Dominio del Señor Demonio, pero las razones principales eran más prácticas. Todos íbamos a discutir cómo manejar a Fuuga, y también a negociar el comercio. Dicho esto, nuestros países

estaban en buenos términos, y otro objetivo del viaje era presentar a mi hijo Cian a su prometida, la hija de Shabon, la princesa Sharan.

“¡Mira, Sharan! ¡Aquí! ¡Por aquí!”

“¡Ah! Espérame, Hermana Mayor Kazu.”

Los niños estaban jugando ruidosamente en el jardín de mi suegro Albert en el castillo.

“Es peligroso correr así, ustedes dos”, gritó Cian tras sus compañeros de juego.

“¡Ah, usted también, Lord Cian! ¡Y Lady Kazuha, no la jales así!”

Parecía que mi hija, Kazuha, le había tomado el gusto a la princesa Sharan. Kazuha la llevaba de la mano mientras Cian caminaba tras ellas, preocupado. Carla, la doncella, los vigilaba, siempre en vilo.

“Hee hee, los niños son ciertamente enérgicos”, dijo Shabon, acariciando la cabeza de su segundo hijo, el príncipe Sharon, que dormía en su regazo.

Liscia y yo estábamos con Shabon y Kishun en el mirador, tomando té mientras nos tomábamos un descanso.

“Demasiada energía puede ser un problema. Sobre todo con Kazuha”, dijo Liscia con un suspiro. Sólo pude sonreír con ironía.

“Sí que se parece a ti, ¿eh?” Dije.

“Espera, ¿qué se supone que significa eso ?” “Justo lo que parece, en realidad.”

“Veo que os llevan tan bien como siempre”, dijo Shabon, riéndose de nosotros. “Me da envidia.”

“Dices eso, pero tú y Kishun deben llevarse muy bien”, contraatacé. “Quiero decir, ya han tenido dos bebés.”

“Sí. Y no fueron gemelos como me pasó a mí”, coincidió Liscia.

“Pues sí”, respondió Shabon con una sonrisa. “Sí creo que somos sus iguales en cuanto a lo bien que nos podemos llevar. ¿Verdad, Kishun?”

“Es un honor que digas eso…” Kishun respondió incómodo.

Para Kishun, Shabon no era sólo su esposa, sino que también había sido su princesa, así que los sentimientos combinados de amor y lealtad hacían que fuera difícil para él estar en desacuerdo con ella. Podía entenderlo…

Shabon dejó su taza de té en el suelo con un ligero estruendo.

“Entonces, ¿cuál es ese favor que querías pedirme?” Su expresión se volvió un poco más severa al hablar. “Si se trata de nuevo del Imperio del Gran Tigre, ¿es un favor que le pedirías a mi país?”

“Oh, no, no, no se trata de nada tan pesado”, dije, corrigiendo apresuradamente el malentendido. “Es algo que quiero pedir a sus artesanos para mi uso personal.”

“¿Para… su uso personal?”

“Sí, esto es aquí”, dije, produciendo un diseño aproximado que había dibujado.

“¿Esto es una casa… No, ¿un santuario, tal vez?”

“Sí, sabía que tendrías diseños como éste en el Archipiélago del Dragón de Nueve Cabezas.”

“¿De qué se trata, Souma?” preguntó Liscia.

Señalé los diseños y dije: “Esto es algo de mi antiguo mundo, modelado a partir de los santuarios donde la gente de mi país rezaba a los kami. La cultura del Archipiélago del Dragón de Nueve Cabezas es similar a la de mi país en muchos aspectos, así que me imaginé que allí tendrían edificios como este.”

“Entiendo. ¿Y tú petición es que te construyan esto?” preguntó Shabon, con la cabeza inclinada hacia un lado.

“No, no”, negué con la cabeza. “Quiero uno pequeño. Una miniatura. Debería tener el tamaño adecuado para sostener esta magatama.”

Puse la joya en forma de coma, que brillaba con una luz roja apagada, sobre la mesa. Liscia la miró detenidamente.

“Esta cosa… Te la dio el Señor Demonio… Me refiero a Mao, ¿no es así?”

“Sí. Es como una tabla mortuoria para todos mis antepasados. Este diseño que tengo es para una especie de santuario doméstico llamado ‘kamidana’, donde se puede rezar a los kami en casa. Esperaba poner el magatama en uno para poder presentarle mis respetos allí.”

“¡Oh! Tenemos una tradición similar en el Archipiélago del Dragón de Nueve Cabezas.”

“Hay estos pequeños santuarios de piedra al lado de la carretera, y en ellos rezamos a los dioses locales de cada isla.”

Shabon y Kishun asintieron con la cabeza, pareciendo que lo habían

entendido. Si eran santuarios junto al camino, ¿eran para los dioses que vigilan a los viajeros, tal vez? Sí, la tradición parecía realmente similar.

Le ofrecí los diseños a Shabon.

“Me gustaría que lo hicieran sin clavos, si es posible. ¿Crees que pueden hacerlo?”

“Bueno, creo que sí… Los artesanos de nuestro país son excelentes, después de todo.” Shabon tomó los planos y los enrolló. “Pero esto es ciertamente inesperado. Nunca le tomé por un tipo religioso, Sir Souma.”

“Sí, es decir, rechazaste convertirte en el Rey Santo, así que supuse que no te interesaba la autoridad divina”, dijo Liscia, dándole la razón a Shabon.

“Bueno, no soy profundamente religioso, no, pero tampoco soy ateo. En mi antiguo país, la fe era algo un poco personal, integrado en nuestra vida

cotidiana.”

“¿Qué quieres decir?”

“No íbamos a la iglesia ni rezábamos a Dios, sino que pensábamos cosas como: ‘El dios sol me vigila, así que no puedo hacer nada malo’, o ‘Esto es una afrenta a mis antepasados’. Ah, y también, ‘Tienes que cuidar tus cosas, porque todo tiene un alma en su interior’. Esos pensamientos podrían

considerarse como adoración al sol, a los ancestros y animismo, ¿no?”

“Ami… Ani… Uh, creo que lo entiendo, aparte de la última que empezaba por A.”

Sonreí irónicamente ante la mirada de Liscia que se esforzaba por entender.

Cogí el magatama rojo y lo puse a la luz. “No es nada complicado. Es sólo que imaginar que los abuelos me vigilan a través de esta magatama me hace sentir un poco mejor.”

“Je, je, me parece un pensamiento maravilloso”, dijo Shabon con una sonrisa. “Empezaremos la construcción con todo el respeto que merece un proyecto así. Es una casa para los antepasados de la futura pareja de Sharan, así que tendrá que ser espléndida.”

“Gracias, Shabon.”

Sentí que esta petición iba a ayudar a fortalecer el vínculo entre nuestros países.

-FIN DEL VOLUMEN 17-