Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 17

Capítulo 12: Parientes de Sangre

Parte 2

Si el Excel había llegado, Castor estaría con ella. Si tenía en cuenta que había esquivado por poco la bala de tener que mostrarle a Castor a su hija flotando en un tanque, tal vez su tiempo era bueno. Aun así, Carla casi había muerto por mi culpa y me había salvado la vida. Tenía la intención de aceptar cualquier ira o resentimiento que su padre me lanzara.

Me sentiría mejor si se lanzara a golpearme, pero… si realmente pone toda su fuerza en ello, moriría, así que espero que se contenga. Lo peor sería que quisiera quejarse, pero tuviera que aguantarse porque yo era su Lord.

Aunque no hubiera podido hacer nada al respecto.

Hombre, esto es deprimente…

Ansiaba una de las conferencias de Liscia.

Una vez que Excel y Cástor se unieron a nosotros, nos llevaron a toda prisa a la habitación donde descansaba Carla. Castor ya había sido informado de la situación. Se puso pálido por un momento cuando escuchó los detalles, pero se sintió aliviado al saber que estaba siendo tratada y que su vida no

corría peligro.

Cuando me disculpé por mis decisiones, todo lo que tuvo que decir fue:

“No… Si fue capaz de arriesgar su vida defendiendo a su Lord, no creo que pueda haber mayor honor para alguien nacido en una familia de guerreros.”

Aun así, debía estar preocupado. Se notaba en la rapidez con la que caminaba hacia su habitación de enferma.

“¡Carla! ¡¿Estás bien?!” “¿P-Padre?”

Cuando Castor entró corriendo en la habitación, Carla se sentó en la cama y nos miró sin comprender. Ahora no llevaba su armadura roja, sino una bata de hospital como las que se usaban en mi antiguo mundo.

Castor la agarró por los hombros y la sacudió. “¡¿Estás bien?! ¡¿T-Te duele algo?!”

“Yo… me duelen los hombros donde me los agarras.” “¡Oh! L-Lo siento.”

Castor se apresuró a soltarlo y Carla tosió torpemente. Luego le rodeó con sus brazos.

“Estoy bien. Me siento agotada por todas partes, pero no me duele nada realmente.”

“Menos mal…”

Castor cayó de rodillas, su alivio le quitaba toda la energía. A pesar de poner una cara fuerte, estaba muy preocupado.

Al verlo así, Carla gritó preocupada: “¡P-Padre!”

Cuando Castor se hubo calmado, Excel se acercó y dijo: “Carla… Me alegro mucho de que estés bien.”

“¡Su Majestad! ¡Y la abuela también!” Sus ojos se abrieron de par en par

cuando se fijó en nosotros, y luego pareció profundamente aliviada. “Menos mal. Todos han salido bien. No recuerdo qué pasó después de que el gigante me disparara…”

“Sí. Me salvaste, Carla. Realmente… no puedo agradecerte lo suficiente.”

“Tu dedicación salvó a mucha gente. Como tú abuela, no podría estar más orgullosa de ti.”

“N-No, me estás dando demasiado crédito.”

Carla sacudió frenéticamente la cabeza ante lo que decíamos, pero no habíamos exagerado lo más mínimo. Si ella no hubiera estado allí, yo podría haber muerto, y si hubiera muerto allí, probablemente no habría habido una tregua con los marinos. Nadie podría dudar de que la presencia de Carla había tenido un efecto importante en el presente.

“Además… lo siento.” Hice una profunda reverencia a Carla. “Mis decisiones demasiado optimistas causaron bajas que podríamos haber evitado, y pusieron tu vida en peligro. Lo siento de verdad.”

“¡M-Mi Señor, no agache la cabeza así! ¡Fui yo quien decidió ponerse en peligro por ti!”

Carla agitó la mano de un lado a otro en una negación apresurada antes de detenerse y respirar profundamente.

“Además”, continuó, “creo que podría haberlo hecho mejor. Conseguí protegerte una vez, pero perdí el conocimiento, y no pude hacer nada más hasta que la situación terminó, aunque el príncipe Cian tuvo la amabilidad de advertirnos.”

“Entonces, sobre Cian… ¿Fue él la razón por la que pudiste reaccionar para defenderme tan rápidamente?”

“Sí. Cuando dijo que no volverías, sospeché que podría pasar algo.”

Carla cuidaba a menudo de los niños con Liscia y los demás. Mis esposas y yo teníamos trabajo que hacer y no podíamos dedicar todo nuestro tiempo a la crianza de los niños, así que era probable que Carla hubiera pasado más tiempo con ellos que cualquiera de nosotros. Por eso, Carla se había dado

cuenta de que Cian parecía tener alguna habilidad que le permitía predecir los peligros del futuro cercano, y al final se había tomado la advertencia más en serio que yo.

“Bueno, maldita sea… Supongo que tú y Cian me han salvado.”

“Es muy amable de tu parte decir eso, pero era mi deber hacerlo.” Carla llevó la mano hacia el collar de esclava que servía como prueba de su lealtad a la familia real. “¿Eh…?”

Sin embargo, allí no había ningún collar, lo que provocó una mirada confusa en el rostro de Carla.

“Ohh, si estás buscando tu collar, no está. Esa cosa no se quita hasta que mueres o te liberan de la esclavitud. Pero dándole la vuelta a eso, significa que te lo quitarán si mueres… Tu corazón se detuvo por completo en un momento dado. Debe haberse desprendido entonces.”

“Estuve en tanto peligro, ¿lo estuve?”

Confrontada una vez más con lo cerca que había estado de la muerte, Carla se puso pálida.

Sonreí irónicamente y le dije: “Desde el incidente con Mio, se han reducido las condenas de los miembros de la Casa Vargas que sólo seguían a la Casa Carmine. No quiero tener que volver a esclavizarte después de haberme

salvado la vida, así que puedes considerarte liberada.”

“Oh, pero… ¿qué pasa con mi papel, detenerte si llega el momento?”

“Puedes hacerlo sin ser una esclava, ¿no? Ah, pero si quieres reincorporarte a la fuerza aérea o estar bajo el mando de Castor, tendré que pensarlo.”

“No”, Carla negó con la cabeza, “sigo preocupada por el príncipe Cian y los demás, así que, por favor, déjame seguir sirviéndote en el castillo. Tengo una larga vida por delante. Tomar un pequeño desvío no es un problema.”

“Sí. Sería una gran ayuda para mí y para Liscia si lo hicieras.” “¡Está bien!”

Entonces Excel golpeó su abanico contra la palma de la mano.

“Ahora bien, mi señor. Odio verter agua fría en la armoniosa atmósfera de aquí, pero… Si Carla ha despertado, eso significa que los demás heridos también deberían haber terminado de ser tratados. Eso incluye a nuestros soldados… y a los soldados del Imperio del Gran Tigre.”

“Estás diciendo que tenemos que devolverle los heridos a Fuuga, ¿verdad?” Dije, con una mirada seria, y Excel asintió.

“Sí. Y tenemos que terminar la guerra con los demonios… No, con los seadianos.”

“Bien. Ahora que todo el mundo conoce la situación del otro lado, no tiene sentido seguir luchando contra los seadianos… Aunque va a ser difícil hacer que Fuuga entienda eso.”

“Pero si no lo hacemos, entonces este atolladero continuará.” “Sí, lo sé… Madame Mao.”

“¿Llamaste?”

Mao apareció de repente frente a nosotros cuando se pronunció su nombre. Castor y Carla se quedaron boquiabiertos, pero Excel parecía imperturbable gracias a una compostura nacida de sus muchos años.

“Madame Mao. Ahora que lo pienso, ¿qué está haciendo Madame Tiamat? No la he visto desde el día que llegamos.”

“Está en mi núcleo , vigilándome. Para asegurarse de que no les haga daño a ninguno de ustedes.”

“¿Necesita algo, Lord Souma?” vino una voz familiar. “¡¿Whoa?!”

Me eché hacia atrás sorprendido cuando Madame Tiamat apareció de repente también frente a nosotros.

Incluso sabiendo que ambos podían teletransportarse, aparecieron y desaparecieron tan repentinamente que tuve que suponer que podrían estar haciéndolo a propósito. Castor y Carla estaban boquiabiertos, y el abanico con el que Excel ocultaba su boca — posiblemente para enmascarar su propia sorpresa — temblaba.

“La entidad vista como el Señor Demonio, y la Madre Dragón de la Cordillera del Dragón Estelar, juntos en una habitación. Incluso me intimida un poco una combinación así. Las cosas que se ven cuando se vive tanto tiempo como yo…” murmuró Excel.

Aunque lo dijera, Lady Tiamat y Mao habían vivido durante tantos eones que probablemente veían a Excel como a un bebé. Ella no tendría ninguna oportunidad contra ninguna de ellas.

Sin embargo, la Madre Dragón estaba aquí, así que decidí hablar de negocios.

“Madame Tiamat. Parece que los hombres de Fuuga han sido tratados,

¿podría enviarlos de vuelta con él?”

“Muy bien. ¿Quiere que se haga inmediatamente?”

“No. Queremos que uno de los soldados le entregue un mensaje a Fuuga, así que puede esperar hasta después.”

Madame Tiamat asintió y luego desapareció. Teniendo en cuenta su posición, probablemente no podría ser vista poniéndose de nuestro lado.

Excel arrugó la frente. “Si está enviando un mensaje, supongo que está planeando celebrar una reunión con Sir Fuuga.”

“Sí. Como dije antes, tenemos que encontrar una ‘salida’ para él. Si se volviera loco aquí, podría cerrar la posibilidad de reconciliarse con los seadianos.”

Las pérdidas que sufrimos en esta guerra fueron el resultado de que él tomara decisiones por mí. Vamos a tener que tomar nuestras propias decisiones a partir de ahora para evitar que se repita.

“Es tan problemático.” Excel dejó escapar un pequeño suspiro. “Incluso con la puerta del norte cerrada, el mundo del norte sigue plagado de monstruos,

¿no? No sabemos cuándo podría volver a abrirse la puerta, así que sus ambiciones de dominar el sur no son más que una molestia.”

“Sí… Pero ahora que hemos entrado en contacto con Mao y su gente, por fin puedo ver una forma de acabar con la era de Fuuga y vencerle.”

Eso hizo que los ojos de Excel se abrieran de par en par.

“Bueno, esto es ciertamente inusual. Siempre confías en Sir Hakuya y en mí cuando se trata de tácticas y estrategias, así que no habría esperado que hablaras de victoria de esa manera.”

“Cierto. Pero esto no está en el dominio de la táctica o la estrategia.”

Esto era algo más grande, pero más fundamental que cualquiera de esos. Si la táctica y la estrategia eran lo que permitía a un gran hombre sobrevivir en tiempos difíciles, entonces se trataba simplemente de acabar con esos problemas. Ya teníamos la clave para desencadenar ese tipo de cambio de paradigma.

Sin embargo, todavía implicará enfrentarse a Fuuga al menos una vez…

La idea de las posibles bajas me pesaba, pero… tendría que pensar en eso más tarde. Por ahora, necesitaba resolver esta situación actual para poder pasar a la siguiente etapa.