Genjitsushugi Yuusha No Oukoku Saikenki

Volumen 17

Capítulo 11: Reunidos en Haalga

Parte 2

“¿Es… este el lugar?” Preguntó Tomoe.

Estaban en las afueras del norte de la ciudad del castillo.

“Sí”, le respondió Garogaro, asintiendo. “Este es el distrito en el que vivimos los kobolds.”

Mirando a su alrededor, las mujeres que estaban delante de las casas hablando y los niños que corrían por el camino tenían todos orejas y rabos de perro. La piel expuesta de las mujeres estaba cubierta de pelo liso, y los hombres tenían además caras de perro.

El grupo del Reino estaba acostumbrado a ver a Tomoe e Inugami, por lo que no se sintieron desanimados por nada de esto. Sin embargo, estaban confundidos por lo difícil que era distinguir entre hombres bestia kobold, perro o lobo.

Es difícil distinguir a los kobolds de Seadianos de los hombres bestia perro de Landianos. Si dejas de lado esos conceptos, es difícil identificarlos sólo con la vista… ¿Es esto lo que le preocupa a Su Majestad? pensó Ichiha para sí mismo. Souma y Hakuya les habían hablado a él y a Yuriga de todos los problemas potenciales que esperaban que pudieran surgir cuando se

encontraran con los demonios. Eso incluía la falta de distinción entre hombres bestia y demonios.

“¡Garurun Baatar!” gritó Garogaro mientras se encontraban frente a una de las casas de piedra. “¡○○○○, ○○○○!” (TL: ¡¿Estás en casa?! ¡Es el hijo de Rugaruga, Garogaro! ¡Hay alguien aquí que quiero que conozcas!)

Una voz profunda desde el interior de la casa respondió: “¿□□□□? □□□□,

□□□□.”（TL: ¿Garogaro? Puedes entrar.)

“○○○○, ○○○○.” (TL: Lo haremos entonces. Vamos, invitados, me gustaría que entraran conmigo.)

Tomoe y la pandilla entraron a instancias de Garogaro.

Estaba un poco oscuro en la casa de piedra, pero una suave luz brillaba a través de los agujeros abiertos que servían de ventanas. En ella, pudieron ver a un kobold anciano en una mecedora. El pelo largo y crecido que tenían delataba su edad, y ocultaba sus ojos y su barbilla. Si Souma

estuviera cerca, habría dicho: “El kobold anciano parece un Yorkshire terrier.”

El viejo kobold se levantó el pelo de los ojos con una mano para mirarlos.

“□□□□, □□□□.” (TL: Hoy has venido con un grupo bastante grande. ¿No son sólo tú y la esposa?)

“¿Eh? ¿Esposa?” Naden ladeó la cabeza con confusión, siguiendo la traducción.

Poco agachó la cabeza tímidamente, explicando: “Um, verás… Garogaro y yo estamos casados.”

“¡¿Qué?! ¿Lo están?” soltó Naden.

“△△△△, △△△△,” (TL: No hay nada extraño en eso.) dijo Lavin, cruzando los brazos. “△△△△, △△△△.” (TL: Acogimos a Poco

después de que la atacaran los monstruos. Hay muchos landianos como ella

viviendo aquí en Haazar, y han pasado casi veinte años desde nuestra llegada. Es de esperar que haya algún mestizaje.)

“Pero he oído que la humanidad y ustedes, um… los seadianos lucharon en una intensa guerra. Y que hubo masacres, violaciones y más”, dijo Naden.

“△△△△, △△△△.” (TL: No voy a negar que esas cosas sucedieron. Pero los landianos también cometieron atrocidades contra nosotros. Fue una guerra, después de todo.)

“Parece que esto es un ejemplo de los problemas que pueden surgir por ver a los monstruos y a los landianos como lo mismo, como nos dijo Su

Majestad”, dijo Ichiha, resumiendo las cosas.

Se refería a la teoría de que la humanidad había visto a los seadianos como si fueran iguales a los monstruos, y los había estado eliminando como si fueran animales peligrosos, para luego tropezar con una situación de guerra total sin darse cuenta. Teniendo en cuenta lo que había sucedido hasta el momento, parecía que la humanidad había terminado atacando a los

seadianos mientras luchaban contra los monstruos, y luego las súper armas de Mao los aniquilaron.

“△△△△, △△△△.” (TL: Es cierto que algunos masacraron a los landianos… …pero tuvieron que rendir cuentas por sus crímenes después de la guerra.)

“Oh, entiendo… Umm… Lo siento.”

“△△△△, △△△△.” (TL: No, no es nada por lo que tengas que disculparte…)

Naden y Lavin Gore tenían miradas incómodas en sus rostros.

El kobold anciano, Garurun, miró por la ventana y murmuró: “□□□□,

□□□□”. (TL: Todos estábamos desesperados por sobrevivir, pero también lo estaban los landianos. Quizás deberíamos habernos quedado en las tierras del norte. ¿Sólo extendimos el camino de la destrucción hacia el sur?)

“○○○○, ○○○○!” (TL: ¡¿Qué estás diciendo?! ¡¿Un baatar como tú?! Has estado a la vanguardia, guiándonos a la supervivencia todo este tiempo,

¡¿no es así?! ¡No niegues tus propios logros!) gritó Garogaro, incapaz de seguir escuchando.

Yuriga susurró al oído de Poco: “Oye, me he estado preguntando, pero ¿qué es un ‘baatar’?”

“Me han dicho que significa ‘héroe’… Garurun Baator está retirado ahora, pero lideró a los kobolds durante mucho tiempo.”

Garogaro se levantó alto y orgulloso.

“○○○○, ○○○○.” (TL: Y no sólo repartiste la desgracia. Acaso no dijiste:

“Una vez, hace mucho tiempo, advertí a los que tenían orejas y cola de lobo sobre el peligro que se avecinaba.” Les ayudaste a escapar del ataque de un monstruo).

“□□□□, □□□□.” (TL: Incluso cuando hice eso, fue por interés propio… para hacerme sentir mejor. No es que me haya quedado con ellos hasta el final.

Ni siquiera puedo asegurar que hayan sobrevivido.)

“○○○○, ○○○○, ○○○○!” (TL: ¡Baatar, puedes estar orgulloso! ¡Esta chica de aquí, con las orejas y la cola de lobo, es una de las que salvaste! ¡Y dice que entender el lenguaje kobold es lo que le salvó la vida!) dijo Garogaro,

señalando a Tomoe.

Cuando escuchó eso, Garurun se sorprendió, y se quedó en silencio por un momento. Pero luego se le cayó la mandíbula, y sus ojos se abrieron tanto que se notaba incluso detrás de su grueso pelaje.

“□□□□, □□□□.” (TL: ¿Ella…? Con la que hablé era una chica mucho más pequeña, pero… No, ha pasado tanto tiempo, ¿verdad? Es cierto, si

estuviera viva hoy, tendría la edad de esta chica…)

“○○○○. ○○○○, ○○○○.” (TL: Baatar. Esta es la misma chica que salvaste aquel día).

“□□□□, □□□□?” (TL: ¿Pero por qué está aquí? ¿No escapó al sur?)

“○○○○, ○○○○.” (TL: Debes haber escuchado que un ejército vino desde el sur. El que Lady Mao nos dijo — que tenía la autoridad para cerrar la puerta. Esa puerta que nos atormentó todo este tiempo está ahora cerrada. Y ella es la hermana menor honoraria de ese hombre que vino a esta tierra a su lado.)

“□□□□, □□□□?” (TL: Jovencita, ¿podrías venir aquí?)

Tomoe se acercó y se arrodilló frente a Garurun. Al hacerlo, él se agachó y le cogió la cara con ambas manos mientras se sentaba.

“¿Eres la joven de entonces?” “Sí.”

“¡Ohh! Entiendes nuestro idioma. Entonces no hay duda.”

“Sí. Gracias… por salvarme a mí, a mi familia y a toda la raza de lobos místicos.”

Con lágrimas en los ojos, Tomoe puso suavemente sus propias manos sobre las peludas que tocaban su cara.

“Todo este tiempo… he querido darte las gracias. Es gracias a ti que yo, mi familia y todos estamos bien. Gracias a que nos salvaste, pudimos conocer a mi Hermano Mayor, y yo puedo estar aquí hoy.”

Tomoe había jugado un papel importante en el reinado de Souma. Ella había ayudado a crear un entorno para la cría de rhinosaurios para el tren de rhinosaurios, y con el aumento del número de wyverns que podían cargar en los transportes de la isla. También fue ella quien descubrió a Ichiha en la

Unión de Naciones del Este, y era cuestionable que Yuriga hubiera llegado al Reino si Tomoe no estuviera allí.

Si no fuera por Tomoe, el Reino de Friedonia podría no haber crecido hasta convertirse en la gran potencia en la que se ha convertido. Podría no haber sido capaz de viajar al Dominio del Señor Demonio como un igual al

Imperio del Gran Tigre de Haan. Si Tomoe no hubiera llegado al Reino, este futuro podría no haber sido posible. Sin duda, Garurun era el que había

ayudado a hacerlo realidad.

Los ojos brillantes de Garurun se humedecieron. “Oh, entiendo…”, murmuró. “Entonces todo lo que hice no fue en vano.”

“¡En absoluto! ¡Soy feliz y estoy saludable gracias a ti!”

Tomoe le dedicó una sonrisa más radiante que la luz del sol que entraba por la ventana.

***

“□□□□, □□□□!” (TL: ¡Ga ja ja! ¡Vamos, bebe, jovencito!) Dijo Garurun, levantando su taza.

“S-Seguro… Aquí va.”

Halbert estaba en un bar bebiendo con Garurun, que tenía su brazo

alrededor de sus hombros. Cuando lo conocieron, Garurun había parecido viejo y enfermizo, pero conocer a Tomoe parecía haberle dado una nueva oportunidad, y se había convertido en un viejo jovial como Owen. Ahora se ahogaba alegremente en alcohol.

Había querido beber con Tomoe para celebrarlo, pero ella, Ichiha y Yuriga habían optado por prescindir del alcohol, alegando que tenían que hacer informes a su rey más tarde, así que había capturado a Halbert como sustituto.

Ruby los observaba con preocupación.

“¿O-Oye? ¿Realmente estás bien?” Ruby le preguntó a Garogaro, pero el kobold estaba llorando.

“○○○○, ○○○○.” (TL: Nuestro baatar estaba agotado tras su larga lucha, pero ahora está tan alegre… Ohh, qué día tan alegre es este.)

“Ah… Me alegro mucho por ti, Garogaro.” Su esposa, Poco, también se había conmovido hasta las lágrimas y se limpiaba las comisuras de los ojos con la manga.

Había una verdadera diferencia en cuanto a la emoción de los landianos y los seadianos. Lavin Gore, la única seadiana que seguía manteniendo la

cabeza fría, daba un sorbo a su bebida como si no quisiera participar en esto. Naden frunció el ceño ante el vampiro.

“Oye, ¿estás segura de que debes dejar que sigan así?”

“△△△△, △△△△.” (TL: Los kobolds son conocidos por sus fuertes emociones… Sinceramente, no puedo seguirles el ritmo.)

“Claro, sí… sé cómo te sientes.”

“Ah, ja, ja… Pero tú eres un humano, ¿verdad, Poco?” preguntó Ichiha, sonriendo irónicamente.

Poco asintió, con lágrimas aún en los ojos. “Sí. Soy originaria de una tribu nómada de los páramos, pero me separaron de mi familia y mi tribu cuando los monstruos atacaron… Mientras vagaba, me atacó un monstruo, pero

Garogaro y su gente me rescataron. Espero que mi gente esté bien…”

Poco bajó la cara, pareciendo un poco solitaria. Garogaro le puso una mano tranquilizadora en el hombro. Parecían una buena pareja que se preocupaba por el otro.

Entonces, Tomoe se dio cuenta. “Poco, tienes la piel bastante oscura. Me recuerda a gente que conozco como Jirukoma y Komain. ¿Quizás sean de la misma tribu?”

“¡Oh! ¿Conoces a nuestros jefes?”

Poco se inclinó más cerca. Tomoe retrocedió, intimidada, y asintió repetidamente.

“Sí. Dirigieron a los refugiados hacia el sur y llegaron al Reino de Friedonia… o más bien, al Reino de Elfrieden, que era su nombre en

aquella época. Yo era un miembro de su grupo de refugiados, y me cuidaron muy bien… ¿Así que dices que eran los jefes de tu tribu?”

“Sí. Soy de la tribu de Jirukoma. Um, ¿había otras personas de piel oscura en el grupo de refugiados?”

“Erm… Era un grupo muy grande, así que no estoy segura de cuántos había, pero sí vi a muchos.”

Poco pareció aliviada al escuchar eso.

“Oh, entiendo… Así que lograron llegar al sur…”

“○○○○, ○○○○?” (TL: ¿No es genial, Poco?) Preguntó Garogaro. “¡Sí!” contestó Poco con una sonrisa.

Mientras las cosas se calmaban un poco ante esta inesperada pero feliz noticia, Ichiha abrió la boca para decir: “Su Majestad nos pidió que

averiguáramos más sobre el mundo del norte y cómo viven los seadianos.

¿Podrías contarnos lo que sabes?”

“Supongo que la primera pregunta debería ser si hay otros seadianos aparte de los que viven en esta ciudad, ¿verdad?” dijo Yuriga, pero Garogaro negó con la cabeza.

“○○○○, ○○○○.” (TL: Eso tampoco lo sabemos. Lo único que sabemos es que somos los únicos que hemos llegado hasta aquí…)

“¿Hm? ¿Qué significa eso?” preguntó Ichiha.

“△△△△, △△△△,” (TL: Ya te lo he dicho. El mundo del norte, del que venimos, era un mundo de islas y mar.)

Lavin Gore respondió en nombre de Garogaro.

“△△△△, △△△△.” (TL: En nuestro mundo había cientos de islas de tamaño medio y grande, e innumerables más pequeñas, tanto dispersas por el mar como agrupadas muy cerca unas de otras en algunos lugares. Podían

estar tan cerca que el mar entre ellas parecía un río, y a veces había grandes extensiones de agua. Ese es el tipo de mundo que era.)

“Suena como el Archipiélago de Dragón de Nueve Cabezas”, comentó Yuriga.

“Sí”. Tomoe asintió con la cabeza.

“△△△△, △△△△.” (TL: Los interminables ataques de monstruos nos obligaron a huir de isla en isla. No hay forma de saber cómo están los demás seadianos. Es posible que algunos se hayan quedado atrás y se hayan

encerrado en algún lugar. Con un poco de suerte, puede que incluso haya islas que se hayan librado de los ataques de los monstruos.)

“En cierto sentido, los seadianos también son refugiados, ¿no?” se preguntó Yuriga.

“Sí”, aceptó Ichiha. “¿Qué pueden contarnos sobre sus vidas en esta ciudad? ¿Han podido mantenerse?”

“○○○○, ○○○○.” (TL: Gracias a Lady Mao, hemos podido cultivar dentro de la ciudad. Nos comemos eso, nuestro ganado y cualquier monstruo

comestible que nos ataque.)

“¿Eres capaz de saber qué monstruos son comestibles sin un sistema de identificación como el de Ichiha?” Siguió Yuriga. “¿O es que sus estómagos son tan resistentes que pueden comer cualquier monstruo?”

Lavin Gore se encogió de hombros exasperado.

“△△△△, △△△△.” (TL: ¿Cuánto tiempo crees que llevamos lidiando con monstruos? Para nosotros es sencillo saber cuáles son comestibles y

cuáles no.)

“Debes haber acumulado mucha más experiencia con ellos”, dijo Ichiha, sonando impresionado. “Sólo hace unos veinte años, cuando apareció el Dominio del Señor Demonio, nos enfrentamos por primera vez a la

amenaza de los monstruos fuera de las mazmorras. Pero ustedes, los seadianos, llevan mucho más tiempo enfrentándoos a ellos. Los

conocimientos han pasado de padres a hijos, de maestros a aprendices, y naturalmente se han perfeccionado con el tiempo. Lo que significa…”

“Están en un nivel diferente al nuestro, ¿eh?” Dijo Yuriga, satisfecho con la explicación. Probablemente los seadianos ya habían desarrollado un sistema de identificación de monstruos basado en sus propias experiencias.

Lavin Gore sonrió con valentía.

“△△△△, △△△△.” (TL: Los monstruos eran una amenaza, pero también era emocionante cazarlos. Cada vez que encontrábamos nuevos tipos, pensábamos en qué hacer con sus restos, después de una dura batalla. Aunque, cuando nuestras pérdidas eran cuantiosas, era difícil pensar así.

Los que tenían el poder de luchar podían disfrutarlo, pero los que no lo tenían estaban en un estado constante de peligro, después de todo.)

“Espera… Eso parece…” Yuriga tenía una mirada como si se hubiera dado cuenta de algo.

“¿Yuriga?”

Tomoe estaba a punto de preguntarle al respecto, pero Ichiha habló primero, preguntando a Garogaro: “Quería comprobarlo. ¿Los seadianos quieren volver a casa, al mundo del norte, o es su esperanza establecerse aquí permanentemente?”

“○○○○, ○○○○”（TL: Si podemos volver, queremos hacerlo. El mundo del norte es nuestra verdadera patria.)

“△△△△, △△△△,” (TL: Pero incluso si regresáramos ahora, llevaría mucho trabajo reconstruir en las zonas invadidas por los monstruos. Por muy patético que sea admitirlo.) Lavin Gore, que había estado escuchando,

dijo riéndose burlonamente de sí misma. “△△△△, △△△△.” (TL: Si dices que tu rey ha cerrado esa puerta maldita, entonces la gente de Haazar conocerá la paz por un tiempo. Suponiendo que ningún landiano intente robarnos esta última ciudad.)

“Ohh… Sí. Supongo que sí, ¿eh?” Yuriga parecía haber mordido algo desagradable.

Debía estar recordando a su hermano. Si Fuuga pretendía continuar la guerra, eso cerraría el camino de la reconciliación entre los landianos y los seadianos que finalmente se había abierto.

Después de un momento, Yuriga dejó escapar un largo suspiro.

“Bueno, en este momento vamos a tener que confiar en las negociaciones entre mi hermano y mi fiable marido. Yo también haré lo que pueda para que la reconciliación sea posible, por supuesto.”

“Yuriga…” Naden parecía un poco molesta. “Aprecio el sentimiento, pero… recuerda que también es mi marido, ¿está bien?”

Al darse cuenta de que Naden se había molestado al oírla usar la palabra

“mi” , Yuriga se apresuró a sacudir la cabeza. “Ya lo sé, Lady Naden.”

“Bueno, entonces estamos bien.”

Todos rieron ante ese pequeño intercambio.

Podían sentir cómo se aligeraba la pesada atmósfera que había empezado a instalarse en la sala. Pero…

“□□□□, □□□□!” (TL: ¡Bebida! ¡Vamos a beber hasta que la bodega esté vacía!)

“¡No te salgas de control, viejo! ¡Oh, cielos, que alguien me ayude a detenerlo!”

Había una persona que ya estaba totalmente borracha. Todos se miraron entre sí, intercambiando sonrisas irónicas mientras escuchaban los lamentables gritos de ayuda de Halbert.