Kimi to Boku no Saigo no Senjo, Aruiha Sekai ga Hajimaru Seisen

Volumen 10

Capítulo 2: Grietas En El Paraíso

Parte 3

Soberanía Nebulis, Aguja Estelar.

Alice caminaba rápidamente por sus pasillos.

―No puedo creer que la reunión haya terminado con treinta minutos de retraso. ¿Qué le pasaba a Lord Mask? ‘Tu traje de representante de la reina es impresionante, te hace ver muy elegante’. ¿Qué fue eso…?

Fue cuando la conferencia de las tres líneas de sangre terminó.

Normalmente, Lord Mask se marchaba inmediatamente con Kissing, pero llamó a Alice cuando estaba a punto de salir.

Su traje de representante de la reina…

Alice había usado su ropa personal hasta hace poco. Ahora, sin embargo, llevaba el atuendo de la representante oficial de la reina. Lo hacía para demostrar que no tenía intención de renunciar al trono de la reina. Aunque su atuendo se había confeccionado con el mismo estilo que su anterior vestido real, presentaba unos tonos rojos y azules más floridos.

…¿Qué significa eso?

…Lord Mask no lo comentó en la última conferencia. Entonces, ¿por qué ahora?

Alice sintió un siniestro escalofrío cuando se dio cuenta de que Lord Mask no había señalado el traje hasta ahora.

…¿Está tramando algo?

…También estaba de un extraño buen humor. No puedo evitar preguntármelo.

No podía bajar la guardia. Sabía que los Zoa y los Hydra estaban compitiendo por el trono. Los Hydra atentaron contra la vida de la actual reina, y Alice sabía que también eran los responsables de traer a las fuerzas imperiales a la Soberanía. En circunstancias normales, ella los habría acusado inmediatamente de esos crímenes.

―Pero necesito pruebas para eso. Necesito que Sisbell vuelva…

La habitación frente a sus ojos…

Los aposentos personales de la reina Lou, el Rascacielos Stardust. Aunque estos aposentos pertenecían a su madre, desgraciadamente ella seguía consultando con los ministros después de la conferencia. Alice abrió las puertas en lugar de la reina.

―…Apenas lo logré.

Miró el reloj de pared y dejó escapar un suspiro de alivio. Pero justo cuando lo hizo, se encendió la luz del aparato de comunicaciones que había sobre la mesa.

―¡¿Eh?! Una llamada.

Se apresuró a contestar. Alice se inclinó hacia delante y acercó el monitor a su cara.

―¡Sisbell! Eres tú, ¿verdad, Sisbell?

―Siento haberte hecho esperar, querida hermana. Llegué unos minutos más tarde de lo esperado.

Una chica de pelo rubio fresa apareció en la pantalla. El día anterior sólo habían hablado a través de una llamada de voz, pero esta vez, Alice podía ver realmente la cara de su hermana. ¿Estaba dentro de un edificio?

Estaba limpio, pero las paredes que rodeaban a Sisbell parecían las de una celda.

―Oh, ¿te preguntas dónde estoy? Estoy en el baño de un tren limitedexpress.

Sisbell miró a su alrededor, asegurándose de que nadie la escuchara.

―Tal y como dije ayer, querida hermana, me dirijo a la capital para rescatar a Rin. De hecho, ya estoy en camino. En este tren.

―Así que hablabas en serio…

Alice estaba angustiada. Rin era insustituible para ella, y habría hecho cualquier cosa para rescatar a su asistente. Pero por otro lado, también quería que Sisbell volviera a casa inmediatamente.

Ninguna opción era mejor que la otra.

Su deseo de ayudar a su asistente más querida estaba en desacuerdo con su deseo de mantener a su hermana fuera de peligro.

…La capital es la parte más peligrosa del Imperio.

…Ir allí es como dirigirse a los cazadores de brujas.

Sisbell estaba entrando directamente en la boca del lobo.

La capital tendría sensores de energía astral instalados por todas partes. Si su hermana era capturada por ser una bruja, todo acabaría.

―…

―¿Oh? Pareces tan ansiosa como las demás.

Alice no podía saber si Sisbell entendía su angustia actual. Sisbell respondió, totalmente calmada y tranquila.

―Esta es nuestra oportunidad de contraatacar. Si Rin y yo estamos a salvo, ya nadie podrá hacernos nada. Ten por seguro que desvelaremos cómo los Hydra atentaron de forma bárbara contra la vida de la reina y secuestró a mi ayudante.

―Lo sé… Pero, ¿cómo te aseguras de estar a salvo?

―¿Yo?

―Así es. Tengo miedo de lo que pueda pasar si te atrapan antes de que puedas rescatar a Rin.

―Tengo guardias en los que puedo confiar.

Sisbell sacó una foto. La acercó a la pantalla para que Alice pudiera verla, lo que hizo que Alice dudara de sus propios ojos. Era una foto de Iska y su propia hermana caminando juntos, del brazo.

―¿Lo ves, querida hermana? Así de cercanos somos.

―¡¿Ngggh?!

La foto fue tomada seguramente en alguna zona urbana del Imperio. Iska y su hermana estaban paseando, con los brazos entrelazados, los hombros apretados el uno contra el otro con valentía, a pesar de las miradas de las familias y los comerciantes que los rodeaban.

Era casi como si…

Casi como si fueran una pareja en una cita vespertina.

―¡¿Qué crees que estás haciendo, Sisbell?!

―Fingimos estar en una cita mientras inspeccionamos el dominio del enemigo. A fin de cuentas, es una ciudad imperial.

Sisbell agitó la foto, mostrándola. Qué comportamiento tan flagrante e indecente.

―Ese momento fue tan perfecto. Me siento tan a gusto cerca de él. Sólo sentir sus fuertes y musculosos brazos me alegra el corazón.

―¡Iska probablemente lo odia! Obviamente, parece incómodo.

―Me siento contenta, así que eso es lo que importa.

―¿De qué estás hablando? Iska es mi rival… ¡Guh…!

Alice no le había contado a Sisbell sobre su relación con Iska. Sin embargo, ella sabía que Sisbell tenía un indicio de ello.

…¡No, ella es totalmente consciente!

…¡Me desafía porque lo sabe! Sisbell estaba tratando de robarlo. Pero es mi rival, sólo el mío-

— Je-je. Lo siento, hermana, pero la batalla ya está decidida.

―…¿Qué dijiste?

―Se nota nuestra diferencia de experiencia.

Sisbell guardó la foto en su bolsillo. Luego puso una mano contra su mejilla y dirigió sus cálidos y brillantes ojos hacia arriba.

―Iska y yo ya hemos hecho muchas cosas juntos. Sólo de pensarlo me sonrojo…

―¡¿Qué hiciste?!

Alice aulló ante la imagen de su hermana sonrojada en el comunicador antes de mirarla con desprecio a través de la pantalla.

―¡No puedes haberlo hecho! No puedo creerlo. Iska… ¡nunca se dejaría engañar por alguien como tú para hacer algo escandaloso!

―¿Escandaloso? ―Sisbell se quedó sorprendida. Parpadeó―. Vaya.

Nunca dije algo sobre hacer algo indecente. Nada de eso.

―¿Eh?

―Paseé de la mano de Iska y me saqué fotos con él, y nos tomamos una bebida juntos en un café. Eso era lo que estaba recordando.

—…… ¡¿Qué?!

―Vaya.

Sisbell acercó su cara a la cámara. Sonreía burlonamente, como si dijera: “Te atrapé”.

―Oh, queridísima hermana, ¿qué demonios habrás imaginado? Por favor, dime…

Silencio.

Justo entonces, algo se rompió en la mente de Alice.

―Oh, hermana.

―¡Cállate!

Apagó bruscamente el comunicador. Cuando Alice volvió a sus sentidos, se dio cuenta de que la llamada con su hermana había terminado.

―Oh…

―¿Cómo estaba, Lady Sisbell?

―¡Lo siento mucho, Shuvalts!

Se volteó rápidamente hacia el caballero mayor que esperaba en un rincón de la habitación.

―Esperaba dejarte hablar con ella después…

―Le agradezco su consideración hacia mí. Sin embargo, incluso desde aquí, a través de su voz he podido escuchar que se encuentra bien,. Como su asistente, me siento aliviado.

Shuvalts era el asistente de Sisbell. Estuvo confinado en el instituto de investigación del poder astral de los Hydra, el Nieve y el Sol, hasta que escapó hace unos días.

―Pero aún así… ―Shuvalts miró el comunicador que había sobre la mesa―. Me sorprendió un poco escuchar esos detalles de usted, Lady Alice. ¿Era Iska de quien hablaba? Me sorprende que su unidad siguiera ayudando a Lady Sisbell incluso después de regresar a territorio imperial.

―¿Pero no negoció con ellos para garantizar su seguridad?

―Sí, efectivamente. Pero eso fue originalmente para su estancia en el estado independiente de Alsamira. Aunque… ―Hizo una pausa―. No pensé que fueran tan fieles a la hora de cumplir su parte de una promesa verbal… Parece que hay gente razonable incluso entre los imperiales.

―¡Así es! De hecho, mi increíble Iska es…

―¿Hmm?

―…No importa.

Ella se dio la vuelta casualmente.

Eso estuvo demasiado cerca. Como Shuvalts también era un asistente, Alice casi actuó como si estuviera hablando con Rin.

―Pero, Shuvalts, por favor, asegúrate de educar a mi hermana. Obligó a su guardaespaldas a hacer cosas tan raras.

―Ja, ja, ja ―se rio el caballero―. Oh no, Lady Alice, eso fue simplemente una hermana menor burlándose de su hermana mayor. Todavía no tiene esa edad. Y además de eso, él es un imperial.

¡Oh, qué ingenuo era! ¡Cuánta ingenuidad!

En su mente, Alice cerró las manos en apretados puños. Recordó cuando registró la habitación de su hermana. Aunque su hermana tenía libros muy serios sobre historia y cultura en sus estantes, Alice encontró novelas románticas para adolescentes escondidas entre ellos.

…¡Es el tipo de persona que sólo sabe de libros en esta clase de cosas!

…¡Simplemente actúa como si fuera inocente frente a Shuvalts!

Sisbell sabía incluso más que Alice sobre lo que ocurría entre un hombre y una mujer. Alice pudo darse cuenta al ver la foto con Iska. Podía verlo en la forma en que su hermana rodeó tan descaradamente los brazos de él, cómo Sisbell se había asegurado tan calculadamente de que su piel se tocara de forma tan despreocupada. Su hermana estaba, sin duda, intentando seducirlo.

―…

Uf. Respiró profundamente.

―Como pensaba, tengo que golpear donde duele.

―Exactamente. No podemos permitir que los Zoa e Hydra continúen sin repercusiones.

―…No era a eso a lo que me refería.

―¿Eh?

―Oh, no es nada.

Alice sacudió la cabeza, tratando de volver a centrarse.

Aunque utilizara a Sisbell, que intentaba robar a Iska, como modelo del que aprender para su propia “educación”, Alice no podía permitirse el lujo de distraerse con lo que ocurría en el Imperio.

Tenía que vigilar de cerca a los Zoa y a los Hydra.

―Shuvalts, ¿serías tan amable de acompañarme un rato?

―Como quiera. Aunque soy mayor, haré todo lo posible para serle útil en ausencia de Rin.

Alice no tenía acompañante, y Shuvalts no tenía dama a la que atender. Como cada uno carecía de su contraparte, habían construido temporalmente una relación.

Entonces…

La puerta se abrió detrás de ellos.

―¡Oh… Su Majestad!

―Siento el retraso, Alice. Los ministros alargan las conversaciones cuando me atrapan después de una reunión. Querían tener una pequeña charla y no paraban de hablar de un gato que ensució el césped… Realmente debería haber suspendido la discusión allí y volver más rápido si hubiera sabido que perderían el tiempo con eso ―Entró en la habitación con un suspiro―. Alice, ¿supiste de Sisbell?

―Sí. Es más detestable de lo que imaginaba… Oh, quiero decir, parece que le va bien. Como me dijo ayer, va a la capital a salvar a Rin.

―…Ya veo ―La reina volvió a suspirar―. Parece una situación bastante compleja. Aunque como su madre, desearía que volviera a casa inmediatamente, me siento algo eufórica al escuchar estas noticias.

―¿Porque intenta salvar a Rin?

―Sí. Nunca pensé que se ofrecería a hacer algo así.

La reina sonrió con desgana, pareciendo preocupada.

―Se encerró en su habitación y no se había mostrado durante días o semanas. No puedo creer que haya aprovechado la oportunidad de entrar en territorio enemigo por su propia voluntad.

―De tal palo, tal astilla, Su Majestad ―dijo Shuvalts. Mientras preparaba las bebidas en la mesa, hizo una pausa―. Estoy bastante seguro de que Lady Sisbell heredó su carácter masculino de usted, Su Majestad.

―…Sí que te causé bastantes problemas hace tres décadas.

El rostro de la reina soltó una sonrisa.

―¿Cómo te sientes, Shuvalts?

―Me disculpo por preocuparla, Su Majestad. Mientras estuve confinado en Nieve y Sol, mi percepción del tiempo estaba tan distorsionada que me parecieron semanas… pero como puede ver, ya estoy de vuelta.

―Ya veo. Quería preguntarte más sobre eso.

Sus labios se apretaron en una fina línea. Miró a Alice y a Shuvalts a su vez.

―Un asesino de los Hydra te retuvo y te confinó en Nieve y Sol.

―Eso es muy cierto.

―Y fuiste liberado por…

―Él ―respondió Shuvalts con pesadez―…. Por Salinger.

“Salinger… Tú… me liberaste. “

“Sólo para molestarlos. No me importa por qué estabas atrapado en Nieve y Sol, pero estoy seguro de que perder a su cautivo les dolerá”.

El hechicero trascendental Salinger.

Alice se enteró de que el delincuente desaparecido del decimotercer estado de Alcatroz había atacado, por la razón que fuera, la base de los Hydra. ¿Por qué el hechicero salvó a un mayordomo de la familia real?

―Shuvalts, ¿dijo algo?

―No. Sólo me preguntó qué planeaban los Hydra. Parece que sólo me liberó para preguntar eso.

―…Ya veo.

La reina cerró los ojos, como si estuviera perdida en sus pensamientos, como si se hubiera perdido en alguna escena lejana.

―Salinger, ¿qué demonios estás…?

Su madre se detuvo: hubo un repentino estruendo bajo sus pies.

―¿Un terremoto? Pero este es… ¡mucho más grande!

Shuvalts tropezó.

―¡Su Majestad!

Apenas podían mantenerse en pie.

El suelo prácticamente se balanceaba. Alice agarró la mano de su madre y la apretó con fuerza. En el centro del salón, madre e hija se aferraron a la otra para apoyarse. Oyeron crujir los cristales en los pasillos.

¿Qué estaba sacudiendo el palacio?

―¡¿Un terremoto gigante?!

―…No, Alice. Algo muy parecido a esto ya ocurrió antes… ¡No puede ser!

La reina sostuvo a Alice mientras sus ojos se abrieron de par en par.

―¡No es posible que esté despertando!