Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 15

Capítulo 25: El Final

Parte 3

 

 

◇   Dreamy✰Chelsea

Chie no esperaba otra cosa que una firme reprimenda de su madre, Fuchiko. Pero a pesar de que Chie había previsto hasta los detalles de su regañina, como: “Es porque hiciste trabajo de chica mágica sin escuchar lo que dice mamá por lo que te han pasado estas cosas malas”, su madre no hizo ninguna acusación y se limitó a llorar.

La historia de la vida de Chie era apoyarse en su madre mientras seguía siendo una chica mágica, pero incluso a ella le golpearon en el corazón aquellas lágrimas. También empezó a llorar y, al recordar lo que había pasado en la isla, lloró aún más fuerte, y madre e hija hicieron juntas la cama del hospital bastante húmeda.

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Pero, al fin y al cabo, su madre era su madre. Aunque lloró, no es que se volviera una persona mansa, y al día siguiente ya estaba indiferente y regañaba a Chie como era de esperar: “Te han pasado estas cosas malas porque has hecho trabajos de chica mágica sin hacer caso a lo que dice mamá.” Seguido de: “Te detendré si vuelves a intentar algo parecido, aunque tenga que darte un puñetazo para hacerlo.”

Normalmente, su padre mediaría y diría algo como: “Ya, ya, cálmate”, o “Seguro que Chie tiene sus propias ideas sobre las cosas”, pero ahora se limitaba a sonreír con expresión triste y no intervenía, e incluso Chie se sentía arrepentida, pensando: “Supongo que hice algo así de malo”, y después de salir del hospital, ya no se planteaba ¡trabajar como chica mágica! como antes.

Si lo pones en las palabras “ganar dinero como una chica mágica”, entonces no era más que eso, pero después de realmente haberlo experimentado por sí misma, ella sabía que no podía haber nada más brutal. Por supuesto, no podía ser tan duro cada vez, pero si pudieras asumir la mitad o un tercio de ese derramamiento de sangre, entonces sería imposible para Chie ganarse la vida como chica mágica.

Incluso la madre de Chie, a la que veía con mucho talento, seguía siendo una chica mágica como hobby y se había convertido en ama de casa; ¿no podría decirse que eso demostraba lo duro que era el trabajo? Con pensamientos confusos sobre cómo no todo en la vida podía salir bien, el día que Chie recibió el alta del hospital, se sentó en su sitio designado en la terraza de su casa y contempló el jardín sin hacer nada.

Chie había renunciado a hacer carrera como chica mágica. Pero si le preguntabas si eso equivalía a renunciar a ser una chica mágica, ella ladeaba la cabeza de forma tierna, y entonces ahí estaba Dreamy✰Chelsea, inflando las mejillas de forma aún más tierna y diciendo: “No lo creo.”

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Para empezar, si las chicas mágicas eran agua, el dinero era petróleo. Pensar en ellos juntos hacía las cosas raras. Querer seguir siendo una chica mágica y querer ganar dinero deberían considerarse cosas separadas. Chie Yumeno no era más que la humana anterior a la transformación, y su maquinación para convertir a Dreamy✰Chelsea en una herramienta para ganar dinero carecería del debido respeto. Eso sería obviamente merecedor de castigo.

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En un rincón del jardín estaba el caqui que había plantado como semilla cuando tenía cinco años, cuyas ramas se extendían como largos brazos. La fruta era dulce y jugosa. También había estacas de madera, montones de piedras que recordaban señalizaciones y un farol de piedra invertido en la tierra. Cada uno de estos objetos era una página de la historia de Dreamy✰Chelsea. Durante gran parte de su “entrenamiento” había sido arrastrada, pero también había disfrutado mucho con algunas cosas como juegos, y había una o dos cosas que pensaba que incluso podría haber llevado al nivel de un deporte.

Chie gimió en voz baja. Era porque se había dado cuenta de que tal vez podría ganar dinero poniendo esos “deportes” en el mundo. Eso era maldad.

Si el trabajo no convenía a una chica mágica, ¿era bueno o malo intentar obtener ingresos sin trabajar? Aunque ahora estuviera bien, su madre no se quedaría callada para siempre. Empezaría a decir de nuevo que consiguiera un trabajo, que ganara algo de dinero, que saliera de casa, que se casara.

Si al final tenía que conseguir un trabajo, ¿sería mejor para ella trabajar como chica mágica? Tenía la sensación de que sus pensamientos iban en círculos. Cuando pensaba en lo que había pasado en la isla, no quería trabajar como chica mágica.

Chelsea no había tenido suficiente ternura. Aunque había habido muchas cosas tristes, dolorosas, duras y horribles, no había sido capaz de aceptarlo todo. Se habían perdido vidas que ella había tenido que proteger, e incluso el mero hecho de recordarlo le hacía sentir como si su cuerpo fuera a desgarrarse.

Convertirse en una chica mágica de carrera significaría sentir lo mismo, y en el transcurso de hacerlo una y otra vez, probablemente incluso perdería su propia vida. Chie se cubrió la cara con las manos. Ella no quería eso.

Separó los dedos. El caqui se asomó entre ellos.

No.

Aunque Chelsea no se convirtiera en una chica mágica profesional, lo triste, doloroso, duro y horrible no desaparecería. Simplemente ya no vería esas cosas porque ella no estaría allí. De hecho, ¿no habría un futuro, entonces, en el que las personas que podrían haberse salvado si Chelsea hubiera estado allí no se hubieran salvado?

Sólo de recordar el incidente que había ocurrido en aquella isla se sentía tan aterrorizada que no podía soportarlo. No quería que le volviera a pasar algo así. Pero, ¿pensaba eso de Dreamy✰Chelsea? Pensar que como era triste, doloroso, duro y horrible, ella quería mirar hacia otro lado, no importaba lo que pasara fuera de donde ella no estaba mirando, no importaba ya que ella no estaba mirando—esa no era Dreamy✰Chelsea.

Aunque Chelsea sintiera arrepentimiento, no huiría. Esos sentimientos de debería haber hecho esto, debería haber hecho aquello los aprovecharía la próxima vez para hacerlo genial en la secuela. Eso era mucho más Chelsea que escabullirse y lloriquear para sus adentros en la cama.

Chie apartó las manos de la cara y las cruzó. Movió solo los brazos para hacer una pose y, en un susurro diminuto para que nadie pudiera oírla, murmuró: “Déjalo en manos de Dreamy✰Chelsea.”

Golpeándose las rodillas, se levantó y gritó a la cocina: “Eh, mamá. Había carne picada en la nevera, ¿verdad?” Esta pequeña casa de madera tenía treinta años, sí gritaba un poco alto su voz llegaría hasta el otro extremo.

Su madre asomó la cabeza por la media cortina de cuentas que daba a la cocina. Parecía desconfiada. “Hay algunas cosas que congelé.

¿Qué quieres hacer con la carne picada?”

“¿Tienes apio, zanahorias, patatas, cebollas y tomates?” “Como he dicho, ¿para qué?”

“Cocinar. Pensaba llevárselo de regalo a un amigo.”

“Huh. Este es un raro giro de los acontecimientos… ¿Vas a cocinar por tú cuenta?”

“Eso sería un poco difícil, así que ayúdame. Creo que puedo averiguar cómo si lo busco. Es un delicioso pastel llamado pastel de pastor, también conocido como shepherd’s pie.”

***

 

 

◇   Touta Magaoka

El 126º Torneo Abierto de Batallas Mágicas de la Tienda de Cartas Hinapiya fue un caos total. La clase abierta se había descontrolado fácilmente para empezar, con las restricciones más laxas de todas las diferentes normativas, y las cartas que estaban prohibidas bajo otras normativas podían usarse con un límite de una. Pero el reglamento no era la razón por la que el torneo se había descontrolado.

En el torneo solían participar las mismas caras, pero esta vez irrumpió una poderosa duelista desconocida. En realidad, sólo solicitó participar normalmente y luego se presentó, pero para los participantes habituales, que estaban totalmente acostumbrados a que los torneos fueran tan pacíficos como el agua tibia, fue como si hubiera irrumpido.

Los asiduos al torneo de Hinapiya eran sólo chicos, desde jóvenes con edades de un solo dígito hasta jugadores veteranos de más de cuarenta años, y ella era una participante femenina rara vez vista. Y no era simplemente que su sexo fuera femenino.

Tenía esponjosos rizos de salchicha hilados en espiral, un vestido de una sola pieza decorado con bordados dorados y gemas, un porte aristocrático y elegante, y un rostro encantadoramente apuesto, un japonés fluido con dominio incluso de la jerga del juego a pesar de parecer de algún país desconocido, una baraja combinada wham-bam repleta de cartas caras que costaban miles de dólares, y una habilidad magistral, ya que seguía la ruta combinada llamada “solitario” sin un solo error de juicio.

Esta chica, que parecía un personaje de anime o manga, derrotó fácilmente a los habituales.

Cuando parecía que iba a ganar el torneo, se interpuso en su camino para enfrentarse a ella en la final el duelista de primaria Touta Magaoka. Aunque desde la primera partida dejó que el “solitario” sucediera inicialmente, a partir de su segunda partida, lanzó todas las cartas meta del sideboard, invirtiendo todo para evitar un combo, y lo superó. En la tercera partida, su agresivo sideboarding hizo que la chica cambiara su tipo de mazo de combo a control y, sorprendentemente, Touta devolvió las cartas que había sacado del sideboard para abandonar su resistencia a los combos, logrando una victoria por una ofensiva monstruosa con énfasis en mantener la línea de batalla.

Dicen que todos los participantes aplaudieron atronadoramente su habilidad para predecir incluso el cambio de tipo de baraja realizado por su oponente.

Y después, una vez terminado el torneo, Touta y la chica —Yol— comieron hamburguesas en un restaurante de comida rápida cercano. Yol pagaba. Resultaba patético decirlo, pero la cartera de Touta no daba ni para pagar él mismo.

“Me sorprendió cuando dijiste que querías participar en el torneo.” Dijo Touta.

“Hacía tiempo que quería participar en torneos públicos. La fecha llegó en un buen momento, así que era una buena oportunidad, ¿no?”

La última mitad de los recuerdos de Touta de la isla eran increíblemente vagos. Estaba muy malherido, y había oído que sus ojos estaban en muy mal estado. No había sido capaz de ver en absoluto durante unos días, y sus párpados no se habían abierto. Su tía, Yol, Ragi y Mana habían traído magos que siguieron probando muchos tratamientos, y finalmente pudo ver.

Cuando por fin pudo volver a ver a su tía, estaba delgada y aliviada hasta la médula mientras tomaba la mano de Touta y le decía: “Lo siento.” Touta, por su parte, se sentía como si hubiera sido él quien había hecho algo malo, pero supuso que no había tenido otra opción en aquel momento. Además, Touta no era la única razón por la que su tía había adelgazado. Aunque un niño no pudiera entender realmente lo que era que un viejo amigo falleciera, tenía que ser duro para un adulto. Touta no conocía a Marguerite desde hacía tanto tiempo como su tía, e incluso él había llorado al enterarse, había llorado como si estuviera exprimiendo todos los fluidos de su cuerpo.

Hacía un mes que el equipo médico de Touta se había dispersado, pero incluso después de eso, Yol había ido a visitarle una vez a la semana. Le daba la medicación, le examinaba y, de paso, jugaba con él a algunos juegos. Pero nunca había participado en un torneo.

“¿No se enfadaron contigo?” Le preguntó Touta.

“Esta es realmente mi oportunidad. Ya que no se han decidido por nuevas chicas mágicas asistentes para mí…” Yol vaciló, y Touta automáticamente agachó la cabeza.

“Ohhh, ya veo… Maiya y Rareko…”

Maiya y Rareko habían perdido la vida en el incidente ocurrido en la isla. Desde luego, no había forma de que lo olvidara. Y Marguerite también. Los sombríos pensamientos de Touta se vieron interrumpidos por el golpecito de la taza de Yol que se colocaba sobre la mesa, y Touta levantó la barbilla para volver a mirarla. Su expresión había vuelto a ser la de antes. Fuerte, brillante y bonita.

“Además, hay cosas de las que también quería hablar contigo.” “¿Querías hablar de algo?”

“He hablado de que no tengo aptitudes para convertirme en una chica mágica, ¿no?”

“Dijiste que te hicieron una prueba o algo así, ¿verdad? Y estaban las gafas de 7753.”

“Sí, sí. Y tampoco tienes la aptitud, ¿verdad?” “Si…”

Tal vez había sido una broma, y tal vez lo había dicho por decir, pero Miss Marguerite había llamado a Touta su alumno. Al final, cuando Touta había quemado el poco valor y energía que tenía para saltar sobre la diosa, Marguerite había llamado la atención sobre sí misma gritando en voz alta. Sabiendo lo que Touta había intentado hacer, le había ayudado.

Fue la última vez que oyó la voz de Marguerite en vida. Ella nunca podría decirle si realmente le había reconocido como su alumno, si había conseguido estar a la altura de ese título o no.

Había conocido a muchas chicas mágicas en esa isla. Había chicas mágicas aterradoras. Había chicas mágicas extrañas. Había chicas mágicas geniales. Y todas ellas habían sido fuertes. Touta pensó que a él también le gustaría ser una chica mágica, pero no podías serlo si no tenías talento.

“¿No querías convertirte en una chica mágica?” Le preguntó Yol.

“Sí, por supuesto. Claro que sí.” No dijo: Una chica mágica como Miss Marguerite.

Yol echó la barbilla hacia atrás y dijo: “A mí también me gustaría llegar a serlo.” Y luego se inclinó sobre la mesa. “Pues escucha.” Su voz se hizo uno o dos niveles más baja. Touta acercó la cara para escuchar. “Descubrí que hay una forma secreta de convertirse en una chica mágica, incluso si no tienes el potencial.”

“¿En serio?”

“Shhh… Baja la voz. Te lo dije, es un secreto.” “Oh sí… lo siento. ¿Pero de verdad?”

“Se llama chica mágica artificial. Por lo visto ahora están haciendo campaña para conseguirlas… Hey, ¿quieres que lo probemos juntos?”

No había lugar para la duda. Touta asintió con entusiasmo.

***

 

 

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◇   7753

7753 leyó la carta de Mana una vez, volvió a leerla y suspiró. Decía que, por motivos relacionados con una encarnación de uno de los Tres Sabios que ocupaba unas ruinas o algo así, estaría ocupada por el momento y no podría venir a la isla. Circunstancias aparte, esta era una noticia triste y difícil para 7753 en este momento. Era demasiado miserable no poder ir a ninguna parte y no tener a nadie con quien hablar. Para ser más precisos, tal vez tenía suficiente gente con la que hablar, con Tepsekemei, Ragi y Pastel Mary, pero Tepsekemei no era apta para la conversación, el aspecto actual de Pastel Mary había herido demasiado profundamente el corazón de 7753, y Ragi siempre estaba de mal humor. Sin Mana cerca, no había nadie en esta isla con quien disfrutara charlando.

No, recapacitó. Si pensaba en cuando las cosas habían estado peor, esto era perder a una persona con la que hablar. Unas semanas antes, 7753 había estado en medio de un verdadero aislamiento.

***

 

 

7753 se había despertado de un sueño muy largo y se había dado cuenta de que no podía moverse ni usar la voz. No podía ver ni oír, y había tardado un buen rato en comprender su situación. Tras algunas confusiones y comprobaciones, se dio cuenta de que se había convertido en un único árbol increíblemente grande con raíces que penetraban en todos los rincones de la isla. Parecía que tenía que ser otro sueño, pero por desgracia, no era un sueño, sino la realidad.

Era un solo árbol en una pequeña colina, apenas una hinchazón de tierra en el centro de la isla, justo en el borde del fuego. Si se hubiera colocado un poco más abajo, podría haberse quemado. Desde allí, estaba conectada a los demás árboles a través de las raíces. En otras palabras, todo junto era un solo árbol, pero los extremos de las raíces estaban fuera de su conciencia, y cuanto más se alejaba, más oscuro era. En general, sólo podía percibirse a sí misma y a su entorno, y no podía moverse ni hablar. Su corteza era dura, sus hojas gruesas, le crecían frutos llenos de jugos, y simplemente estaba ahí. Incluso si no tenía oídos, podía sentir el viento y el sonido de las hojas al crujir, e incluso sin ojos, podía percibir lo que había allí, e incluso su movimiento. Pero cuando se trataba de moverse, ya no era como antes, y no podía hacerlo por mucho que lo intentara.

Tras un desesperado golpe en el cuerpo de la diosa, 7753 y Pastel Mary habían caído en aquel disco de poder. Ella había perdido el conocimiento después de eso. Despertar para encontrarse un árbol era demasiado. 7753 había sido la encargada de conectar la acumulación de poder con las raíces del árbol, siguiendo las instrucciones de Ragi. Incluso si tenía una vaga idea de por qué algo así había sucedido, esto seguía siendo claramente demasiado cruel. Si se trataba de un castigo divino, ¿no había una forma mejor?

Su dura lucha continuó durante algún tiempo. Tenía una idea de la zona alrededor del árbol, pero como no podía ver ni oír, esa idea era en última instancia vaga. Lo intentó todo, a ver si podía extender sus sentidos de alguna manera, o llamar y moverse, e incluso cuando no pudo hacerlo, no se rindió de inmediato. Iba cambiando la forma de hacerlo y de pensarlo a medida que lo intentaba una y otra vez. Por supuesto, 7753 no tenía experiencia en convertirse en una planta, por no hablar de saber lo que una planta mágica podía hacer y lo que no. Ella aceptaba cualquier cosa, así que no le quedaba más remedio que intentarlo.

Mientras probaba cosas, dispuesta a todo, fue extendiendo lo que podría llamarse la red de sus sentidos. Así fue comprendiendo poco a poco la situación de la isla. Se sintió aliviada al comprobar que Mana y Tepsekemei estaban a salvo, pero no tenía forma de comunicar su propia voluntad.

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7753 realizó más pruebas de ensayo y error. Aunque era estupendo que hubiera conseguido sentir las presencias de Mana, Tepsekemei y Ragi, no tenía sentido que se detuviera ahí. Probablemente estaban haciendo algo para intentar salvarla. Si al menos pudiera decirles dónde estaba, la situación cambiaría radicalmente y tal vez podrían salvarla de inmediato.

Intentó muchas cosas, preguntándose si podría recuperar de algún modo los sentidos físicos que había tenido como chica mágica, pero simplemente no funcionó. Sus raíces no se movían, sus hojas no se movían y sus ramas no se movían. Cuando se dio por vencida, pensando que esto no iría a ninguna parte, se dio cuenta de una cosa. Había conseguido dar fruto.

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Parecía realmente difícil hacer que se dieran cuenta de su presencia a través de la fruta, pero no tenía otra opción. 7753 se concentró sólo en los frutos del árbol donde estaba atrapada su conciencia, haciéndolos crecer. No lo hacía porque quisiera atraer a pequeños animales e insectos. Su objetivo era otro.

La cuarta noche después de que 7753 comenzara su operación de concentración de fruta, una vaga forma flotante se acercó a ella a través del cielo. En su corazón, 7753 gritó de alegría. Ya había pensado que la glotona Tepsekemei vendría a por la fruta gris.

La cuestión ahora era cómo comunicar su propia presencia. Pero Tepsekemei se limitó a fruncir el ceño con desconfianza y a mirar el árbol 7753. Ni siquiera tocó con un dedo la fruta gris antes de salir volando hacia alguna parte. Cuando regresó al cabo de un rato, trajo a los dos magos.

El rostro de Ragi era solemne, el de Mana era feliz y el de Tepsekemei era inescrutable. Los otros dos, aparte de Mana, mostraban las mismas expresiones de siempre, y 7753 se sintió aliviada de que todos estuvieran a salvo, y al confirmar sus propios sentimientos de alivio propios de los humanos volvió a sentirse aliviada.

“Está aquí.” Dijo Tepsekemei.

“De hecho, hay una reacción.” Dijo Ragi. “Es ésta. Parece que Tepsekemei tenía razón.”

“Y pensar que está atrapada dentro de un árbol… Eso habría sido peligroso, si Mei no se hubiera dado cuenta.” Dijo Mana.

“¿Mei lo hizo bien?”

“Sí, bien, excelente, eres increíble. ¿Cómo te diste cuenta, Mei?” “Olor y ambiente.”

“No importa cómo.” Dijo Ragi. “Empecemos la tarea.”

Golpearon la corteza, desenterraron raíces y lanzaron hechizos, hasta que al final despegaron la corteza a la fuerza para dejar al descubierto lo que había dentro. Cuando mostraron a 7753 en el espejo, se quedó estupefacta. Parecía una planta y un humano combinados y partidos en dos, como una dríade salida de los cuentos, semienterrada en el árbol. Había quedado atrapada con la cara dentro del árbol, y la parte superior del cuerpo y la cara apenas asomaban. Sus gafas colgaban cuidadosamente de su cuello.

“Las partes que sobresalen son una cosa, pero por dentro se ha fusionado con el árbol.” Dijo Ragi. “No podemos arrancarte a la fuerza. Estarás así por el momento.”

7753 estaba decepcionada, pero la planta 7753 del espejo no tenía expresión alguna, ni siquiera se movía.

Pocos días después, Ragi probó una serie de hechizos que le permitieron, de algún modo, hablar.

“¿Qué demonios ha pasado?” Preguntó 7753.

La historia que le contaron no era feliz. Oír hablar de la muerte de Marguerite había desesperado a 7753. Clarissa, Rareko, Agri y Ren- Ren habían muerto a manos de la diosa.

Pero también había buenas noticias. Aunque Ragi y Touta habían estado en peligro, Mana había corrido hacia ellos con medicinas y primeros auxilios, y con la ayuda de Navi para tratarlos, sus vidas se habían salvado. Mana dijo que Clantail y Dreamy✰Chelsea también habían sobrevivido de alguna manera.

Ragi le explicó que 7753 ya no era 7753, pero parecía que seguía siendo más o menos 7753. Dijo que el hecho de que la metieran en el disco de poder había provocado que varias cosas se mezclaran, y que el yo de 7753 había atravesado las raíces para convertirse en uno con el árbol que daba frutos grises… o, más bien, se había apoderado funcionalmente de él.

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Sus dudas sobre si realmente era 7753 empezaban a adentrarse en terreno filosófico, pero todos los magos, incluidos Mana y Ragi, se alegraban de que estuviera a salvo, y no parecían pensar que su estado fuera una desgracia irremediable. Aunque no estaba totalmente convencida, pensó vagamente que si todos los magos pensaban así, entonces tal vez fuera así.

Al parecer, Pastel Mary se había fusionado con la diosa chica mágica, y ahora tenía el cuerpo de una asesina, y había empezado a preguntar contra su voluntad por el paradero de las hachas. Así que 7753 decidió ser positiva sobre las cosas: supuso que su propio estado era preferible a eso.

Tepsekemei, Mana, Ragi y Pastel Mary se quedaron en la isla, cuidando de 7753 mientras buscaban la forma de devolverla a la normalidad. No podía desperdiciar su consideración. Aunque seguía sintiéndose confusa al respecto, decidió hacer todo lo posible por vivir, y empezó a buscar lo que podía hacer.

Aunque no pudiera moverse, no era como si no pudiera hacer nada. En cierto sentido, ella era un ser como la esencia de la magia. La magia hacía posible lo imposible. En otras palabras, ahora mismo 7753 era una cristalización de lo imposible.

La velocidad de sus pensamientos aumentó, y llegó a ser capaz de percibir el estado de todos los árboles de la isla que la rodeaba, y cada día seguía evolucionando como árbol mágico.

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***

 

 

“Ya he terminado, Tepsekemei.”

Tepsekemei dobló la carta que había estado abierta delante de la cara de 7753 y se la metió en el bolsillo. 7753 contempló la carta hasta el momento en que los simpáticos cachorros que bordeaban el papel de carta desaparecieron en el bolsillo de Mei y, tras perderla de vista, soltó otro suspiro.

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“¿Por qué suspiras tanto?”

“Ohhh, lo siento. No es bueno suspirar delante de la gente,

¿verdad?”

“La carta no es el único acontecimiento de hoy.” “¿En serio?”

“Hay invitados.” “¿Invitados? ¿Para mí?”

“Una chica mágica asustadiza y otra más, una ruidosa, están aquí.”

Tepsekemei fue a llamar a los “invitados” y, cuando volvió, había traído a dos chicas mágicas. Una era alguien que 7753 no conocía. Su expresión era dura y se notaba que estaba tensa. Su motivo era el de un lobo, y llevaba un rifle al hombro, pero parecía de juguete, no un arma de verdad.

Y había otra. 7753 la conocía, pero no eran íntimas. De hecho, lo que había asustado a 7753 era su persona y su reputación. Estaba asustada en ese momento, preguntándose por qué había venido. Pero no verla sería aterrador por otras razones, así que no había más remedio que verla.

“Ha pasado mucho tiempo. He venido hoy aquí por negocios contigo, 7753.”

“¡Ah! Oh, sí.” “Está es Uluru.”

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“… Encantada de conocerte.”

“Encantada de conocerte, Uluru. Me llamo 7753. También… bueno, sí. Me alegro de que hayas venido. Siento estar así, pero… me alegro de poder verte, Snow White.”

 

-FIN DEL VOLUMEN 15-

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