Mahou Shoujo Ikusei Keikaku (NL)

Volumen 15

Capítulo 24: Luz En Medio Del Caos

Parte 1

◇   Ragi Zwe Nento

Ahora mismo, estaban en desventaja.

Aunque Francesca había sido profundamente herida, tenía la fuerza vital de una encarnación. Aun así no era suficiente para incapacitarla. Por otro lado, era difícil decir que las chicas mágicas tuvieran una gran cantidad de fuerzas, y el apoyo de Ragi y Yol para fortalecer físicamente a sus aliadas con su magia era demasiado escaso como para acabar con el combate. El forcejeo y la lucha eran un continuo ir y venir. Marguerite había intentado algún tipo de plan y había fracasado, mientras que Francesca había conseguido, aunque imperfectamente, repostar, por lo que, a este ritmo, se irían desgastando poco a poco.

Mientras esto ocurría, de repente el marrón se mezcló con el verde en el campo de visión de Ragi. Algunos árboles se habían marchitado.

A las ovejas no parecía importarles en absoluto el color del bosque mientras mordían y agobiaban al enemigo. Su dueña, Pastel Mary, estaba demasiado ocupada para mirar el cambio en los árboles; probablemente no tenía ni idea. 7753 gritó algo, y Nephilia se puso en guardia por ello, pero tampoco dejó de atacar.

La cabeza de Francesca parecía moverse inquieta, como si buscara algo por la zona. ¿Pensaba que esta situación anormal era la señal de algo que estaba por venir? Si era así, estaba casi en lo cierto, pero probablemente aún no podía predecir del todo lo que estaba a punto de suceder.

Había unos diez pasos desde Ragi y Yol hasta las chicas mágicas, y a cinco de ellas flotaba un disco circular translúcido. Flotaba a la altura de la cintura de Ragi y tenía el tamaño de un brazo. Era ligeramente ovalado, y si hubiera tenido una forma un poco diferente, sería como un espejo de cuerpo entero o un tapiz. El disco estaba a diez pasos de Ragi. Las chicas mágicas, el disco y los dos magos estaban en los tres puntos de un triángulo isósceles.

El disco era el campo de fuerza mágico. Se manifestaba de una forma más definida. También era más grande.

El hechizo había procedido automáticamente y, en cuanto se completó, absorbió energía de golpe hasta secar los árboles. El campo de fuerza había cambiado de forma, haciéndose más grande, denso y espeso, abarcándolo todo.

A primera vista, estaba claro de dónde había sacado tanta energía. Los árboles que hace unos instantes eran verdes estaban salpicados de color marrón. La energía había sido absorbida por las raíces de los árboles hasta el campo de fuerza. El poder de los magos y las chicas mágicas que había sido robado todo este tiempo ahora estaba siendo recuperado por la fuerza. Ahora era realmente una gran cosa que estuvieran enzarzados en un combate a empujones, y si podían mantener esta situación un poco más, Ragi podría pasar a la segunda fase.

Tomaría el poder mágico que habían reunido originalmente en el campo de fuerza para hacer una puerta básica y la enviaría volando hacia la diosa para golpearla con ella. Aunque fuera una chica mágica de lujo hecha por Sataborn, no tendría ninguna oportunidad.

Cambió de conjuro. Yol captó las intenciones de Ragi y siguió sus cánticos, superponiendo ambos hechizos para completarlos. Las longitudes de onda se combinaron y la alineación de poder de se centró en Ragi. Se acercaba. Y lo aceptaría. Todos sus sentidos se agudizaron, su agotamiento disminuyó, su mano aferró el bastón con más firmeza y el flujo del tiempo se volvió lento como el barro, haciendo que sus movimientos fueran más rápidos en proporción inversa. Todo su cuerpo rebosaba poder.

Aunque Francesca parecía un poco confusa, como si se preguntara qué estaba pasando, seguía teniendo esa sonrisa de la que él ya estaba harto, mirando a las ovejas y a las chicas mágicas con una mirada aparentemente amable mientras cerraba el puño.

Ragi aceleró el ritmo del canto. Yol le siguió inmediatamente después.

Al cambiar el canto, las chicas mágicas perdieron su fuerza. Una o dos de ellas serían golpeadas por Francesca antes de que el plan estuviera completo. Pero mientras eran golpeadas, él completaría el hechizo. Tomaría el gran volumen de poder aspirado de esos miserables árboles que proliferaban por toda la isla y lo concentraría en un punto. Era simple y violento, pero potente. No necesitaba un largo cántico, ni una ceremonia, ni herramientas mágicas, y bastaba con dos magos. La fuerza física de Ragi se había visto reforzada por el poder, acortando aún más el tiempo del canto.

Francesca pasó un brazo por el aire. Se oyó un sonido estridente y los ojos de Ragi se abrieron de par en par. Algo se le atascó en la garganta. Su canto se cortó. Le goteó líquido de la barba. Ragi se sujetó la garganta. La voz no le salía. Todo lo que salía de su boca era el sonido de burbujas explotando.

Cuando se tambaleó y empezó a caer, Yol lo atrapó. Ella pasó a cantar magia curativa. Aunque quisiera gritar: “¡No necesito curación!

¡Tú ataca!”, lo único que salió de su boca fue un fluido caliente.

Embadurnado en sangre, Ragi miró a Francesca. Ella sonreía. Se sintió débil. Su bastón, roto por la mitad, resbaló de su mano arrugada y cayó al suelo.

¿Había sido un guijarro o un fragmento de algún arma? Le había lanzado algo pequeño. Por reflejo, Ragi había levantado su bastón como escudo. Su bastón se había roto, pero eso no había impedido que el impulso del objeto que ella había lanzado le golpeara en la garganta. Si no hubiera estado conectado al campo de fuerza, ni siquiera habría podido reaccionar, y habría muerto, con la cabeza volando por los aires. Había conservado la vida, pero no parecía que fuera a salvarse.

A este ritmo, el hechizo no se completaría lo suficientemente rápido. No sólo eso, las cosas se pondrían aún peor.

¿Hasta qué punto había estado pensando en él? La diosa ni siquiera intentó mirarle, como si ya hubiera perdido el interés. Lo consideraba ajeno a la lucha. La sonrisa de Francesca parecía burlarse del viejo mago.

El campo de fuerza se onduló. Con la repentina pérdida de su creador, no podía mantener la estabilidad. Sus ajustes seguían activos, pero eso por sí solo era peligroso. Mantenía demasiada energía.

Una luz deslumbrante cubrió toda la zona.

Simplemente emitía el exceso de energía en forma de luz —la válvula de seguridad funcionaba como estaba previsto, ajustando la salida a una cantidad controlable—, pero ahora mismo era el peor momento posible para ello. Ragi había estado recibiendo energía del campo de fuerza, por lo que sólo estaba ligeramente deslumbrado, pero si un mago ordinario o una chica mágica fueran golpeados por él, causaría una obstrucción visual a corto plazo. Para aquellos sin habilidades mágicas, sería potencialmente fatal.

Touta estaba diagonalmente uno o dos pasos por detrás de donde estaba Ragi. Ahora mismo, sólo mover la cabeza hacía que Ragi acabara literalmente escupiendo sangre. Incluso mientras permanecía quieto, la sangre continuaba derramándose de él, y momento a momento, su visión se hacía más estrecha y tenue. Así que sólo podía juzgar por el sonido, pero no podía oír nada como caídas, gritos o llantos. Touta seguía en pie. Parecía que el lado bueno de esta situación era que Ragi no había causado su muerte.

El canto de Yol no se detuvo. Apenas podía ver, pero seguía adelante. Pero la vida de las chicas mágicas terminaría antes que su tratamiento. Ragi intentó gritar y escupió más sangre que antes. Apuntó con sus dedos temblorosos a Francesca pero no fue más allá.

Francesca no dejó de moverse. Tal vez porque confiaba menos en sus cinco sentidos, ignoraba la potente luz.

Las chicas mágicas no podían ver cómo se movía Francesca. Asumieron sus ataques, incapaces de hacer otra cosa. La sonrisa de Francesca se hizo más fuerte, más profunda. Levantó el puño, preparándolo para golpear como un martillo la cabeza completamente indefensa de Pastel Mary.

Se oyó un aplauso seco. La sonrisa permaneció en el rostro de Francesca mientras miraba su puño repelido, y a continuación miró al cielo. Una chica mágica de estilo bailarina que volaba en el cielo con el sol a sus espaldas fruncía los labios para soplar aire, y de nuevo sonó el sonido de un aplauso. El cabello de Francesca se hizo jirones y la sangre voló, y la tercera bala de aire hizo impacto directo en el engranaje que la apuñalaba, y su sonrisa desapareció, y usó el brazo que había levantado para cubrir el engranaje.

Tepsekemei era una talla más grande que antes, y tenía un poco más de color. Incluso su expresión parecía más imponente.

***

◇   Mana

Hubo un destello. A pesar de lo lejos que estaba la luz, Mana no pudo evitar entrecerrar los ojos y sombreárselos con una mano. Era tan deslumbrante que la hizo cerrar los ojos durante un rato, y luego abrió lentamente los párpados.

Al igual que antes del destello, los árboles aquí y allá estaban secos y marrones. ¿Había algún tipo de conexión entre estos dos extraños sucesos que habían ocurrido uno tras otro, el marchitamiento y la intensa luz?

La luz probablemente procedía del edificio principal. Era seguro que algo había ocurrido, pero ahora mismo Mana no sabía qué era. Pensando en las caras de todas y cada una de las chicas mágicas de esta isla, incluida la diosa asesina, sabía que ninguna de ellas tenía magia que pudiera haber hecho que los árboles donde crecía la fruta gris se marchitaran por toda la isla y luego emitieran un potente destello hacia el edificio principal.

Si no se trataba de una chica mágica, entonces era una instalación en la isla o un mago. Cualquiera de las dos cosas era posible, pero la forma en que secó los árboles no sugería una instalación en la isla, así que parecía 60 o 70 por ciento probable que fuera un mago. Probablemente Ragi.

Mana volvió a mirar la cara de Navi. Las hojas marchitas habían mermado un poco su falsa compostura, pero seguía con la máscara puesta. Con fenómenos inexplicables sucediéndose uno tras otro, ahora esa máscara se estaba cayendo como se le había caído el cabello de la cabeza. Podía empezar a ver lo que realmente buscaba.

Mientras su cara estaba vuelta hacia Mana, su cuerpo estaba girado hacia el otro lado, con los dedos de los pies apuntando al edificio principal. Se sujetaba el codo izquierdo con la mano derecha y golpeaba con el dedo corazón. Tenía las mejillas muy enrojecidas y las arrugas alrededor del ojo derecho eran más profundas que las del izquierdo.

La dirección en la que señalaba con los dedos de los pies indicaba que tenía fuertes sentimientos hacia el edificio principal, y los detalles de sus gestos y su expresión insinuaban lo que ocurría en el interior. Cuando Navi estaba tranquilo, habría podido ocultar todo esto.

Estaba impaciente. Estaba preocupado por el edificio principal. Pensaba que quería ir allí. No podía saber si estaba preocupado por Clarissa o si había algo más que le preocupaba.

Al cabo de un rato, Navi giró todo su cuerpo hacia Mana. Puso una mirada serena, para ser un hombre impaciente. “Creí que me iba a quedar ciego. Menudo fogonazo. ¿Qué crees…?”

Antes de que Navi pudiera terminar, Mana salió corriendo. Se tragó dos pastillas, fundiéndolas bajo la lengua mientras lanzaba un hechizo para fortalecer las piernas. Como no quería tener las habilidades físicas de una chica mágica, no iba a usar las ampollas. No quería que Navi la alcanzara, pero tampoco quería que se quedara tan atrás que no pudiera seguirla.

“¡Al edificio principal! ¡Deprisa!” Le dijo sin dejarle responder. Navi dijo algo para intentar detenerla, pero ella hizo como que no lo oía y echó a correr.

Antes, Mana había pensado que dejar a Navi y correr sola al edificio principal sería imposible. Sería muy malo dejar de tenerle vigilado.

Pero el marchitamiento y el fogonazo habían hecho que la máscara de Navi se deshiciera, y su actitud y reacción le habían dado una pista. No quería abandonar a Mana. Era natural suponer que no lo hacía por el simple deseo de protegerla: quería observarla. No se trataba sólo de Mana: a Navi también le preocupaba lo que pudiera hacer.

Así que no querría dejarla ir sola al edificio principal.

Una razón más para sus acciones, y en cierto sentido la mayor, era que las probabilidades eran altas de que allí hubiera un entorno donde los magos pudieran luchar, y probablemente hubiera un mago luchando allí. Aunque Mana se precipitara, no era seguro que la mataran inútilmente. La apuesta no tenía malas probabilidades.

Por eso Mana corrió. Usó la medicina para que Navi no pudiera alcanzarla fácilmente.

Al oír los pasos de Navi mientras corría colina abajo, rezó por la seguridad de quienquiera que estuviera en el edificio principal.

Si fuera sólo Ragi, entonces no habría habido los sonidos de destrucción continua. Si fuera la diosa, entonces habría acabado con un mago de un solo ataque. En otras palabras, aparte de un mago, también había chicas mágicas. Mana pensó que si sus chicas mágicas estaban a salvo, entonces eso era bueno, y si estaban haciendo un trabajo excelente, entonces eso era aún mejor… y luego sonrió irónicamente por haber pensado en mis chicas mágicas de forma tan automática.